lunes, 30 de noviembre de 2015

El Buñuel de México

Luis Buñuel es y será siempre recordado como uno de los grandes cineastas de la historia por sus imágenes fruto del más puro neorrealismo mexicano y su fuerte componente surrealista, una mezcla única, que unida a sus absorbentes guiones y su fuerte uso del visual, le convirtieron en el gran director que hoy recibe la alabanza internacional. Con motivo del Festival Internacional de Cine de Gijón, se ha presentado en el Centro de Cultura Antiguo Instituto la exposición "México fotografiado por Luis Buñuel", una magnífica recopilación de imágenes tomadas por el propio Buñuel como referencia para los escenarios de sus films. De ellas partía también parte esenciales de sus guiones, de chabolas como las de "Los olvidados" (Buñuel, 1950), el imponente paisaje de "Simón del desierto" (Buñuel, 1965) o la emblemática mansión de "El ángel exterminador" (Buñuel, 1962). El fantástico montaje nos muestra la increíble visión del director de Calanda para visualizar sus películas, el estudiado encuadre de unas imágenes aparentemente descuidadas se refleja en los fotogramas con las que se comparan, se descubre la fantástica reflexión cinematográfica que da pie a su llamativo uso del visual. Buñuel tiene un rodaje rápido fruto de una meditada pre-producción, que favoreció su prolífica carrera en México, esta es una muestra de ese trabajo ofrecida de primera mano. Se muestran también imágenes personales de su alojamiento, y parques naturales, puede que semillas de fantásticas ideas que nunca llegaron a brotar, aunque remitiéndonos a palabras del autor, no debemos ver en su obra más de lo que se nos presenta ante nuestros ojos. "México fotografiado por Luis Buñuel" se expone en el Antiguo Instituto Jovellanos de Gijón, hasta el próximo 10 de diciembre.

domingo, 29 de noviembre de 2015

Right Now, Right FICX

En sus últimas ediciones el Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX) ha experimentado una increíble renovación de imagen, de un oscuro festival, para muchos desapercibido, se ha convertido en un foco de luz que logra involucrar a toda una ciudad para hacerse cómplice del arte cinematográfico que se irgue como una fuerte resistencia en una ciudad donde todos sus cines han ido desapareciendo, los últimos los míticos cines centro el pasado mes de Julio. Éstos fueron reabiertos para la visualización de los films proyectados con motivo del FICX. El increíble ascenso del festival en los últimos años, se debe sin duda a una regeneración del equipo de organización, encabezado por su director Nacho Carballo, que ayer con motivo de la clausura del festival recibió las felicitaciones de cientos de profesionales por haber hecho de la 53ª edición del FICX una de las mejores de su historia. Desde un genial Carlos Areces para abrir y cerrar las galas, hasta un emocionado José Sacristán que recogió el Premio de Cinematografía Nacho Martínez, nos ha dejado momentos memorables como un Víctor Erice convirtiéndose en el espíritu cinematográfico del taller "¿Qué es el cine?" o una sección Gran Angular sensacional en la que se pudieron disfrutar de films como el documental "Hitchcock/Truffaut" (Kent Jones y Serge Toubiana, 2015) que ya acogió buenas críticas en su estreno de San Sebastián. El despliegue cinematográfico ha llevado a una increíble afluencia para disfrutar de ese particular cine independiente que apoya el festival, que este año a sido la vía de entrada de films tan esperados como "La calle de la amargura" (Arturo Ripstein, 2015), que finalmente se alzó con los premios al Mejor Director y el Gil Parrondo a la Mejor Dirección Artística. Caminando por las calles gijonesas uno era capaz de toparse con Alfred Hitchcock o Eduardo Manostijeras, que atraían a los ciudadanos a disfrutar del cine, además de exposiciones como "Mexico fotografiado por Luis Buñuel", teñido de un blanco y negro elegante y cinematográfico.


Una de las grandes apuestas del Festival de Gijón es su concienciación con el papel de la mujer, siempre vergonzoso, y uno de los factores más reivindicados en la industria cinematográfica internacional, desde que Patricia Arquette fuese apoyada por Meryl Streep con un emotivo gesto en la pasa gala de los Premios Oscar de la Academia estadounidense. Así pues, además del afincado Premio Mujer de Cine a la directora de casting Katrina Bayonas, ha tenido lugar la primera entrega del Premio al Mejor Largometraje Dirigido por una Mujer, que ayer entregó la exitosa guionista televisiva Virginia Yagüe a "Zurich" de Sacha Polak. Emotiva entrega, tras saber todo el conflicto que tuvo la guionista con motivo de la originalidad de sus obras, que finalmente quedó resulto con la declaración de autoría de Yagüe. La gala de ayer tuvo un gran protagonista, un ansioso Carlos Areces que supo encontrar en la equivocación la mejor virtud para salvar una entrega de premios, siempre con el cliché del tiempo, que ayer no superó la hora. Sin duda el momento más esperado fue cuando Assumpta Serna, presidenta del Jurado Internacional, entregó la Butaca de Oro al film "Right Now, Wrong Then" del surcoreano Hong Sang-soo, sumando un premio más a la industria cinematográfica surcoreana que en los últimos años está demostrando un magnífico alcanza internacional, el film de Sang-soo se hizo además con el Premio al Mejor Actor para Jung Jae-young. La actriz Loubna Abidar recogió el premio por su interpretación en el film "Much Loved" (Nabil Ayouch, 2015), con un amable discurso lleno de emoción, que tuvo también también un recuerdo hacia esa cara oscura del Marruecos que retrata la película. La insigne presencia de Fele Martínez, ataviado a lo Manuel de Falla, y de Eduardo Noriega, gemelo secreto de Areces, se explicó con la presentación del tráiler de "Nuestros amantes", su próxima película juntos, dirigida por Miguel Ángel Lamata.


