sábado, 7 de enero de 2017

Yvonne Blake, All the President's Men

Visito a Yvonne Blake en su castillo, la Academia de Cine situada en la Calle Zurbano, sin embargo el lugar parece estar sitiado, decenas de personas se mueven de un lado para otro y la luminosa Leticia Dolera se abre paso dirigiendo un spot para los Premios Goya (que pueden ver cliqueando aquí). Parece ser que esta es una de las propuestas de la recién elegida presidenta de la institución, "abrir la Academia". El clima en el que nos encontramos parece sacado de "Todos los hombres del presidente" (Alan J. Pakula, 1976), o mejor dicho de una secuela algo alocada, dotada del imprescindible humor ibérico que embriaga nuestra historia y nuestro cine. El anterior presidente, Antonio Resines, dejó el cargo a comienzo de verano, dejándonos cientos de dudas y polémicas sobre su relación con la propia Academia y su Junta Directiva. Ni siquiera recuperando a Robert Redford, que ahora dice que se ha retirado, o sacando a Dustin Hoffman de su "década Kung-Fu" podríamos averiguar lo que realmente pasó. Estamos ante una sonriente y tierna presidenta que nos acoge con los brazos abiertos, pese a todo el alboroto que está teniendo estos días no pierde sus costumbres de buena inglesa y, aunque hayan pasado las cinco, no tarda en aparecer con un fabuloso English Tea. Yvonne sorbe lentamente su té haciendo gala de su tranquilidad, pues aunque le "dicen que esto es cosa del principio", se teme que la situación no cambie mucho cuando al fin logren nombrar un Director General (tras la destitución de Porfirio Enríquez el pasado septiembre). Cuando la presidenta Blake recibió el Premio Nacional de Cinematografía en 2012, aseguró que se sentía "más española que Agustina de Aragón", hoy nos lo confirma con su pasión por la paella y todo tipo de arroces españoles. Entre sus recomendaciones culturales se encuentra el film "El ciudadano ilustre" (Mariano Cohn y Gastón Duprat, 2016), que va camino de acompañar a sus predecesoras argentinas en el Goya a la Mejor Película Iberoamericana. Por último nos habla maravillada del tratamiento que da sobre el cáncer el doctor Siddhartha Mukherjee en el que es su libro de alcoba, "El emperador de todos los males" (publicado en 2010). Sin más dilación nos disponemos a comenzar la entrevista.

Yvonne Blake en su despacho de la Academia de Cine

Mondo Berlanga - ¿Qué tal se ve en este despacho? ¿Se lo habían dejado muy desordenado?
Yvonne Blake - [Risas] Todavía no he tocado nada, lo han dejado tal y como lo ves, aún no he puesto nada personal. Tengo que pensar en objetos o algo... Pero me gusta mucho el despacho [vuelve a reír].

M.B. - Cuando su predecesor, Antonio Resines, dimitió como presidente dijo tener algunos problemas con la Junta Directiva, a la que usted pertenecía...
Y.B. - [Suspira] Había muchas broncas en las juntas, mucha gente interviniendo, elevando el tono... Y francamente no creo que se trataban de cosas muy importantes o graves. Él discrepaba con nosotros porque pensaba que "Presidencia" debía tener más poder, y no lo tenemos. La Junta siempre tiene la última palabra. En un par de ocasiones Antonio y el director general hicieron algunas cosas sin consultar, Antonio tiró la toalla porque estaba harto de consultar todo con la Junta. Pero nuestras reglas son así. [Sentencia con su disciplinado y siempre elegante acento inglés].

M.B. - Sin embargo, usted misma ha dicho que debía hacerse una reorganización en la Academia...
Y.B. - Sí, pero no tanto en este aspecto. Lo que queremos hacer es abrir la Academia para que miembros más jóvenes, como tú, puedan entrar y estamos en ello. Pero no vamos a hacer, al menos de momento, nada realmente drástico para cambiar los estatutos.

