viernes, 4 de septiembre de 2015

Cine nacionalizado

A lo largo de este verano, que llega a su fin, he coincidido en varias ocasiones con este tema, el director José Luis Cuerda, voz viva de un pasado anterior a él mismo, afirmaba que no existía el cine español, hay películas hechas en España y punto, no debe existir ningún complejo ante la gran fábrica de Hollywood que machaca moralmente la cinematografía mundial cuando leemos sus presupuesto, y sobre todo sus recaudaciones, a uno de llega a parecer normal que no admitan riesgos, y cuando lo hacen son capaces de asegurar un público que fiel que cubra gastos, excepto con los enormes fracasos acontecidos por una mala campaña de críticos y fallos publicitarios. Pese a todo en España nos seguimos resintiendo ante todo ello, no somos capaces de ver que un Marqués de Leguineche es mil veces más atractivo que el Richard Gere de "El primer caballero" (Jerry Zucker, 1995) o el Tom Cruise de "Misión: Imposible" (Brian De Palma, 1996), y sobre todo centro de una historia más trabajada que nos permite entablar cierta relación con una serie de humildes personajes que andan muy lejos de poder colgarse de un arnés para robar un microchip. Todo ello confirma que lo que por suerte perdura es el cine en general, y da igual que esté hecho en España, Estados Unidos o Japón, lo importante es que gracias a ello una serie de personas disfruta de su ocio con la cultura en la que como siempre hay autores mejores y peores, pero en definitiva resulta ser un gremio unido, lleno de trampas, ofuscaciones, premios, sobornos y mal humor, pero en todo ello unido. 


Esta misma semana el enorme cineasta, Bille August, eterno director de "Pelle el conquistador" (1988), concedía una entrevista con el motivo del inminente estreno de "Corazón silencioso", en ella terminaba afirmando: "... Si quieres hacer una buena película, piensa en el público. Hazla con enfoque local, así lograrás una resonancia internacional. No entiendo ese cine europeo que quiere parecer hollywoodiense [...] Nunca lograrás un presupuesto de su tamaño." Con ello nos sitúa en el mar perdido donde nos encontrábamos, un océano lleno de corrientes y oleajes que suelen derivar en playas californianas, con estas palabras vuelve a su Dinamarca natal, donde ha filmado su último trabajo en el que no ha olvidado a su amigo Ingmar Bergman, otro rompedor de fronteras que dio un nuevo significado al cine nórdico. Contra todo ello se erguía Judd Apatow, ajeno al tema que nos ocupa terminaba una promoción de su última cinta ("Y de repente tú", 2015) aclarando: "Para mí el humor es universal. Toda teoría que busque explicarlo desde un punto de vista nacional o territorial es una chorrada." Chorrada o no está claro que el tiempo se ha puesto a favor de August, desde la nominación al Oscar de "Plácido" (Luis Gª Berlanga, 1961) al enorme éxito mundial de "Bienvenidos al norte" (Dany Boon, 2009), la sátira nacional, el reírse de nosotros mismos ha sido el primer paso para que lo hiciese el resto del panorama cinematográfico, Woody Allen no puede evitar su admiración hacia la bella ciudad de Nueva York que para desgracia del director está en Estados Unidos, entidad a la que siempre clava alguna sorna en sus filmes. Sin olvidar una de las sagas más taquilleras de los últimos años como es la saga "American Pie" sobre el propio humor absurdo americano, por supuesto que el humor es universal, por eso da igual que se trate de una sátira nacional, hollywoodiense o japonesa. 

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