El jurado quiso hacer una Mención Especial al film "La delgada línea amarilla" (Celso García, 2015), otra muestra de uno de los mejores años para el cine hispanoamericano. Además "La novia" (Paula Ortiz, 2015), siguió recogiendo premios, esta vez el de Mejor Largometraje de la sección Gran Angular. La clausura de un festival de nueve días, intenso y renovador, terminó con "Un Respiro" ("One Breath") del director alemán Christian Zübert, que con una característica simpatía presentó su film, co-escrito con su mujer Ipek Zübert, un magnífico retrato de una Europa dividida, a través de unas magníficas interpretaciones, cargadas de una fuerte represalia moral ante los países ricos y pobres que conviven entre rescates y subvenciones en lo que llamamos Unión Europea. Una película que marca un festival donde conviven todo tipo de films, y cortometrajes, y donde se alaba el cine asturiano entre las películas de todo el mundo. Zübert presume con su obra de una narración limpia y oscura, introduce la cámara donde pocos se atreven, y a su vez se desprende de toda vena pretenciosa que pueda surgir de ello. Grecia y Alemania, dos países cuyos roles el la política actual tenemos claramente definidos, intercambian su papel como lo hacen sus protagonistas, se pone cada una en la piel de la otra y se vuelve a demostrar como en el cine siempre se ha encontrado una manera de reivindicar la política desde la cultura. Con ello nos despedimos del festival, del cine independiente, de la versión original subtitulada hasta el año que viene, como bromeaba Carlos Areces, si no demuelen los cines centro...

sábado, 28 de noviembre de 2015

Divorcio civilizado, Colomo magnificado

"Isla Bonita" (Fernando Colomo, 2015) es el resultado de una espléndida trayectoria llena de una comedia manchada por la calle que se viste de gala para pasear por la isla menorquina. Durante toda la luminosidad de que desprende el film hay un canto de libertad, y de regeneración en un cineasta que siempre ha ido por delante en el nuevo cine. Siendo la máxima expresión de ello "El caballero del dragón" (Colomo, 1985) con Klaus Kinski, Fernando Rey y un Harvey Keitel antes de convertirse en el señor Blanco. "Isla Bonita" es la perfecta antítesis de aquella superproducción, muestra de la evolución de Colomo que lleva a los propios orígenes del cineasta, capaz de levantar magníficos diálogos en un film low cost que guarda la fantástica comedia que le dio a conocer con títulos como "Tigres de papel" (Colomo, 1977) o "¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?" (Colomo, 1979), pero reluce con una estética más limpia y clara que la presente en aquellas muestras de la 'comedia madrileña', como como él mismo afirma "nunca existió". El guión parte de un planteamiento sencillo, una interesante intromisión en diferentes etapas de relaciones muy distintas, todas ellas capaces de dar pie a geniales situaciones basadas en un diálogo probablemente planteado, pero fruto de una magnífica improvisación que encuentra su mejor refugio en actores no profesionales con ganas de hacer reír... y de reírse. Así descubrimos a Olivia Delcán, como una alegre protagonista capaz de todo, y a unos geniales Miguel Ángel Furones, Nuria Román, Lluís Marqués o Marcos de Quinto de escasa experiencia interpretativa, que sin duda nos regalan algunos de los mejores momentos de la película, todos ellos impulsados por su particular protagonista, el propio Fernando Colomo.


En una entrevista con el motivo del estreno de "Alegre ma non troppo" (Fernando Colomo, 1994) se preguntaba con la relación hithcockiana de Colomo al aparecer en películas, a lo que bromeó aclarando que en muchas ocasiones se debía a falta de figuración y a sus ganas de verse en unos años. Curiosamente hay una escena sensacional en su última película donde comienza a hablar de sus anteriores relaciones con Olivia, entonces aparecen en pantalla fantásticas escenas de sus pequeñas aportaciones a películas como "Todos los hombres sois iguales" (Manuel Gómez Pereira, 1994), "Todo es mentira" (Álvaro Fernández Armero, 1994) o "Entre vivir y soñar" (Alfonso Albacete y David Menkes, 2004), que se introducen como una perfecta memoria visual, realmente genial, puro y clave para este nuevo crecimiento del director madrileño hacia un cine barato y de gran calidad. Después de todo resulta curioso que sea el propio Colomo quién opta como candidato al Goya al Mejor Actor Revelación, siendo un film donde la mayoría de los personajes brillan por esa revelación interpretativa bajo este secreto documental que el director plasma también como el objetivo profesional de su personaje. Se trata de una película bonita, agradable, muestra de una fantástica 'comedia menorquina', puede que también inexistente, pero más viva que nunca en este film que va más allá de la fantástica fábula de curiosa moraleja que se nos presenta en la pantalla. Como el divorcio civilizado que el personaje de Colomo bromea haber tenido, el director parte de un divorcio civilizado con su filmografía, después "La banda Picasso" (Colomo, 2012) como resultado de un ligero exceso, con "Isla Bonita" busca el mejor "exceso artístico" con el menor presupuesto y un poco de la chispa de la vida.


"Siempre he tenido ganas de volver a rodar un film alejado de la parafernalia del cine que tanto entorpece"
                                                                   Fernando Colomo (Director de cine)

