miércoles, 30 de septiembre de 2015

Loreak, alfombra de flores a los Oscar

Este drama que cuida al detalle en cada uno de sus planos y que hace del conjunto un film embellecido por una cruda historia, inesperada y desde luego original, grabada íntegramente en euskera es desde luego una rareza cinematográfica, una gran apuesta que esperemos la Academia de Hollywood sepa reconocer por el enorme atrevimiento que significa esta elección. "Loreak" (José Mª Goenaga y Jon Garaño, 2014) es un trabajo diferente, una obra de arte con el buen gusto del clásico añadiendo toda innovación posible que podía reconocérsele a nivel artístico, influenciada por el elegante y característico cinematógrafo europeo, que tanto gusta a la Academia y que a demostrado reconociendo films como "Los falsificadores" (Stefan Ruzowitzky, 2007) "Amour" (Michael Haneke, 2012), elegantes de por sí, afincadas en una estética determinada y guiadas por un ritmo pausado que compone un historia llena de sentimientos, donde la muerte y la enfermedad ocupan una fase esencial que, paradójicamente, revitalizan la obra. Todo ello lo comparte nuestra representante, "Loreak", una cuidada elección que deberá competir en un año donde hemos visto una de la mejor muestra del cine internacional, desde el toque de gracia suramericano que ha llegado con películas como "El clan" (Pablo Trapero, 2015) o "El club" (Pablo Larraín, 2015), contando con el regreso a la naturaleza de Jean-Jacques Annaud con "El último lobo", después de que su mítica "El oso" (Annaud, 1988) no tuviese el justo reconocimiento en su edición correspondiente, no debemos olvidar tampoco "1944" (Elmo Nüganen, 2015) sobre el punto de vista de los soldados estonios sobre la Segunda Guerra Mundial, y por último perduran los grandes trabajos europeos entre los que incluiríamos a nuestra "Loreak", y donde nos topamos con grandes films como "Moira" (Levan Tutberidze, 2015) estrenada en San Sebastián, el drama psico-austriaco "Goodnight Mommy" (Severin Fiala y Veronika Franz, 2014) o la exitosa película sueca "Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia" (Roy Andersson, 2014) que lleva mucho adelantado respecto a su distribución internacional.


"Loreak" tiene una labor complicada por delante, su lengua no es un punto a favor, pero desde luego no está en contra, resulta una curiosidad que puede ser bien utilizada como un atractivo recurso, después de todo el euskera no puede resultar más difícil para el oído que un sueco profundo o cualquiera de los muchos dialectos africanos que escuchamos en "Tsotsi" (Gavin Hood, 2005), ganadora del Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa en ese mismo año. Desde luego los gustos de la Academia han cambiado enormemente desde el Oscar de "Belle Époque" (Fernando Trueba, 1992), cuando aún sorbía los resquicios de la gran comedia de Billy Wilder o Howard Hawks, "Todo sobre mi madre" (Pedro Almodóvar, 1999) fue un paso más hacia la templanza europea, y "Mar Adentro" (Alejandro Amenábar, 2004) ya tenía esa profunda historia europeizada y enternecedora que tanto cautiva al nuevo Hollywood. "Magical Girl" (Carlos Vermut, 2014) y "Felices 140" (Gracia Querejeta, 2015) eran las dos opciones a "Loreak", otras dos grandes obras que bien podrían haber encandilado a los académicos en la dura carrera (de velocidad y resistencia, modalidad única cinematográfica) que será todo su recorrido por las salas estadounidenses. En uno de los años cumbre para el cine español hemos visto films llenos de suspense, grandes obras visuales, y algunas comedias indispensables que nos recuerdan el auténtico significado de la palabra, que llevaba en desuso en España desde la mejor época de Trueba y Almodóvar, que "Loreak" sea la representante de todo ello puede poner la guinda al pastel vasco, que nos vuelve a demostrar que es una de las grandes mecas de la cinematografía española. ¡Suerte! Y hablando de vascos adelantamos que mañana 1 de octubre comienza el homenaje en este blog a Álex de la Iglesia, una cuenta atrás hasta el estreno de "Mi gran noche" el 23 de ese mismo mes... 

martes, 29 de septiembre de 2015

¿Es un desconocido Dani de la Torre?

Esperemos que después de su ópera prima no, "El desconocido" (Dani de la Torre, 2015) es un thriller feroz, lleno de ambición, y un retrato del Hollywood popular con muchas papeletas para el taquilla. El film es pretencioso y brilla por ello, a mi parecer la imagen HD que nos ofrece Josu Inchaustegui (director de fotografía) es demasiado real, nos aleja del planteamiento cinematográfico y produce el efecto de falsedad que con un filtro hubiese templado la percepción de la película. El guión de Alberto Marini lleva un ritmo incesante que toma con genialidad los variados giros que se ofrecen en muy poco tiempo, con una premisa que nos lleva automáticamente a "Speed" (Jan de Bont, 1994), en "El desconocido" toma más conciencia de los personajes, dejando así una enorme labor a los actores que pelean entre la furia y el control de la misma, magníficamente reflejado en Luis Tosar y Paula del Río, su hija en la ficción, que asumen los personajes más amplios de la cinta, que aceleran su comprensión hasta vivir su propio viaje interior, todo ello con una apuesta genial que es el rodaje a tiempo real, en 102 minutos aproximadamente se desarrolla esta frenética historia cuyo apoyo televisivo le ha convertido en uno de los grandes estrenos del fin de semana. Todos los personajes tienen su forma de comprender la historia, el espectador es en todo momento conocedor de lo que realmente ocurre, o eso quieren hacerte creer, por lo que debes enfrentarte a la situación: un hombre lleva un explosivo en su coche y está acompañado de sus dos hijos.


