martes, 19 de agosto de 2014

Lauren Bacall, la estrella oscura

Lauren Bacall fue y supo ser una verdadera estrella de Hollywood. Para mi, Audrey Hepburn, Katharine Hepburn y ella son la máxima expresión de la belleza y la elegancia, cada una en su justa medida. Lauren Bacall comenzó con publicidad, modelo, cómo para no serlo. Pero a los diecinueve años llegó al cine y nos deslumbró a todos con un papel, sin duda escrito para una mujer más adulta, que supo llevar a su terreno y convertirlo en uno de los más célebres de la historia del cine. La Flaca de "Tener y no tener" (Howard Hawks, 1944) dejó impresionado a todo Hollywood, y desde ese momento las envidias comenzaron a recorrer los camerinos de las estrellas, desembocando en el mítico Sunset Boulevard. La Academia de Hollywood tachó a la fantástica actriz, y no obtuvo ninguna nominación hasta 1997, cuando interpretó a la madre de Barbra Streisand en "El amor tiene dos caras" (Barbra Streisand, 1996), aún entonces no recibió la estatuilla. Un gesto imperdonable, ya que la actriz había brillado como nunca en papeles como el de esa recatada dueña del Gran Hotel "Cayo Largo" (John Huston, 1948). También encontramos ese oscuro romance entre el detective y la hija del cliente en "El sueño eterno" (Howard Hawks, 1946), todos estos papeles, los principales en el arranque de su carrera, tienen algo en común, igual que muchas películas de cine negro, esa fuente común es Humphrey Bogart. Ese mítico personaje de antihéroe, que vive entre sombras, con su gabardina y sombrero con el ala cubriendo medio rostro, el mismo personaje que reprodujo como conciencia Woody Allen en "Sueños de un seductor" (1972), ese personaje fue creado por Humphrey Bogart. Lauren Bacall se casó en 1945 con el actor, tras haber rodado juntos "Tener y no tener", y no se separaron hasta la muerte de él en 1957. Durante su matrimonio la señorita Bacall supo mantenerse firme como esposa perfecta, ante un hombre que resultó ser genial en sus papeles, pero que cada vez más a menudo se presentaba alcoholizado en los rodajes, y supongo en casa de ambos.


La viuda de Bogart es ya un papel de Bacall completamente diferente, con dos hijos que le dio el
actor, supo continuar su carrera, no pudiendo rechazar su belleza y sin evitar el don de la interpretación, que tan bien había sabido utilizar. Ahora sin Bogart a su lado tendría que plantearse el volver hacer una película como"Cómo casarse con un millonario" (Jean Negulesco, 1953) en la que toda la crítica y la atención fue para la estrella del momento, Marilyn Monroe, o cambiar de estilo y centrando sus actuaciones y su belleza en papeles más maduros, más adultos. Como supo impresionarnos en "Asesinato en el Orient Express" (Sidney Lumet, 1974) dónde interpretó a una adorable abuelita de mente perversa, cuando ella contaba tan sólo con cuarenta y nueve años. En esta etapa también protagonizó uno de los westerns más reconocidos de todos los tiempos, "El último pistolero" (Don Siegel, 1976), en ella se trata un tema tan extraño en una película de pistoleros, como es el cáncer en el Oeste americano, además fue la última cinta de John Wayne. Lauren Bacall supo reafirmarse en el cine tras el fallecimiento de su amado Bogart. En 1961 la actriz contrajo matrimonio con el conocido secundario Jason Robards, que ganó dos premios de la Academia tras el divorcio de ambos en 1969. Del matrimonio nació Sam, tercer hijo de la actriz, más tarde, madre e hijo, participarían en uno de los filmes clave en la carrera de Robert Altman, "Prêt-à-porter" (1994). Aghata Christie sentó tan bien a Lauren Bacall que en 1988 se convirtió en la miembro del parlamento de "Cita con la muerte" (Michael Winner), dónde Peter Ustinov se puso en la piel del detective Poirot.





Lauren Bacall ha sabido hipnotizarnos en todos sus papeles, ya que es complicado no rendirse ante una mujer capaz de salvar una película como "Misery" (Rob Reiner, 1990), drama de Stephen King llevado al cine, que se convierte en una aburrida trama en el que el suspense no sería lo suficientemente seguro si no fuese por Bacall y la actriz principal, Kathy Bates, que recibió el Oscar a la Mejor Actriz. Toni Aloy nos trajo a España a la grandísima Lauren Bacall para rodar "El Celo" (1999), pero el terror no sienta tan bien a la actriz, y la película utilizó descaradamente a la actriz para alcanzar el gran público. Ya en sus últimos años podía decir que con sus personajes había alcanzado el mejor cine negro, la más absurda comedia, el horror de terror y bien llevado drama, pero si no llega a ser por Lars Von Trier no hubiese entrado en el cine experimental. El genial Trier, precursor del Dogma 95, dónde se indica el hacer un cine sin más requerimientos que el equipo y una cámara, después sólo debe quedar montar la cinta y nunca añadir efectos especiales. Este Dogma 95 se estila en la cinta que rodó con Bacall, "Dogville" (2003), película que contó con un gran reparto, todo él apoyando este tipo de cine. Aunque también es verdad que la sociedad actual se muere por ver explosiones de efectos especiales, Bacall repitió con Trier en 2005, con su reivindicativa "Manderlay", y esa liberación de los oprimidos. La chispa de Brooklyn, que nos enseñó a fumar, a silbar, y se convirtió en un símbolo de lucha, recibió un reconocimiento de la Academia, y fue en 2009, cuando le otorgaron el Oscar Honorífico, que muy feliz recogió la actriz. El pasado 12 de agosto falleció la última estrella que brindó por un cine que le dio la vida, y nos la ha entretenido a otros tantos. Con toda la pena me despido de Lauren Bacall la estrella oscura del cine negro... 

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