miércoles, 25 de noviembre de 2015

El día que Inés París salió del teatro

Inés París ha demostrado su particular dominio de la comedia desde su ópera prima junto a Daniela Fejerman, "A mi madre le gustan las mujeres" (2001) por la que fueron nominadas al Goya a la Mejor Dirección Novel, rompedora comedia con la mejor ristra del cine independiente. Su primer largometraje en solitario, "Miguel y William" (Inés París, 2007) resulta un curioso experimento capaz de unir a Cervantes y Shakespeare en una comedia romántica, una perfecta base para levantar su último film "La noche que mi madre mató a mi padre" (Inés París, 2015), que tiene su estreno previsto para el próximo año. La directora dedica este film desde un primer momento a su padre, Carlos París, ilustre filósofo y gran estudioso del pensamiento antropológico y de la enorme evolución del mismo en la sociedad actual. Inés París levanta además de una gran película un gran homenaje a su padre, en una comedia donde hay un fuerte reconocimiento del factor humano y una descarada burla a nuestra acostumbrada sociedad de selfies, tuits y running. "Nada hay de nuevo bajo la luz del sol" versaba Carlos París en su obra "Crítica de la civilización nuclear", como consecuencia de la fuerte relación entre nuestro futuro y el pasado. La directora arma un guión con las bases clásicas de la comedia, un repertorio teatral digno de los mejores entremeses cervantinos, y a partir de ahí comienza a levantar su propia historia, muy marcada por unos geniales giros en la trama donde no se puede olvidar que en la comedia casi todo es factible. Colabora en el guión de esta auténtica pieza teatral (aún siendo filmada para cine) un espléndido Fernando Colomo en estado de gracia con su "Isla Bonita" (Colomo, 2015), que aporta un matiz de ligereza y pequeñas dosis de un esperpento más cercano a un Woody Allen de criminalística literaria (véase "Misterioso asesinato en Manhattan", W. Allen, 1993) que a Valle Inclán.


"La noche que mi madre mató a mi padre" tiene todas las de convertirse en una de esas grandes comedias de título kilométrico que siempre brillarán ante cualquier crisis cinematográfica, Almodóvar siempre ha tendido a darle longitud a sus títulos, no olvidemos su "¿Existe alguna posibilidad, por pequeña que sea, de salvar lo nuestro?" que finalmente vio la luz como "La flor de mi secreto" (1995), aunque la comedia de este film no se asemeje a la de Almodóvar si que posee una fuerte herencia fílmica en el papel de la mujer, París distribuye los distintos personajes como un perfecto análisis de la mujer desde la femme fatale, a la madre que le gustan las mujeres o la amante. Todo el montaje al rededor de una figura reconocida, como es en este caso un genial Diego Peretti, recuerda también a "Mi familia italiana" (Cristina Comencini, 2015) llena de frivolidad y genialidad de la mujer, siendo el film de Inés París más blanco y directo. El personaje de Eduard Fernández es un genial hervidero de tópicos que dominados por el genial actor sobre los que recaen se convierten en una nueva puerta a la novela negra de la que se alimenta. María Pujalte, Belén Rueda y Patricia Montero forman una red perfecta en donde el propio Eduard Fernández, Peretti y Fele Martínez se mueven como pescadilla intentando escapar de su mudanza a la lonja donde serán vendidos al mejor postor. Interpretaciones atípicas, sensacionales en la comedia, con bases indestructibles como la evolución de la sobriedad al sálvese quien pueda, que domina María Pujalte desde hace tiempo. Si intentamos encontrar antecedentes encontramos maravillosas obras como "Arsénico por compasión" (Frank Capra, 1944), a la que también le cuesta unos minutos empezar, pero que desemboca en una de las grandes comedias del Hollywood de Oro, de donde París recoge magníficos gags. 


Encontrándonos a día de hoy entre escándalos judiciales cinematográficos, donde ex-presidentes de la Academia y directores de la talla de José Luis Garci pelean por ensombrecer la afluencia a sus últimos proyectos. Nos encontramos antes esta divertida comedia por la que todas las distribuidoras deberían pelear para lanzarla a las salas, además de preparar una exitosa adaptación teatral, sin embargo el estreno del film no está previsto hasta 2016. Esperemos se convierta en un signo de emoción, que vaya despertando la atención de buen espectador que conduce a las masas, quizás no tanto como esa incógnita que nos ha levantado esta mañana la película "100 Years" de Robert Rodríguez con guión de John Malkovich que se estrenará en el 2115 (y no me he equivocado de cifra), proyecto que adquiere cierta estupidez ya que no puede uno manipular los datos de audiencia, sin embargo en breve disfrutaremos todos de "La noche que mi madre mató a mi padre", y lo haremos con el recibimiento digno de una curiosa comedia con aire indie y muy española, que no españolada, a su vez. Ante el ruido que causan películas como "Ocho apellidos catalanes" o "Star Wars", resulta fantástico que sobrevivan películas como este pequeño entremés que si es descubierto por el público adecuado, tiene muchas papeletas para hacerse con una gran taquilla, lo único que le falta al cine español evitando los grandes casos especiales como "Torrente", "La isla mínima" u "Ocho apellidos vascos", y se descubriese así un gran cine que se alza entre las sombras de un bosque publicitario al que llevan tiempo sin cortar las ramas. 

viernes, 20 de noviembre de 2015

Adoptamos a Daniela Fejerman

Directora de cine argentina, adoptada oficialmente por el cine español en el año 2001 cuando estrenó su primera película como directora junto a Inés París, "A mi madre le gustan las mujeres". Hoy dirige y escribe su segundo largometraje en solitario, colabora en el guión Alejo Flah aportando una mirada exterior a un tema tan personal como trata "La adopción" (Daniela Fejerman, 2015), donde logran emplear una mirada abierta que saben transmitir al espectador desde el primer momento, quién se solidariza con los protagonistas al comprender la terrible situación donde se encuentran, donde el idioma no es ni mucho menos el mayor de los problemas que pueden surgir a lo largo de un proceso de adopción en un país extranjero. Acostumbrados a la comedia ligera de "Semen, una historia de amor" (Daniela Fejerman e Inés París, 2005) o "Siete minutos" (Daniela Fejerman, 2009), la directora rompe desde el primer momento con cualquier matiz que pueda recordar a ello, para enfrentarse a un gran drama de intensas y enorme interpretaciones donde el humor encuentra su lugar en la más pura relación entre personaje-espectador. La comedia española está llena de pasión y alma latina que a los nórdicos se les escapa, así en "La adopción" encontramos la magistral unión del toque español ante una sociedad completamente instaurada en la seriedad y teñida de colores fríos. Encontramos esa reconocible estética noreuropea que nos ha llegado a través de tales experimentos como "El jefe de todo esto" (Lars von Trier, 2006) o la más reciente "Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre su existencia" (Roy Andersson, 2014), siempre faltas de cierta chispa que sabe aportar "La adopción", con discreción y sin romper el aura que envuelve el film.


