viernes, 31 de julio de 2015

Dos vascos, un madrileño y otro de Avilés entran en una Academia

Lo que puede comenzar como un mal chiste de tertulia se ha convertido en una de las noticias del verano, cuando la Academia de Hollywood anunció la invitación a 322 personalidades del cine para que pasasen a formar parte de la entidad cinematográfica, sin duda una de las más prestigiosas a nivel internacional. Entre ellos destacan cuatro españoles, algunos de los cuales han sido sorprendidos de la noticia, Luis San Narciso director de casting de la mayoría de la ficción televisiva actual, así como de títulos de la talla de "La piel que habito" (Pedro Almodóvar, 2011) o "Mar adentro" (Alejandro Amenábar, 2004), ambos directores pertenecen ya a la entidad y han recibido al menos un Óscar a lo largo de su carrera, el cortometraje "Vale" (2015) ha vuelto a reunir a San Narciso y Amenábar, si ha mantenido una colaboración constante con el director manchego desde "Volver" (2006). Fernando Trueba ha sido otro de los invitados, una de las pocas personas que ha recibido un Oscar (Mejor Película de habla no inglesa, "Belle Époque", 1992) por una comedia, que se convirtió en un merecido homenaje a su generación anterior, miembros de los cuales se encontraban en el reparto y el guión, Trueba fue nominado a la Mejor Película de Animación, junto con Javier Mariscal, por "Chico y Rita" (2011), otro peculiar homenaje del mejor cine, con detalles musicales muy personales de Fernando Trueba. Como es habitual los vascos se llevan la palma, no la de Cannes de momento, el director y guionista Álex de la Iglesia y su habitual ayudante en la escritura de sus films, Jorge Guerricaechevarría, sin que España enviase nunca una cinta de ellos a participar en la Academia, que con ganas de catar su cine les ha enviado esta deseada invitación. En la página web de los Oscars (http://www.oscars.org) se citaban dos trabajos relevantes de cada nuevo integrante, en este caso el cineasta bilbaíno y el guionista (nacido en avilés pero adoptado Euskadi) coincidían en "El día de la bestia" (Álex de la Iglesia, 1995), sumándose "Crimen ferpecto" (Álex de la Iglesia, 2004) y "Celda 211" (Daniel Monzón, 2009), por la que Guerricaechevarría recibió el Goya al Mejor Guión Adaptado.


Ambos están implicados en "Mi gran noche", el último proyecto de Álex de la Iglesia, que tras algunos magníficos trabajos internacionales como "Perdita Durango" (1997) o "Los crímenes de Oxford" (2008), puede que sea preseleccionado para los Premios Oscar, en los que podrá colaborar con su voto si acepta la invitación en la próxima reunión en las que han sido citados sus posibles nuevos miembros. El director vasco ha sabido unir su propio ser, su mundo lleno de brujas, conspiraciones y mucho humor, con el público, haciendo así cine comercial con rasgos de autor que lo elevan al séptimo cielo (por lo del Séptimo Arte). Fernando Trueba es uno de nuestros musicólogos por excelencia, junto a Carlos Saura, ha conectado muy bien con los "americanos" desde que Billy Wilder le llamase a la mañana siguiente de que recibiese el Oscar, soltándole un amistoso: "I'm God". Con "La Reina de España", volverá a su mejor cine, al buen guión y la gran producción, la segunda parte de "La niña de tus ojos" (1998), llena de rostros conocidos (Penélope Cruz, Antonio Resines, Ana Belén, Santiago Segura, Loles León...) promete convertirse en uno de los grandes estrenos de 2016. Así pues, una vez más, podemos decir que en España tenemos buen cine y buenos artífices del mismo, y esta vez lo decimos con el apoyo de Hollywood... Quedamos pues a la espera de "Mi gran noche", la cinta protagonizada Raphael participará en el próximo Festival de San Sebastián fuera de concurso, y ya tiene fecha de estreno para el público: 23 de octubre de 2015

lunes, 27 de julio de 2015

"Inside Out", de dentro a fuera

Ayer miles de padres no pudieron resistirse al estreno de "Del Revés (Inside Out)" (Pete Docter y Ronaldo Del Carmen, 2015), anunciado como la mejor película de Pixar se adentraba en la cabeza de una niña que se enfrenta a diferentes cambios en su vida, su mudanza a una nueva ciudad gris (triste) es la que revuelve por completo a sus emociones, que pese a tratarse de Alegría, Ira, Asco, Tristeza y Miedo parecen desenvolverse en una apacible convivencia, cuando eso cambia ¿quién sabe lo que puede pasar? La cinta desarrolla a una enorme reflexión interna en la que profundiza hasta el punto de desconcertar a niños de cierta edad, por otra parte todo el mundo creado dentro de la cabeza de la joven Riley es una explosión de imaginación: las islas de la personalidad, los olvidadizos, la productora cinematográfica "El Sueño", y sin duda esa idea global de dar vida a las emociones, además de lograr sacarnos la mayoría de las risas con el personaje de Tristeza. Puede que sea la única película de Pixar que no deba anunciarse como "apta para todos los públicos", pues el argumento en sí produce y juega con las emociones del espectador a gusto de Docter, el director que ya nos enfrentó a la dureza de la vida en "Up" (Pete Docter y Bob Peterson, 2009), y nos conmovió con la historia de amor del anciano Carl Fredricksen, de inevitable final trágico. Predomina este sentimiento, como digo, sin embargo tiene una buena dosis de aventura a raíz del encuentro con Bing Bong, el amigo imaginario de Riley, que en la versión doblada no tiene la voz de Homer Simpson (Carlos Ysbert) por  casualidad, nos recuerda mucho al inconsciente padre de familia amarillo, y sin duda nos despierta la isla de la "payasada".


