sábado, 31 de octubre de 2015

The Making of "Mi Gran Noche"

El año cinematográfico en España ha sido muy puntual, marcado por distintos films específicos, que precisamente por el aura que les ha rodeado hasta su estreno se han convertido en películas bien acogidas, pues el espectador ha dispuesto de información de la misma desde antes del rodaje. Entre ellas recordamos "Requisitos para ser una persona normal" (Leticia Dolera, 2015)"Negociador" (Borja Cobeaga, 2014)"Felices 140" (Gracia Querejeta, 2015)"Ahora o nunca" (María Ripoll, 2015)"Rey Gitano" (Juanma Bajo Ulloa, 2015)"Anacleto: agente secreto" (Javier Ruiz Caldera, 2015)"ma ma" (Julio Médem, 2015), o incluso "Los héroes del mal" (Zoe Berriatúa, 2015), han tenido un cierto y notable reconocimiento en sus correspondientes ámbitos, y cada una de ellas nos ha demostrado un nuevo cine español lleno nuevas aspiraciones, y con una estética deliciosa que nos lleva desde el indie americano, hasta una España sucia tratada con encanto, e incluso llegando a la gran producción de la horterada. El mayor ejemplo de todo ello ha sido "Mi Gran Noche" (Álex de la Iglesia, 2015), creadora de un inmenso universo paralelo a la realidad, dividido por Adanne y Alphonso y con nuestra perpleja mirada impuesta en José Díaz Mariño, el hacer del film ha desembocado en una entusiasta acogida que la situó como la película española más vista, y la tercera en la taquilla española a nivel internacional.


Puede que estemos ante el film más comercial de Álex de la Iglesia, quizás con demasiada pretensión hacia ello, después de un éxito tan espectacular como resultó "Las Brujas de Zugarramurdi" con cerca de cinco millones de euros en la recaudación nacional, como fruto de uno de los mejores guiones de las últimas décadas, filmado con técnicas deliciosas y una interrelación entre generaciones actorales que estuvieron a la altura de firmar una de las mejores películas de las últimas décadas. Sin embargo "Mi Gran Noche" adquiere un carácter completamente diferente, se asemeja más a espectáculo que una película como tal, un fiel retrato llevado con maestría a la satirización de mundo de la televisión como una perfecta astracanada de Muñoz Seca adaptada a nuestra actualidad. Con cerca de un millón de euros en taquilla el primer fin de semana, cuenta con deliciosos artificios para atraer a una enorme cantidad de la población española, aunque tal vez aquellas admiradoras de la etapa joven de Raphael, que buscan ver el "regreso cinematográfico del cantante" queden mareadas por las generaciones que les suceden, y que Raphael sabe controlar con un particular estilo auto-burlesco muy alejado del narcisismo impuesto por Vicente Escrivá o Mario Camus en las cintas que recordamos del cantante. Hace unos días nos llegaba el magnífico Making of de "Mi Gran Noche" como muestra de esa viva preparación pre-espectáculo que tuvo lugar en toda España, y que ha continuado con una de las distribuciones publicitarias más impresionantes de los últimos tiempos. Sin duda no hay mejor que comenzar la noche de Halloween entre las bambalinas del estudio de la ETT, con todos nuestros ya queridos personajes de "Mi gran noche". Concluye octubre, pero la Nochevieja continúa...

domingo, 25 de octubre de 2015

La estrella que brilla en el destino

Raphael es sin duda el artista completo, uno de los cantantes más reconocidos a nivel internacional, y que tras toda una vida colmada de éxitos sobre los escenarios, e incluso tras las cámaras, ha tenido la enorme temeridad de volver al cine de la mano de Álex de la Iglesia. Con "La comunidad" (2000), el cineasta bilbaíno, encontró la mejor manera de entrar en el siglo XX, unió como no se hacía desde Alfred Hitchcock un subversivo sentido del humor con ese suspense, que resulta mágico y claustrofóbico. De pasada logró llamar la atención de Raphael, como espectador, durante los años posteriores, Álex de la Iglesia logra establecer su propia identidad que aún continúa arrastrando el germen de Hitchcock y Berlanga, con "Balada triste de trompeta" (2010) nos muestra su lado más salvaje y vemos una increíble puesta de largo de Carolina Bang, y con "Las brujas de Zugarramurdi" alcanza ese equilibrio al limón con Jorge Guerricaechevarría, indispensable para comprender la narrativa cinematográfica española de las últimas décadas. De ellos dos nace el personaje de Alphonso, un villano en toda regla cuya gran innovación es ese lado amable con sus admiradores, en especial con el personaje interpretado por Terele Pávez, que vuelve a esa referencia de la infancia del director y su abuela. Raphael sabe que no es Alphonso, pero conoce a muchos, y lo utiliza para alejarse lo más posible de esa imagen retratándola aún más teatral y burlesca, hoy en día todos sabemos que el Juicio Final se decidirá entre Raphael y Julio Iglesias.


