jueves, 28 de julio de 2016

Audrey Hepburn, al natural

Es sin duda una de la mujeres más elegantes del siglo XX, su belleza angelical y sus buenos modales (educada según la aristocracia holandesa) la convirtieron en un icono que cenaba, aunque pasó a la posteridad como un desayuno, un croissant a luz del amanecer sobre la Quinta Avenida neoyorquina. Una figura esencial para comprender la historia de la mujer en el siglo pasado, una bailarina frustrada que decía ante la perfección que imponía Gary Cooper, "tengo los pies demasiado grandes, soy demasiado delgada, me sobresalen las orejas, tengo los dientes torcidos y mi cuello es muy largo", una simpática aclaración salida de la pluma de Billy Wilder y que no podía tratarse sino de uno de los momentos más románticos de la emblemática "Love in the Afternoon" (Wilder, 1957). El amor le persiguió toda su vida, un amor que ella misma hubo de desligar de su belleza para conseguir entregarse a él, ella misma dijo para la historia "nací con una gran necesidad de afecto y una terrible necesidad de darlo". Audrey tuvo muy claro que "lo más importante es disfrutar tu vida, ser feliz es todo lo que importa", durante años intentó mantener su sueño junto al actor Mel Ferrer, padre de su hijo Sean, sin embargo su separación llegó tras el polémico rodaje de "Sola en la oscuridad" (Terence Young, 1967), donde Ferrer se encargó de la producción. Con el médico italiano, Andrea Dotti, tendría a su segundo hijo, Luca, completando así su máxima felicidad y entrega de amor que tanto deseaba, aunque tristemente terminó fatídicamente su relación con Dotti. Nos regaló sus últimas interpretaciones, rodó "Robin y Marian" (Richard Lester, 1976) en nuestra querida España, y se retiró finalmente de la interpretación con un pequeño cameo en "Always" (Steven Spielberg, 1989). Siendo la única actriz vestida, en el cine, por su gran amigo Hubert de Givenchy, cuando en el gran Hollywood era Edith Head la que se hacía con el monopolio (y los Oscar).


Audrey Hepburn fue mucho más que una imagen o un icono, fue una de las primeras mujeres que se impuso ante los apretados corsés que vestía Vivien Leigh en "Lo que el viento se llevó" (Victor Fleming, George Cukor y Sam Wood, 1939) para romper los estandartes de la sociedad y disfrutar de unas "Vacaciones en Roma" (William Wyler, 1953) que, con guión de Dalton Trumbo, le dieron su único Oscar a la Mejor Actriz. Las películas de Audrey desde entonces no fueron una producción más, cada una de ellas se convirtió en un escaparate de elegancia y sentido del humor, siempre completas por una historia eficaz y brillante, que supieron aprovechar directores como Wyler, dos veces más con "La calumnia" (1961) y "Cómo robar un millón y..." (1966), Wilder con su genial "Sabrina" (1954) o Stanley Donen, autor de sus mejores películas como intérprete, habidas de una enorme calidad actoral, "Charada" (1963) y "Dos en la carretera" (1967) suman dos guiones deliciosos que Audrey saborea y recrea a la perfección con dos grandes británicos que lograban dar al cine de Hollywood el perfecto aire british, tan buscado por los directores, Cary Grant y Albert Finney. Sin embargo la etapa que ha convertido a Audrey Hepburn en la gran señora que hoy es recordada fueron sus últimos años, su etapa dedicada a todos esos niños con los que soñó, y a los que se entregó hasta su último halo de vida. "La vida es dura, después de todo, te mata", sin embargo nunca le faltó una sonrisa o una señal de entrega, supo definir algunos de los momentos clave de la vida como su recordado "no quiero estar sola, quiero que me dejen en paz" o su reinvención de la famosa cita de "Casablanca" (Michel Curtiz, 1942): "París es siempre una buena idea". Hoy decimos que Audrey es siempre una buena idea, una buena imagen, un buen referente, en todos los aspectos. En su último viaje a Etiopía como Embajadora de Buena Voluntad de UNICEF se ve su dolor, completamente paliado por la felicidad que le rodea. Esperemos pues que la imagen de Audrey Hepburn, no perviva sólo sobre la portada de un "Harper's Bazaar".


Una filmografía en imágenes


Su primer papel relevante en el cine fue en la cinta de Thorold Dickinson, "The Secret People" (1952), cuando el cine no era más que una etapa vital hacia su verdadera pasión: el baile.


Disfrutando de su fin de semana por la villa romana junto a Gregory Peck, en "Vacaciones en Roma" (William Wyler, 1953)


Audrey brindando con Humphrey Bogart, el vencedor de una disputa entre hermanos que ponía a prueba el romanticismo de Billy Wilder en "Sabrina" (1954)


Entre Mel Ferrer y Henry Fonda en "Guerra y Paz" (King Vidor, 1956). Ferrer insistió a los productores para que le contrataran, amenazando con impedir que su reciente esposa protagonizase el film. 