Tristeza nos saca nuestra felicidad, nuestras risas, y en un comienzo así lo hace Bing Bong, un personaje nuevo y que nos recuerda al mejor Pixar, por el trasfondo de oscuridad y tristeza que lleva su historia personal, una mezcla entre algodón de azúcar, elefante, gato y delfín, que viste como un vagabundo que jamás volverá a ver y divertirse con la única persona que algún día pasado conoció, este tren del pensamiento es constante en la mente de Bing Bong aunque enseguida salte y se divierta en la aventura de vuelta de Alegría y Tristeza a la Central. Por otra parte no es ni mucho menos la mejor película de Pixar, aunque quizás se convierta en una de sus referentes no consigue mantenerse junto a "Toy Story" (John Lasseter, 1995), "Bichos, una aventura en miniatura" (John Lasseter y Andrew Stanton, 1998) "Monstruos S.A." (Pete Docter, Davild Silverman y Lee Unkrich, 2001), sus tres obras maestras, que combinan esas emociones que en "Del Revés" se nos presentan como protagonistas, y que además de ello mantienen una importante relación con el niño, manteniéndose en una aventura constante. "Buscando a Nemo" (Andrew Stanton y Lee Unkrich, 2003) reúne también el potencial de las anteriores citadas, al que se une el magistral acento cómico del personaje de Dory, heredera de sus antecesoras brilló como ninguna, por ello imagino que el spin-off de ella, "Buscando a Dory" (Andrew Stanton y Angus MacLane, 2016), evolucione con las nuevas producciones de Pixar, manteniéndose en la comedia y aventura de su precuela. En definitiva "Del Revés" es una gran película, una animación que se atreve a hablar del 3D y el dibujo bidimensional en una de sus escasas escenas de acción y aventura, muy estimulante y reflexiva, tal vez su verdadero título debería ser "Outside in", pues nos adentramos en nuestro interior...

viernes, 24 de julio de 2015

Sobre el papel (mojado)

José Sazatornil "Saza" es para muchos un cómico, el actor que practicaba la comedia desde la seriedad como se enseñaba en la escuela de los grandes, huelga decir que su fallecimiento ha sido todo un golpe para una industria cinematográfica que se encuentra completamente disgregada por el país en este productivo verano, aún con rodajes de Almodóvar en Galicia, la presentación del Zinelmaldia y la gran apuesta de "Historia de nuestro cine", hubieron algunos grandes de la profesión que se acercaron al tanatorio para despedir por última vez a uno de sus compañeros más sagaces, un actor en toda regla defensor del gremio y poco más, pues no destacaba por aburrir en programas de actualidad sermoneando sobre una ideología barata, como se prestan algunos. Saza era cómico, que como muy bien nos expuso Juan Antonio Bardem es una profesión dura y muy complicada, de sus comienzos en los años 50' poco hablan, pequeños papeles en grandes películas, el señor pluriempleo, el dependiente de la tintorería, o el disparado administrador de "El Verdugo" (Luis García Berlanga, 1963), donde debió calmar a unas exaltadas Julia Caba Alba, Lola Gaos y Chus Lampreave que reclamaban la pertenencia de un piso, que efectivamente resultó pertenecer al nuevo verdugo, un joven Nino Manfredi que si hizo con el papel tras proponerse el proyecto de Berlanga como co-producción, ya que en su origen estaba pensado para López Vázquez, aunque esto es otra historia. Aún así rescato la figura de José Luis López Vázquez, que como el propio Sazatornil, triunfó en el arte de la interpretación a raíz de su característico físico, con su calva por delante se abrieron paso en una industria en la que los galanes eran iconos del pasado, falsos ídolos ahora ensombrecidos bajo una serie de actores que perfectamente podían ser los señores maridos de la mujer que se divertía con la película, antes víctima de anemias por intentar alzarse con un Jorge Mistral.


En las necrológicas hasta el más golfo resulta un mártir, como muy bien aclaraba el personaje de Cerrillo en "La escopeta nacional" (Luis García Berlanga, 1978), con la particular interpretación de Rafael Alonso: "por la peana se adora al santo". Con José Sazatornil "Saza" es inevitable caer en el cliché pues se hace realidad, así como López Vázquez resultaba ser una persona extremadamente seria desde donde mantenía su reputación de gran actor cómico, Saza mantenía su señorío con maestría, anclado en la representación del humor sin una sola sonrisa en el rostro, aunque entregado por completo a su público, al que adoraba. Nunca olvidaremos al "cabo Santo" de la Guardia Civil que velaba por los vecinos de la pequeña Suiza de Albacete, con texto de José Luis Cuerda supo ironizar junto a Cassen el verdadero ser del "libre albedrío", la máxima representación de la justicia, por un lado, y de la iglesia, por el otro, nos descubrieron en "Amanece que no es poco" (José Luis Cuerda, 1989) el surrealismo rural, que hoy en día es la perfecta metáfora del más cruel de los realismos. En "Todos a la cárcel" (Luis García Berlanga, 1993) repetía el éxito de "La escopeta nacional", el hombre que trata de vender su producto y termina como el perfecto objeto de la ridiculización, hasta el punto de terminar lleno de la mierda de un preso. La enorme sonrisa que siempre relucía bajo ese fino bigote del tardo-franquismo iluminó toda su carrera, iluminó toda su persona, por la que ha conseguido que nos reuniésemos todos en su nombre, en el recuerdo. Era un hombre de 89 años, se nos fue por causas naturales de madrugada, cuántos desearíamos esa muerte, sólo superada por el feliz sueño de Mary Santpere en un avión Barcelona-Madrid. Tienen razón los obituarios y necrológicas, tiene razón el señor Cerrillo, a estas alturas hay más buenos muertos que vivos, excepto los pertenecientes a aquella generación, pocos son ya los que no se resisten al pecado, como nos recordaría el instructor de "Espérame en el cielo" (Antonio Mercero, 1988), que nos aclaró que la diversión estaba en la situación y no en el chiste... Viva el Cabo Santo, viva el señor Bermejo de los sanitarios Bermejo, viva Jaume Canivell (el industrial catalán), viva el juez del "Juicio de faldas"  (José Luis Sáenz de Heredia, 1969) y el gurú de "Una vez al año ser hippy no hace daño" (Javier Aguirre, 1969), y luego por otros mil que viva también Sazatornil.