Los diferentes puntos de vista son los que motivan todo el film, y a diferencia de los estándares habituales puedes reflejarte en cada uno de ellos, ¿existen buenos y malvados? "El desconocido" muestra los ojos de un hombre afectado por la crisis, un banquero que se enfrenta a la posible pérdida de sus hijos, una madre que se replantea desesperada su matrimonio (fantástica Goya Toledo), un policía efervescente que busca una solución rápida, y una policía como contrapunto que maneja sin temblar Elvira Mínguez. Dani de la Torre demuestra todo su potencial en las escenas de acción, magníficas persecuciones que saltean primeros planos y fugaces carreras por calles gallegas, cuyo espléndido montaje de Jorge Coira transmite una agitación cardiovascular cercana a la agitación hollywoodiense, en este caso como cumplido a la industria, hay un momento con la llegada de un helicóptero de la Policía Nacional (a todo volumen de hélice) que realmente parece superior a los 2,5 millones de euros que abarcan el presupuesto del film, que aún así ya es bastante superior al millón y medio de la media nacional. Su estreno en el Festival de Venecia quedó ensombrecido bajo "El Clan" de Pablo Trapero, aunque su pase hace unos días en San Sebastián levantó a más de un periodista de su asiento, corriendo a escribir su crónica antes del estreno, por cierto ya en cines... 

domingo, 27 de septiembre de 2015

Ex Aequo y apóstatas en San Sebastián

Como es costumbre en los Festivales los premios no suelen repetir película, es más incluso se otorgan a varios por la imposibilidad de decisión del jurado, este año la actriz dogma Paprika Steen presidía un jurado compuesto por la mítica actriz de "Fuego" (Deepa Mehta, 1996), Nandita Das, los productores Hernán Musaluppi y Julie Salvador, el director Uberto Pasolini, sobrino del mítico Luchino Visconti y productor de "Full Monty" (Peter Cattaneo, 1997), el reconocido director de fotografía Luciano Tovoli que nos prestó la sombría imagen de "Suspiria" (Dario Argento, 1977) y la claridad como contrapunto de "La cena de los idiotas" (Francis Veber, 1998), como representante español se erguía el director Daniel Monzón, imprescindible desde su comedia al drama de acción que todos recordamos en "Celda 211" (2009). Una vez conocidos todos los miembros del jurado nos resulta realmente asombroso que hayan caído en el costumbrismo europeo de premiar a la mayoría de films posibles, incluyendo una Mención especial a "El apóstata" (Federico Veiroj, 2015) un film cuanto menos pretencioso, lleno de ridículas poetizaciones que desde luego queda lejos de "Truman" (Cesc Gay, 2015) o "21 nuits avec Pattie" (Arnaud Larrieu et Jean-Marie Larrieu, 2015), que tras sus pases dejaron mudas a la crítica, y bien podrían haberse repartido los premios, finalmente la primera se hizo con el Ex Aequo a los Mejores Actores para Ricardo Darín y Javier Cámara (bien se le había podido reconocer la labor interpretativa a título póstumo al perro Truman, pues por el Festival paseaba muy digna su descendiente), la segunda se alzó con la Concha de Plata al Mejor Guión.


Se dio la sorpresa con la Concha de Oro a "Sparrows" (Rúnar Runarsson, 2015), una historia con saber de caramelo para un jurado de lo más europeizado que no dudó en conceder su mayor reconocimiento a un film sobre las relaciones en edades difíciles, por otro lado se presentaba otro proyecto singular cercano al cine experimental que se alzó con el Premio Especial del Jurado, "Evolution" (Lucile Hadzihalilovic, 2015). En un año donde el cine español ha estado muy presente en el Festival, magnífica apuesta de Rebordinos como director del certamen, "El rey de la Habana" de Agustín Villaronga fue también reconocida con la Concha de Oro a la Mejor Actriz, el premio Irizar del Cine Vasco parecía escrito desde que se aceptó la presentación de "Amama" (Asier Altuna, 2015) en San Sebastián, un merecido reconocimiento que se complementa con la Mención Especial a la fantástica Irene Escolar, que da una enorme lección interpretativa en "Un otoño sin Berlín" (Lara Izaguirre, 2015), film dedicado, prácticamente por completo, a su persona. Además se presentó el proyecto "Nuestra memoria. El cine español", sobre la conservación audiovisual de los grandes autores de nuestro cine. El premio FIPRESCI (otorgado por la prensa internacional) a "El apóstata" nos hizo replantearnos si apóstata hacia la crítica actual, un Festival donde un año más lo mejor de él se ha visto fuera de concurso, desde "Irrational Man" (Woody Allen, 2015), presentada en Cannes, a "El desconocido" (Dani de la Torre, 2015) que hizo lo propio en Venecia, sin olvidarnos de la fantástica, desproporcionada y genial "Mi gran noche" (Álex de la Iglesia, 2015) que venía de triunfar en Toronto, o el estreno mundial de "Regression" (Alejandro Amenábar, 2015), que pese a lo apóstata que se ha visto la prensa con ella cualquiera se fía después del FIPRESCI.


San Sebastián queda recogida bajo un elegante manto de cine y pintxos, el perfecto escenario para el equipo antxoa, un lugar que cierra esta etapa hasta el año siguiente pero que mantiene su don de elegancia en sus chillidos peines, sus Marías Cristinas rococós desde los que alguna vez descansó Bette Davis, y sus eternos puentes, por este camino hasta la Kursaal va a convertirse en un rastro de elegancia cinematográfica. Este año ha pasado más desapercibida por la poca repercusión mediática que ha tenido el premio Donostia, pero Emily Watson recogió su plateada farola entre flashes y aplausos, la actriz británica, nominada en dos ocasiones al Oscar, aseguró que "... hay mucho de mí que aún no se ha descubierto..." y esperemos que este reconocimiento a su carrera y su persona no sea más que el principio del que se merece la actriz que deslumbró en la comedia de misterio con "Trixie" (Alan Rudolph, 2000) y que al año siguiente participó en la fiesta de la alta interpretación británica en "Gosford Park" (Robert Altman, 2001), sin olvidar la fuerza interpretativa que recayó sobre ella en "Rompiendo las olas" (Lars von Trier, 1996), una de las grandes precedentes al Dogma 95 donde la labor del actor es imprescindible, por el papel de Bess fue nominada al Oscar a la Mejor Actriz. Un año más es una estrella internacional la que recoge este prestigioso premio que sólo ha recaído sobre una actriz española, Carmen Maura, sólo otros tres españoles más se han hecho con él: Fernando Fernán Gómez, Francisco Rabal y Antonio Banderas, aunque este último más en el papel de atractivo internacional, así nos despedimos del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Holmes, primer agente de U.N.C.L.E.