Una simpática imagen promocional de "Una cara con ángel" (Stanley Donen, 1957). Divertido musical parisien que protagonizó junto a Fred Astaire, demostrando su ánimo por el musical y recordando su pasión por el baile. 


La citada escena romántica que Billy Wilder escribió para Gary Cooper y Audrey Hepburn (en la imagen), en "Ariane" (1957).


Antes de que Anthony Perkins se transformase en el Norman Bates de "Psicosis" (ALfred Hitchcock, 1960), rodó esta salvaje película de plató que dirigió Mel Ferrer en plena euforia creativa. "Mansiones verdes" (1959).


Compartiendo escena con Peter Finch en "Historia de una monja" (Fred Zinnemann, 1959), un papel con el se sintió plenamente identificada y donde volcó una de sus mayores interpretaciones. El Oscar fue finalmente para Simone Signoret por "Un lugar en la cumbre" (Jack Clayton, 1959).


"Los que no perdonan" (John Huston, 1960) fue un rodaje problemático, las ambiciones de un Huston en sus mínimos no se reflejaron más que en la entretenida relación entre Burt Lancaster y Audrey Hepburn (en la imagen ambos).


La cotidianidad con la que se tomó el papel de Holly Golightly sorprendió al mismísimo Truman Capote, que pretendía a Marilyn Monroe para el papel. Aún así el excéntrico escritor neoyorkino quedó insatisfecho con el film de Blake Edwards. "Desayuno con diamantes" (1961)


En "La Calumnia" (Wyler, 1961), Audrey Hepburn y Shirley MacLaine realizaron unas valientes interpretaciones que revolvieron la industria con un tema amargo, la relación entre dos mujeres que se enfrentan a una dura acusación de una de sus alumnas.


"Charada" (Stanley Donen, 1963). Cary Grant y Audrey hicieron de este film hitchcockiano una entretenida comedia con doble sorpresa final.


Un film euro-surrealista con cameo de Marlene Dietrich incluído. En 1964, Audrey se volvió a reunir con William Holden para rodar "Encuentro en París" (Richard Quine), donde se reavivó el amor platónico de Holden por la actriz belga.


"La lluvia en Sevilla es una pura maravilla", y más con un profesor como el carismático Rex Harrison que acompañó a Hepburn en "My fair lady" (George Cukor, 1964). La actriz se vio profundamente afectada cuando escuchó sus propias canciones dobladas por la soprano Marni Nixon. 


Un jovencísimo Peter O'Tole investigaba la divertida trama que Audrey Hepbrun escondía con su padre (un genial Hugh Griffith) en "Cómo robar un millón y..." (William Wyler, 1966)


Con Albert Finney examinó la crudeza del matrimonio en "Dos en la carretera" (Donen, 1967)


Un thriller cargado de emociones donde Audrey volvió a plasmar una de sus grandes interpretaciones. "Sola en la oscuridad" (Young, 1968) fue sin embargo el derrumbe de su matrimonio con Mel Ferrer.


Audrey Hepburn en el set de "Robin y Marian" (Richard Lester, 1976), en la fotografía su vestido acepta los últimos arreglo por parte de la actual presidenta de la Academia de Cine, Yvonne Blake.


Con James Mason en "Lazos de sangre" (Terence Young, 1979), un thriller farmacéutico donde finalmente fue Ben Gazzara quien quedó rendido a los encantos de la actriz.


El equipo de "Todos rieron" (Peter Bogdanovich, 1981), Ben Gazzara continuó su platónico romance con Audrey, con la que cultivó una hermosa amistad.


Elizabeth Taylor dijo de Audrey que era "un auténtico ángel", esa fue su última interpretación, donde daba consejos del más allá a un jovencísimo Richard Dreyfuss en "Always: Para siempre" (Steven Spielberg, 1989)