"Mi gran noche" es una enorme jaula llena de lobos hambrientos que aúllan por una sola mirada de Alphonso, y siendo uno de los proyectos más alocados de Álex de la Iglesia el director logra mantener un control absoluto en todo momento sobre la situación, sabiendo que la tendencia del bilbaíno cae del lado del exceso y la muchedad, como diría el Sombrerero. Incluso logra elevar a los cielos el clímax, siempre fijado en las alturas, desde aquellas Torres Kio hasta el Valle de los Caídos. Raphael domina también sus conciertos con maestría, sabe comenzar de tal manera que el espectador quede maravillado por todas esas letras que reconocido desde su infancia, después indaga en nuestro interior pues queramos o no hemos escuchado todas sus canciones y nos son familiares y sabe alcanzar el clímax como nadie, después de tres horas de concierto el público se viene arriba aclarando que Él es Aquel, y que cómo Yo te amo Nadie te amará. Sabiendo esto puede que si "Mi gran noche" hubiese sorbido algo de esa relajación a mitad de película, hubiese podido mostrar mejor algunos detalles deliciosos que sólo a cámara lenta se podrían apreciar. Alphonso es un Darth Vader con corazón, como nos demostró George Lucas al final de su saga, aunque como paradójicamente viene Disney a recordarnos, el Lado Oscuro nunca terminará.

jueves, 22 de octubre de 2015

"Mi gran noche" (2015)

Por fin llegó el momento, tras diez meses de espera, tenemos ante nuestros ojos esta enorme obra esperpéntica, con la coralidad de Berlanga y la magnífica estampa surrealista (o la visión apoteósica del neorrrealismo) de Fellini, un fantástico mundo que se mueve a ritmo de Raphael y sigue la batuta de Álex de la Iglesia. Damas y caballeros, mañana se estrena "Mi gran noche". El equilibrio de géneros se nos presenta como el plato principal de este último film del cineasta bilbaíno, donde también caben guiños a la comedia más clásica, y ricos apuntes hacia esa galaxia muy, muy lejana que el director persigue desde "Acción Mutante", que consiguió localizar de entre todo el universo en "La Comunidad" y en la que hoy por fin toma a uno de sus protagonistas para encarar la figura de la maldad física, de una crueldad brillante que se resume en la imagen de una de nuestras estrellas más carismáticas disparando sobre un azulado decorado. El atrezzo, el backstage, ese mundo idealizado que la televisión nos presenta se convierte en un personaje más de esta gran noche, dentro del estudio toda una vida paralela de irremediable destino trágico (como toda aquella en la que participe el ser humano), fuera de él el aún más trágico mundo real. Este magnífico escenario le permite a Álex de la Iglesia establecer todas y cada una de sus obsesiones, de sus preocupaciones, donde también introduce las de su co-guionista Jorge Guerricaechevarría, vemos la visión del guionista, del director, de los protagonistas, y el golpe maestro de la película: la de los extras, esos entregados figurantes que se desviven por aparecer desenfocados en el fondo de una escena donde Mario Casas se lleva todas lasa miradas.


Fellini tenía la enorme capacidad de mostrarnos exactamente lo que deambulaba por su retorcida imaginación, y puede que el culmen de ello llegue en la desproporcionada "Ginger y Fred" (Federico Fellini, 1985), una deliciosa fideuá donde su pretenciosa coralidad le hace perderla y centrarse en sus dos enriquecidos protagonistas: Giulietta Masina y Marcello Mastroianni. Sin embargo por lo que brillaba este surrealista film de Fellini era la abundancia, el exceso, la capacidad de mostrarnos que ese exceso es la realidad de la televisión, un agobio constante que mantiene al espectador ensimismado, contra la pared, asombrado sin poder moverse de una incómoda posición que le hace mantener la mirada en ese asombroso fresco de la falsa realidad que es la televisión. Álex de la Iglesia toma este concepto de una forma extraordinaria y lo lleva al límite, aunque con una estética más limpia y artificial que la de Fellini, así es capaz de narrar la historia de un figurante en paro (Pepón Nieto) y su extraordinaria madre de las madres de toda la vida (Terele Pávez y sus "efectos especiales"), pero a su vez mantenernos en contacto con los dos presentadores del programa (Hugo Silva y Carolina Bang), a merced de las decisiones del productor del mismo (Santiago Segura), y completarlo con cientos de historias más en las que es capaz de mezclar a Ignatius Farray con el mismísimo Raphael y una asombrosa Blanca Suárez cómica. Durante todo el metraje no encontramos un solo plano vacío, una extraordinaria característica compartida por Luis García Berlanga, quien sentía la necesidad de meter sonido en todas y cada una de sus escenas, de ahí su reconocido estilo fallero del que encontramos algún derivado delicioso en este particular homenaje a ello que nos ofrece el director de "El día de la bestia".


Resulta imposible abarcar todo lo que contiene "Mi gran noche", un trabajo completo, donde el director consigue meterse de lleno en la televisión, un elemento indispensable para conocer a nuestra sociedad. La necesidad de la comedia en nuestro país es irreprochable, es indispensable afrontar con humor todos los disparatados acontecimientos que transcurren diariamente en nuestro país particular, el cineasta vasco logra abarcar la crítica social, política y cultural, magistralmente camuflada en el rodaje de un caótico programa de Nochevieja del que extraemos una conclusión: ¿cómo será el 'making of' de "Mi gran noche"? Desde un primer momento conocemos la que va a ser nuestra particular familia durante el resto del rodaje, asombrados bajo un espectacular número inicial no nos queda más que las enormes ganas de conocer a Alphonso. Como en su anterior film, Álex de la Iglesia, sabe comenzar la acción desde un clímax sensacional que sólo puede evolucionar a uno mucho mayor y salvaje, que sólo algunos directores como él mismo o Tarantino, saben manejar sin que se les vaya de las manos. Los guiños a realidad, o a lo que el espectador conoce como ello, nos resultan un atractivo más capaz de unir generaciones, desde el estereotipo de singer latin lover encarnado por Mario Casas hasta el personaje de Toni Acosta, como hermana de Pepón Nieto, o un sensacional Yuri (Carlos Areces) con una infancia manejada por la prensa del que se dice nació en Rusia, país donde adoran al Raphael cantante que todos conocemos... Y por supuesto no podemos olvidar esa mítica frase que todos escuchamos en el tráiler el pasado agosto, entonada por nadie como Alphonso: "No conozco a ningún Julio Iglesias", guiño que se mantiene en la trama con una escena sensacional y única, la del espejo y Alicia.