Nora Navas y Francesc Garrido resultan una pareja impecable en pantalla, una unión entre dos matizados personajes que permiten la gran elaboración de un drama atípico que logra su mejor baza cuando entra en contacto con el equipo de actores, un reparto espectacular que, como afirma la propia directora, realizaron un enorme desarrollo de sus personajes, como herencia de una profunda carrera teatral que lanza un grito al gran trabajo del actor profesional. Cosa que en España cada vez pierde más valor artístico, cuando las películas buscan una gran taquilla utilizando nombres como los de Arturo Valls, Alberto Chicote o Pilar Rubio para llegar a la gran masa que realiza el movimiento económico cinematográfico. Larisa Kalpokaite es nuestra guía de la "parte oficial" del lugar, una perfecta mediación entre el drama y la comedia, cuya magnífica interpretación lleva a la desesperación en una magnífica conducción de los protagonistas que a cada segundo que pasa suman un problema más a esta odisea más cercana a un Zorba adoptado por una Grecia desoladora iluminada por la ilusión, que al propio Ulises. "La adopción" resulta un film redondo, limpio, claro y con una magnífica dirección de actores que a través de la interpretaciones nos hace introducirnos de lleno en el film, transmite una agradable relación entre los personajes y el espectador que deja que pensar tras un repentino final donde comienzan a agruparse las ideas sobre la corrupción, la vida de pareja y hasta que punto estamos dispuestos a llegar, incluso sobre las personas con las que compartimos Unión... Europea.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Unos apellidos rendidos a la Sardà

Ayer tuvo lugar el mediático estreno de "Ocho apellidos catalanes" (Emilio Martínez Lázaro, 2015), donde se reunieron políticos de todos los partidos demostrando que ante un trozo de celuloide no existe ideología alguna, ni aún tratando uno de los temas que más afecta a la política española actual, la independencia, ninguno de los dirigente de la misma pudieron ocultar sus risas a los enormes Karra Elejalde, Carmen Machi y Rosa María Sardà que se hacen con la película desde el primer momento. De un populista Pablo Iglesias a una agitada Esperanza Aguirre, y una Carmena desapercibida, la cúpula política que enfrentará el futuro de España se encontró ayer ante una de las secuelas más esperadas de los últimos tiempos, varias salas se habilitaron para esta premiere, donde se echó de menos a la gran aportación del film, una Rosa María Sardà, única y maravillosa, sí vimos a una espléndida Belén Cuesta con el pelo a lo garçon como la yaya Roser, que parece una de las claras candidatas al Goya a la Mejor Actriz Revelación, que tras triunfar en televisión prepara ahora cuatro largometrajes. Unas hollywoodienses luces iluminaron la Gran Vía madrileña en la que no se podía dar un paso sin oír gritos de fans exacerbadas por la presencia de populares actores o divertidos admiradores imitando el acento catalán, todo un espectáculo que llamó la atención a cuentos de personas que infestaron las calles con mayor emoción que la de Artur Mas cuando proclama una independencia por encargo.


"Ocho apellidos vascos" resultó un auténtico boom, una película que fue creciendo con el boca a boca hasta convertirse en la película española más taquillera de la historia. Una comedia romántica rodeada de tópicos y gags gloriosos que vascos, madrileños, andaluces y gallegos recitaban con nuestro particular gracejo en las reuniones y comidas recordándola como una hazaña épica. Frente a todo ello nunca se pudo decir que era una buena película, más bien un agradable tentempié para todos los públicos capaz de romper barreras ideológicas llevando a una simpática alegría generalizada en plena crisis económica. Tras su enorme éxito parecía que una secuela se escribía sola, y así ha sido, menos de año y medio después llega a los cines "Ocho apellidos catalanes", con un ambicioso despliegue publicitario y una inversión mayor (y perjudicial), pues bien podríamos añadir entre los productores a la propia secuela. El mayor problema del film es precisamente una súper presupuesto, cercano a los cinco millones de euros, frente a los tres millones de la primera cinta, se trabaja sobre seguro y normalmente suele ser perjudicial. Sin embargo Borja Cobeaga y Diego San José han levantado un guión más que adecuado que desde luego superará las expectativas de muchos, dentro de un film más cercano a una sucesión de divertidos gags se levanta una magnífica historia que se mantiene erguida por la creación de un personaje sensacional, la yaya catalana que vive en una falsa independencia y que la Sardà encarna con cierto aire berlanguiano llevándonos a la Masía del señor Canivell. Aún así falta el desorden controlado que manejaba con maestría Berlanga y del que se puede leer alguna referencia en el guión, pero que ha sido consumido totalmente en la comèdia de llit de Emilio Martínez Lázaro, que prácticamente ausente en "Ocho apellidos vascos", impone aquí su enorme visión comercial de las populares comedias románticas.


El mayor acierto de "Ocho apellidos catalanes" se encuentra en la pérdida de protagonismo de los personajes de Dani Rovira y Clara Lago, otorgando así mayor protagonismo a los de Koldo y Merche que sin duda nos demuestran una vez más que son unos de los mejores intérpretes de nuestro país, y se reafirman en sus Goyas a las Mejores Interpretaciones de Reparto. Se mantienen los clichés clásicos de la comedia, expresados con un aire retromoderno que funciona como la misma paradoja del personaje de Pau, un divertido Berto Romero que capta con una magnífico sentido del ridículo la actual situación de la modern socialité española. Ante todo hay que escarbar mucho para encontrar una buena película, pero "Ocho apellidos vascos" tampoco lo era y resulta, como espero lo sea, un perfecto atractivo para el público. No defrauda y dispone de unos actores fantásticos que construyen una gran recopilación de interpretaciones, pero continúa sin responder a la pregunta de ¿por qué las comedias de hoy en día se construye a base de chistes y no de una gran historia? Nos encontramos ante historias de lo más comunes que van creciendo a partir de divertidos chistes que envuelven al público en una falsa diversión, en lo que resulta un monólogo de un selecto club de la comedia, al que acompañan las propias imágenes. Por ello la crítica no duda en caer ante obras de tal magnitud artística como "Las brujas de Zugarramurdi" (Álex de la Iglesia, 2013) o "Irrational Man" (Woody Allen, 2015), perfectos ejemplos de la buena comedia actual. Como conclusión la Sardà es una bestia escénica abierta a todas la risas, y la película se mantiene e incluso eleva la esencia de su aclamada precuela.