jueves, 23 de julio de 2015

A Virna, de tu familia española

A los dos minutos del comienzo de "Mi familia italiana" (Cristina Comencini, 2015) el espectador a conectado hasta lo más profundo con este bellissimo cuento italiano que cala hasta lo la raíz, Comencini crea una comedia clásica que supera creces cualquier expectativa, no es un homenaje a los clásicos, es un clásico moderno con la espontaneidad de Dino Risi, la elegancia de Luchino Visconti, la profundidad que alcanzó Pasolini, el surrealismo tragicómico de Fellini, si es que tiene hasta el western de Leone, es una obra de arte. Todo encaja desde el primer momento, las distintas familias de un reconocido actor se reúnen para conmemorar el décimo aniversario de su fallecimiento, bajo la tutela de Marisa Paredes y Virna Lisi como geniales matriarcas (española e italiana) comienza a desarrollarse una odisea entre hermanas de padre ausente que brilla cómo gran figura, incluso sexual, entre sus propias hijas. Cada una de ellas vive su propio drama que Comencini en ningún momento nos muestra como tal, sabe conducir la película como desea en todo momento, y lo hace con maestría, rocía el drama de un humor negro mantenido por una música que Andrea Farri utiliza con delicadeza. Cristina Comencini nos enterneció y deslumbró con su versión del drama en "La bestia en el corazón" (2005), por la que obtuvo una nominación al Oscar, con "Mi familia italiana" nos muestra su mejor registró cómico, donde con el personaje de Saverio retrata su pequeña Italia, la versatilidad de Francesco Scianna interpretando al gran protagonista inexistente nos muestra un recorrido por sus épocas cinematográficas, en las que la directora plasma su divertida visión de las mismas. En ello de pudo asesorar la desaparecida Virna Lisi, cuyos ojos le llevaron a lo largo ancho de la industria, sin llegar a Suecia, como el protagonista, la película está dedicada a la actriz víctima del cáncer el pasado diciembre, sin duda no existe mejor obra para recordarla.


Marisa Paredes es la perfecta diva, la segunda mujer, junto a Virna compone una pareja sensacional entre comedia y cierto rencor que se disipa en el avance del film. Con un guión lleno de sorpresas los acontecimientos se van sucediendo, componiendo un pequeño puzzle que finalmente no forma la imagen de la caja. Candela Peña tiene un papel amable, simpático, y de un terrible sentimiento interior, que desemboca en una explosión brutal contra Jordi Mollà (perfecto seductor) que nos recuerda a la gran actriz, que ya formó una pareja complicada con Marisa en "Todo sobre mi madre" (Pedro Almodóvar, 1999), y que desde "Días contados" (Imano Uribe, 1994) nos ha ido sorprendido con personajes femeninos muy fuertes que han quedado para el recuerdo. El resto del reparto es sensacional, desde la joven Solveig de irresistible atractivo, a la neurótica Stephanie y la madura Susanna que mantienen una relación entre ellas de lucha constante, además de servirnos como diferenciación de las etapas cinematográficas de Saverio. Recupera esa coralidad propia de Fellini y Berlanga y la controla sin salirse de la línea, manteniendo el tono de comedia donde el suspense no puede ser predominante y por la tanto debe ir sucediéndose con la narración, véase así la historia de amor de Alfonso, o la aparición del misterioso Pedro del que todos deseamos conocer su historia. Logra esa igualdad en la relevancia de cada uno por lo que debe cuidar con esmero cada interpretación, solucionado desde la elección de los actores, Toni Bertorelli se introduce en la piel de Picci, el eterno amigo de infancia de Saverio, cuya fuerte personalidad nos introduce en la historia, un narrador presente en el reparto, otra genialidad de Comencini.


La teatralidad y escenografía que se emplea con el personaje de Ramona (Marisa Paredes) es fantástico, Cristina Comencini explora en la propia filmografía de la actriz y le da un tono almodovariano en el color y personalidad de su personaje, sobre todo en la escena en la que se enfrenta a la cama vacía donde falleció su eterno marido. La naturalidad de los diálogos que lleva a la realidad el film es todo un logro, cuando en el cine italiano siempre se han tratado los diálogos como un mal necesario para sacar adelante la historia, en "Mi familia italiana" es algo esencial, el tono inocente de Candela Peña aclarando que sé casó con su marido por que quería un chico guapo que enseñar a sus amigos está tan agradablemente trabajado, como los chismorreos de Virna y Marisa al descubrir el personaje de Pedro, fantástico. La aparición final de la quinta hija es quizás demasiado tardía, aunque lo cierto es que Nadeah (cantante australiana) llega arrasando con la comedia que le convierte en indudable hermana de sus hermanas, y con un número final que no aporta nada al nivel de la historia pero se muestra como una emotiva canción con la que terminar una de las mejores películas de las últimas décadas. Es un film redondo.