Por si fuera poco aún queda tiempo para rememorar las Nocheviejas de María José Cantudo y Tom Jones con Enrique Villén, o la entrada de un personaje fantástico, puede que el preferido del público, el genial psicópata interpretado por Jaime Ordóñez, un fanático de Alphonso guiado por un falso odio que terminará remitiendo en su verdadera admiración hacia el mítico cantante. "Mi gran noche" se convierte en un enorme grito de realidad que mantiene la esencia del mejor cine introduciéndose en el vicioso mundo de la televisión, pervive el espíritu barroco del joven Álex de la Iglesia que sumado a la experiencia adquirida es capaz de terminar y zanjar esta enorme anarquía al más puro estilo Blake Edwards en "El Guateque" (1968) que a su vez nos devuelve al origen del cine, al auténtico, a la comicidad de Chaplin y Buster Keaton unida a la terrible sensación humorística que nos otorga el daño, sin consecuencias, ajeno, transportado en un magnífico guión a la más realista actualidad. De la dificultad que supone elaborar esta telaraña de historias y subtramas, De la Iglesia y Guerricaechevarría no solo saben mantenerla si no que consiguen aumentar su tamaño captando a los espectadores como simples mosquitos que no pueden evitar volar hacia la pantalla. La estructura principal recuerda al primer Woody Allen, a ese cine elaborado a base de gags ideados y planificados al detalle, además de abundancia de chistes dialogados que se manejan con astucia, ver a Raphael en este papel es todo un descubrimiento, una dulce visión del auténtico backstage de nuestra España que pronto hará caer el decorado por su podredumbre interna...


Dos supervivientes: "Nos lo estamos pasando genial pero la noche no ha hecho más que empezar"

miércoles, 21 de octubre de 2015

La Gran Noche de San Sebastián

Lo cierto es que el último Festival de San Sebastián ha resultado uno de los más relevantes de las últimas décadas, el María Cristina brillaba como nunca lo había hecho, y la enorme Kursaal se recortaba frente a un limpio cielo estrellado que junto con las elegantes farolas verdes del puente con el que comparte nombre, formaban una estampa propia de Nge Ndomo y sus ovejas en "Amanece que no es poco" (José Luis Cuerda, 1989). Los "Audi" deportivos con los cristales tintados transportan a algunas de las personalidades más grandes e importantes del panorama cinematográfico, de pronto despierto y descubro que esta es nuestra gran noche, me encuentro al pie de la alfombra roja y a unos pocos metros Raphael, Álex de la Iglesia, Carolina Bang, Terele Pávez, Santiago Segura, Blanca Suárez, Carlos Areces, Hugo Silva y Mario Casas forman una estela que nos guía al gran film que llevamos esperando desde su anuncio a comienzos de año. Gracias a la magnífica organización del Festival pude ver la película en el pase de prensa el día anterior, sabía que me enfrentaba y podía disfrutarla más aún, y así lo hice una tercera vez donde la película se llena de matices, y comienza a transformarse en una satírica y deliciosa visión de la actualidad, a través de historias en las que se aprecia un enorme trabajo de guión. Cuando todo parecía imposible llegó parte del equipo de Morena Films ("Celda 211", Daniel Monzón, 2009; "También la lluvia", Icíar Bollaín, 2011; "Hijos de las nubes", Álvaro Longoria, 2012; "Ma Ma", Julio Medem, 2015) y esa misma noche pude disfrutar de las perversidades de Alphonso con un Raphael que no podía evitar la sonrisa al verse así mismo en tan cruel posición, sencillamente fantástico.


No está en casa el joven Marty McFly, pues tal día como hoy (21 de octubre de 2015), regresaba al futuro junto con el Doctor Emmett Brown, o como todos le conocemos "Doc". En 1989, Robert Zemeckis, estaba en la cumbre de Hollywood tras un comienzo algo complicado en la industria, buen compañero y amigo de Steven Spielberg luchó por la idea de "Regreso al futuro" (Zemeckis, 1985) y fue, es, uno de los grandes episodios de la historia del cine. No iban tan desencaminados con su visión de futuro, lo cierto es que algunas de sus previsiones se han cumplido, y el resto podríamos tomarlo como una perfecta visión burlesca de nuestra actualidad. Lo que nadie pudo prever fue "Mi gran noche" (Álex de la Iglesia, 2015) y la grandeza de Alphonso, una película llena de pequeños detalles con los que Antonioni haría más de un crimen. En un primer vistazo cualquier mente humana sería incapaz de abarcar toda la gran noche que ha formado tan espectacular reparto, de la mano de Álex de la Iglesia, lo que si se puede es comprender la enorme labor de guión con nos guía con una comedia que todos conocemos, nos anima a reírnos de nosotros mismos, y entramos en su juego riéndonos de Adanne o Yuri intentado evadir su personificación en nuestro cuerpo. Al terminar la proyección en la K1 a ritmo de "Maravilloso corazón", el público se levantó como una enorme ola que terminó por romper frente a los autores de la película convertida su espuma en aplausos sonoros, carcajadas, y gritos repletos de emoción al comprobar que desde el político corrupto al psicópata mitómano, nos acompañaban en ese momento.


Entrevista tras entrevista he ido siguiendo la pista de este fantástico cuadro, propio de El Bosco, como ya citamos anteriormente entre las referencias del cineasta, aunque verdaderamente berlanguiana, y todos coinciden en la misma idea: la falsa felicidad. Thomas Vinterberg edificó una de las grandes cintas del cine independiente sobre esa premisa, "Celebración" (1998). De la Iglesia va más allá, toma ese concepto y hace que se filtre en los mismos personajes, en escenas que quedarán por siempre en nuestra retina como el encuentro entre Alphonso (rey y tal vez creador de esa falsa felicidad) y Adanne, o el repaso del guión con Carolina Bang y Hugo Silva, donde se presenta el mejor escenario para desatar la furia escénica de Bang, fantástica atentando contra un pobre Ignatius Farray que hace lo que puede por sobrevivir en esta auténtica jauría humana.