martes, 17 de noviembre de 2015

A los enfants de la Patrie

Los atentados terroristas del pasado viernes han sido todo un shock en el mundo occidental, una de esas crueles imágenes que provocan una reacción generalizada ante las guerras que se disputan en oriente, que adquieren un carácter internacional por nuestra intervención. No existe absolutamente nada que justifique lo ocurrido en París, terribles acontecimientos cada vez más usuales que tienen como fin causar el mayor de los miedos, el más horrible de los terrores, ante lo que debemos reaccionar con firmeza y plante destrozando sus objetivos, falsamente justificados por los terroristas como una respuesta a los acontecimientos ocurrido en los últimos años en Siria. Lo que verdaderamente resulta estremecedor es que los atentados puedan favorecer tanto a tanta gente, desde los medios de comunicación, aunque es cierto que esta vez quedaron paralizados durante las primeras horas, hasta la insondable política, no ya solo a la francesa, sino a la del resto de los países a los que nos les tiembla la voz a la hora de hablar de guerra, islamismo o atentados como un perfecto recurrente social a tan solo unos meses de las elecciones. He tardado unos días en poder tratar el tema por el increíble bloqueo mental y corporal que me causaba sacarlo, resulta complicado enfrentarse a un dolor y sufrimiento que va más allá del llanto, o el solidarizarse con nuestros vecinos franceses.


A los eternos "hijos de la Patria", cuna del libre pensamiento, la revolución por los derechos humanos, inolvidable centro del liberalismo desde su revolución hacia un sistema político caído rodeado de un aura arcaica y represiva que aconteció la gran evolución de la razón humana, hoy parece que aquella revolución no llegó a todas partes, peor aún es que donde sí parecía haber llegado comienza a desaparecer tras cada incursión de civilizaciones no civilizadas. Yo no soy francés, porqué serlo si en unos días habrá pasado la moda, piensan algunos, lo cierto es que el "Je suis Charlie", el #PrayForParis o la bandera de Francia en la fotografía de perfil de Facebook no debe tomarse como un símbolo pasajero que se olvidará, se trata de una muestra de apoyo colectivo, un gesto que desde mi punto de vista resulta clave en el carácter humano por el que se caracteriza nuestra sociedad, se trata de la principal diferencia con seres capaces de atentar tan cruel y sanguinariamente. Existe también la polémica de Beirut, es cierto que los atentados de París ensombrecieron completamente la noticia de la capital libanesa, pero está claro que si centran su actividad terrorista en el país galo es por el enorme significado que conlleva el mismo, por los principios de libertad que borran con cada explosión. Esta mañana he amanecido con un reportaje magnífico en el que los colectivos musulmanes de todo el mundo se sumaban a la causa francesa y lanzaban un firme NO al yihadismo, estas son las piezas que tienen que comenzar a encajar y llevarnos a una paz cuyo significado se acerca más al fin del terrorismo que a la propia definición de la palabra. Debemos dirigirnos a la sexta acepción de la RAE: virtud que pone en el ánimo tranquilidad y sosiego, para no encontrar la palabra "guerra". 

viernes, 13 de noviembre de 2015

Un lustro berlanguiano

Hoy hacen ya cinco años que perdimos a Luis García Berlanga, a lo largo de los cuales su figura se ha ido extendiendo como una imagen casi divina de la dirección de cine en España, ha sido recordado en todos los círculos sobre el tema, ha vuelto a citarse como gran referente de "Mi gran noche" (Álex de la Iglesia, 2015) por su coralidad, auténtica explosión del lado artístico del cine que Luis dominó con maestría por sus deslumbrantes planos-secuencia. Cuán lejanos se nos hacen cinco años, un lustro, la proyección en televisión de films como "¡Bienvenido Mr. Marshall!" (Luis García Berlanga, 1953), "La escopeta nacional" (Berlanga, 1978) o "Esa pareja feliz" (Berlanga y Bardem, 1951) han mantenido esa esencia berlanguiana, que es en realidad la de la España más pura, desde los políticos corruptos a todos aquellos hombres que andan detrás del pago de las letras de motocarros, somos berlanguianos. Mientras los "Ocho apellidos vascos" (Emilio Martínez Lázaro, 2014) se alzan como la película más vista en televisión en más de veinte años, toda una hazaña pues hace dos décadas apenas existían opciones para elegir, y parecía que no quedaba nadie por verla... Hace dos lustros el propio Berlanga fue homenajeado en el Festival de Cine Internacional de Ourense junto a Concha Velasco y Álex de la Iglesia (acompaña la imagen inferior). Los frescos costumbristas recogen con maestría sus épocas, las películas de Luis así lo hacían, su mirada fue tan profunda que la mayoría de su obra continúa hoy perfectamente vigente. Como creador de sus propias situaciones han sido las mismas que le han precedido, incluso tras su fallecimiento nos ha regalado pequeñas escenas berlanguianas como esa revelación por despiste del contenido de su famosa caja del Instituto Cervantes, cuya apertura no está prevista hasta el año 2021. Precisamente sobre estas situaciones que verdaderamente rodeaban la figura del gran director, escribió un magnífico artículo Jorge, que hoy reproducimos como uno de los mejores recuerdos para la sátira nacional.