miércoles, 22 de julio de 2015

¡Ahí va! (...y no explotó el airbag)

"Rey Gitano" es la vuelta al cine de Juan Bajo Ulloa, el hombre que nos sorprendió con una "ópera prima" intimista, de duro drama y fantasía ("Alas de Mariposa", 1991) o que nos introdujo en la mente de un asesino desde su punto vista en "La madre muerta" (1993), y al que todos recordamos por crear una comedia innovadora, explosiva, y con un guión extremadamente trabajado en cada diálogo: "Airbag" (1997), antes de que explotase "Torrente, el brazo tonto de la ley" (Santiago Segura, 1998) nos adentró en nuestra España sucia, de la mano de enormes actores como Paco Rabal, Rosa María Sardà o Pilar Bardem, aunque conducidos por tres jóvenes con grandes dotes interpretativas y que además tenían una gran relación entre ellos (Karra Elejalde, Fernando Guillén Cuervo y Alberto San Juan). Once años después de "Frágil" (2004), obra poética mantenida en la Euskal Herria que no terminó de entenderse, vuelve con una comedia que se ve perjudicada desde el argumento, no resulta convincente, ni entretenido a mi parecer, la persecución de dos detectives (entre engañados y las ganas de hacer algo) de la familia Real Española para conseguir el ADN de uno de ellos. Mihura y Tono escribieron una obra teatral magnífica a la que titularon "Ni pobre ni rico, sino todo lo contrario", que en 1937 analizaba desde el humor la posición extremista de una situación, un pobre hombre que pese a sus millones con consigue a la mujer deseada, y que tras perderlo todo peca de pobreza. "Rey Gitano" no es ni gitana ni paya, sino todo lo contrario, utilizando brevemente los estereotipos de moda, no tarda en caer en el chiste fácil, la confusión de vocabulario y las viñetas de cómic (tal vez lo mejor del film).


Karra Elejalde, el cómico de moda, y Manuel Manquiña, el gran desaparecido, forman una pareja peculiar, que intentando representar dos ideologías opuestas acaban intercambiando sus papeles, o al menos uno consume al otro, lo que no cabe duda es que son dos de nuestros mejores actores y sin duda resaltan como lo mejor en pantalla. Arturo Valls tiene sus señas de comedia televisiva, funcionales para un gag aislado, pero dista mucho de hacer una buena interpretación y menos como gran protagonista, con la voz sucede lo mismo no es ni gitana ni borbónica, sino todo lo contrario. María León y Albert Pla es sus pequeños papeles lo clavan, ella está guapísima y Bajo Ulloa sabe sacar toda la lucidez de sus ojos (gran cómica mientras el guión se lo permite), y Pla no destaca tanto por su comedia sino por tratarse de un personaje extraño, entre el remordimiento y la chifladura que tanto nos recuerda a "Airbag". En definitiva no es una historia que apetezca, las ambigüedad del sexo de Rosa María Sardà tampoco es un cliché que funcione, aunque cuando se reúne con Charo López y Santiago Segura existe una enorme unión de poder escénico que resulta atractivo, y que roza temas más apetecibles de satirizar como la política ("¿con quién vas con los rojos o los azulitos?, yo ya casi no los distingo") o el extremismo religioso. López y Segura son la clave de la cinta, dos personajes llenos de extrañezas y personalidad con un enorme cuidado visual por parte del director, la actriz roza una santidad diabólica, y Santiago desde la seriedad del conde consigue sacarnos alguna de las mejores risas desde el absurdo.


El gran y enorme problema de "Rey Gitano" es "Airbag", queramos o no la tomamos como referente y al lado de una obra de culto, queda como una comedia vulgar y escatológica que desde luego domina mejor Torrente, por sus antecedentes, en "Torrente 5: Operación Eurovegas" (Segura, 2014). El mismo Bajo Ulloa no puede evitar alguna referencia a su obra maestra, y cae en humor viñetesco que no se presta del todo bien al verse forzado o al intentar ser disimulado. Toda la fase final en el Palacio Real es inevitablemente divertida, hubiese sido suficiente como final sin el estilo caribeño explicativo que incluso nos despierta una mayor confusión. En definitiva aún se respiran síntomas del mejor Juanma Bajo Ulloa en una obra catastrófica que por otro lado me ha sido irremediable ver. Frente a la crítica mordaz y sutil que nos muestran algunas grandes comedias, incluso recientes, "Rey Gitano" nos expone claramente que somos la cuna cómica de Europa, y nos recuerda las situaciones que todos los días nos agobian en Telediario, Bajo Ulloa prefiere aclararlo como que "España es un país que hace de su chapuza la bandera, aunque debemos tratarla con cariño"... Hecha la crítica esperamos el regreso con ese humor negro, salvaje, casposo y elegante a su vez, sofisticado y chapucero que supo crear en sus día el director alavés...