sábado, 23 de julio de 2016

The crooked man by James Wan

El terror es un género en alza, millones de personas se congregan en manada para vivir juntos los mismo sustos, una relación íntima que compone la principal atracción de esta categoría cinematográfica. Después de todo uno llega a la conclusión de que verdaderamente existen películas que den miedo, y que precisamente son las que no tienen sustos. El susto es definido como una impresión repentina causada por miedo, espanto o pavor, aunque para algunos no sea más que una instrumento para componer la base energética de su mundo, como demostraron los simpáticos protagonistas de "Monstruos S. A." (Pete Docter, Lee Unkrich y David Silverman, 2001). La causa de que las mejores películas de terror no tengan sustos es porque el susto es divertido, bien por la reacción de los que te acompañan, bien por la reacción propia. El sobresalto o temor ha acompañado al cine desde sus orígenes, los primeros privilegiados que disfrutaron de "Llegada del tren a la estación de La Ciotat" (Hermanos Lumière, 1895) salieron corriendo de la sala creyendo que aquel gigante de metal se les venía en cima. Poco a poco se fue incorporando un magnífico repertorio de terror fantástico que probablemente tenga su origen en Georges Méliès, y por último el terror psicológico. El que aumenta nuestras pulsaciones sin crear siquiera una verdadera situación de peligro, siendo "Psicosis" (Alfred Hitchcock, 1960) su primer caso destacable y "El resplandor" (Stanley Kubrick, 1980) el más adecuado y explícito, junto con "La semilla del diablo" (Roman Polanski, 1968). El cine de terror actual coge los elementos básicos de cada uno, desde el susto al psiquiátrico, que a su vez se ha ido confeccionando con tramas religiosas, fantásticas o místicas, en esto el gran genio actual es James Wan. Y Javier Botet su mayor intérprete.


No hace obras maestras, sin embargo sus películas no cuentan con un gran presupuesto y logran recaudar millones, la clave para que la industria de Hollywood te adore. Es el creador de sagas terroríficas como "Saw" (Wan, 2004), "Insidious" (Wan, 2010) o "Expediente Warren: The Conjuring" (Wan, 2013). Precisamente hoy nos reúne aquí la segunda parte de esta última saga, "Expediente Warren: El caso Enfield" (James Wan, 2016), película que recupera a los protagonistas del primer film basados en los auténticos demonólogos, Ed y Lorraine Warren. En un momento donde el terror sufre una súper-explotación la clave está en la originalidad, la novedad que hizo triunfar en España a la saga "[·REC]" (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007), y que ha elevado a Wan al punto más alto del Griffith Park. Ante esta originalidad resulta indispensable menciona a Wes Craven como el primer gran ideólogo del cine de terror actual, la base artística y cinematográfica de toda la producción del género se ve ya en "Pesadilla en Elm Street" (Wes Craven, 1984), y por su puesto en la reciente saga de "Scream: Vigila quién llama" (Wes Craven, 1996). El caso del díptico formado por "Expediente Warren" es especialmente destacable, y dispuesto de un enorme valor artístico, con el visionado de "El caso Enfield" comprobé la enorme mesura que hay en cada plano, cada uno de ellos puede ser sostenido durante muchos segundos causando al espectador una angustia que supera el suspense, y que se desvanece tras el susto, o mejor aún al comprobar que no hay susto alguno. La ambientación en los años 70' es otra maravilla, "El exorcista" (William Friedkin, 1973) filtraba la época como el presente, James Wan tiene ahora la posibilidad de utilizarla como un recurso más para la película. Dentro del mundo de lo fantástico, el director malayo tiene la posibilidad de jugar con todo lo que quiera, compruébese ese genial demonio que viste el hábito para restar la fe de Lorraine, por cierto una gran interpretación de Vera Farmiga, que junto con Patrick Wilson sostiene adecuadamente los sentimentalismos del film. La saga progresa pues con templanza hacia un futuro similar pero completamente diferente.

miércoles, 20 de julio de 2016

Homenaje a Álex Angulo

Hace dos años perdimos al gran Álex Angulo, un cómico irrepetible, una persona excepcional que nos dio lo mejor de sí mismo en cada una de sus interpretaciones, esa mirada compasiva a la que sabía dotar de locura ("El día de la bestia", Álex de la Iglesia, 1995), comedia ("Muertos de Risa", De la Iglesia, 1999), drama ("El laberinto del fauno", Guillermo del Toro, 2006) o mala leche ("El gran Vázquez", Óscar Aibar, 2010), según lo requiriesen las circunstancias. En estos dos años, se dice pronto, Álex no nos ha dejado en ningún momento, ha continuado en las conversaciones y ha seguido ofreciéndonos risas como la primera vez. A lo largo de este tiempo he ido conociendo a más personas que trataron al actor de Erandio, y ni una sola de ellas tenía un mal recuerdo de Álex Angulo, siempre salía a relucir su simpatía, su entrega y ayuda a los jóvenes cineastas, un hombre modelo. La carretera se ha llevado a grandes personas, cuando todo lo que rodea a una persona es bondad la injusticia se convierte en error y debemos pensar ¿dónde está uno mejor? Por supuesto que algunas personas deberían estar por siempre, es lo que nos dice nuestra instinto egoísta, y también está aquello de "las grandes personas siempre se van antes". Somos nosotros los que nos quedamos entre el odio, los atentados y la muerte, por lo que no podemos (y debemos) más que recordar a las grandes personas. Les dejo con un vídeo que recupera algunas de las grandes películas donde participó Álex Angulo, incluyendo también cortometrajes y videojuegos, la música que acompaña es del grupo Def con Dos y John Lennon. Quede aquí el recuerdo al gran Álex Angulo.