Diseño de Yvonne para el personaje de F. Murray Abraham en
"El puente de San Luis Rey" (Mary McGuckian, 2004)
M.B. - La bajada del IVA en "espectáculos en directo" ha vuelto a dejar de lado al cine, ¿por qué cree que hay este descuido de la cultura en España?
Y.B. - No lo sé, me gustaría saberlo realmente. Yo creo que hemos, los del cine, cabreado al Ministro de Hacienda en algún momento y ahora el no piensa perdonarnos. [Risas, otra vez] No sé si ha tenido que ver con personas del cine que no colaboran con hacienda o con enseñar creencias políticas en nuestras galas... Probablemente sea una combinación de muchas cosas, por eso no quiero politizar lo que hacemos. No quiero que Dani Rovira haga chistes políticos, al menos no de un partido, prefiero chistes que toquen a todos. Yo no quiero ofender a nadie y quiero ser amiga de todos, si es posible.

M.B. - Usted misma dijo el otro día sobre la Administración que "eran muy simpáticos, pero luego nadie hacía nada"...
Y.B. - Y todavía no han hecho nada, pero espero que en un futuro cercano hagan algo, porque lo necesitamos. Necesitamos más ayudas, el problema es que hay poco tiempo. He conocido algunos políticos y son muy amables, y no tengo ninguna queja, dejemos que pase el tiempo a ver si verdaderamente bajan el IVA del cine. Lo importante es dar facilidad a que trabaje más gente en el cine, a que se llenen las salas, que todos ganemos más con el cine.

M.B. - Hace unas semanas daba usted la alarma en el periódico El País diciendo que a lo mejor no había "Goyas" por falta de patrocinadores. ¿Tendremos Premios Goya?
Y.B. - Bueno, no me refería a los Premios Goya de este año, han "misinterpretado" mis palabras, no era para esta gala. Pero si no hacemos cambios de cara al futuro y no encontramos más patrocinios, es posible que no se hagan las próximas galas. Lo dudo, porque siempre vamos a salvar el cuello en el último momento. Necesitamos reestructurarnos dentro de la Academia, y para ello hace falta tiempo.

M.B. - ¿Cómo ha sido volver a contratar a Dani Rovira después de la presión mediática a la que se vio sometido el pasado año?
Y.B. - Ha sido algo muy natural... [Sonríe] Cuando entrevistaban a Dani sobre su última película, "100 metros" [Marcel Barrena, 2016], él dejaba entrever que no le importaría nada volver a presentar los premios. Cuando lo leímos pensamos: "¡qué bien!", porque queremos mucho a Dani, es muy divertido, es buena persona, ¡es un amor! Pensábamos que si teníamos la oportunidad, somos también el mismo equipo de producción, sería muy bonito volver una tercera vez.

M.B. - Y... ¿cómo está siendo colaborar con Mariano Barroso y Nora Navas, vicepresidentes primero y segunda, respectivamente?
Y.B. - Estoy encantada con ellos, desde el principio pensé que "estábamos en la misma página". Trabajamos con las mismas ideas. Nuestros sentimientos son similares y tenemos las mismas ideas para la Academia y para el futuro del cine.

Junto a Nora Navas y Mariano Barroso

M.B. - Voy a intentar dejar ahora esta presión de despacho para hablar de una película que sé que a usted le marcó y que es una de mis favoritas. Hablo de "Una cara con ángel" (Stanley Donen, 1957) [ante su rostro de desconocimiento apuesto por decir el título en inglés, "Funny Face", vuelve a iluminarse y la reconoce, por supuesto] ¿Hasta qué punto se vio influenciada por aquellos maravillosos vestidos de Givenchy o Edith Head...?
Y.B. - [Mientras remueve con delicadeza su té] Pues muchísimo... El vestuario de Givenchy entró en mí siendo muy joven, y siempre me ha gustado porque creo que ha sido el mejor diseñador de moda. No hablo del cine, aunque yo le descubriera en la pantalla cuando sólo tenía catorce años en esta película de Audrey Hepburn, que era también maravillosa, de "fantasía-romántica", lo que nos gustaba a las chicas de catorce años. Te transportaba a otro mundo, fue entonces cuando yo le dije a mi madre que era esto lo que quería hacer cuando fuera mayor y he seguido el camino...

M.B. - ¿Cómo fue vestir años después a Audrey en "Robin y Marian" (Richard Lester, 1976)?
Y.B. - Pues muy diferente... [reímos] Porque tenía que vestirla como a una monja, en un trapo, una tela burda que era como paños de cocina para fregar suelos. Eso sí, tenía una textura de "tejido a mano" y la caída perfecta para su hábito. Audrey estaba encantada con el traje, aunque no era bonito y no tenía nada que ver precisamente con Givenchy...