Guy Ritchie vuelve a sorprender a taquilla y crítica con un film lleno de acción, perfilado con una comedia que reluce deslumbrante en los clichés y queda corta en los chistes entre personajes, tras su magnífica visión del siglo XIX en su díptico sobre Sherlock Holmes, crece en los años 60 con "Operación U.N.C.L.E." (Guy Ritchie, 2015). Es una película divertida y eficaz visible en Hugh Grant, cuyo personaje le dota de cierto poder y permite observar el metraje por encima del hombro con una leve sonrisa, el director no se olvida de su prometedor comienzo, y lejos de volver al ambiente logrado y casposo de "Snatch. Cerdos y diamantes" (2000) se reinventar para firmar una película de lo más glamurosa, cuya evocación de los años 60' funciona como localización para la llamativa pasarela por la que vemos algunos de los diseños vintage más pop y funcionales del cine moderno, con unos modelos que, aunque no dejan de serlo, saben reírse de sí mismo y su posición. Henry Cavill es un Superman de primera línea que no llega a arrugar su indumentaria ni en la más aguda de las misiones, y Armie Hammer encuentra su lado más cómico en uno de los personajes más fríos y elocuentes de su carrera, un hombre preparado para la acción y cuyos diálogos han sido estudiados en el guión de Scott Burns y David Wilson, sacando jugo a la relación entre los dos servicios secretos enfrentados durante la Guerra Fría. Lejos de tratarse de "El Topo" (Tomas Alfredson, 2011), Ritchie toma la Guerra Fría como un simple escenario para situar su propia historia, una fantástica fantasía nazi, que se permite momentos memorables como el álbum de fotos de una especia de Dr. Mengele (fantástico en su cobardía final). Si con "La vida es bella" (Roberto Benigni, 1997) los defensores más puritanos la tacharon de una burla contra la verdadera dureza del holocausto, aquí "Los niños del Brasil" (Franklin J. Shaffner, 1978) pueden tomárselo como una venganza servida en un plato algo churruscado.


John Mathieson logra una fotografía sensacional que explota el don de la exageración que Guy Ritchie parece haber adquirido de su primer matrimonio (con Madonna), una aportación magistral que dota de un tono de humor muy alejado del afincado en Los Ángeles y que sin embargo cautivó a la Warner, resulta fascinante cuando los "peces gordos" comprenden que se puede unir su propaganda con buen cine y dosis de humor que huyan de los obseceno. La primera etapa del director británico ha funcionado como una escuela superior donde ha comprendido que se puede unir los grandes efectos especiales con la dirección low-cost de grandes escenas de acción que las dotan de mayor realismo e intensidad, así logra manipular y jugar a su costa con la persecución final de "Operación U.N.C.L.E.", un tanto mareante, lo que hace que el propio espectador viva en la misma película, sin duda un invento de entretenimiento magistral, Guy Ritchie hace suyo el cinematográfico y como si se tratase de Méliès o Hitchcock inventa nuevas incursiones que dejan al comercial americana por los suelos. La cinta es un perfecto ejemplo de la calidad en el cine comercial, Álex de la Iglesia optó por él y nos regala preciados tesoros en cada uno de sus largometrajes, Berlanga ahondó con su crítica mordaz en una de las sagas más comerciales de la historia del cine español (hasta la llegada de Torrente), y el maestro Alfred Hitchcock hizo de toda su obra un negocio que se ha convertido en uno de los legados más preciados de la historia. En el resultado final se nota el juego de Ritchie, la manipulación de todo desde una sonrisa burlona, representada como nadie por Waverly (Hugh Grant), lo que realmente hace grande al film, dentro de una historia de espías habitual, es esa estética chancera habitual en su director y el redescubrimeinto de una Alicia Vikander (o una sueca en estado de gracia) que permite los fantásticos giros argumentarles.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Rational Woody en "Irrational Man"

Cercano a los 80 años Woody Allen sigue teniendo lugar para la lucidez, y la belleza visual en un film lleno de guiños, humor y un elegante trato que nos devuelve a su etapa dorada, en "Irrational Man" (2015) encontramos tanto al Woody criminal de "Match Moint" (2005), como al mejor de su humor camuflado con magníficos clichés que llegan a reírse de ellos mismos que nos demostró en la genial "Si la cosa funciona" (2009), sabiendo controlar la radicalidad que no pudo contener en "Delitos y Faltas" (1989), que es prácticamente un film dividido en dos, en su último trabajo une con perfección ambos hemisferios en un guión reconocible, donde vuelve el judaísmo, el amor, la muerte, y la joven aprendiz que cae en las redes del atractivo profesor de filosofía. El Festival de San Sebastián se ilumina con la proyección de este film del mejor cineasta europeo nacido en Estados Unidos, mantenido en el aire cinematográfico del festival se respira una de las obras más cinéfilas del director, ya conocemos su inclinación hacia Bergman que explotó en "La comedia sexual de una noche de verano" (1982), el noir americano de los 40' ironizado en "La maldición del escorpión de jade" (2001) y el neorrealismo italiano de Fellini y De Sica base del primer cine alocado del cineasta, e indispensable en "Desmontando a Harry" (1997) aunque esta cinta tenga su base argumental en "Fresas salvajes" (Ingmar Bergman, 1957). En "Irrational Man" recupera todo ello y suma una irrevocable admiración, declarada, por Alfred Hitckcock, precursor del crimen rodeado de una fragancia cómica desde su etapa londinense, precisamente fue en esta ciudad donde Allen encontró al maestro con "Match Point" "Cassandra's Dream" (2007), con una mirada al gran cine del maestro del suspense, con su última película en cartel comprende, analiza y evoca a Hitchcock y así mismo, sin olvidar a sus inseparables.


