Florentino coincidió en la escuela de cine con Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem, con los que él mismo afirma que compenetró perfectamente desde el primer instante. Los tres escribieron y dirigieron un trabajo de escuela, "Paseo por una guerra antigua", que tras muchos años desaparecida, por fin podemos disfrutar gracias al Berlanga Film Museum. A lo largo de su carrera ha sabido situarse en los mejores centros de cinematografía nacional, y con él disfrutamos de uno de los rostros más agradables del cine español. En 1956, Florentino, Leonardo Martín, Berlanga, y el gran ayudante de guión de Fellini, Ennio Flaiano, se juntaron para crear uno de los pueblos inexistentes más conocidos, y con más relevancia de nuestro cine. "Calabuch" (Berlanga, 1956) fue un éxito internacional, ya que contaba con un Edmund Gwenn, actor ganador del Oscar, más tarde se creó una productora con el nombre del ficticio pueblo, en la película "Moros y Cristianos" (Berlanga, 1987) los protagonistas se apellidan Calabuig, y por último en "París-Tombuctú" (Berlanga, 1999) la acción se desarrolla en el mismo pueblo.Gracias a Florentino Soria (y muchos como él) hemos conseguido un cine con denominación de origen, un cine pata negra, inconfundible. En 1960 Soria estrena otro de sus guiones, esta vez dirigido por Mateo Cano y José Luis Merino, "El vagamundo y la estrella", una idea que nos recuerda al cuento de "El rico y el pobre" y en cierto modo a "Calabuch", solo que con el gran Alfredo Kraus. Sin duda los diálogos de "Martes y trece" (Pedro Lazaga, 1962), son unos de los más añorados de nuestro cine, una comedia ligera con López Vázquez y Concha Velasco. Su participación en el cine italiano, con el guión de "Reza por tu alma... y muere" (1970), que fue dirigida por Tulio Demicheli, autor de algunas obras que tienen a Berlanga como reconocimiento, es el caso de "Bienvenido Mr. Krif" (Demicheli, 1975) o "Uno, dos, tres... dispara otra vez" (Demicheli, 1973). Pero no se puede olvidar los geniales papeles esporádicos de Florentino Soria, dónde desde luego me ganó como admirador y fan de número. Por primera vez le vimos como ayudante del ministro en "La escopeta nacional" (Luis García Berlanga, 1978), poco después nos descubrió la estación del tren que iba a Lourdes en "Nacional III" (Berlanga, 1982). Aunque su papel más importante fue en "Moros y cristianos", dónde nos mostraba a aquel maravilloso "abuelo cebolleta" que recuerda sus tiempos en la División Azul, y cómo le traía malos recuerdos la Casa de Campo...


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