viernes, 15 de julio de 2016

Ángela Molina, cinematográfica

Carmen Maura fue la primera actriz en recibir el Premio Nacional de Cinematografía, fue seguida por algunos de los pilares en lo que refiere a la interpretación femenina de nuestro cine, desde Rafaela Aparicio a Marisa Paredes, sólo con María Luisa Ponte en el medio, ya que el premio que recoge ahora Ángela Molina es el séptimo que se da a una actriz desde su primera entrega (a Carlos Saura) en 1980, también lo recibieron Mercedes Sampietro en 2003 y Maribel Verdú en 2009. Desde entonces grandes profesionales de nuestro cine ha sido honrados con el prestigioso Premio Nacional, comenzando por los básicos como Luis Gª Berlanga, Rafael Azcona, Fernando Fernán-Gómez o Elías Querejeta, lo que se fue extendiendo a grandes profesionales de nuestro cine como el montador Pablo González del Amo, el director artístico Félix Murcia o el crítico José Luis Guarner. La recientemente elegida presidenta en funciones de la Academia de Cine, Yvonne Blake, fue reconocida con el premio en 2012, siendo la primera profesional del cine, fuera de la interpretación, que recibía el galardón. En 2014 lo haría la guionista y productora Lola Salvador. El año pasado sería Fernando Trueba quien lo recibiera, envuelto en una nublada polémica por sus declaraciones sobre el "sentirse español", declaraciones que hoy se fortalecen en su cinta más española, su recuerdo a nuestro cine y nuestro país como fantástico plató natural de las grandes producciones de Hollywood, "La reina de España" se estrenará el 25 noviembre. Ángela Molina hace honor a todos sus predecesores, se le concede por su "espontaneidad y originalidad" que sustentan "una estirpe de artistas dentro y fuera de España".


Cuando se habla de sus papeles inocentes, completamente cargados de realismo por su inmensa belleza buena, Ángela Molina responde con una sonrisa y clarificador "he sido inocente, pero no tanto". Desde su comienzo en el cine en "No matarás" (César Fernández Ardavín, 1975) participó de algunas de las mejores producciones que ha tenido nuestro amado cine español. Con apenas unos pocos kilómetros de celuloide a sus espaldas logró conquistar a Don Luis Buñuel, obsesionado con su última película, el surrealismo se había convertido en un neorrealismo amenizado por las astutas obsesiones del director aragonés, así llego Molina a protagonizar "Ese oscuro objeto del deseo" (1977), con esa doblez que compartió con Carole Bouquet, sin seguir ningún patrón, haciéndose una. Ese mismo año fue la protagonista de "Camada Negra" (Manuel Gutiérrez Aragón), manteniendo una enriquecedora amistad con su director que volvería a contar con ella para "Demonios en el jardín" (1982), una joya entre Lorca, Buñuel y la fuerza rural que había experimentado Gutiérrez Aragón en su cine, fue lo más cercano a "La casa de Bernarda Alba" que Buñuel deseaba rodar con ella. La amistad, "esa buena relación con directores y productores" (como destacan al concederle el Premio Nacional) fue la que le llevó a protagonizar los grandes papeles de su carrera, su inicio en el cine de Jaime Chávarri en "A un dios desconocido" (1977), forjaría un dúo director-actriz único, que años más tarde saborearía las mieles del éxito (tanto en crítica como en taquilla) con las dos partes de "Las cosas del querer" (1989 y 1995). La carrera de la actriz es intachable, una sucesión de pequeñas delicias cinematográficas enriquecidas por grandes y potentes interpretaciones, envenenadas por la dulzura que derrochaba la angelical Molina. Con Chávarri también forjaría el engranaje de "Bearn o la sala de las muñecas" (1983), una delicia visual que merece mención a parte.