El cartel del film tiene un diseño provocador, encuentra su elegancia en lo cotidiano, un fantástico Joaquin Phoenix deambula por las rocas costeñas de un mar picado de oleaje, sugerente y extraña desde el título, "Irrational Man" no es más que la mirada experta a un pasado ejemplar por lo que su resultado no puede fallar, más aún para los seguidores del neoyorquino. Phoenix resulta un álter ego extraño, el espectador reconoce a Woody pero el actor lo lleva a su terreno, encuentra su comicidad en el pasotismo y crea un aura de existencialismo sobreactuado que cautiva a una joven Emma Stone y una desesperada Parker Posey, ambas fantásticas, que vivirán su propia lección sobre la existencia, el sexo y el amor acompañadas por el interesante profesor de filosofía. ¿Cuál es la filosofía de Woody Allen? Todos creemos conocerla, o al menos localizamos sus obsesiones en sus guiones, son ellas las que los dotan de una marca personal que guía sus historietas, cuando resultan algo originales se convierten en obras maestras, cuando no son agudos retratos de nuestra sociedad globalizada, tres de ellas fueron galardonadas con el Oscar al Mejor Guión Original. El gran cineasta ha vuelto a su pureza original, ha volcado todo el ser que nos ha permitido ver en la película, y los actores lo llevan por sencillas y controladas situaciones (ya conocidas) como si se tratase de Rajmáninov con la partitura del Preludio Nª 2 en C menor de Bach, presente en la banda sonora del film. Como en el suspense del maestro, Woody Allen desarrolla la acción para el espectador, sabemos quién es el asesino e incluso nos da un final alocado cercano a sus disparatadas peleas protagonizas por sí mismo en "El Dormilón" (1973) o "Bananas" (1971), ya lo hizo sutilmente con su particular juego de manos en "Magia a la luz de la luna" (2014), ensayado ya, lo logra con genialidad con el asesinato en "Irrational Man".


Recibida entre aplausos de convencimiento en Cannes, el film ha vuelto a dividir a la crítica, yo les afirmo que es una de sus mejores películas, puede para reír descomunalmente y sin sentido prefiera "La última noche de Boris Grushenko" (1975) y que sin duda el crimen pasional esté trabajado al detalle en "Delitos y faltas","Irrational Man" es un buen ejercicio de unión entre ambas, bien licuado por supuesto, hasta encontramos una magnífica escena de Emma Stone elogiando a todas esas sanguinarias mujeres-allen. Desde luego encontramos a un Woody de lo más racional, escoge un rodaje sencillo arriesgándose a dar todo el peso del film a sus actores (que ya van con la seguridad de su guión), todos quieren trabajar con él, y todos le han presentado sus mejores interpretaciones. En una entrevista reciente Woody Allen declaraba que el cine era la distracción al irreparable destino que espera, no encuentro mejores palabras para definir su cine y en especial éste, su último trabajo presentado. "Delitos y faltas" es el primer ingrediente de "Irrational Man", "Misterioso asesinato en Manhattan" (1993) novelaba con humor un asesinato alrededor de su amada ciudad, suma su ligereza de narrar, y "Cassandra's Dream" aporta el inexistente conflicto de "Crimen y castigo", inexistente en el personaje de Phoenix pero la clave para arreglar el esperado giro que abre el tercer acto. Con Woody Allen siempre se acierta, y en esta ocasión el espectador puede sorprenderse y aprender de la propia teoría sobre la vida que lleva redactando desde sus primeros chistes para diarios matutinos...

martes, 22 de septiembre de 2015

El Gran Festival de San Sebastián


El Festival Internacional de Cine de San Sebastián es uno de los focos más importantes del cine internacional, perteneciente a uno de esos prestigiosos festivales europeos donde se presentan algunas de las películas más esperadas. El viaje rumbo a la cuna cinematográfica de España fue todo un recorrido turístico a lo largo del cine de Álex de la Iglesia y algunas de las canciones más reconocibles de Raphael, aunque sobre todas (en ambos casos) relució “Mi gran noche”, ese clásico que se mantiene en las mejores fiestas, y que ficcionado nos propone una de las fiestas más alocadas del director vasco, por si nos pareció poco el gran akelarre de “Las Brujas de Zugarramurdi”. Donosti resulta una de las ciudades más emblemáticas de España, su elegante clasicismo dota al Festival de un aire estrellado, pues por sus calles pasean algunas de las estrellas más grandes del planeta, desde Benicio del Toro o Emily Blunt (que presenta “Sicario”, Denis Villeneuve, 2015) a Ricardo Darín y Javier Cámara (protagonistas de la enternecedora “Truman”, Cesc Gay, 2015), todos ellos sobreprotegidos por la organización del Festival que les dota de un carácter divino, aumentado por los agudos gritos de los fans que esperan desde la escalera del María Cristina. El cine puro y duro recorre las calles en espíritu y carne y hueso, cientos de acreditados se pasean con sus tarjetitas colgadas del  cuello, moviéndose a ritmo de pato a la naranja. Examinado el terreno, y lejos de encontrar minas en “Un día perfecto”, ponemos en marcha nuestra misión: el visionado de “Mi gran noche” de Álex de la Iglesia. Por suerte existe gente maravillosa, Leire, Rafael, Marta, Juan, Antonio, son algunas de esas personas que hacen del cine y de San Sebastián un Gran Festival, que permite pequeñas perlas en su Sección Oficial como “Amama” (Asier Altuna, 2015), calificada de poesía visual que se ha convertido en el primer film de Amparo Badiola, a la que Asier Altuna contrató en una cafetería tras quedar cautivado por los rasgos de elegante arruga que persisten en esta fantástica nueva veterana. Gracias a todos ellos conseguí ver el gran film de Álex de la Iglesia, la magnífica comedia que llevamos alimentando desde Enero y de la que hablaremos más adelante, como plato estrella de este Festival que está resultando uno de los más completos de los últimos años, gracias al magnífico trabajo de José Luis Rebordinos como director.


Se ha conseguido que una ciudad se dedique completamente al cine, que disfrute de él, y que teniendo más cerca que nunca a sus protagonistas los vivan con mayor interés que el que se puede tener en una sala de cine frente a los nuevo de Woody Allen, “Irrational Man” presentado en la sección de “Perlas”. Si hay un premio asegurado desde el primer momento es el Donostia, esa fantástica farola plateada que funciona como atracción mediática que durante los últimos años ha sido entregada a imborrables del cine internacional como Carmen Maura, Dustin Hoffman, Sean Penn, Michael Caine, Robert de Niro o Francis Ford Coppola, aunque el mítico director del Festival, Diego Galán, soñó en dárselo a Jack Lemmon todo comenzó con la acogida de Gregory Peck que desde entonces marcó los estándares de este emblemático premio que reconoce algunas de las mejores carreras cinematográficas. Este año es Emily Watson quien lo recoge, después de dos nominaciones al Óscar y presentando el film “Everest” (Baltasar Kormákur, 2015). Todo en San Sebastián durante sus días de Festival parece una película de Truffaut, elegante y entregada al séptimo arte con un color tan puro que se tiñe de blanco y negro, metiéndonos en el papel de Antoine Doinel en unos días mágicos rodeados de celuloide. 