lunes, 20 de julio de 2015

Por siempre Álex Angulo

Ayer me di cuenta que cumplíamos un año sin Álex Angulo, me decidí a escribir algo cuando de pronto todos sus personajes se me vinieron a la cabeza, ¿qué pensaría el Padre Ángel Berriatúa de haber fallecido en un accidente de tráfico? Tal vez tuviese razón, y ahora el mundo sea más "demonio", pues es lo que sucede cuando se van las personas buenas. Siempre sonriente, y últimamente con una simpática barba, decía en todas partes a sus amigos, a los de siempre, y a los nuevos, siempre confió en los jóvenes de futuro cinematográfico, así se explica su extensa lista de trabajos, entre los que destacan decenas de cortometrajes, pues recordemos que así comenzó él con Enrique Urbizu y Álex de la Iglesia. Un hombre menudo que sacó partido a todas sus virtudes y a todos los defectos, que por eso mismo no deberías llamarlos así, y si algo no podemos olvidar, tras una inmensa carrera con fantásticos papeles es la imagen de un joven cura vasco, con la txapela calada, y con los brazos extendidos acogiendo esa particular señal del demonio: las Torres Kio. Toda una revelación de una generación de actores que recogieron importantes papeles, por lo general secundarios, que supieron mantenerse al lado de las nuevas interpretaciones de los jóvenes de los 90' que arrasaban (Javier Bardem, Fernando Guillén Cuervo, Jordi Mollà o Juan Diego Botto). Allí estuvo junto a Saturnino García, Ramón Barea, cazando papeles que cuando resultaban protagonistas se convertían en un bombazo, como "El día de la Bestia" (Álex de la Iglesia, 1995) o "Justino, un asesino de la tercera edad" (La Cuadrilla, 1994), por la que Saturnino Gracía recibió el Goya al Mejor Actor Revelación.


Imanol Uribe, Pedro Almodóvar, Fernando Colomo, Icíar Bollaín, Óscar Aibar, José Luis Cuerda y José Luis García Sánchez son algunos de los directores que se rindieron a la interpretación de Angulo, entre la comedia y el más puro terror, es decir, como vivimos el día a día. Sin duda fue Álex de la Iglesia escribiendo, junto a Jorge Guerricaechevarría, papeles pensando en él, hasta que a finales de los 90' dejaron de trabar juntos por distintas casualidades. Guillermo del Toro le convirtió en internacional en el papel de buen doctor en "El laberinto del fauno" (2006) y sin duda nunca será olvidado, pues siempre echaremos de menos una mirinda bien fría.
Así le despedíamos hace un año:
"Dios..."
Álex Angulo agradecido
Recuerdo de una Bestia
Angulo desde otro Ángulo (homenaje que le realizaron amigos, familiares e incondicionales en Bilbo).
"Carne Perdurable" por Cornelia N.


Homenaje en corcho a Álex Angulo. Rodaje de "El día de la Bestia"
De izquierda a derecha: Álex Angulo, Santiago Segura y Álex de la Iglesia.

sábado, 18 de julio de 2015

Coixet conduciendo comedia

Ha llegado a nuestros cines, y con una gran distribución, la última película de Isabel Coixet, una de las grandes directoras de nuestro tiempo, producida en numerales veces por los Hermanos Almodóvar (El Deseo), ha demostrado narrar como nadie el carácter más intimista de los personajes. Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Italia e incluso Japón le han brindado la oportunidad de abrirse paso por los mejores Festivales, por lo general se nos presentaban dramas de enorme intensidad y relaciones muy profundas, analizadas con una gran belleza por su discreta cámara. Como la mejor muestra de ello nació "La vida secreta de las palabras" (Coixet, 2005), este hábito llegó a su máxima expresión en "Ayer no termina nunca" (2013), en la que respiró un breve reencuentro con intérpretes españoles, y que no tuvo muy buena acogida por la crítica y el público. "Elegy" (2008) y "Mapa de los sonidos de Tokio" (2009) extrapolaron su esencia a un ambiente distinto, dos amores imposibles que no compaginó crítica y taquilla, de ellas destaca la primera como primer contacto con Ben Kingsley y Patricia Clarckson, intérpretes de indudable calidad que protagonizan "Aprendiendo a conducir" (2014). Coixet tiene por estrenar "Nadie quiere la noche" (2015), seleccionada para el Festival de Berlín, con Juliet Binoche como gran protagonista, se enfrenta a la aventura de una mujer que viaja al polo norte a reunirse con su marido/explorador, además se han anunciado dos proyectos "This Man, This Woman" y "The Bookshop", esta primera respira la esencia pura de Coixet y contará con Penélope Cruz.


Asentada en Estados Unidos, dedicada a escribir, confesaba en una entrevista que "tenía ganas de hacer una película en la que el espectador no tuviera ganas de cortarse las venas", un cambio consciente que nos descubre a una directora que sigue presente pese a todo, toma la religión para mostrarnos una Gran Manzana distinta a la de "Manhattan" (Woody Allen, 1979), situando Queens como el verdadero lugar cosmopolita, donde conviven latinos, musulmanes, manteniendo a la gran Manhattan como el vistoso lugar para desarrollar la comedia que rezuma este excelente guión de Sarah Kernochan, prácticamente desaparecida, en cine, desde "Lo que la verdad esconde" (Robert Zemeckis, 2000). Ben Kingsley en una agradable interpretación, que recibe la vis de una genial Patricia Clarkson, aún con la sangre de "Whatever Works" (Woody Allen, 2009) en las venas, cada uno vive su propio drama personal, donde se adentra Isabel Coixet que a su vez busca una templanza con la comicidad, que tiñe escenas gloriosamente levantando, entre imparables risas, al espectador de su butaca (comprobado). Encontramos la relación profesor-estudiante, muy alejada de "Elegy", aunque con cierta tensión emocional, donde el trabajo del público es ir desenlazándola con habilidad para alcanzar un final que llega cuando debe llegar... 