De su interpretación contenida y enorme mirada se aprovechó también Josefina Molina en "Esquilache" (1989), donde comenzaba sirviendo el chocolate a una magnífico Fernando Fernán-Gómez, evolucionando con destreza hacia el dominio del marqués de Esquilache, sin duda el papel más rico de la película. Es imposible nombrar todas sus grandes películas, sin embargo gay un punto clave en sus filmografía, tras demostrarnos su enorme capacidad para el drama, la comedia y el musical (donde se maneja con fulgor y el duende de su padre, Don Antonio Molina), se cruzó con Almodóvar para demostrarnos su fuerza racial en la interpretación, una espectacular faceta que convulsionó la "Carne Trémula" (Almodóvar, 1997), un film menor del director manchego que, por otra parte, esta llena de fuerza y una espléndida Ángela Molina. Esa fuerza que proviene de la tierra y que lleva en la sangre (compruébese también en el clímax de "Ese oscuro objeto del deseo"), le abrió también la puerta de nuestra vecina Italia, donde comenzó a desarrollar también una interesante carrera, principalmente en televisión. Entonces llegó Doña Felicidad en "Al sur de granada" (Fernando Colomo, 2003) y la madre de Penélope en "Los abrazos rotos" (Pedro Almodóvar, 2009), era una nueva Ángela Molina, más contenida pero cargada de sentimiento. Su baile en blanco y negro y su eterna mirada en "Blancanieves" (Pablo Berger, 2012), transmitió una sabiduría infinita, sin duda un personaje brillante esta gloriosa visión del cuento donde Berger saca en cada instante un personaje brillante. Su muerte en "Murieron por encima de sus posibilidades" (Isaki Lacuesta, 2014) es una última genialidad cargada de humor negro que la hace partícipe de una de las grandes películas del cine español reciente. En 2013 le fue concedida la Medalla de Oro de la Academia de Cine, su figura es eterna, como la de su familia, en breve la podremos ver en la producción italiana "Smitten!" (Barry Morrow, 2016). Ahora sí que podemos decir bien alto, y con gorgorito, que ella es ¡minera!

jueves, 14 de julio de 2016

Cómo ser presidente y no morir en el intento

Ahora que nos sumergimos en nuestro octavo mes con un gobierno en funciones, nos llega la triste noticia de la dimisión de Antonio Resines como presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, junto a su vicepresidente, el productor Edmon Roch, dejando a la institución sin directiva de una estocada, pues recordemos que la vicepresidenta segunda, Gracia Querejeta, presentó su renuncia hace dos semanas por motivos profesionales. Triste, es una triste noticia por la enorme implicación que Resines había puesto en su cargo -no remunerado, que viene bien recordarlo- rescatando grandes proyectos por la difusión y la memoria del cine español. Como afirmó el verano pasado durante una entrevista en nuestro blog (véase Charla con Antonio Resines), la mayoría de sus proyectos han salido adelante, incluso se lograron grandes avances en los aspectos que afectas a la producción y rodaje de films en España. Triste también porque, después de haber tenido unos meses de enorme trabajo personal (su papel en la serie "Cuéntame cómo pasó" y el rodaje entre España y Budapest de "La Reina de España"), había logrado mantener una enorme presencia en sus funciones como presidente que en sus propias palabras "es a tiempo completo". Le hemos visto en estrenos, presentando los nuevos proyectos por la recuperación de la memoria del cine español, o incluso forjando alianzas económicas para levantar la última gala de los Premios Goya. Por ello resulta especialmente importante su decisión de dejar ahora la Academia, según se ha difundido por "serias discrepancias con la Junta Directiva, que han imposibilitado en los últimos meses el trabajo diario de la terna presidencial en la institución". Afirmando que la presidencia no pide "más poder" sino "mayor operatividad".


Como vicepresidente durante la legislatura de González Macho confesó no haber estado muy implicado, "la verdadera cara de la Academia es el presidente", lo que nos deja rastros de la poca o distanciada relación entre la Academia y sus dirigentes, recordemos que la institución se compone por una cabeza de presidencia y una gran Junta Directiva formada por veintiocho profesionales, donde destaca el director general, Porfirio Enríquez. Al comienzo de la etapa Resines se vivía en plena euforia, ofreció una serie de proyectos brillantes, el asombro llegó cuando comenzaron a hacerse realidad, y el actor madrileño (que en un comienzo buscó apoyos para salir de su presidencia en funciones) se erigió como el presidente adecuado tras las oscura etapa que cerró su predecesor. Álex de la Iglesia fue uno de los primeros en dimitir, antes de que la moda se extendiese a papas y reyes, con un emotivo discurso de despedida lleno de optimismo para la Academia y completamente visionario en el aspecto de la distribución cinematográfica online, compruébese el enorme crecimiento de plataformas digitales para este fin. Sin embargo, Resines, ha aclarado que su decisión "es irrevocable" y que ha sido tomada tras "enfrentamientos [con la Junta Directiva] que no han sido agradables". Aunque una sencilla frase que dejó en nuestra charla nos hace pensar que esos roces podrían haberse visto desde un comienzo, el actor afirmaba que "si llegamos a una presidencia de consenso para conseguir resultados habríamos logrado mucho", ¿no había entonces consenso desde el principio? La figurinista Yvonne Blake asumirá la presidencia en funciones que se rectificará el próximo martes, con lo que probablemente se estabilice la situación, teniendo en cuenta que Blake es una de las principales miembros de la Junta Directiva, junto con Judith Colell que asumirá la vicepresidencia. Parece que esta vez llegamos tarde a las modas, llega nuestra esperada presidenta después de que Theresa May se convirtiera en Primera Ministra del Reino Unido y de que Hillary Clinto partiera como gran candidata a la Casa Blanca. Amarga despedida a Resines, y cálida acogida a Blake, siempre acompañada de su humor inglés, de la que esperamos que rescate algunos de los proyectos de Resines (o continúe con ellos).

