lunes, 8 de diciembre de 2014

La aristocracia en el cine

La "clase alta" de las diferentes sociedades de la historia ha estado muy presente en el cine, sobre todo en las cintas de época, aunque algunos de los más recordados, como el Marqués de Leguineche de Berlanga en "La escopeta nacional" (1978), o aquel músico que veraneaba en "Muerte en Venecia" (Luchino Visconti, 1971). Rusia, y su historia ha sido una de las mejores localizaciones (por lo menos en la ficción) para reunir a grandes personajes de la historia, como la bella Natasha capaz de enamorar al mismísimo Napoleón en "Guerra y Paz" (King Vidor, 1956), o la confundida Ana Karenina, que en tantas ocasiones ha sido llevada al cine, siendo interpretada por actrices como la gran Greta Garbo o Keira Knightley. No hay que alejarse de la Gran Estepa para recordar una comedia clave, la famosa reflexión sobre la vida y la muerte de Woody Allen, "Love and Death" ("La última noche de Boris Grushenko", 1975). Con el triste fallecimiento de la Duquesa de Alba hemos comprendido que de algún modo los aristócratas siempre están ahí, nos acompañan en nuestra vida cotidiana, hablamos y bromeamos con ellos, por eso en el cine que no gira a su alrededor no es difícil encontrarlo.


Pero antes de hablar de esa incursión de la alcurnia entre las personas de a pie, no quiero quedarme sin citar "Miseria y nobleza" (Mario Mattoli, 1954), la fantástica comedia negra en la que se hablaba sin tapujos de un tema tan presente en la posguerra italiana (como en todas las posguerras): el hambre. En esta cinta Totò se convierte en un astuto personaje capaz de codearse con la alta sociedad italiana, llegando a olvidarse el título que se ha otorgado así mismo, e incluso de la mismísima Sophia Loren, por un buen plato de la gastronomía italiana. En el cine alegre, cómico, de Estados Unidos en los años 40' también se solían situar los argumentos en los "barrios altos", es el caso de films tan recordados como "Historias de Filadelfia" (George Cukor, 1940) o "Bola de fuego" (Howard Hawks, 1941). Como decía nos encontramos habitualmente con miembros de la alta sociedad, el cine aspira a ser lo más verídico y cercano a la realidad, con lo que cuando se narra una historia transcurrida en un pueblo o ciudad, siempre se llega al menos hasta el rango de alcalde, es el caso de "Marcelino Pan y Vino", (Ladislao Vajda, 1955) o incluso "Indiana Jones y la última cruzada" (Steven Spielberg, 1989). No podemos terminar esta entrada sin recordar "La edad de la inocencia" (Scorsese, 1993), Martin Scorsese nos presenta a la alta sociedad estadounidense en un tiempo en el que Europa y América comparten aristócratas, una perfecta imagen de la crème del Nueva York de final del siglo XIX.
Que tengan un buen día vuestras mercedes...

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