jueves, 16 de julio de 2015

Premios de cine y otras casualidades

Los Goya son en España la máxima expresión del éxito cinematográfico, anualmente se premian los mejores trabajos en cine, y resultan funcionar como un show televisivo magnífico con el reparto más impresionante de la historia. La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, eso es un nombre, otorga otra serie de premios en los que se dignifica a los profesionales y que realmente tienen menos implicación social pero un alto valor, uno de ellos es la Medalla de Oro, concedida a una trayectoria profesional dedicada a la mejora del cine español, hace unos días se nombraban a los actores Aitana Sánchez-Gijón y Juan Diego, dos figuras indispensables de las que no hace falta decir nada. Otra serie de premios como el González Sinde a la utilización del audiovisual para fines sociales, el Muñoz Suay a la investigación o el Alfonso Sánchez a la divulgación del mismo cine español (reivindico este último para Cayetana Guillén Cuervo, que se lo ha ganado con creces). Sin embargo el gobierno en ocasiones intercede, y otorga los premios nacionales, el Premio Nacional de Cinematografía brilla por una redonda cifra: 30.000. Todos los que han recibido el premio son grandes profesionales de nuestro cine, este año Fernando Trueba vive su año de las luces tras este premio y su invitación a entrar en la Academia de Hollywood, aunque resulta muy extraño que uno de nuestros mejores directores aún no hubiese sido reconocido con ninguno de los dos premios, tras haber sido Presidente de la Academia, y haber ganado el Oscar en 1994. Elogiando Azcona, José Luis Cuerda preguntaba por Twitter si el premio estaba dotado, es triste que Cuerda no haya recibido el premio aún, pero más aún que Azcona tampoco, realmente no tengo muy entendido que se valora con el Premio Nacional de Cinematografía.

lunes, 13 de julio de 2015

"La fiesta de despedida", Cines Centro

El pasado domingo tuvo lugar la última proyección de films en los Cines Centro de Gijón, pertenecientes a la Cadena Clarín que desde 1978 disfrutaba como la única institución asturiana con salas cinematográficas en el Principado, poco a poco fueron cerrando todas sus sedes, los cines Marta de Avilés fueron los últimos el verano pasado, y tras 17 años de cine independiente y versiones originales los Cines Centro se despidieron de su público, que aunque reducido allí estuvo en su última sesión. Desde hacía tiempo estaba informado de una película israelí que había triunfado en Venecia y Seminci, una "conmovedora comedia" que recuperaba el tema de la eutanasia, el título era inmejorable para el acontecimiento: "La fiesta de despedida" (Tal Granit y Sharon Maymon, 2014). El resultado es un proyecto muy ambicioso y excesivamente emocional, cuyos golpes de humor negro compensan la lágrima, magistrales y certeros, dan en el blanco y en el momento adecuado, pequeños detalles como el de la multa se convierten en escenas de una comedia pura, para recordar. Uno debe dejar todas las condiciones que le impone la sociedad en la puerta de la sala, reírse y enfrentarse sin ningún prejuicio a este intenso drama manejado con una comedia discreta y muy eficaz que agiliza la historia, desembocando en grandes clímax de humor como la particular "fiesta" que desarrollan en el invernadero. Parece mentira que haya tenido que ser esta co-producción germano-israelí la que recupere un tema que nunca pasa de moda, ¿es asesinato? La ley sin duda lo recoge como tal, todos recordamos el caso del ya desaparecido Jack Kevorkian, recogido con dramatismo y fidelidad en "You Don't Know Jack" (Barry Levinson para la HBO, 2010). La escenificación final de "La fiesta de despedida", deja que pensar...


Después de "Mi vida es mía" (John Badham, 1981) y "Mar adentro" (Alejandro Amenábar, 2004), era necesario tratar un tema tan delicado con humor, para intentar comprenderlo desde otro punto de vista, siendo muy difícil no caer en el drama. Los Cines Centro han tenido su propia eutanasia, la Cadena Clarín ha sido la encargada de ir suministrando el sedante, los espectadores hemos sido desapareciendo, acercándonos a los grandes cines Ocimax de las afueras, donde se recogen las grandes producciones de Hollywood, que en realidad (yendo lunes y miércoles) se pueden entender perfectamente con este cine pequeño, mucho más cuidado, y generalmente de mayor calidad visual y argumental. El cierre de estos cines deja la ciudad sin una sola sala en el centro, como esta son ya muchas en España, poco a poco sucumbimos antes las grandes multinacionales, asentadas en enormes centros comerciales en los que uno puede vivir perfectamente (sino que pregunten a Charlie Chaplin), no es necesario salir, su puede comer, comprar, comprar y comer, e incluso alcanza el mayor realismo cuando (y sólo en algunas ocasiones) te resfrías por el aire acondicionado. José Luis Garci recorrió esta villa asturiana, y nos presentó los míticos cines Robledo, ahora sólo existentes en unos pocos fotogramas de "Volver a empezar" (Garci, 1982). Si no se distribuye, si no existen salas para este tipo de cine lo más probable es que termine desapareciendo, y debemos recordar que Woody Allen, Michael Haneke, François Truffaut, e incluso (antes de "Rebeca", 1940) Alfred Hitchcock, fueron genios del cine de autor e independiente, y en mi opinión muchos siguen siéndolo, ¿queremos perdernos al próximo Truffaut?