"Esquelas" por Jorge Berlanga

El otro día me llevé un chasco al enterarme de que tras la muerte de mi padre mi familia se había quedado poco menos que a dos velas, entre otras cosas gracias al rejonazo de las esquelas publicadas en prensa. Aparecidas en diversos medios, una vez pasado el jaleo comenzaron a llegar facturas oscilando entre nueve y diez mil euros capaces de desriñonar al más pintado. A uno puede parecerle extraño que en plena era cibernética, de globalización mediática y apogeo de las redes sociales, todavía exista algo tan carpetovetónico como la esquela, con su ribete en negro, sus loas al difunto y su precio de oro. Parecen refugio de viudas de militares condecorados o caballeros con muchos méritos y títulos, a los que llora la parentela y el servicio, al que le gustan mucho estas cosas. Todavía recuerdo al gran Luis Escobar leyéndolas en “La escopeta nacional” y diciendo “Todos conocidos…¡Caen como moscas!”.



Quiero decir que todo el universo del negocio de la muerte es muy berlanguiano, y que su amor por el humor negro junto a Azcona le hizo reírse de las fúnebres costumbres españolas en casi todas sus películas, incluida la última “Paris-Tombuctú”, donde hacía un guiño a Funerferia y sus novedades futuristas en ofertas mortuorias. Cercana a la admiración que le producía “Los seres queridos” de Evelyn Waugh, se permitía bromear sobre el aprovechamiento industrial de los cadáveres, como de toda la esperpéntica parafernalia que rodea las exequias alrededor del finado. La última carcajada amarga podría provocarla el chiste final del palo de las esquelas. Que acabarán desapareciendo con el ritmo de los tiempos en su naturaleza obsoleta, pero que tal vez sirvan aún con sus ingresos para que no despidan periodistas reduciendo plantillas, mientras la sociedad fenece poco a poco y todos pareciera que la espichamos a diario. En el fondo todo nuestro esqueleto es una esquela latente, como diría Ramón, donde sólo los acreedores no te olvidan.


jueves, 12 de noviembre de 2015

FICIV, un festival en Valencia

El pasado mes de octubre se inauguró en Valencia el I Festival Internacional de Cine Infantil de Valencia (FICIV), un gran proyecto que apuesta por la educación cinematográfica de los más pequeños, al fin y al cabo son los principales causantes del movimiento de masas en el cine, siendo "Frozen" (Chris Buck y Jennifer Lee, 2013) una de las películas más vistas en el ranking mundial histórico, además de contar este año con las cotizadas "Inside Out" (Pete Docter y Ronnie del Carmen, 2015) y "Los Minions"(Pierre Coffin y Kyle Balda, 2015), que nos recuerdan el enorme trabajo de guión que elaboran en ellas para ser capaces de entretener a los niños mientras, tal vez, sus padres queden asombrados bajo divertidos gags y guiños hacia el espectador adulto, aunque es cuestión de tiempo que en breve se intercambien los roles entre padres e hijos. "Atrapa la bandera" (Enrique Gato, 2015) ha sido el perfecto ejemplo nacional, aunque sin la magnífica elaboración de Hollywood, han levantado un film interesante que en breve se convirtió en uno de los taquillazos del año en nuestro país. El FICIV apuesta por ese cine en el que se pretende desarrollar su máxima función de entretenimiento en adultos y niños, creando una magnífica relación sensorial como sólo se logra en las salas de cine. Además de la proyección de algunos de estos ejemplos de "cine infantil" donde predomina la animación, como es el caso de "Home" (Tim Johnson, 2015), "Astérix: La Residencia de los Dioses" (Louis Clichy y Alexandre Astier, 2014) o "Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo" (Javier Fesser, 2014) algunos de los films más solicitados en el Festival pertenecientes al género de la animación, así como la fantástica "La LEGO película" (Philip Lord, Chris Miller y Chris McKay, 2014) uno de los mejores ejemplos de esa educación cinematográfica infantil, por el trato de film que le otorga al proyecto.


La proyecciones de estos films clave en los últimos años, vino acompañada de algunos talleres y encuentros como el que tuvo lugar en Ateneo de Valencia, una magnífica propuesta que Marcos Campos, como director del FICIV, junto con Rafael Maluenda, encargado del Cinema Jove de Valencia, dedicado también a la juventud en el ámbito cinematográfico, ambos programaron esta actividad, "Magia en Movimiento" donde se pretendía abrir un camino hacia directores como Lev Kuleshov o Alfred Hitchcock, indispensables para conocer el cine soviético y por supuesto el suspense cinematográfico. Si hay algo que pueda enclaustrar a los más pequeños son las pinturas, el dibujo, frente a una hoja en blanco son capaces de desarrollar cientos de historias, quizás algunas con más originalidad y desenvoltura que algunos de los últimos estrenos, con la participación de Cuadernos Rubio el FICIV dio también la oportunidad de participar en un concurso de carteles, donde el ganador se distribuyó como el cartel oficial del Festival. Entre más de quince patrocinadores debemos destacar al Ayuntamiento de Valencia que nos da un pequeño aliento de esperanza, al colaborar en este pequeño Festival con ánimas de crecer, del que ya esperamos su segunda edición.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Irene Escolar, más allá de Berlín

Cuando en el pasado Festival Internacional de Cine de Valencia (Cinema Jove), Irene Escolar recibió el Premio un Futuro de Cine aseguró que este 2015 estaba siendo el año más importante de su vida a nivel profesional, y es que después de demostrarnos sus increíbles dotes interpretativas como Juana la Loca en "Isabel" (Javier y Pablo Olivares, 2011-2014) y de sorprenderme de que habían pasado ya dos años desde que la disfrutamos en "El cojo de Inishmaan" (Gerardo Vera, 2013-2014), estaba inmersa en los rodajes de "Guernika" (Koldo Serra, 2016) y "Altamira" (Hugh Hudson, 2015) ésta última de Morena Films ya tiene fecha de estreno para el 13 de noviembre de 2015, cuando Irene Escolar recogía su "luna" ya estaba terminado su trabajo en "Un otoño sin Berlín" (Lara Izagirre, 2015), que nos trae hoy aquí tras su estreno en la Gala del Cine Vasco (Zinemaldia) durante el Festival de San Sebastián, donde tuvo una amable acogida tras una presentación en la que su directora reivindicó la posición de la mujer en el cine y el apoyo a los jóvenes cineastas a levantar sus proyectos, finalmente las palabras de Irene cerraron la presentación entre la dulzura y emoción que la caracterizan, y que posee el papel de June, protagonista del film vasco, donde también nos resulta interesante recuperar a Tamar Novas once años después de "Mar Adentro" (Alejandro Amenábar, 2004), donde interpretaba al sobrino de Ramón Sampedro, su lazo más fuerte con la vida que finalmente se quitó, y es también un fuerte lazo el que mantiene vivo al personaje de Novas en "Un otoño sin Berlín".