miércoles, 13 de julio de 2016

"Trabajo temporal", programa estival

La semana pasada se estrenó este nuevo programa de Televisión Española, publicitado hasta la saciedad resultó tener un estreno menor lejos del prime time y con poca expectación tras un "Comando Actualidad" dedicado al producto español y su relación con los Restaurantes Estrella Michelín, sin duda un tema en auge, hasta que se olvide. El especial sobre cocina llegó al 12,9% del Share, situándose entre los diez programas más visto de la semana, con Eurocopas (y previos) incluidos. Por lo que después de todo ello el "Trabajo temporal" parece haberse quedado con muchas expectativas, incluso con dos invitados como Ángel Llàcer y Santiago Segura destinados o pertenecientes a un público joven, por lo que nos podemos temer alguna que otra bajada cuando comiencen los programas de Concha Velasco o Romay, con la predecible subida en el especial que protagonizarán Mario Vaquerizo y Alaska acompañados de los millones de fans que acumulan en las redes sociales, sin importancia de lugar, hora o incluso contenido. El programa es una apuesta diferente de RTVE, que comenzó el año con unos magníficos resultados y unos proyectos deliciosos, los cuales alabamos en el artículo "El año (60) de TVE". Sin embargo bastó decir nada para que a las pocas semanas se trasladase el exitoso programa de Bertín Osborne a Telecinco (Mediaset), seguido por la cancelación de la genial serie "El Caso. Crónica de Sucesos" de Fernando Guillén Cuervo, toda una revolución televisiva que logró recuperar el éxito del periódico de sucesos seguido por nuevas publicaciones en papel. Con todo ello estamos pendientes de la continuación de "Cuéntame cómo pasó" por diferentes complicaciones fiscales, que ni mucho menos menguan el honor de los Alcántara, la ficción más antigua de nuestra televisión ha confirmado un posible traslado a Atresmedia si TVE decidiese cancelarla. Y por último continúa la espera para la renovación de "El ministerio del tiempo", cuyo bajón de audiencia no se debió a otra cosa que una mala estrategia de la televisión pública que interrumpió la emisión de la serie durante varias semanas, sin motivo aparente.


Este nefasto final de temporada que está teniendo TVE no se soluciona con un reality show de famosos involucrados en algunos de los trabajos que sustentan nuestra economía. "Trabajo temporal" es por otra parte una de las mejores ofertas televisivas que Televisión Española ofrece en años para el verano. Una época nefasta para la televisión en general, pero que se ve mantiene vigente por algunas insaciables telenovelas y programas creados por directores creativos a los que les sale el café por las orejas a las cinco de la mañana. Respecto al primer programa no hay ninguna pega, Llàcer desempeñó su papel y se le ofrecieron algunos de los momentos más divertidos del programa (la inseminación del ganado), mientras Santiago Segura volvió a demostrar su increíble dominio de la comedia en todo momento, captó cada rol desde el primer instante y nos ofreció un divertido repertorio de bromas incisivas que llegaban a rozar la acidez por algunos temas críticos (emblanquecido por supuesto, no olvidemos que estamos en una cadena pública). Vaquerizo es un espectáculo sobre cualquier telón por lo que se espera un programa entretenido, y a muchos nos acusa la curiosidad de ver a una gran dama de la interpretación como Concha Velasco en una cafetería. El programa no es de escaso entretenimiento. La eficacia se mostró hace unos años cuando Repsol captó la atención de telediarios y programas de reciclaje televisivo con su spot en el que Marc Márquez y Dani Pedrosa actuaban como dependientes de una gasolinera ante las expresivas reacciones de los clientes. Quizás lo peor del programa sea esa estructura americana que nos repite todo una y otra y "a continuación"... ¿Es mala televisión? No lo creo, es simplemente televisión de verano, y ya que nos hemos dejado cocer el cerebro por algunos de los mejores cocineros de nuestro territorio durante el año, más vale dejar que los sigan haciendo nuestros famosos, o ir corriendo a darse un chapuzón en el mar (véase como alternativa la piscina). Actualmente las "buenas cifras" de presidencia se basan en este "trabajo temporal", así que los que se vean implicados más vale que lo disfruten y sufran mientras dure. Esta noche Carlos Sobera cargará y descargará fruta mientras Ana Obregón se enfundará el "atractivo" uniforme de une femme de chambre.

