Todas las tardes antes de cenar mi madre, jorge y yo veíamos el pasapalabra, todos esperábamos el momento del rosco, cuando llegaba el momento y no sabíamos mi madre y yo una pregunta de cine mirábamos a Jorge, a veces Jorge las decía bien y acertaba otras veces se lo inventaba y que daba bien, un día una señora apareció en el pasapalabra la cual no paraba de decir: "Christian puedes decirme los segundos"y Jorge con gran salero la imitaba a la perfección.
Todos los días se le ocurría algo gracioso no se acostaba ningún día sin hacer reír a alguien.
Poema expontáneo:
Gracias pasapalabra por todo lo que hiciste,
ahora ya no lo veo porque me trae un triste recuerdo.
Gracias pasapalabra por tantas tardes de risas,
ahora, cuando quieres tienes un morro que te lo pisas.
A la derecha vemos un rosco de pasapalabra anterior al de ahora.
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