M.B. - Usted ha ganado todos sus Oscar y sus Goya por películas de época, ¿en cuál se siente más cómoda para diseñar?
Y.B. - ¿En qué época?... Lo que me gusta de ellas es investigarlas, mirarlas de cerca para hacer un vestuario original, que no se haya visto antes. Estudiar la pintura, ir a museos de la época, de trajes y armaduras, lo que se necesite para la investigación. No tengo una época que me gusta en especial, prefiero una que no haya hecho antes, si es posible, para no repetirme. Cuando termino una película de época intento haber puesto en ella todas mis ideas, así que no quiero repetirme.

M.B. - Uno de sus primeros trabajos fue "Fahrenheit 451" (François Truffaut, 1966), todo un reto el futurismo-sixties... Cuenta que Truffaut y usted eran muy tímidos, ¿qué cree que se propuso entonces cuando le ofreció el papel de Book Person en el film?
Y.B. - Para mí fue un shock, yo nunca quise ponerme delante de la cámara. Él fue muy dulce conmigo pero no me lo dijo a la cara, fue a través de su secretaria, Helen Scott. Yo siempre me negué, pero cuando al final me lo pidió me derretí delante de él y sí, lo hice, no podía decirle que no. Aunque no soy nada actriz.

Últimos remiendos a Audrey antes de una escena de "Robin y Marian"

M.B. - Cuando hizo "Superman" (Richard Donner, 1978) los superhéroes no estaban de moda, como ahora. ¿Cómo fue vestir los calzoncillos por fuera a Christopher Reeve por primera vez?
Y.B. - [Ríe] Hombre, fue un reto porque me parecía un traje absurdo y me lo sigue pareciendo, un "silly costume". Pero no se podía cambiar nada del cómic, así que tenía que pensar en la manera de hacer un traje estúpido de la forma más atractiva posible. Ahora el traje ha cambiado muchísimo, se utilizan otros materiales, como goma, y colores mucho más oscuros y deprimentes. Lo nuestro era más colorido.

M.B. - Los setenta era una década de glamour, el otro día estuve viendo el vídeo de cuando recibió el Oscar [por "Nicolas y Alejandra", (Franklin J. Shaffer, 1971)] y era una maravilla, la puesta en escena, los vestidos... ¿Cree que se ha perdido ese glamour?
Y.B. - [Ríe] Sí, fue muy divertido... Lo que ocurre es que lo que era glamour entonces ya no es glamour hoy en día. Ha cambiado su propia moda, ahora se ve con otros ojos, es diferente.

Diseño para Marlon Brando en "Superman"
M.B. - Usted siempre ha dicho que le encantó poder trabajar con Marlon Brando, ¿qué piensa del escándalo de Bertolucci y Brando con "El último tango en París"?
Y.B. - Le quiero todavía. [Bromea y reímos] No, lo que hicieron con Maria Schneider fue un escándalo y francamente no entiendo porque no le dijeron lo que iban a hacer. Creo que una actriz, si es una actriz que merece la pena, puede interpretar este sufrimiento. Nadie tiene que sentir nada hasta el suicidio, prácticamente. Los dos [Brando y Bertolucci] han sido muy cerdos al no hablar con ella, y me parece una actitud deplorable.

M.B. - Enlazando con la polémica de Trueba. ¿Cree que se debe atacar una película por lo que hayan hecho o dicho sus creadores con anterioridad?
Y.B. - Me parece terrible lo que ha pasado. No hay derecho, no era la intención de Trueba la de crear polémica, pero no hay nada que hacer con gente que tiene mentes tan estrechas o tan nacionalistas... Es de mala educación boicotear una película. Ha habido tanta gente que ha dejado su corazón, su talento y su dinero en la película, en una película buena, agradable... No tengo palabras, no puedo concebir la actitud de esta gente, no la entiendo... Y Trueba tampoco la entiende, hablé con él y ninguno entendimos esta crueldad innecesaria.

M.B. - En la primera edición de los Premios Goya pudimos verla, presentada por el mismísimo Fernando Rey, por lo que usted lleva aquí desde el principio. ¿Se vio alguna vez como presidenta?
Y.B. - Jamás en mi vida pensé en ser presidenta de la Academia, ha sido una sorpresa muy grande... Pero tengo que decir que lo estoy disfrutando.