Creado este magnífico universo no podía ser de otra manera, y aunque algún que otro redimido tras esta aventura como sucedería en "Celebración", todos terminan como la gran familia que han forjado en uno de los metrajes más desmesurados de los últimos años. Siempre intentando superarse, y dejando atrás "La marca amarilla", el director bilbaíno ya ha anunciado sus siguientes proyectos, entre los que se encuentran cinco películas con el Hijo del Santo, cuyo padre fue uno de los grandes referentes de superhéroes desde su México natal, Santo, el enmascarado de plata. "Es quizá la única alternativa que pudiera hacer frente al imperio de los americanos de Marvel", afirmaba Álex de la Iglesia sobre sus próximos trabajos, en los que también encontraremos su nueva faceta como productor con "Pieles" de Eduardo Casanova y "La Sabiduría" de Eduardo Pinto. No nos olvidamos tampoco de "El Bar" que sería la pequeña producción que sucedería a "Mi gran noche" en la filmografía del cineasta, aunque se encuentre más disipada en los medios... De momento estamos A DOS DÍAS DE "MI GRAN NOCHE".

martes, 20 de octubre de 2015

Grandes previsiones para el viernes

Resulta fantástica la evolución que se ha ido mostrando alrededor del último film de Álex de la Iglesia, desde comienzos de año que conocíamos los primeros datos en "Balada ardiente de la noche" hasta el mes pasado que pudimos disfrutar del propio film en el Festival de San Sebastián. Hemos ido aprendiendo e introduciendo dos seres ficticios en nuestra realidad, esa fantástica entre Adanne y Alphonso que no resulta más que la estupenda guinda a un pastel de infinitos sabores. Nos hemos llegado a preguntar ¿Qué pasará, qué película saldrá?, ahora puedo confirmar que será la gran noche de muchos. Me invaden las ganas de que se abra a toda España este fantástico fresco que retrata como pocas obras cinematográficas nuestra perversa realidad, desde un punto satírico delicioso, capaz de unir el absurdo con la mayor perversa comicidad idealiza unidas por un delicioso guión que introduce como nexos fantásticos chistes, lo que nos lleva a una comparación desde el mejor Woody Allen hasta un Fellini en estado puro. No podría ser menos de la mano de dos académicos como Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría, que entraron en la Academia de Hollywood el pasado mes de Julio, aunque fuera antes, a partir de una posible colaboración con Raphael, cuando idearon tan delicioso screenplay donde la figura del mítico cantante era esencial para su salida adelante entre las luces, motor, cámara, y ficción que invaden el mundo del cine, que no pisaba desde hacía casi cuarenta años.


Por Mondo Berlanga pasó también Enrique Villén, quien ya nos adelantó que "con 'Mi gran noche' veremos una de las más grandes películas de Álex de la Iglesia", cuando era el propio director quien calentaba el ambiente en las redes sociales twiteando: "Adanne vs Alphonso #Fight". Ya al fin de rodaje era Jaime Ordóñez quien se deshacía en halagos hacía la obra que acababa de filmar: "¡Es una comedia trepidante y descacharrante! Con un reparto espectacular.", siendo su personaje uno de los más agradecidos, y sin duda uno de los más trabajados de la película. Enrique Cerezo y Telefónica Studios nos habían ofrecido un cartel en blanco y negro, calmado y elegante, sin embargo fue en pleno mes de agosto cuando se nos presentó el genial cartel oficial, el puro retrato de la esencia de locura y cotillón que encierra "Mi gran noche", vino además acompañado de un tráiler que nos dejó boquiabiertos, con una sola frase: "¿Julio Iglesias? No conozco a ningún Julio Iglesias". No se pierdan este viernes 23 de octubre el estreno nacional del último film de Álex de la Iglesia. @migrannochefilm

lunes, 19 de octubre de 2015

"Recuérdame que te odie" (2014)

La crítica literaria es aún más provocativa que la cinematográfica, donde al menos contamos con un amplio repertorio de comparación, la literatura es tan extensa y diferente que criticar un libro sería una terrible falta de consideración con el autor, a diferencia del cine buscamos la intención y desenvoltura del texto, que como en un guión son los personajes los que finalmente juegan con ello. Hablar de la pluma de Álex de la Iglesia es una tontería, pues es muy probable que lo haya escrito con ordenador, como ya osaba Satrústegui allá en 1997, sin embargo en "Recuérdame que te odie" el cineasta va mucho más allá, suelta una bofetada primeriza en un prólogo, epílogo de "Payasos en la lavadora" y comienza a narrar una historia en primera persona sensacional, repleta de humor, y que ironiza magistralmente la descripción realista: "Era difícil encontrar la nariz bajo ese pudín de manzana en el que su rostro se había transformado. [...] Era un Muppet, claramente manipulado por alguien oculto tras las sábanas." Una frase al más puro estilo De la Iglesia del que descubrimos cierta afición por destrozar física, anímica, y psicológicamente a sus protagonistas, y que a través de ello nos muestra su más que reivindicable filosofía teñida con una grosa capa de su incomparable humor negro, adquirido por la ionización de su propio sujeto, sensacional. "Recuérdame que te odie" es un perfecto manual para comprender a Álex de la Iglesia, desde el Dungeons&Dragons al recorrido de sus filósofos de cabecera (Schonpenhauer y Darth Vader, entre otros) a los que interpreta en salvajes escenas que nos llevan al gran mérito de las novelas del cineasta vasco, la creación de imborrables imágenes visuales, como hacen también sus filmes.