martes, 15 de septiembre de 2015

Zoe Berriatúa, un héroe social

"Los héroes del mal" es la primera película de Zoe Berriatúa que llega a nuestras salas (lástima que sólo a diez) con una enorme carga de violencia, innovación y una fuerza sorprendente que sólo se puede atribuir a una "ópera prima". Los directores dan todo su ser en sus primeros proyectos, en los mejores casos suelen ser tremendamente rompedores y cargados de un enorme potencial, como ocurriría con Álex de la Iglesia y "Acción Mutante" (1993), Enrique Urbizu en "Tú novia está loca" (1988) o Julio Medem y "Vacas" (1992), tres cineastas vascos (como el novel que hoy nos ocupa) cuyas carreras han ido al ritmo de una pastilla efervescente. En "Los héroes del mal" encontramos un proyecto muy deseado, muy personal, con una gran historia heredera del buen cine francés, con una gran composición que recuerda a "Jules y Jim" (François Truffaut, 1961) por la relación entre los protagonistas, y que el director prefiere comparar con "Los juncos salvajes" (André Téchiné, 1994) de la que rescate el fuerte comportamiento sexual y bestial de la adolescencia, de la que Berriatúa recordaba mucho cundo escribió el primer borrador del guión hace años. Se ha citado como principal referente "La naranja mecánica" (Stanley Kubrick, 1971), tal vez por la directa relación entre la escena de los maníacos golpeando al viejo vagabundo borracho y los héroes del mal haciendo lo propio con Raúl, el matón oficial del instituto, sin embargo Zoe Berriatúa opta por una estética más sucia, yo sinceramente me quedo con el aire naíf de Kubrick cuyos personajes parecen recortables de las antiguas revistas de moda. El genio estadounidense utiliza la música clásica como un factor más del argumento, a mi parecer el cineasta vasco lo hace por puro gusto, con una excelente selección de magníficos clásicos que aportan cierta comicidad a algunas escenas.


Carolina Bang, Álex de la Iglesia (Pokeepsie Films) y Kiko Martínez (Nadie Es Perfecto), apuestan por producir este proyecto cuando el propio cineasta ya había comenzado a filmar por su cuenta alguna de las escenas, hoy podemos agradecer su colaboración. "Los héroes del mal" es un film complicado, hay un gran concepto extrapolado a la exageración de las imágenes, aunque el final quede un poco corrosivo, todo el peso de ello lo llevan los tres actores protagonistas (Jorge Clemente, Beatriz Medina y Emilio Palacios), que efectivamente tienen un punto de sobreactuación, a mi parecer buscado, pues es una visión novelada del comportamiento adolescente, donde lo que pude ser tabaco es éxtasis, y un beso un trío, por lo que las interpretaciones no podrían ser de otra manera. No se olvida la antigua labor interpretativa de su director, pues nos guarda un pequeño cameo donde sufre en sus carnes la "justicia" de los héroes del mal, como a él encontramos a Macarena Gómez en una divertida (un tanto absurda) escena que incluso recuerda a su cuerpo cadáver en "Quédate conmigo" (cortometraje de Zoe Berriatúa, 2011), y termina con su misma agresividad. "Los héroes del mal", ya sé que no hago más que repetir su título pero es sugestivo y provocador (todo un acierto), queda así como el primer paso de Zoe Berriatúa en la industria cinematográfica, sale airado de su primera prueba, desde luego no perfecta, pero como digo sí provocadora cuyo adelantado fundido a negro nos pide el siguiente trabajo del director. Esperemos con el tiempo se distribuya por un mayor número de salas, dando la oportunidad de la expansión de este pequeño cine español que merece su reconocimiento.

lunes, 14 de septiembre de 2015

"ma ma" de Penélope y Julio Medem

"ma ma" es el último trabajo de Julio Medem, un fiel retrato del cáncer que intenta alejarse del dramón con algunos guiños al humor femenino-castizo de Almodóvar, lo que nos hace obviar que desde el primer momento es un film de Penélope Cruz, nuestra mítica internacional tan implicada en el proyecto que decidió producirlo junto a su director. El desarrollo de la enfermedad, ese es el argumento, acompañado por una serie de circunstancias que no terminan de calar, tal vez por la poca profundidad que existe en los personajes, tan solo perfilados por un par de características: Luis Tosar, ojeador católico; Asier Etxeandia, ginecólogo cantarín, dentro de ello se encuentran dos grandes actores que salen a flote como pueden consumidos por Magda, una Penélope Cruz que pese a todo no brilla en una enorme dramatización, pues su personaje resulta ser el que mejor lleva la enfermedad. Los sentimientos afloran desde el primer momento, el espectador comprende desde el primer momento que está en la sala para llorar, para estar en una situación límite durante cerca de dos horas, así Medem trampea la regla de Hitchcock, pues si un film debe durar lo que la vejiga del espectador, no es justo que se saque el líquido corporal por los ojos, disminuyendo así el tamaño de la misma, y con ello pudiendo alargar la película desproporcionadamente en un intenso drama donde los resquicios de la barata poesía de Medem es el principal fallo, sin ello la película se habría quedado en un duro reconocimiento de una dura enfermedad para el lucimiento de la actriz dispuesta a recoger numerosos premios, sin embargo ese corazón en 3D o la ridícula metáfora con los cangrejos no hace más sacarnos de la historia, tal vez a algunos les deje un ligero espacio de descanso de la misma intensidad.