domingo, 12 de julio de 2015

Ana y Víctor , química y física

Contaminados completamente salimos del magnífico concierto que ofrecieron Ana Belén y Víctor Manuel en La Laboral de Xixón, donde nos demostraron una vez más la química que perdura entre ambos, una idílica imagen de pareja feliz con unas voces cercanas y muy bien conservadas que recitaron algunas de las canciones más reconocidas de su carrera, que se fueron sumando a las novedades de su disco "Canciones Regaladas", y que desembocaron en un apoteósico final que comenzó con el "Asturias", fuertemente coreado desde su comienzo a su fin, finalmente se cerró con una explosiva puesta en escena de color y luces que dio pie a "La Banda". Víctor Manuel ejerció de anfitrión, nos hizo reír y disfrutar con sus "gracies" y el acento asturianu que le dio a las presentaciones, Ana Belén pisó el escenario con delicadeza y elegancia, un sencillo vestido oscuro con un elegante chal blanco, por su espalda ondulaba una trenza jovial y reivindicativa, alejándose del papel de Diana Balaguer (eterna portada del "Hola" en "El amor perjudica seriamente la salud", Manuel Gómez Pereira, 1996), tuvieron acentos breves contra la situación en la que está sumergida nuestro país. "El hombre del piano" fue la respuesta de la cantante ante los gritos de "¡Víctor, Víctor!", dejándonos boquiabiertos con una intensa interpretación de la gran adaptación de la original by Billy Joel. Entre los miembros de la banda, que estuvo magnífica con un saxofón terriblemente genial, se encontraba David San José, hijo mayor de Ana y Víctor, autor de los arreglos del disco que nos sorprende con magníficas nuevas adaptaciones.


"Canciones regaladas" nos ofrece enormes temas con los que de la pareja musical más duradera y unida de todos los tiempos realizan un homenaje a los músicos y a la música de su vida, que dicen haberles venido regalados. Desde una emotiva interpretación del "Aleluya" de Leonard Cohen, hasta el rescate de un clásico "Just de way you are" de Billy Joel, que renombran como "Quiéreme tal como soy". Un repertorio de buen gusto que comienza como lo hizo el concierto, con "El padre Antonio y el Monaguillo Andrés" de Rubén Blades, entre la selección yo me quedo con "¿Cómo pudiste hacerme esto a mi?", una versión turbia entre blues y la banda sonora de un film noir, una versión nunca vista de esta mítica canción de Carlos Berlanga y Nacho Canut. Durante el concierto Ana Belén nos pidió que no la creyésemos cuando dijese "Odio el Verano", muy recurrente aunque llevamos creyendo que ella también nació en el 53' desde 1994. La pareja de artistas forman un vínculo presente en todo momento, que nos regaló imágenes de ambos bailando y sonriéndose, toda una hazaña para las "parejas artísticas" de nuestra socialité. Llevaban sin una gira-tour juntos desde hace más de diez años, en los que ambos han tenido exitosos proyectos personales como el "50 años no es nada", con el que Víctor Manuel celebrara su medio siglo con la música.


Ana Belén nos cautivó a muchos con el cine, algunos aterrorizados por el payaso de "Zampo y yo" (Luis Lucía, 1965) nos refugiamos en la madurez de papeles como el de "Demonios en el jardín" (Manuel Gutiérrez Aragón, 1982) o la joven Adela en la gran adaptación de "La casa de Bernarda Alba" (Mario Camus, 1987). Canta gloriosamente y sus interpretaciones suelen dejar un rastro de grandeza muy reconocible, aún en la comedia como "Sé infiel y no mires con quién" (Fernando Trueba, 1985) o "Miss Caribe" (Fernando Colomo, 1988). Hasta en el cine pudimos disfrutar la unión de Ana y Víctor, cuando éste se decidió a producir dos obras teatrales, cinematográficamente adaptados como nadie por José Luis García Sánchez, y que Ana Belén protagonizó: "Divinas Palabras" (1987) y "Tirano Banderas" (1993). Con "Bajarse al moro" (Fernando Colomo, 1988), Víctor Manuel produciría uno de los grandes clásicos del cine urbano de los ochenta, y con "El vuelo de la Paloma" (García Sánchez, 1989), le daría una nominación al Goya a la Mejor Actriz a Ana Belén... Es por esta época cuando surge el magnífico disco "Tiempo de cerezas", emotivo y nostálgico, y cuando Víctor Manuel obtiene un éxito incomparable como productor con "Yo soy ésa" (Luis Sanz, 1990). Lo complicado ha sido y es ¿cómo ser Víctor Manuel y Ana Belén y no morir en el intento? Un carrera frenética y prolífica, que este verano deriva en esta fantástica gira...

viernes, 10 de julio de 2015

Sharif de Alejandría

Omar Sharif, la estrella egipcia de Hollywood ha fallecido en El Cairo a causa de un ataque al corazón, meses después de que se confirmase la noticia de que padecía alzhéimer. Es duro olvidar, y más aún para una persona cuya vida se ha basado en memorizar guiones, algunos de ellos esenciales para el conocimiento del cine de los años sesenta, títulos como "Lawrence de Arabia" (David Lean, 1962) o "Doctor Zhivago" (David Lean, 1965) son los principales componentes de la época gloriosa de Hollywood, muestra de su poder económico, grandes producciones de larga duración y de un fuerza épica digna del mismísimo "El Cid" (Anthony Mann, 1961). Cuando hoy nos decidimos a ver cine clásico de los años 60' solemos irnos hacia "Desayuno con diamantes" (Blake Edwards, 1961), "Uno, dos, tres" (Billy Wilder, 1961) o "Los Pájaros" (Alfred Hitchcock, 1963), posiblemente películas menores en un tiempo donde el cine era todo un acontecimiento, y donde las súper-producciones nunca defraudaban. Nacieron una serie de "héroes" como Charlton Heston, Tyrone Power, Burt Lancaster o más elegantemente Alain Delon, entre ellos nació una estrella que tomó el papel de su primera gran película como nombre artístico, Omar Sharif sería reconocido con el Globo de Oro a la Nueva Estrella del Año 1963. Su encanto arrebatador con aires del exótico oriente le transportaron a la primera fila de Hollywood, en una época donde convivió una diversidad de grandeza nunca jamás vista en el panorama cinematográfico, hasta Berlanga caminó por la alfombra roja de los Oscar con su nominación por "Plácido" (Luis García Berlanga, 1961).