Ahondando aún más en su yo encuentra de nuevo a Satrústegui, con su vuelta por todo lo alto, un apaño novelado que nos muestra el lado reversible del libro que tenemos en nuestras manos. Melancolía I de Alberto Durero es mucho más que un grabado más del renacentista alemán, como a todo, De la Iglesia le da una segunda vuelta y crea un nuevo mundo aumentando más si cabe la grandeza del Universo, nos muestra un enorme control sobre la cultura popular, reflejada como en ninguna otra parte en sus párrafos de la Wikipedia. Resulta difícil encontrar un momento de respiro en un libro lleno de macabra acción satánica, como rezaba "El día de la bestia", una literatura que permite dar rienda suelta al descomunal desorden del bilbaíno que no ejerce ningún tipo de autocontrol, a diferencia que en el cine este es su yo en estado puro del que dejó salir parte en "Balada triste de trompeta" o en la parte final de "Las brujas de Zugarramurdi", un lado realmente destroyer para el que nuestra civilización no está del todo preparada, como aclararía Carmen Maura en algún que otro akelarre. Es curioso vislumbrar como toda la etapa final tiene el irremediable sello de Álex de la Iglesia, un desfase absoluto que en ocasiones traumatiza a los críticos y les hace recapacitar sobre el resto del film o la novela, en "Payasos en la lavadora" terminaba con una excavadora por el Campo Volantín de Bilbao, en "Crimen Ferpecto" incendiaba un centro comercial sin control absoluto de la unidad de bomberos, y en "Balada..." y "Las brujas..." nos dio la máxima explosión de si mismo, en la altura del Valle de los Caídos y aplastados por la gran Diosa Madre, recordándonos a todos que nos guardemos algo de odio desconfiado.


Rubén Ondarra es el pobre desgraciado que ha caído en las manos de Álex de la Iglesia como protagonista de "Recuérdame que te odie", completamente distinto al Padre Ángel Berriatúa, al terrorista Ramón Yarritu, a Nino y Bruno, alejado del Payaso Triste, de Seldom y José Fernández Cuesta, y por supuesto incomparable con Julián, Romeo Dolorosa, Rafael González o Querejeta, pero sin embargo posee un pequeña dosis de todos ellos, como sus precedentes es un sufridor y busca, a su manera, alcanzar un "nirvana" universal, tal vez sea ese el objetivo final de Álex de la Iglesia, es quizás el objetivo que buscamos todos y que por fallos burocráticos nunca alcanzaremos, es la Teoría del Perdedor que el bilbaíno ha ido redactando en cada uno de sus guiones junto a Jorge Guerricaechevarría. Después de todo el año sabemos cuál es su próximo trabajo, la aclamada "Mi gran noche", la vuelta a su Teoría del Todo y de la Nada, una vez más nos introducirá en su desbarajustado mundo donde encuentra la felicidad, ya les adelanto que su último film es sin duda el más escandaloso, revuelto, y alocado de su carrera, un proyecto arriesgado que sólo a día de hoy, con los precedentes que hemos analizado puede haber dirigido bajo su pulso firme y mano experta, un capítulo más para la Teoría del Perdedor, cuyo amplio prólogo avanzó el cine de Berlanga, y que en este nuevo capítulo resulta más optimista que en ninguno otro anterior, sinceramente espero no se acerque el epílogo, o si eso que lo firme Santiago Segura...

domingo, 18 de octubre de 2015

"Messi" (2014)

Guillermo Arriaga propone hacer una película por episodios en las que grandes directores europeos participasen con su propia visión de Dios, y la relación con el mismo, aunque Álex de la Iglesia ya había tenido su propia conversación con Él en "Plutón B.R.B. Nero" con Eduardo Antuña como imagen del Mismo, fue escogido para el film "Words with Gods" (Varios directores, 2014), su episodio fue bautizado como "The Confession" en diez minutos de metraje analiza la importancia del pecado en nuestra religión, fue rodada antes de "Las brujas de Zugarramurdi", es el único proyecto que aún no ha llegado a España y por lo tanto no he tenido forma de ver. Este mismo año el director bilbaíno recibe un extraño proyecto que diverge de toda su carrera hasta la fecha, un documental sobre el que es la figura más importante del fútbol, como gran reto no caer en los tópicos, labor realmente complicada cuando se trata de una figura que nos pilla tan temprana, Lionel Messi acaba de cumplir 28 años. Para ello el director bilbaíno decide no caer en lo habitual, como primer paso toma a personas cercanas de la gran figura, familiares, amigos de la infancia, maestras de la escuela, compañeros profesionales, a grandes nombres del fútbol como Johan Cruyff, y los reúne en un elegante restaurante, donde durante una cena comienzan a vivir sus recuerdos relacionados con el Messi de cada etapa de su vida. Jorge Valdano firma un guión delicioso, enriquecido por el cómo va encajando cada imagen de archivo, con cada imagen rodada por el director, con los recuerdos de los citados, la esencia de este documental es que no hace falta que a uno le guste el fútbol para disfrutarlo, es una aventura casi épica de un niño de un barrio pobre de Argentina que se ha convertido en el mejor jugador de fútbol de la historia, no se centra en su técnica de juego o su estética (levemente presentes también), sino cómo un joven logra su deseo de la infancia.