Julio Medem nos sorprendió con la surrealista crudeza de "Vacas" (1992), parecía haber nacido otro gran cineasta en el País Vasco, en una época gloriosa para la cinematografía de la comunidad, la Academia le reconoció con el Goya al Mejor Director Novel. Desde entonces ha continuado en esa línea, y en un primer momento le funcionó como su principal atractivo, era un director curioso, sin embargo con "Caótica Ana" (2007) nos dio una sobredosis tal de sí mismo, que desde que florece mínimamente en sus obras resulta tan metafóricamente ridículo que nos despierta alguna sonrisa en pleno dramón. "ma ma" tiene la esencia del donostiarra, y sabe encontrar el momento para añadir roces de comedia que desde luego otorgan una tregua necesaria, pese tratarse de un tema tan duro y sencillo de calar en el público, resulta poco realista por la pervivencia de ese aura del donostiarra al que le cuesta desprenderse de ella incluso para su último proyecto, que con más de 300 copias en España tiene la ambición de convertirse en un gran taquillazo. Resulta una experiencia interesante, Penélope es una gran actriz capaz de jugar con su personaje como quiera, en Magda se encuentra un papel entregado a su historia, que tristemente no llega a ser un gran drama, ni una comedia sobre el mismo, sino una recolección de acontecimientos que surgen alrededor de la aparición de esta enfermedad en una mujer cualquiera. El film parece dividido en dos partes, cada una con su comienzo, nudo y desenlace, muy marcados desde el guión y que permite al espectador evolucionar el argumento como un personaje más cercano que los propios que aparecen en el film. Definitivamente no es una mala película, pero tiene el reconocible sello de su "poético" director, después de todo puede ser uno de sus mejores trabajos desde la dirección consigue un trabajo impecable, el más puro de su carrera que reposa todo su peso sobre Penélope, sin duda una gran apuesta, pero... ¿es suficiente?

sábado, 12 de septiembre de 2015

El film perfecto de León de Aranoa

Fernando León de Aranoa es uno de los grandes cineastas de nuestro país, a través de sus obras y sus  desgarradores guiones nos han propinado algunas de las mejores películas de nuestro cine, todas ellas con algo en común: el nacimiento de una gran historia desde una sencilla idea que se ramifica hasta alcanzar el largometraje final. Con "Familia" (León de Aranoa, 1996) nos cogió de improvisto y sembró la semilla de una magnífica nueva generación, más tarde él mismo iría retratando nuestra sociedad en innovadores films que junto con sus cuidados documentales hicieron de su visión la de un público que nadaba en el descubrimiento, ya fuese de nuevas experiencias o de las cotidianas a las que no prestaban atención. "Los lunes al sol" (León de Aranoa, 2002) se convirtió en uno de esos duros enfoques de la realidad, uno de los más importantes en la carrera del director madrileño, que de escribir sketches para Martes y Trece se paseó por toda Europa con este intenso film cuyas magníficas interpretaciones fueron bien acogidas por el público, la crítica y los premios. En el estreno de la misma León de Aranoa coincidió con Benicio del Toro, que por supuesto había quedado fascinado con la cinta, en ese mismo instante nació un atisbo de realidad del proyecto que hoy conocemos como "Un día perfecto" (León de Aranoa, 2015), donde el cineasta mantiene ese duelo de grandes interpretaciones con Benicio del Toro y Tim Robbins. Ambos se mueven como contrapuntos en una cinta que nace y filma lo esencial, esa pequeña historia que se comenzó a formar en la cabeza de un joven cooperante en la Bosnia del 95' y que tras leer "Dejarse llover" de Paula Farias (ex-presidenta de Médicos sin Fronteras) se convirtió en proyecto cinematográfico, entre tanto colaboró en el documental "Invisibles" (Mariano Barroso, Isabel Coixet, Javier Corcuera, Wim Wenders y León de Aranoa, 2007) sobre la vida en guerras ajenas de los voluntarios de Médicos sin Fronteras.


"Un día perfecto", irónico desde el prometedor título, ha resultado un film perfecto, los intérpretes manejan con gracejo y humor negro un guión que, dentro del horrible drama que lleva en su trasfondo vive de ello, demostrándonos que pueden triunfar y brillar más aún lejos de la industria hollywoodiense donde ya destacan como unos de los grandes. La historia mide perfectamente la narración, brillante por la ironía superficial transportadora del horror que de vez en cuando se cuela para espabilar al espectador, el situar todo ello en un periodo de entreguerras aumenta una tensión que uno no descubre hasta que llega el momento, irónico también. En esa narración aún quedan secuelas del amado género documental de León de Aranoa, reflejos de cámara y detalles paisajísticos que dotan de cierta veracidad al filme, quizás despistando (por el propio comentario) al público, aunque no tardará en volver a una película que no cesa, una road movie por una Bosnia andaluza que mantiene en todo momento un agudo entretenimiento. Rodada en inglés, "porque se trata de un 'problema' internacional", y que nos permite comprender correctamente "Un día perfecto" donde conviven varias nacionalidades, desde la rusa a la puertorriqueña. "Unos cooperantes deben sacar un cadáver de un pozo para descontaminar el agua" de esta idea nace una gran película que investiga el terreno, no se queda en ello, nos muestra la experiencia personal del director, la relación entre dirigentes y dirigidos, y no falta un leve velo de "enamoramientos" que siempre capturan al espectador sediento de romanticismos, que por supuesto es la parte más cómica de la cinta. Quizás no sea una obra maestra, un largometraje renovador, es sencillamente un film perfecto, entretenido y eficaz, que a su vez vuelve a poner en boca de todos los conflictos de oriente y reivindica el "No a la guerra" desde una tierra que está en trámites de paz. Si Mambrú, así se llama el personaje de Bencio del Toro, se fue a la guerra, ¿por qué no van ustedes al cine a disfrutarlo?

jueves, 10 de septiembre de 2015

Lina Morgan, y la variété española

Aún recordamos a "Carmela y Paulino variedades a lo fino" en la visión artística de Carlos Saura de la Guerra Civil, sobre el texto de Sanchis Sinisterra, en "¡Ay, Carmela!" (Saura, 1990) comprobábamos la pervivencia de un arte que desde hacía años nos divertía y entretenía y que durante el posterior franquismo se fue rebajando y encasillando en simples coplas y sevillanas como estereotipo del flamenco. Fue a comienzos de los 50' cuando una simpática "payasa" devolvió algo de ánimo a una España ensombrecida por la posguerra, en su espectáculo unía al público, unos acudían por la parte de revista que tocaba y el resto por ese humor básico y popular que la hizo triunfar, viajó por todo el territorio levantando la moral, como intentaban Carmen y Paulino, hasta que finalmente en los años 70' obtuvo el toque de gracia con exitosas películas como "La tonta del bote" (Juan de Orduña, 1970), "La graduada" (Mariano Ozores, 1971) o "La descarriada" (Mariano Ozores, 1972), grandes títulos que destacan en ese largo final del régimen que daba atisbos de libertad que como se comprobó vino marcada (cinematográficamente) por el nombre de Mariano Ozores, que primero adoptó para el cine a está popular payasa que resultaría ser Lina Morgan, y posteriormente con el disparatado género que adoptó el nombre de "landismo" por su protagonista, Alfredo Landa, y por supuesto el destape de la mano de Pajares, Esteso, África Pratt, Norma Duval... Lina Morgan fue popularmente querida por explotar el estereotipo que representaba, ya que sus interpretaciones vistas hoy no resultan más que una mediocre parodia, sin duda fue su trabajo posterior como productora y mecenas teatral los que hayan elevado su nombre como uno de los indispensables para comprender una época paralela a la de Concha Velasco o Carmen Sevilla. Tristemente su fallecimiento lleva años siendo anunciado, Lina Morgan falleció el pasado 20 de agosto dejándonos un legado que sin duda nunca será olvidado por los miembros de su generación que comenzaron a ver una España diferente de mano de la protagonista de "Vaya par de gemelas" (revista musical, 1980) que terminaba con aquel "gracias por venir".