M.B. - ¿Cómo recuerda el vestuario de "Bearn o la sala de las muñecas" (Jaime Chávarri, 1983)?
Y.B. - Recuerdo que me gustó mucho hacerlo, había trajes mallorquines preciosos... Fue maravilloso vestir a Ángela Molina, siendo una belleza. Y a Fernando Rey y a Imanol Arias y todos los actores de la película, todos tenían un vestuario muy diferente, con mucho carácter y detalle. Es una película que me encanta.

M.B. - Fernando Rey le cogió mucho cariño durante el rodaje. ¿Cómo suele ser su relación con los actores a los que viste? 
Y.B. - Normalmente tengo buena relación con ellos, saben que yo quiero hacerlo lo mejor que pueda con ellos y aprecian que les deje en su papel como ellos quieren verse. Nunca he tenido malas relaciones con actores... casi nunca, sólo con algunos mediocres.

Yvonne junto a sus diseños de "Superman"

M.B. - Cuando llega a España tiene un encuentro fabuloso con Gonzalo Suárez. ¿Cómo fue esa relación director-figurinista?
Y.B. - Me encanta Gonzalo, es una persona divertida, brillante, inventiva... Tiene una imaginación increíble, a veces una le entiende y otras no, pero es una persona entrañable, Gonzalo.

M.B. - "Remando al viento" (Gonzalo Suárez, 1989) ya debió ser un trabajo espectacular, pero con "Don Juan en los infiernos" (G. Suárez, 1991) hubo una magnífica sincronía en vestuario, decorados, interpretación... ¿Cómo suele trabajar con el resto del equipo?
Y.B. - Cambia... Con el equipo de Gonzalo, por ejemplo, trabajaba muy bien. Una vez has trabajado con él comprendes que eres como una familia, trabajamos juntos, no ves diferenciación entre departamentos, además éramos siempre los mismos. Hablamos, tenemos tertulias, y llegamos a acuerdos entre risas, no hay estrés. Muy bien.

M.B. - He leído en alguna parte que le gusta implicarse en el proceso creativo. Supongo que eso es más sencillo en España que en Estados Unidos o Inglaterra... 
Y.B. - Es diferente, pero al final todos hacemos cine de la misma forma, lo que cambia son los temperamentos. Pero sí, me gusta estar en el proceso creativo. Por ejemplo, me gusta hablar con los guionistas sobre los personajes, ellos tienen una visión muy clara, se han documentado sobre la película o al menos la tienen en su cabeza. Eso es lo que me interesa que me den los detalles, su propia visión de los personajes. Si hay un escritor abordo me gusta hablar con él.

M.B. - Los últimos años hemos visto su nombre en grandes producciones como "Los fantasmas de Goya" (Miloš Forman, 2006) "Encontrarás dragones" (Roland Joffé, 2011). ¿Qué proyectos le esperan?
Y.B. - De momento mi proyecto es la Academia, tengo algunos proyectos pero aún no tienen luz verde. De todos modos no creo que mientras esté aquí pueda combinar los trabajos, es muy difícil compaginar. Aquí hay muchísimo trabajo, más del que yo imaginaba, y estoy aquí full time casi todos los días y hay mucho que hacer. Me han dicho que quizás es porque acabo de empezar y no tenemos director general, pero no veo que pueda hacer una película, que siempre me estresa mucho, y el día a día de la Academia. Es demasiado, una cosa que no pueden hacer los directores o los actores cuando son presidentes es dedicarle todo el tiempo que tengo yo. Estoy jubilada, por lo que tengo todo el tiempo del mundo. [Risas]

Junto a Truffaut, dos tímidos a 451 grados fahrenheit
Coincido otra vez con Yvonne después de la entrevista, es el cumpleaños de los Cines Callao, va acompañada de su marido, Gil Carretero, el hombre al que debemos que haya venido a nuestro humilde país, como sentenció Fernando Rey en la primera edición de los Premios Goya. Yvonne Blake apenas ha cambiado desde entonces, continúa reflejando la misma ilusión en su mirada. Me reconoce enseguida y me coge las dos manos cariñosamente, está encantada y trasmite toda la seguridad del mundo desde su presidencia. Ejerce su cargo con discreción, está con todos: directores, actores, maridos, proyeccionistas, es nuestra presidenta, y nosotros somos todos sus hombres, trabajando a favor de una Academia a la que ya le toca un período de estabilidad. Espero que hayan disfrutado, como yo disfruté, de este encuentro con Yvonne Blake, nueva presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.

Yvonne 

1 comentario: