domingo, 30 de abril de 2017

Schrader trae los salvajes 70'

Cuentan que de una infancia repleta de religión y prohibiciones surgió la brillante mente de Paul Schrader, cuya pluma, siempre afilada, ha logrado traernos algunas de las historias más violentamente cinematográficas de todos los tiempos, desde "Taxi Driver" (Martin Scorsese, 1976) a "La última tentación de Cristo" (Scorsese, 1988), con obras tan estimulantes como "Fascinación" (Brian De Palma, 1976) entre medias, los guiones de Schrader han sido como heridas en carne viva que no paran de sangrar ante el espectador. Sus incursiones en la dirección se han visto marcadas por su pasado como escritor y "Como perros salvajes" (Paul Schrader, 2016) no es una excepción, un  film que tiene todos los componentes de su grandes obras perfilados con un desbordante sentido del humor. Como el personaje que el propio director se ha permitido interpretar en la película, El Greco, estamos ante un cineasta que se alimenta del cliché jugando con la idea preconcebida de la cultura general para darle una vuelta, convirtiendo así una historia habitual de secuestros y mafia en una comedia casi surrealista, completamente setentera y con un imponente espectro visual. Los 70' vuelven a estar de moda, cuando el cine parecía haberse dulcificado, "El exorcista" (William Friedkin, 1973) vuelve con un jugoso formato de serie y Scorsese vuelve a sus orígenes con "The Irishman" (2018), cuyo reparto nos pone los pelos de punta: Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci, Harvey Keitel y Bobby Cannavale.

Schrader como El Greco

Mano a mano, Scorsese y Schrader
En un panorama edulcorado por las nuevas versiones de las películas de Disney en carne y hueso era necesaria la vuelta a la bestialidad y ferocidad del cine que fue reconocido como "el Nuevo Hollywood", que inauguró la década de 1970. Lo que resulta más preocupante es que esta vuelta tenga que venir de mano de sus creadores, todo un placer cinéfilo por un lado, pero una triste realidad para dentro de unos años. De momento disfrutamos con joyitas delirantes al estilo de "Como perros salvajes", donde encontramos a un autoparódico —y por ello más acertado— Nicolas Cage, al mando de una cuadrilla de tres completada por Christopher Matthew Cook y un apoteósico Willen Dafoe, que nos inicia en el film con una escena entro lo kitsch y lo salvaje que nos posiciona para el resto del metraje. A esta vieja ola que llega con retardo se pueden añadir títulos como la genial "Killer Joe" (William Friedkin, 2011) que descubrí recientemente por el canal TCM, una auténtica obra maestra donde sobra todo y no falta nada, a veces pesadas, lo cierto es que logran recuperar la auténtica esencia de aquellas producciones de bajo presupuesto que han pasado a la historia del cine, y Matthew McConaughey borda un malo de cine. Mientras en el film de Friedkin se percibía un humor más negro y sucio, en la cinta de Schrader, que ya pasó algo desapercibida en su estreno el pasado enero, nos enfrentamos al absurdo. Es el momento de disfrutar de la últimas obras de los grandes genios del Nuevo Hollywood, y de empezar a preocuparnos por el futuro de este legado.

Una escena de la brutal "Killer Joe" de William Friedkin

sábado, 15 de abril de 2017

Redescubriendo "El crack" de Garci

Recientemente volví a ver "El crack" (José Luis Garci, 1981), lo que me llevó al visionado de "El crack dos" (Garci, 1983), y a su vez a darme cuenta de que estaba ante dos films grandiosos, elegantes y rudos al mismo tiempo, como las viejas películas del Hollywood negro, y sobre todo ante dos obras poco mencionadas entre lo mejor del cine español. Estas dos piezas son el culmen de todo el conocimiento clásico que más tarde expondría su director en su programa "¡Qué grande es el cine!" (1995-2005), ejemplos de la maestría que en ocasiones se empeña en disimular este gran cineasta con cuatro nominaciones a los Oscar, incluyendo el premio por "Volver a empezar" (1982). El premio que se yergue entre la producción de las dos películas que traigo hoy a primera plana, un perfecto chute al ego notable en la segunda parte de "El crack", con un Arturo Fernández a la altura del mejor villano de James Bond. José Luis Garci sería uno de los principales guionistas de la Tercera Vía, movimiento cinematográfico que pretendía reconciliar al cine intelectual con el comercial de la mano de rostros como José Sacristán o Concha Velasco, este lastre perseguirá a la gran parte de la filmografía del director, cuyo gusto cinematográfico es exquisito aunque en ocasiones no de con la historia adecuada. "El crack" se olvida de todo ello, tiene ese componente comercial, con Alfredo Landa encabezando el reparto, pero no eso lo que busca... ¿qué pintaba en ese momento el vecino del quinto haciendo de detective privado? Uno de los mayores homenajes al cine jamás imaginados.

Landa y Garci durante el rodaje de "Las verdes praderas" (1979)

Lo que podría haberse convertido en un "Harry el sucio" (Don Siegel, 1971) a la española, o incluso una parodia ibérica de Bogart y Bacall, con Landa y María Casanova, consigue impregnarse en el celuloide de una forma deslumbrante, de la barbería madrileña al Madison Square Garden de Nueva York estamos ante una obra de belleza vertiginosa y cruel, pues es en sí misma una desaparición de esa belleza. La escena de la explosión del coche quedó impregnada en mi imaginario cinéfilo para siempre, tenía ganas de llorar y no podía, mi respiración se paró por unos momentos ante el primer plano de la mirada de Germán Areta (Landa), puro cine. Pese al dolor que marca el resto del film el metraje sigue adelante sin pardear, sumiéndonos en una historia —escrita al limón con Horacio Valcárcel— que termina por ser lo de menos para entregarse al Séptimo Arte por completo. Esta sensación de cine masticable se corrobora con los papeles de Miguel Rellán y José Bódalo (a quien Garci consagraría para la eternidad con su Roxiu de "Volver a empezar"), inmensos profesionales que muestran lo mejor de nuestro cine, una capacidad de reparto con la que Hollywood no puede competir. Durante años soñamos con una tercera entrega de la saga del detective Areta, lo que desestimamos con el fallecimiento del gran Alfredo Landa, hace ya cuatro años. Esta semana hemos recibido la magnífica noticia de que José Luis Garci planea rodar una precuela de esa deliciosa saga con Víctor Clavijo al frente, lo que no hace más que incrementar la necesidad de revisitar y redescubrir estos clásicos.

Garci durante el rodaje de la que dijo sería su última película, "Holmes & Watson. Madrid Days" (2012)

viernes, 14 de abril de 2017

1, 2, 3... llega MasterChef

Nada más y nada menos que la quinta edición de este programa viral que ha convertido a los chefs en los nuevos becerros de oro que llegarán puntuales cada semana, como una droga dura para adictos a la televisión. "MasterChef" se ha convertido en todo un hito, con un share que se mantiene asombroso desde el primer programa, se ha buscado un hueco en la historia de Televisión Española, ese canal público que está bajo mínimos desde la desaparición de su monopolio. Los miembros del jurado se han convertido en auténticos fenómenos de masa media, en la Feria del Libro disfrutan de las colas más largas y sus restaurantes se llenan de gente que ni siquiera puede permitírselo. Mientras en USA ahorran para su seguro de vida y la universidad de sus hijos, aquí con nuestra Seguridad Social y universidades públicas, nos desvivimos por ir a probar los ridículos platos de este personal. "La vida no imita el arte, sino la mala televisión" sentenciaría con razón Woody Allen en "Misterioso asesinato en Manhattan" (Allen, 1993), y en España nos hemos coronado como los reyes de la telebasura, cientos de programas de usar y tirar, nuestras emisiones se han convertido en una auténtica pesadilla en la cocina. Pese a todo me declaro uno de los mayores fans de este programa, que comienza su nueva temporada este domingo a las 22:05h en la primera de TVE. Seré el primero que pida un autógrafo a Samantha o a Pepe si los veo por la calle, a Jordi no, que nos cae peor en general, y así con todo.

Pareja de guapos que promete para esta edición

Kate Hepburn en "Estirpe de dragón"
Al fin y al cabo, después de ver MasterChef nos sentiremos bien por no haber estado viendo "Sálvame Deluxe", la cocina siempre es más sana que la prensa rosa. Después de todo los denominadores comunes son los mismos: gritos, nervios, suspense, melodrama, lágrimas y expulsiones del plató. Los programas comienzan a parecerse tanto entre sí que este domingo no tenemos muy claro si empieza el prestigioso talent show culinario o una nueva sesión de "Got Talent", pues nos lo venden como "una edición en la que compartirán plató un ex-futbolista, un ex-seminarista de Ohio y una punk que trabajó con Esperanza Aguirre". Qué sorpresa alcancé al ver que esa punk era Isabel Alcón, buena amiga de la familia, diseñadora de joyas y gran conocedora del protocolo, tanto con Esperanza Aguirre como con la Embajada de México. A saber pues si el seminarista llegará a cantar misa, o si el mongol que deambula por los vídeos publicitarios es realmente asiático, Katharine Hepburn ya demostró en su día que no es tan difícil hacerse pasar por uno. E incluso a Isa, a la que acompañé en el programa que se emitirá el domingo, han confundido con una punk salvaje, cuando solo hay que buscar su nombre en internet para darse cuenta que no hay nada más lejos de la realidad. Como entradilla no puedo más que aventurar que será una edición divertida por lo visto aquel día en plató, y que la televisión es la mejor mentira que ha creado el hombre.