Las imágenes rodadas en ficción por Álex de la Iglesia son toda una delicia, además del increíble parecido de los actores con los originales resulta un nueva forma de mostrarnos lo que sólo las personas que lo vivieron lo vieron, y en ello es esencial la figura de Domingo González, un gran colaborador del cineasta vasco, que firma un montaje excepcional que dota de total veracidad a la unión de documental y ficción. Para todos aquellos fans de Leo que busquen en el documental un retrato fiel de su juego y su repica entrada en el Barcelona, se llevarán una total decepción si no comprenden bien la idea del director que reside en esa unión de ficción y realidad, el rociar todo el éxito de un enorme profesional con cierto aire de emotividad y cercanía para lo que nos sumerge en anécdotas y vivencias de un joven Messi cuyo máximo deseo era jugar al fútbol, donde el balón era una delicada pieza del gran puzzle que completaría al llegar a su deseado equipo. Sin duda es el trabajo más arriesgado de Álex de la Iglesia que no puede evitar su total ausencia durante todo el documental, excepto tal vez en esa magnífica escena final en la que un joven Messi (Juan Ignacio Martínez) y su amigo viven una "odisea" para llegar al cementerio donde descansa la abuela de Lionel, la precursora del amor por el fútbol de joven figura. Canal + apuesta por la emisión y producción de este documental que sí es cierto que para muchos no ha estado a la altura de recoger toda la figura de Messi, sin embargo sigo creyendo que para ello ya se hará un biopic cuando el futbolista haya terminado con su carrera y que pueda abarcar toda la vida de esta gran figura, lo que el vizcaíno logra con "Messi" es un bonito retrato del sufrimiento, y fuerza del deseo, que puede llevar al éxito, un bonito retrato que viaja desde lo personal e intimista hasta lo profesional y reconocible y que cuenta con un emotivo mensaje final de Diego Armando Maradona, desde luego nada que ver con su segunda novela, donde vuelve a su cómic-o mundo que tanto nos gusta. 

sábado, 17 de octubre de 2015

"Las brujas de Zugarramurdi" (2013)

El mismo título nos transporta al más puro Euskadi, en el que se reconoce el mejor Álex de la Iglesia. Rescatando la línea de "El día de la bestia", sumada con el terrible despropósito de "Payasos en la lavadora" surge esta enorme obra de arte que se alza sin duda como el mejor trabajo del director hasta la época. Se sostiene con los dos grandes pilares citados, a lo que se añade una explosión de novedad mezclada con un clasicismo que pasó desapercibido, y unos efectos especiales desproporcionados que nos transportan a este pequeño pueblo navarro, donde aún queda un pequeño refugio de brujas. Hay un inmenso reparto que logra cargar de realismo a cada uno de sus personajes, cientos de ellos que finalmente funcionan como un gran engranaje capaz de mover las sólidas agujas del complicado reloj de cuerda que son "Las brujas de Zugarramurdi", además de contar con el fortísimo atractivo del País Vasco, su rica cultura que ha llegado al resto de España transformada por el triste reflejo del terrorismo nos la presenta ahora el bilbaíno con gran maestría, que va desde el gargantúa que funcionan como un perfecto aviso al espectador, hasta esas dos vascas fantásticas que interpretan Carlos Areces y Santiago Segura, dos pequeños papeles que logran recoger en ellos la esencia de las señoras vascas, fortonas, entrometidas y dominantas, desde un ágil tono de comedia que permite extenderse a cualquier terreno desde la expresión de una madre. Carmen Maura es la gran divisoria, hay un antes y un después desde que aparece Graciana Barrenetxea, el papel de la mujer, hasta entonces en el personaje de Macarena Gómez, es un constante y provocativo dominio sobre la mentalidad de los hombres (unos fantásticos Hugo Silva, Mario Casas, Jaime Ordóñez y Gabriel Delgado) que da pie a diálogos eternamente gloriosos, cuando entran en Zugarramurdi bajo la atemorizada mirada de Jaime Ordóñez ese dominio pasa al físico, con el genial inadaptado social que es Enrique Villén.


Sin duda la gran apuesta de la película es Terele Pávez, una actriz clásica a la que ya habíamos visto saltar por los tejados en "La Comunidad" llegaba ahora en el papel de gran matriarca vasca capaz de arrancar medio brazo a Mario Casas de un mordisco o trepar sigilosamente por las paredes, todo ello sumado al increíble dominio que toma Pávez sobre sus personajes logra un enorme personaje para el que Jorge Guerricaechevarría y el propio Álex escribieron grandes frases que le valieron el Goya a la Mejor Actriz de Reparto, uno de las ocho estatuillas con las que se alzó el film que curiosamente ni tan siquiera fue nominada a Mejor Guión Original ni Mejor Dirección, dos trabajos magníficos que impulsaron este homenaje hacia su autor. La situación personal del creador es en este caso la gran motivación del film, lo que nos hace tomar situaciones completamente demenciales por pura realidad, tomando "Las brujas de Zugarramurdi" como una metáfora podríamos asegurar que está basa en hechos reales, Carolina Bang es la gran salvadora, la mujer que se revela contra su antiquísimo clan, casualmente la actriz es hoy en día la mujer del director. Pese a todo ello no se deja consumir por lo que estamos llamando realidad, logra dar una visión completamente globalizada para lo que crea a todos los personajes, cada uno de ellos tiene su forma de pensar, son la representación de los factores que afectan a los guionistas y la gran labor, lograda, es no caer en la transformación de los mismos al llevarlos a sus personajes. "Las mujeres son malas y son perversas, eso es algo por lo que tendrían que estar orgullosas, sin embargo los hombres somos estúpidos y lerdos y nos dejamos dominar por ellas", era una de las declaraciones que Álex de la Iglesia afirmaba con total firmeza, y que puede ser tomada como artículo de fe en la ideología global de "Las brujas de Zugarramurdi".