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Anacleto: panfleto indiscreto

Los cómics son un recurso único, en ellos puede suceder de todo, son realmente inesperados y en esa improvisación se encuentra su verdadera arma contra el resto de expresiones artísticas, puede ser grosero o surrealista sin necesidad de ser tachado de ello en el mundo del tebeo todo es posible y más aún en nuestros antihéroes nacionales, ese Anacleto torpe capaz de capturar a Mortadelo y Filemón mientras se les escapa Superlópez ayudado por Rompetechos, heredero de la ya simpática verborrea del abuelo Cebolleta. Mientras "La gran aventura de Mortadelo y Filemón" (Javier Fesser, 2003) lograba introducirnos en todo ello con una serie de gags reconocibles e infalibles, "Anacleto: agente secreto" (Javier Ruiz Caldera, 2015) se queda a mitad de camino entre una acción perfectamente rodada con aires de Hollywood y una muestra del humor más sencillo y destrozado de nuestra indefinible España. Todos y cada uno de los gags resultan vacíos y faltos de un humor que vaya más allá del físico planteado, todo ello manejado con una serie de diálogos introducidos con calzador, incapaces de disimular el carácter reivindicativo que reluce como un panfleto mal impreso con críticas descaradas a la política actual que resultan del todo innecesarias: "Papá pero si cobras menos que yo de vigilante en el Media Markt", suelta el hijo de Anacleto, cuando se toma el trabajo de agente secreto como funcionario del Estado. Esta serie de comentarios son los que rodean todo el personaje de Quim Gutiérrez, magnífico en el papel de hijo perdido sin muchas luces iluminado con la vuelta de la llegada de la figura paterna, un Anacleto que busca la sobreactuación encontrada en Imanol Arias, con un inusual y casposo 'archienemigo' que interpreta Carlos Areces, en el que reside el espíritu de Vázquez, uno de los escasos guiños que guarda con el personaje de Bruguera. 


Nos encontramos ante unos grandes actores que encuentran su máxima expresión en un genial Emilio Gutiérrez Caba que resulta el personaje más estudiado y que tras la escena con Areces en el Bingo (lo mejor de la cinta, pese a un diálogo que continúa en la línea de clichés) se confirma como el gran secundario que merece un protagonista. Con ello y unas serie de efectos especiales bien llevados en unas escenas de acción bien dirigidas por Ruiz Caldera, con lo que el gran problema reside en el guión (de Fernando Navarro con la colaboración de Pablo Alén y Breixo Corral, quienes según afirman aportaron la superficie "cómica" de la cinta), no ya sólo en su desarrollo sino en el argumento y la idea principal, que se olvida del auténtico ser de Anacleto y comienza a transformarse en una triste parodia del cine de detectives y queda como una parodia de sí misma, lejos también de "Top Secret!" (Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker, 1984) o "Casino Royale" (John Huston, Kenneth Hughes, Val Guest, Robert Parrish, Joseph McGrath y Richard Taldmage, 1967), cuyo secreto resida tal vez en la dividida dirección o los elementos surreales que son prácticamente un miembro más de estas alocadas comedias detectivescas que en ocasiones resultan más 'tebeo' que el propio "Anacleto". ¿Por qué enfocar la historia de Anacleto hacia la parodia, si cuando intentamos imitar a lo americanos ya lo resulta? No es una gran película, más cerca de la disparatada "Johnny English" (Peter Howitt, 2003) que de James Bond, aunque retenga quizás más guiños hacia ella que a los originales de "Anacleto, agente secreto". Lo que sí es cierto es que por encima de ello conserva un humor base global que la a convertido, junto con "Atrapa la bandera" (Enrique Gato, 2015), en el film líder en taquilla española, un punto más hacia el cine hecho en España que va sumando afiliados y que prepara un otoño lleno de novedades o la vuelta de grandes directores como Alejandro Amenábar, Álex de la Iglesia o Pedro Almodóvar...

viernes, 4 de septiembre de 2015

Cine nacionalizado

A lo largo de este verano, que llega a su fin, he coincidido en varias ocasiones con este tema, el director José Luis Cuerda, voz viva de un pasado anterior a él mismo, afirmaba que no existía el cine español, hay películas hechas en España y punto, no debe existir ningún complejo ante la gran fábrica de Hollywood que machaca moralmente la cinematografía mundial cuando leemos sus presupuesto, y sobre todo sus recaudaciones, a uno de llega a parecer normal que no admitan riesgos, y cuando lo hacen son capaces de asegurar un público que fiel que cubra gastos, excepto con los enormes fracasos acontecidos por una mala campaña de críticos y fallos publicitarios. Pese a todo en España nos seguimos resintiendo ante todo ello, no somos capaces de ver que un Marqués de Leguineche es mil veces más atractivo que el Richard Gere de "El primer caballero" (Jerry Zucker, 1995) o el Tom Cruise de "Misión: Imposible" (Brian De Palma, 1996), y sobre todo centro de una historia más trabajada que nos permite entablar cierta relación con una serie de humildes personajes que andan muy lejos de poder colgarse de un arnés para robar un microchip. Todo ello confirma que lo que por suerte perdura es el cine en general, y da igual que esté hecho en España, Estados Unidos o Japón, lo importante es que gracias a ello una serie de personas disfruta de su ocio con la cultura en la que como siempre hay autores mejores y peores, pero en definitiva resulta ser un gremio unido, lleno de trampas, ofuscaciones, premios, sobornos y mal humor, pero en todo ello unido. 