martes, 12 de julio de 2016

Emma Cohen, de la verde mirada

Cuando me llegó la noticia del fallecimiento de Emma Cohen lo primero que me vino a la mente fue su mirada, esa inmensidad ajena a nuestra mundo que se reflejaba en sus preciosos ojos verdes. Su escuela de interpretación no estaba escrita, pertenecía a una corriente que pasó deprisa y con pocas afines, y que sin embargo mantuvo durante toda su carrera, incluso cuando se ponía dentro del disfraz de La Gallina Caponata, que entretenía a los niños de "Barrio Sésamo", convirtiéndose en uno de los personajes más divertidos del popular show televisivo. Su carrera en el cine no podía empezar de otra forma, su trabajo en "Tuset Street" (Jorge Grau y Luis Marquina, 1968) nos mostró una belleza joven que se imponía a una jubilosa Sara Montiel, con una moderna Barcelona de fondo que pretendía dar el relevo a la nueva generación, la de Emma. Ya en los setenta la actriz comenzó a volar hacia el estrellato, protagonizando junto a Amparo Soler Leal y Julieta Serrano la popular serie de TVE, "Tres eran tres" (Jaime de Armiñán, 1972-1973), un antes y un después en la vida de la actriz, allí conoció a Fernando Fernán-Gómez. Desde entonces mantuvo una conocida relación con nuestro genio del siglo XX que oficializó en el año 2000 y que duró hasta el fallecimiento del actor en el año 2007. Normalmente suelo evitar hablar de matrimonios y vida privada pero en Emma Cohen es indispensable, pues ella vivió para él, antes y después de su fallecimiento, recorrió media España recuperando la figura del mítico actor, al que muchos recordaban por el fatídico "¡Váyase usted a la mierda... No quiero su admiración!", ofreciéndonos la imagen de genio al que ella admiraba, y que todo cinéfilo declarado ha reconocido, o reconocía incluso antes de todo. 


El amor y la pasión que se dedicaron Fernán-Gómez y Cohen es para capitulo aparte, una relación que trascendía la realidad para filtrarse con la ficción. Este viernes tiene lugar el reestreno de "Bruja, más que bruja" (Fernando Fernán-Gómez, 1976), el primer trabajo como director-actriz entre ambos que comienza con una disparatada comedia, con poco disparate y mucha transgresión, que hace que vuelva hoy a los cines. El enorme trabajo que hoy se elabora recuperando la memoria de las facetas olvidadas de Fernán-Gómez se debe en su mayoría a ella, a su amor como admiradora del gran hombre de profesión que fue, y que disfrutó desde una posición privilegiada. La mayoría de los actores con los que he hablado destacan con una verborrea implacable la satisfacción de haber compartido unos momentos con una mente tan brillante como la de Fernando Fernán-Gómez, por lo que haber vivido junto a ella, al principio alejada de los medios, fue el gran privilegio de Emma Cohen. Por su parte logró resarcirse como actriz, aportó pequeños papeles en películas rompedoras, convirtiéndose en abanderada de una modernidad antigua que se vivía con nostalgia. Sin embargo nunca brilló tanto como lo hizo al lado de su marido, en "Mambrú se fue a la guerra" y "El viaje a ninguna parte" (ambas estrenadas en 1986) participó de algunos de sus mejores papeles que vinieron acompañados del enorme acogimiento que tuvo Fernán-Gómez en la recién creada Academia, obtuvo tres galardones alternando ambas películas. En lo internacional, Emma Cohen llegó a protagonizar un comentado western junto a Brigitte Bardot y Claudia Cardinale, siendo "Las petroleras" (Christian-Jaque, 1971) una de las mayores reuniones e bellezas europeas de los setenta. Hace unos meses disfruté del estreno de "Bombay Goa Express" (Juan Estelrich hijo, 2016), donde Emma tiene un papel menor, una siniestra sombra que vuelve a brillar en un film transgresor, o al menos irreverente. Una despedida del cine, una despedida a Fernán Gómez, una despedida a Emma Cohen.

domingo, 10 de julio de 2016

Salvar al soldado Rylance

Steven Spielberg ha logrado que todo West End organice una campaña casi bélica por recuperar a su aclamado Mark Rylance que, tras ganar el Oscar al Mejor Actor de Reparto por "El puente de los espías" (Spielberg, 2015) y recuperar el mundo de la infancia en el cine de Spielberg, rodará aún dos films más (confirmados) con el Rey Midas de Hollywood, "The Kipnapping od Edgardo Mortara" (para 2017) y "Ready Player One" (retrasada hasta 2018), dos títulos que confirman la buena relación entre actor y director, y que traen de cabeza a las grandes compañías del West End londinense, donde Rylance triunfa consagrado como uno de los grandes del teatro inglés. Pese a todo ello el director estadounidense asegura que "Rylance se lo ha pasado genial. Si pudiera rodaría un film como 'Mi amigo el gigante' todos los años". El estreno en España de "Mi amigo el gigante" se acoge como un gran acontecimiento, llega en la etapa comercial veraniega y con multitudes de padres nacidos en la década de los 70' sedientos de mostrar a sus hijos un nuevo "E.T. El extraterrestre" (1982). Este es el principal problema de "Mi amigo el gigante", aunque Spielberg se haya cansado de aclarar por activa y por pasiva en sus entrevistas que "la película no tiene ninguna relación con 'E.T.', sólo comparten director y guionista". Aunque lo niegue alguna relación hubo de haber cuando se decidió a llamar a su misma guionista Melissa Mathison, probablemente para recuperar la relación humana entre el protagonista y el "monstruo amigo". Mathison, quien fuera la segunda esposa de Harrison Ford, fallecería poco después de terminar el conjunto de la película, un legado que nos ofrece desde la inagotable imaginación del autor galés, Roald Dahl. Y así el metraje de Spielberg incluye en sus créditos la dedicatoria a ésta gran creadora de sentimientos que se desvanece como un sueño de los que atrapa el gigante.


