martes, 6 de octubre de 2015

"Payasos en la lavadora" (1997)

Como una breve introducción, Álex de la Iglesia, señala que el contenido del libro que tenemos en nuestras manos corresponde una a especie de esquizofrénico que huye de la policía y se hace llamar Juan Carlos Satrústegui, funciona como la redacción de un diario de contenido salvaje y por otra parte altamente autobiográfico, lo que nos sitúa la Semana Grande de Bilbao como una guerra de galaxias, y a la Marijaia como un Darth Vader travestido. Cientos de referencias filosóficas y al mundo del cómic nos sitúan ante un personaje totalmente repugnante, un poeta que vive su crítica y que, hasta desembocar en una pelea final bestial y destructiva por las calles de Bilbao, repasa una serie de personajes únicos que terminan por acabar con él al final de cada capítulo, sea de la forma que sea. Y en todo este mejunje aún queda lugar para la creación de nuevos conceptos, como el de ascopena, un sentimiento que ha estado siempre dentro de nosotros y que en "Payasos en la lavadora" conduce la caótica vida de Satrústegui. El mundo literario permite a el cineasta vasco ahondar con desenfreno en toda la violencia, sexo, drogas y repugnancia que halle sin resultar del todo escatológico, al estar defendido por esa filosofía recogida de Sartre o Galactus. Holly Golightly es el perfecto ejemplo de lo opuesto, sin embargo si nos adentramos en la novela de Capote ("Breakfast at Tiffany's", Truman Capote, 1958), encontramos a una pobre mujer que divide el mundo entre canallas y súper canallas, volviendo al debate impartido por Satrústegui.


La editorial Seix Barral publicó una reedición de "Payasos en la lavadora" en 2009, en ella una serie de imágenes con su debido copyright nos ilustran y ponen caras a las caras que ve el propio Satrústegui, de algún modo nos acerca más a intentar comprender el agreste way of life de este casposo poeta que profundiza en esa marcada idea señalada ya en "Mirindas Asesinas". La forma de narrar de Álex de la Iglesia es igual tanto en cine como en novela, los acontecimientos se suceden, aunque como dijo José Luis García Sánchez, en cine cada adjetivo vale dinero, siguiendo esa regla el vizcaíno comienza a caminar por las siete calles, ve a una mujer que le maldice con la mirada, tiene ganas de acuchillarla, no tiene cuchillo, sigue caminando, se tropieza con dos monjas del Sagrado Corazón que huyen al verle atemorizadas, etcétera, y así crea una tensión constante que se desenvuelve en un alto clímax final al término de cada capítulo. Recientemente en el programa de Alaska & Segura (capítulo: "La noche de los muertos vivientes"), el director bilbaíno hablaba de una pequeña confusión de su infancia, entendía que un anuncio sonaba como "hazle caso a tus helados", cuando en realidad decía "haz en casa tus helados", esta misma anécdota se encuentra en las narraciones de Satrústegui, así como el de una abuela que sólo vestía una bata, como Ray Pololo en "El día de la bestia", o una vecina que tenía su casa llena de basura, dando pie a desvaríos de Juan Carlos Satrústegui se adelantó así el famoso piso de "La comunidad" (Álex de la Iglesia, 2000). Se trata pues de una obra llena de guiños y datos autobiográficos, que nos muestra al Álex más puro y libre.


Nos da a conocer uno de sus mayores temores, los payasos, están ahí en la mayoría de sus trabajos, presentes, mirando con el fin de aterrar, en una ocasión aseguró que "Zampo y yo" (Luis Lucía, 1965) era una de las películas más terroríficas, en el libro vuelve a repasar la cordura social poniendo como ejemplo el anuncio de Micolor en la que dos payasos se meten en lavadoras diferentes, uno se lava con el productor anunciado y el otro con la "marca x", teniendo por resultado uno limpio y colorido y otro gris/triste: aterrador. En su próxima película planeará matarnos de risa con dos "payasos" de una España emergente, donde repasa también su idea de la falsa felicidad o lo que es igual, el mundo de la televisión. Volviendo a nacer como Drácula en "Las cicatrices de Drácula" (Roy Ward Baker, 1970), hablaba así antes del estreno de su película sobre payasos asesinos en 2010, en un excelente artículo del periódico El País, donde apreciamos su pluma pecadora de humor y exceso: "Mi vida como payaso" por Álex de la Iglesia

No hay comentarios:

Publicar un comentario