Una punk que trabajó con Esperanza Aguirre

Investigando algo más sobre el programa he ido buscando testimonios de invitados presentes tanto en esta edición como en las anteriores, las anécdotas son realmente dispares, la mayoría acompañadas por la repetición y el aburrimiento, gajes de la televisión capaz de hacerte tomar tintos a las nueve de la mañana... ¡cómo si de una sobremesa se tratara! Si hay algo en lo que coinciden todos y cada uno de los encuestados es en la calidad del alimento servido: "¡Es una mierda!", exclamaban muchos de ellos recordando entre risas un postre horroroso que describían con pelos y señales (quizás con demasiados pelos). Tampoco nos puede pillar por sorpresa, el propio jurado no duda en decirles la verdad a la cara, no sin cierto desdén y humillación, por lo que María del Monte abandonó la edición de MasterChef Celebrity. Para mí, como para muchos, es este morbo, las rencillas entre concursantes, el desprecio con el que el jurado puede llegar a tratar un plato, la verdadera salsa del programa. Yo desde luego no pienso perderme ni uno solo, aunque, por lo visto en las pequeñas cuñas publicitarias lo mejor de MasterChef 5 promete ser la aparición de Loles León, estamos ante grandes profesionales que saben hacer reír sacando lo peor de nosotros. Fue el gran Alfred Hitchcock quien sentenció muy agudamente: "Ver un asesinato por televisión puede ayudarnos a descargar los propios sentimientos de odio", en este caso sobran los parelelismos. Espero que les haya hecho más amena su espera hasta este domingo, hasta entonces, ya saben: ¡Pónganle sabor a la vida!


jueves, 13 de abril de 2017

Cantábrico, un mar y montaña

El documental suele concebirse como un género "pereza", excepto cuando nos enfrentamos al introspectivo y ácido humor de Michael Moore (su documental "Fahrenheit 9/11" superaría los 20 millones de dólares en su primer fin de semana), incluso durante las ceremonias de premios aprovechamos para echar una cabezadita durante la entrega de estos, que además suelen ir pegados a los de cortometrajes, es decir, el material audiovisual que el espectador medio no ha llegado a ver. Pero como decía existen excepciones y "Cantábrico" (Joaquín Gutiérrez Acha, 2017) debe de ser una de ellas, con un portentoso —para lo que es nuestra taquilla— estreno de más de cien mil euros, que ya superó el anterior trabajo de su director, "Guadalquivir" (2013). Dos exquisitos reportajes que saben cuándo y dónde situar la cámara para captar imágenes deliciosas, como la caza de un ciervo por parte de una manada de lobos, en contraste con la blanca nieve de montaña. Visualmente brutales y salvajes cuentan con una ventaja que no se aprovechaba desde Félix Rodríguez de la Fuente, nuestra inagotable flora y fauna, algo con lo que no pueden competir los documentales de sobremesa de la 2, esos que aprovechan todos los telespectadores que se han quedado dormidos con el programa de Jordi Hurtado. Aunque, para nuestro pesar, guarde una estructura muy parecida a ellos, una monofónica voz en off, y algunos fallos de presupuesto como las grabaciones bajo el agua, pese a todo un inmenso reportaje que nos introduce en la inmensidad de la cordillera cantábrica.

"Cantánbrico" dirigido y filmado por Gutiérrez Acha

La narración peca en ocasiones de falta de objetividad, tanto para bien, con esas medidas e inteligentes notas de humor matiaspratsiano (dícese de aquel que introduce pequeñas dosis de humor personal en situaciones puramente formales), como para mal, en las reivindicaciones animalistas que pretenden pasar desapercibidas pero que sacan al público de la belleza natural, como los centenares de colas de armiño que son necesarias para la capa de un rey "siendo el animal quien mejor lo porta". Sinceramente me extrañó ese dato en plena danza del blanco animal que había despertado varias risas con sus pizpiretos saltos, porque otro de los grandes puntos a favor de Gutiérrez Acha es su inteligente uso del carisma de los animales, los polluelos pidiendo comida o el pájaro carpintero ante quien tomamos nuestras propias opiniones, solo por cómo ha sido situado el objetivo. Y por supuesto el oso pardo, ese ser patoso y goloso que nuestra cultura ha adorado a través de productos como Winnie the Pooh o "El oso" (Jean-Jacques Annaud, 1988), y a quien querremos algo más después de "Cantábrico". Una vez más lo que reafirma el documental es la innata capacidad de los bichos para hacerse con el metraje, son estos pequeños seres quienes causan más risas y asombros con sus poco ortodoxos rituales, de la mariposa hormiguera oscura a la araña pisaura tenemos en nuestros montes auténticos prodigios de las relaciones sociales. Otro de esos grandes puntos de humor llega con la pesca del bonito o atún, cuando el narrador habla de la "dura pelea de los arandelas vascos frente al pescado" y vemos a una serie de negros realizando la labor. Divertida, asombrosa y descubridora, no dejen de ver "Cantábrico".

Primera vez que la cámara caza al lobo ibérico frente al ciervo