Esta misma semana el enorme cineasta, Bille August, eterno director de "Pelle el conquistador" (1988), concedía una entrevista con el motivo del inminente estreno de "Corazón silencioso", en ella terminaba afirmando: "... Si quieres hacer una buena película, piensa en el público. Hazla con enfoque local, así lograrás una resonancia internacional. No entiendo ese cine europeo que quiere parecer hollywoodiense [...] Nunca lograrás un presupuesto de su tamaño." Con ello nos sitúa en el mar perdido donde nos encontrábamos, un océano lleno de corrientes y oleajes que suelen derivar en playas californianas, con estas palabras vuelve a su Dinamarca natal, donde ha filmado su último trabajo en el que no ha olvidado a su amigo Ingmar Bergman, otro rompedor de fronteras que dio un nuevo significado al cine nórdico. Contra todo ello se erguía Judd Apatow, ajeno al tema que nos ocupa terminaba una promoción de su última cinta ("Y de repente tú", 2015) aclarando: "Para mí el humor es universal. Toda teoría que busque explicarlo desde un punto de vista nacional o territorial es una chorrada." Chorrada o no está claro que el tiempo se ha puesto a favor de August, desde la nominación al Oscar de "Plácido" (Luis Gª Berlanga, 1961) al enorme éxito mundial de "Bienvenidos al norte" (Dany Boon, 2009), la sátira nacional, el reírse de nosotros mismos ha sido el primer paso para que lo hiciese el resto del panorama cinematográfico, Woody Allen no puede evitar su admiración hacia la bella ciudad de Nueva York que para desgracia del director está en Estados Unidos, entidad a la que siempre clava alguna sorna en sus filmes. Sin olvidar una de las sagas más taquilleras de los últimos años como es la saga "American Pie" sobre el propio humor absurdo americano, por supuesto que el humor es universal, por eso da igual que se trate de una sátira nacional, hollywoodiense o japonesa. 

martes, 1 de septiembre de 2015

Ingrid Bergman, el centenario

El mes pasado se cumplía el centenario del nacimiento de Ingrid Bergman, la diosa sueca que junto con Greta Garbo nos demostró el increíble don artístico que se refugiaba en el mítico país nórdico tras algunas de las bellezas más internacionales de la historia, más tarde sería otro Bergman, Ingmar, quien inventase un nuevo cine lleno de culto, elegancia y una particular personalidad que le convirtió en uno de los grandes directores de la historia, aún le respiramos en autores de la talla de Woody Allen o Scorsese, impregnados por su infinita fragancia sueca. Ambos suecos parecían destinados a trabajar juntos y como una virtuosa despedida se pusieron de acuerdo para deleitarnos con su exclusiva "Sonata de otoño" (1978). Desde nuestra cristiana España siempre hemos necesitado un referente del libertinaje, una mella del pecado, durante años fue nuestra vecina Francia hasta la primera mitad del siglo pasado, pintores, pensadores, autores, artistas en general escaparon al París de los años 20' recordando aquellas prohibitivas lecturas que al no traducirse al español pocos eran los enterados de las aventuras extra-matrimoniales de Madame Bovary, libres de su angustioso suicidio amarillo. Cuando Ingrid Bergman levantó su propio séquito en la edad dorada de Hollywood, y después de trabajar con Victor Fleming, George Cukor o el mismísimo Alfred Hitchcock la fiebre sueca comenzó a afectar a nuestra sacra Hispania, que finalmente sucumbió a ella tras el baño de Anita Ekberg en "La Dolce Vita" (Federico Fellini, 1960), esa confirmación no se vio popularmente hasta que el régimen comenzó a darse de baja por enfermedad y pudimos ver la terrible atracción nórdica que estas mujeres causaban a personajes como el José Luis López Vázquez de "Vivan los novios" (Luis Gª Berlanga, 1970) o el Paco Martínez Soria de "El turismo es un gran invento" (Pedro Lazaga, 1968), finalmente adoptamos a la propia España trashumante como libertina durante el destape de Esteso y Pajares. 


Ingrid Bergman fue una mujer y una actriz que rechazó a Hollywood por un cine diferente, algunos aseguran que eligió la fecha de su fallecimiento (29 de agosto, igual que su nacimiento) que adoptamos como perfecto ejemplo del control que la indomable sueca mantuvo durante su vida. Lejos de dejarse manipular por los grandes productores, como les ocurriría a Judy Garland o Marilyn Monroe, impuso su carácter ante ellos, interpretó "Stromboli" (Roberto Rossellini, 1950) y se casó con su director levantando unas terribles especulaciones que la tacharon de muchas listas, aunque fue gracias a ello y a cómo lo afronto que cuando retomó su carrera tras años de grandes papeles de un cine italiano que sumaría relevancia más tarde, su vuelta a Hollywood fue por todo lo alto, el papel de Anastasia que le reportó Anatole Litvak le hizo alzarse con el Oscar a la Mejor Actriz en 1956, doce años después del que había obtenido por "Luz que agoniza" (George Cukor, 1944). Todas las grandes actrices de la época se sumergían en grandes papeles con un papel principal que sufría un dramático cambio en su vida, así Audrey Hepburn se enfrentó a "Historia de una monja" (Fred Zinnemann, 1959) y Katharine Hepburn a su particular viaje en "La Reina de África" (John Huston, 1951), Bergman lo hizo con "El albergue de la séptima felicidad" (Mark Robson, 1958), recuperando del todo su estatus de estrella y con lo que difuminó su escándalo pasado, magnífico escándalo que nos aseguró un futuro cinematográfico de calidad con el nacimiento de su hija Isabella, aunque sea por el increíble parecido físico que guardaban (y que Isabella ha sabido explotar). Siempre que recuerdo "Asesinato en el Orient Express" (Sidney Lumet, 1974) me resulta un aunténtico regalo poder disfrutar de todos ellos juntos, una serie de actores intercalados con sus siguientes generaciones que hacen de una historia entretenida una obra maestra del cine, la elegancia de Lauren Bacall reivindicada en su eterna madurez, y una Ingrid Bergman que nos demostró que aún estaba en forma, le fue concedido el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto, confirmándola como una de las grandes del cine, y que pese a cumplirse hoy su centenario seguimos recordándola como la belleza sueca que nos sorprendió en un Hollywood que buscaba rostros bonitos, con su indudable don interpretativo...