Lara Izagirre escribe y dirige la película, siempre se asegura que cuando sucede esta implicación tan profunda de un autor y su trabajo existen resquicios autobiográficos, desde luego "Un otoño sin Berlín" es un proyecto muy personal, y sale adelante frente a los pocos medios a los que se enfrentaba, un bonito retrato de la situación cinematográfica actual, ciertamente esperanzador en uno de los años donde se ha filmado más cine español en las últimas décadas, incluso con la implicación de importantes productoras internacionales que han permitido, entre otros, los dos proyectos que citábamos antes de Irene Escolar. El film está dedicado por completo al personaje de Irene, es ella en estado puro, la actriz madrileña lo lleva a su terreno y convierte a June en una persona cotidiana, tan cercana a nuestra realidad rutinaria que nos arranca más de una sonrisa cuando nos vemos reflejados en ella (Ramón Barea también encarna alguna de esas simpáticas situaciones). A quién sí vemos por momentos en sus interpretaciones es a su abuela, Irene Gutiérrez Caba, resulta escalofriante ver la fuerza interpretativa que comparten abuela y nieta. En definitiva "Un otoño sin Berlín" es una cinta amable, que sucede, y nos hace un pequeño recorrido entre la vida de sus personajes que resulta atractiva para cumplir con la función del entretenimiento, incluso poseyendo algún momento Haneke (o la búsqueda del detalle en los movimientos). Sin duda el personaje del niño es muy agradecido y el joven actor lo maneja con audacia, y Paula Soldevila nos muestra las luces y las sombras del personaje de Tamar Novas, todo ello envuelto bajo la crisis situation actual que funcional como móvil de todo el film. Estreno: 13 de noviembre.

lunes, 9 de noviembre de 2015

La regressión de Amenábar

En el género del suspense, Alejandro Amenábar, ha logrado formarse como un sinónimo. Desde su ópera prima, "Tésis" (Amenábar, 1996), ha mantenido un ritmo constante difícil de descifrar que une la base primordial del cine –entretenimiento– con una elegante estética que rompe con los viejos clichés impuestos por un mal cine de terror, e incluso hace una ligera crítica mordaz reinventándolos mostrando así su limpieza y ridículo frente a un cine de autor. Incluso en "Mar adentro" (Amenábar, 2004) es capaz de mantener cierta inquietud en el espectador, que por equiparación a la vida sabe desde el primer momento el final, ya que de momento sólo Quentin Tarantino es capaz de asesinar a Hitler durante un estreno de cine. En referencia a este director americano, Amenábar también toma un largo periodo de tiempo para meditar sus films, lo que nos despierta una gran ansia de ver su próxima película cuando se nos presenta en la cartelera, y aunque Tarantino nunca falle nuestra comparativa nos ha hecho dudar en los últimos años. Ninguna de las cintas de Alejandro Amenábar es mala como tal, pero en ocasiones sabe encontrarse mejor con el público y de regalarle alguna de sus fantásticas y terroríficas ideas inimaginables. Con "Regression" (2015) el cineasta regresa a sus orígenes, al gran potencial cinematográfico que animó a José Luis Cuerda a producir films como "Abre los ojos" (Amenábar, 1997). Con "Los otros" (2001) supo darse a conocer a nivel internacional con una de sus ideas menos originales, aunque logró un filtro elegante y brillante para el nuevo cine de terror, lo que le valió para calentar el motor que le daría el Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa por su siguiente trabajo.


"Regression" no es una cinta de terror, es la máxima expresión del suspense quizás más cercano al Polanski de "La semilla del diablo" (1968) que a cualquier obra maestra de Alfred Hitchcock, su objetivo no es descubrir al asesino, sino mantener al espectador en una tensión constante que perdura durante los minutos posteriores al final de la película. Sin embargo frente a la europeización que ha mantenido Polanski durante toda su carrera o incluso Hitchcock con su imperturbable humor inglés, y lejos del cine de autor de Tarantino, Amenábar se deja consumir demasiado por esa estética americana a la que se resistió en sus primeros trabajos, es entonces donde se ve esa destinación comercial a una de sus mejores ideas por la capacidad de jugar con la verdad, la mentira y el trastorno con un tema tan emblemático como a primera vista resulta el de los ritos satánicos. Se mantienen las magníficas obsesiones cinéfilas de un director cuya base en la mejor técnica saca lo mejor de los intérpretes que escenifican su complicada mente sobre los hilos que sostienen sus guiones, entre los que se encuentra la religión, un fuerte fundamento cristiano impuesto desde la infancia que en "Regression" juega un papel clave que hace reconsiderar las bases morales del espectador. Sin duda el punto fuerte de su último trabajo es la vuelta a su juego con la mente del espectador, que en todo momento queda enclaustrado en el oscuro ambiente del film siguiendo los terribles sucesos que se acontecen y que desembocan en un delicioso y liberador final, no irremediable como sucede en ese "final made in Hollywood" que ironizó Woody Allen, pero sí alejado del tópico de género.