Mientras el Gigante Egoísta de Oscar Wilde permanece abandonado en su jardín, el Gran Gigante Bonachón de Dahl ya se ha dado varios paseos por Inglaterra y por el cine, cambiando asiduamente de nombre hasta hacerse irreconocible. "Mi amigo el gigante" se titula en su versión original "The BFG" (también la literaria, que coge su nombre de las siglas de Big Friendly Giant), como se dirigía Dahl a su criatura en "El gran gigante bonachón" (como se tituló el libro en español). En 1989, Brian Cosgrove, dirige un film animado basado en el relato original que comparte título con el original de Dahl y la adaptación de Spielberg, sólo que fue traducida para nuestro deleite como "B.A.G. El Buen Amigo Gigante". Después de todo es una lástima que la mayor muestra de imaginación se muestre en su cambio de título, pues desde la imaginativa historia de Roald Dahl, ninguno de los dos directores que se han decidido a elaborar un largometraje han aportado nada en la narración de la historia. La nueva versión de Spielberg, vuelve a fascinarnos por la elaboración técnica de la película, por el fantástico logro de conservar toda la capacidad interpretativa de Rylance en un divertido gigante que disfruta pedorreándose con total ingenuidad. El guión de Cosgrove y el de Spielberg es prácticamente el mismo, si no llega ser por que en la cinta de animación el BFG tira en Buckingham una Lámpara Luis XV y en la de Spielberg es una Luis XIV, claro Cosgrove parecía haber inspirado sus gigantes en "los malos" de David el gnomo, mientras que los de Spielberg parecen haberse escapado de "Warcraft" (Duncan Jones, 2016). La historia es sin embargo cautivadora, la música que añade John Williams es emblemática, preciosa pero no épica, tampoco la historia lo pide, todo encaja y Spielberg vuelve a rodar con el material del que están hechos los sueños, como anotaría Bogart.


La primera parte del film tiene una persistente necesidad de entablar una incisiva relación entre la pequeña guisante y el Gigante, no sé si se da tanto entre los roles como con los jóvenes espectadores, ya que fue impresionante contemplar la reacción de un cine lleno de infantes que clamaban entre lágrimas que "el grandullón aparezca, no la puede abandonar". Sin duda todo ha cambiado desde que llegó a los cines aquel particular extraterrestre con un dedo luminoso, de eso hace ya más de tres décadas, lo sorprendente es que toda la concepción de cine y televisión infantil ha cambiado completamente en los últimos ocho años. Los dibujos animados que dominan los televisores son verdaderamente repugnantes, unos bichos asquerosos con historias asquerosas, ¿dónde han quedado PinochoDumbo o Robin Hood? Es cierto... los han convertido en carne y hueso, incluso en sanguinarios protagonistas donde la infantil historia que da pie al mundo de fantasías, es el terrorífico lugar con el que se identifican las nuevas generaciones. Todo crece cada vez más rápido, sin embargo es gratificante ver como llega Spielberg con una historia de las de antes, una  auténtica historia de sentimientos, y que los niños se emocionen y perciban la auténtica relación que existía antes con los protagonistas de nuestras historias, más allá de luchas como una tortuga ninja o Supermán. La primera parte sirve como una técnica y brillante muestra de un mundo imaginario, con unas reglas imaginarias, sin embargo la auténtica narrativa visual llega cuando se deciden a echar de allí a los malos gigantes, y para ello contar con la ayuda de la Reina de Inglaterra. Todo cargado con una ingenuidad gratificante, Ruby Barnhill interpreta su joven rol con una ingenuidad infantil que uno rechaza por inverosímil, pero según navega por los límites de la imaginación que propone Spielberg la va aceptando, hasta que finalmente triunfa.


Sensacional también Penelope Wilton que abandona las elegantes formas de "Downton Abbey", para ponerse al frente de una simpática Isabel II, jugando con la imagen que se nos ha forjado desde antes de que naciéramos de la Reina de Inglaterra. And God Save Jeannette Charles. (En la foto Wilton junto al director)