Las emakumes de toda la vida son las grandes protagonistas de este cine, como aseguraba el propio director es esa unión entre el cariño y la violencia la que hace de este film una nueva historia maravillosa, que camufla con la negritud habitual del bilbaíno los dramas que nos acompañan en nuestro día a día. Manuel Tallafé brilla en su papel más sangriento como el perfecto inocentón sobre el que cae todas las balas perdidas. Hay una enorme gama de películas que rodean este film, desde el aspecto más esotérico del mismo al más cómico, esa unión que produciría Roman Polanski en "El baile de los vampiros" (1967) o la vuelta a "La parada de los monstruos" (Tod Browning, 1932), tras ver "Las brujas..." más de diez veces se descubren tomas y planos increíbles en su escenificación, uno de ellos es todo un universo, en el momento en que preparan a Carmen Maura para el akelarre hay una toma rápida en la que podemos ver a Enrique Villén pintando al "elegido", mientras unas brujas convierten a Macarena Gómez y un par de gemelas tenebrosas miran por una lúgubre ventana, toda una imagen que recuerda al más oscuro de los cuadros de Goya con el temible cargado de El Bosco, toda una enorme hazaña. Como este hay cientos de planos, y escenas que se desenvuelven con total naturalidad en algo que nunca antes habíamos visto, por lo que las comparaciones en ellas resultan absurdas. El brutal comienzo que nos sirve como el mantenimiento de la acción que apenas necesita la huída, es el primer bordado de esta enorme red que termina por coger en ella hasta el espectador, demostrando una vez más que Álex de la Iglesia maneja como quiere la cámara saliendo siempre victorioso. "Las brujas de Zugarramurdi" es un chapó en toda regla, la gran consagración del cineasta vasco, que tras no tener nada más que demostrar se adentró en un documental, reinventando dicho género...

viernes, 16 de octubre de 2015

"La chispa de la vida" (2011)

La gran incomprendida, desde luego no parece parece una película suya, el guión es obra de Randy Feldman, quien participó en la producción del mismo, además de Andrés Vicente Gómez en su regreso con el bilbaíno, por supuesto Álex de la Iglesia adaptó el guión, solo una vez más, y aún le reconocemos en esa negrísima forma de mostrarnos hasta que punto podemos aprovechar una situación para alcanzar el éxito que todos pretendemos, José Mota es el gran protagonista de la obra, un hombre que tras alcanzar un éxito esporádico ha ido en decadencia, Salma Hayek es su apoyo, un personaje que rezuma bondad y amor por su marido, lo que llega a chirriar en algún momento. Sin embargo relucen personajes clave como el médico o el representante (un exquisito Fernando Tejero) de los que no podemos decir que haya maldad, pero que poco a poco se ven tentados por todo lo que comienza a rodearles. Tras un prólogo discreto y muy básico, que culmina a ritmo de AC/DC en el más puro José Mota que desaparecerá en el resto del film, el personaje se clava un hierro en la cabeza en unas ruinas que están a punto de ser inauguradas, por lo que hay una pequeña concentración de prensa que tras ver lo sucedido entra en un sensacionalismo nacional, y permite a Roberto (Mota) deslumbrar el éxito en su desgracia. En este momento entra el mejor Álex, tras una crítica directa y poco trabajada al comienzo del film, comienza a camuflar los verdaderos sentimientos de la película, que van desde la política con un fantástico Juan Luis Galiardo, a la conservación arte con la crudeza de Blanca Portillo, y por supuesto a la telebasura que representa Juanjo Puigcirbé, un personaje maligno cuya presentación resulta realmente divertida, el típico playboy con dinero rodeado de mujeres en paños menores.


El gran reto que supone el guión es superado en la dirección con el arte que le representa, el personaje principal, y por lo tanto la historia, no puede moverse debido a su situación, por lo que desarrollar toda la trama sin que decaiga en ningún momento dentro de ese único escenario, y con protagonista sin capacidad de moverse es toda una hazaña, y una vez más apreciamos la evolución del director, que como él mismo aclara con una sonrisa no deja de mejorarse en cada uno de sus trabajos, se mide perfectamente la acción y tensión que sabe levantar con un solo hierro con cierto nivel de sentimentalismo muy bien controlado en la escena final, con una Carolina Bang periodista que logra que Mota alcance el verdadero éxito, junto a su mujer y sus hijos. El descubrimiento de los hipócritas, el mundo que nos rodea día a día, rodea y agobia al protagonista y su familia, donde se tiene en cuenta la dignidad, poco habitual en el cine, y que nos recuerda si merece la pena una vida sin ella, descubrimos en su moraleja que en el fondo todos la tenemos, con lo que después de un final inevitable que el propio Álex de la Iglesia deseaba cambiar, es una comedia que no deja indiferente y va más allá, nos convierte en espectadores pensantes y despierta ganas de vivir, de hacer algo, de enfrentarnos a el discreto encanto de la hipocresía que diría Buñuel, desde luego nos hace descubrir nuestra "chispa de la vida", quizás como un simple flash publicitario, o como un documental de la 2, según miremos, pero la chispa salta desde el primer momento.


Como Luis Buñuel, Álex de la Iglesia controla el tiempo a su placer, lo mismo pueden pasarse dos años sin siquiera un fundido a negro, o hacer de una noche el escenario de la gran parte de la película, un juego desconcertante que nos lleva a la incomprensión con la que comenzaba el artículo. Es una película muy buena, aunque tal vez nunca hubiese imaginado que su autor era el bilbaíno desmesurado director de "El día de la bestia" o "Balada triste de trompeta", y por ello renace como una gran película, rodada al estilo americano que comprobamos en "Los crímenes de Oxford", se trata de una cinta esencialmente comercial y que probablemente hubiese gozado de una agradecida acogida fuera de España por su planteamiento ricamente hollywoodiense y no le sobre cierta comicidad negra disparatada de la época dorada americana con Wilder o Lubitsch como hijos adoptivos. Manuel Tallafé despierta el lado más humano de un espectador que está siendo consumido por la intensa historia, un rastro de humildad en un mundo consumido por la ambición humana. Tras este paréntesis que prácticamente nos acompaña desde "La habitación del niño" con alguna excepción, Álex de la Iglesia se reunirá con Jorge Guerricaechevarría para formular su mejor guión hasta el momento, logrará dominar su salvajismo sobre un texto delicioso en todos y cada uno de sus diálogos, un akelarre cinematográfico se convertirá en el primer clímax de su carrera, Enrique Cerezo se enfrentará a esta enorme súper-producción que se convirtió en el siguiente film del bilbaíno...