Al director de casting, Jason Knight, le precede una serie de películas comerciales para la que ha encontrado siempre al actor sencillo que encaja con la comedia romántica –"Lejos de ella" (Sarah Polley, 2006)– o la última súperproducción –"Pixels" (Chris Columbus, 2015)– sin embargo ello le ha ayudado a contar con actores terriblemente comerciales que se encuentran en un desbordante crecimiento interpretativo que ofrecen una magníficas interpretaciones en el film de Amenábar, comenzando por un delirantemente genial Ethan Hawke que nos descubre a una extraña y tímida Emma Watson que llega a tocar el cielo con la evolución de su personaje. Entre el reparto también encontramos a David Thewlis, Aaron Ashmore o una Dale Dickey siempre desbordante en personajes arraigados a la locura o con resquicios de aún tipo de trastorno obsesivo compulsivo. Con todo ello el film no se ha tratado de un enorme éxito, con críticas redimidas en Estados Unidos y una ambigua acogida en España, se convirtió en el film más visto en su primer fin de semana, aunque la taquilla bajó descabelladamente para el siguiente, aún así ha vuelto a relucir la rentabilidad de Alejandro Amenábar, pues pese a todo el dinero invertido ya ha sido amortizado, a partir de ese punto, por muy pequeño que sea, todo es beneficio. Nos quedamos con un gran film, que queda como un paso adelante hacia el próximo proyecto de Amenábar, del que sólo esperamos se mantenga en el ambiente de "Tesis", "Abre los ojos" o la misma "Regression".

sábado, 7 de noviembre de 2015

Las amistades de Truman

El estreno de "Truman" (Cesc Gay, 2015) ha llegado acompañado de una fuerte oleada de críticas favorables, además de coincidir con la siempre exitosa Fiesta del Cine, por lo que se ha convertido en una de la películas más solicitadas en las salas españolas. Con la habitual planicie que acompaña a Cesc Gay desde "Krámpack" (2000) se nos abre otra de las características más reconocibles del director catalán la profundización en los personajes, ya con "En la ciudad" (2003) sorprendió por el increíble análisis que sometió a cada una de sus creaciones, perfectamente estudiados, finalmente con "Una pistola en cada mano" (2012) culminó sus experimentos cinematográficos que buscaban ese fiel retrato de una sociedad a través de una seria y controlada coralidad, añadiendo la clave esencial para que funcionase su particular visión (la comedia) que recoge el fruto del neorrealismo de "Ladrón de bicicletas" (Vittorio de Sica, 1948) o "Surcos" (José Antonio Nieves Conde, 1951), impregnado de una inevitable verosimilitud con nuestra realidad que nos hace plenos partícipes de sus films. "Truman" es sin duda toda una lección cinematográfica, con multitud de exteriores y escenarios reales (hasta Ámsterdan viajan unos inmejorables protagonistas), se ha convertido en la perfecta evolución de un director capaz de analizar con plena calidad narrativa, funcional gracias a los tintes de humor negro, que a través de dos amigos y una enfermedad, mide racional y detenidamente los encuentros con secundarios de lujo que examinan con maestría la situación.


Como digo existe cierta planicie e indiferencia sobre unos códigos que ya han sido más que explotados y utilizados sobre este tipo de películas que suelen decaer hacia la más profunda sensiblería por la fuerte fuerza emocional que consiguen establecer con el espectador, "ma ma" (Julio Médem, 2015) es el último ejemplo de ello. Sin embargo "Truman" logra huir de todo ello, se convierte en un canto de libertad de final irremediable, donde debemos asumirlo desde un primer momento y disfrutar de una serie de escenas legendarias, vivos retratos de la sociedad, que un Ricardo Darín en estado de gracia, y Javier Cámara acompañado de su gracejo unipersonal, saben llevar aún más lejos de lo que aparentemente pueda resultar. A partir de ellos son rostros familiares los que permiten continuar avanzando un argumento, desde un Pedro Casablanc como un médico de profesión hasta un magnífico José Luis Gómez perfecto heredero de Pascual Duarte y Polidori, como director de la compañía teatral en la que trabaja el personaje de Darín. Resulta difícil no sucumbir ante la visita a la funeraria con un genial, y también profesional, Javier Gutiérrez como guía personal por una gran escena perfectamente filmada, capaz de cuidar una lenta evolución de la comedia más negra a la intensidad de un drama profundo. Por lo general es una gran película, Ricardo Darín y Javier Cámara tienen una merecida Concha de Plata al Mejor Actor ex aequo, y Truman resulta un perfecto mediador entre la complicada líenea divisoria entre la comedia y el drama, sin embargo peca de originalidad a la hora de llevar la historia, pues desde luego el guión tiene una intensa y rica elaboración personal por parte de Tomás Aragay y el propio Cesc Gay.


La espina que le queda a uno clavada, lejos del argumento principal, y la grandes interpretaciones, es la falta de más escenas con esa divertida adaptación de "Las amistades peligrosas", donde por unos segundos podemos disfrutar de un Darín delicioso, de un hombre "capaz de atravesar la gran pantalla, la cuarta pared" y lo que haga falta, como recordaba su compañero de reparto, Javier Cámara, en las redes sociales acompañando una fotografía del rodaje de estas deliciosas, pero breves, escenas junto a Kira Miró. Hace poco menos de un año me encontré con el rodaje de "Truman", donde estaba el propio Darín, se trataba de la escena en la farmacia, junto a Cámara y Elvira Mínguez, todo un regalo interpretativo se sirvió ante mi mirada que pronto se cortó por un asistente de producción. Cesc Gay nos ofrece en "Truman" una enorme reflexión sobre la condición humana, la existencia del hombre y lo efímera de la misma, y logra ir más allá de matizarla con algún tinte de comedia para suavizar un terrible drama, es el propio drama una consecuencia de esa comedia que nos dirige por el Madrid de Malasaña, Chueca o el propio Ámsterdam. No se trata de un film glorioso, espectacular, maravilloso ni siquiera "una película que llora por dentro, pero reconcilia por fuera" como han señalado, se trata de una obra personal colmada de interpretaciones tan admirables que nos invitan a pasar momentos (divertidos, tristes, dramáticos o vergonzosos), pero resultan momentos difíciles de olvidar pues bien podría tratarse de un día en nuestras vidas... Irremediable atracción por lo personal.