¿Significó esto un encasillamiento para Sharif? Eso pareció, papel de galán en "Funny Girl" (William Wyler, 1968), e incluso el príncipe español de Sophia Loren en "C'era una volta" (Francesco Rosi, 1967), fantástico como atractivo aristócrata en "Mayerling" (Terence Young, 1968), probablemente hoy hubiese recibido un Oscar al Mejor Actor por su interpretación de Ernesto Guevara en "Che!" (Richard Fleischer, 1969) ya que están tan sobrevalorados los biopics, y "El último valle" (James Clavell, 1970) fue retomar ese cine de aventuras de larga duración, del que su compañero de reparto Michael Caine se convertiría en otro referente tras "Zulú" (Cy Endfield, 1964)"David y Catrina" (Delbert Mann, 1971) y sobre todo "El hombre que pudo reinar" (John Huston, 1975). Omar Sharif era un hito del cine en Egipto, se convirtió en todo un representante y un gran actor al que no habíamos visto cambiar de registro, con ello llegó Blake Edwards y le otorgó el papel protagonista de "The Tamarind Seed" (1974), en la que junto con Julie Andrews se adentró en una experiencia nueva, un género entre el espionaje, el romance y la comedia tan propio de su director, como recuerdo de esta aventura cinematográfica Edwards le daría un pequeño papel en "La pantera rosa ataca de nuevo" (1976), una de las más "absurdas" de la saga. El gran héroe egipcio sabía moverse en la comedia, por si quedara algún resquicio de lo contrarío sería el actor principal de "Top Secret" (Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker, 1984), todo un hito del absurdo y la locura, un descontrol de los creadores de "Aterriza como puedas" (1980), que convertiría al Doctor Zhivago en el agente/coche Cedric, en una película donde las vacas llevaban botas y volaban... El final de su carrera fue un perpetuo homenaje en cine joven, y cine egipcio, papeles discretos pero de gran fuerza interpretativa, con los que se despidió la mítica estrella egipcia.

jueves, 9 de julio de 2015

Minions, mis esbirros favoritos

"Gru, mi villano favorito" llegaba a nuestros cines en el año 2010, un gran atractivo para el público más agradecido: el infantil. Pierre Coffin y Chris Renaud hicieron una gran película de animación con un técnica mejorada, era diferente, incluso se había creado una productora (Illumination Entertainment), no dependía directamente de Dreamworks, Pixar o Disney, con ella han producido varios trabajos de los dos directores y se tienen proyectos futuros como una tercera entrega de Gru. La segunda entrega fue la gran revelación, con nominaciones al Oscar, BAFTA y a los Globos de Oro, su canción "Happy" de Pharrell Williams brilló como single del verano, mientras los niños empatizaban con los pequeños y amarillos "Minions" que disfrutaban de mayor parte en la trama, pues arrancaban la mayoría de las risas en la primera entrega. Estando en la época del spin-off y con tales beneficios se decidieron por una tercera película dedicada por completo a estos simpáticos esbirros, que hoy aplastan la taquilla a la espera de "Inside Out" (Pete Docter y Ronaldo Del Carmen, 2015), que se propone como el bombazo del verano. Para la dirección de "Minions" repite Pierre Coffin, al que se adjunta Kyle Balda, creador y promulgador de esta fiebre amarilla, autor también de Lorax, a quién también dirigió junto con Renaud en "Lorax. En busca de la trúfula perdida" (2012). Como detalle es Pierre Coffin quién pone voz, o sonidos, a los Minions, que tras sus años de historia saben desde alemán a español, cuanto me reí al escuchar entschuldigung para disculparse ante una rata de alcantarilla.


Tras un breve y simpático repaso por los "villanos" de nuestra historia de la mano de estos seres inevitablemente divertidos, la historia se desarrolla en el Nueva York de 1968, descubierto por una divertida valla publicitaria en la que se puede ver a Richard Nixon acompañado de la frase: "Por fin alguien en quien confiar". En este momento la película comienza a sucederse con varios gags que derivan en el descubrimiento de una convención de villanos, donde debemos estar atentos hasta el más mínimo detalle pues nos arranca carcajadas por doquier. Tres Minions protagonista con sencillos nombres que los convierten en llamativos: Stuart, Kevin y Bob, estos tres antihéroes se convertirán en los principales protagonistas de una aventura sencilla, cuyo mínimo contacto con la historia, y la aparición de Isabell II del Reino Unido despierta un cierto atractivo, inevitablemente baja el listón derivando en un final obligado a encontrarse con un joven Gru. El film está perfectamente cuidado, el enamoramiento de Stuart por una Boca de Incendios, o el amor de esta especie por las Bananas, va más allá de funcionales gags, introducen un concepto de veracidad dentro de una historia que resulta ridícula creerla como verdad. La veo como una película necesaria, no existe necesidad de comprensión de un pasado, sin embargo era necesario que los Minions tuviesen su propia película, lo que podrá abrirles paso a tener una divertida colaboración en la tercera entrega de Gru, que suponemos se superará en guión y detalle como ha ido ocurriendo con esta saga, y con la animación en general.