jueves, 15 de octubre de 2015

"Balada triste de trompeta" (2010)

La radicalidad del film más personal del bilbaíno fue uno de los motores que impulsó este pequeño homenaje a la gran figura de Álex de la Iglesia, el mundo se dividía en dos: los amantes de "Balada triste de trompeta" y los desertores, me preguntaba el porqué no habría calado en algunos individuos, el argumento no es, ni debe ser, gusto de todos, pero la película está realizada con una técnica arriesgada, de ritmo superpuesto y acelerón constante, Quentin Tarantino no pudo dejar de aplaudir durante la proyección de la cinta en el Festival de Venecia, e hizo todo lo posible para que se alzase con los premios de Mejor Director y Mejor Guión, a lo que nuestro homenajeado respondió con atronador "Thank You" de rodillas ante el otro genio, el hombre que inició su carrera a la par con la suya y cuyo caché le ha permitido ser él mismo en todos y cada uno de sus filmes, los dos amantes del salvajismo, y la crudeza del cine español de los 60' se reunieron para celebrar la obra más bestial hasta el momento del español. Carlos Areces, como buen mitómano, se acercó a Tarantino y fue recibido entre halagos del estadounidense, cuando averiguó que era el Sad Clown. Con "Balada triste de trompeta" vuelve el puro Álex de la Iglesia, logra unir las situaciones que se agolpan en la cabeza de un guionista que se enfrenta solo a la idea de un payaso asesino. Kiko de la Rica se convierte en el mejor aliado del director durante todo el film que logra, junto a Edou Hydallgo en la dirección artística, llevarnos a la España oscura del tardo-franquismo, una nación que se desmorona, y que se recoge en la película como gris, vemos correr sangre en el breve preámbulo con un salvaje Santiago Segura, sin embargo estamos ante una película en color que vemos como blanco y negro, vemos el rosa, el azul, y el oscuro rojo muy lejano al almodovariano, sin embargo estamos frente a una obra teñida de blanco y negro.


La historia como situación argumental es todo un atractivo, más aún tratándose de la historia reciente que muchos han vivido, Sancho Gracia recrea un general que, con parche incluido, se muestra como la imagen de una época, decorada con importantes sucesos que han quedado por siempre en nuestra retina, ya sea la decadente vida en los últimos años del General Franco, o el impactante asesinato de Carrero Blanco. Antonio de la Torre se aferra a sus más crueles sentimientos para intimidar con una interpretación magistral, un hombre destinado a vivir la terrorífica vida circense que se recoge con negritud por Álex de la Iglesia. Carlos Areces y Carolina Bang son por su parte dos niños que se divierten y juegan con la interpretación, que bajo la dirección del bilbaíno nos regalan momentos deliciosos y puramente visuales, que van desde la sensual lengua de Bang limpiándose la sangre, a un Areces demacrado por la locura que huye desnudo por el bosque. Cuando nos enfrentamos a tanta potencia visual queda claro que se trata de algo más de una película, se trata de vivencias del director, de la dorada mirada al pasado donde fusilaban en las calles, y donde encontrábamos barrios fantasma dentro de un rico Bilbao. Por otro lado el circo y todo lo que lo rodea, comenzando por los siniestros payasos que intenta resaltar desde "Acción Mutante", es algo más que un componente de la historia, está presente en ella, ha calado en su interior, y todos los personajes son parte de él, se mueven con comicidad, y no pueden evitar el humor en sus diálogos (quizás lo más forzado de la película, pues se presta principalmente a la acción). Si Berlanga hacía con sus filmes frescos costumbristas de nuestra sociedad, la referencia pictórica (declarada) del vizcaíno, es mucho más rococó y flamenca, desde la enorme carga visual de El Bosco, a la sacra oscuridad de Matthias Grünewald.


Aunque sin duda Berlanga y Buñuel, los dos directores más grandes de nuestra historia, son las grandes influencias de Álex de la Iglesia en la mayoría de su cine, claro que en la pureza que nos demuestra "Balada triste de trompeta" les vemos más afincados, adopta la crueldad desde la crudeza de Buñuel y la sátira de Berlanga con la sangre de Tarantino. Pese a la amplitud de la trama que nos lleva desde la Guerra Civil al mordisco de Franco en una cacería como las que inspiró "La escopeta nacional" (Luis García Berlanga, 1978), no hay mucha divergencia de opiniones, lo que convierte el film en una gran película de los seguidores de Álex, y una película básica y extremadamente violenta, que lo es, para los espectadores que buscan en el cine una distracción de nuestra realidad. Con la llegada de Carolina Bang al mundo De la Iglesia, se despierta un tono erótico que no había despertado antes, quede como ejemplo la desnudez de la actriz bajo la cinta roja al más puro estilo "American Beauty" (Sam Mendes, 1999), con ello nos hace recordar la gran pasión de Berlanga y Buñuel, el cruel retrato de le necesidad de una mujer de "Tamaño Natural" (Luis García Berlanga, 1973) sin olvidar su planteamiento erótico al estilo de "Susana (Demonio y carne)" (Luis Buñuel, 1950) o el recatamiento de "Tristana" (Luis Buñuel, 1970), capaz de inspirar mayores deseos a un ser inocente como es el personaje de Carlos Areces, que termina consumido por ello. Y del éxito personal, Álex de la Iglesia viajará al análisis del verdadero éxito laboral en su próxima película...