viernes, 6 de enero de 2017

Pasajeros del olvido

Estas fiestas que hoy llegan a su fin entre chocolates y Roscones de Reyes (recomiendo encarecidamente el de la Pastelería Arrese de Bilbao), se ven sustentadas por la ilusión, no por el consumismo de ración al que nos tienen sometidos los grandes cerebros pensantes. Sin embargo la ilusión está desapareciendo, también en la industria cinematográfica, resignada a lanzar subproductos comerciales para mantener al espectador sentados en su butaca durante dos horas (si no se levanta en varias ocasiones a desprenderse de los residuos naturales que originan los litros de cola que ingieren con la excusa de ir al cine). El llamado "repunte" de la crisis no ha hecho más que llenar las salas de cine de incultura, cientos de personas que consumen de forma indigesta el material audiovisual tratándolo como una servilleta de usar y tirar. El problema no está en la masa, sino en los grandes estudios que fabrican de forma mecánica para ello. La distribución e incluso el planteamiento de "Passengers" (Morten Tyldum, 2016) es ese, una cinta que todos conocemos desde el tráiler pero que tenemos que ver, y su supervivencia se sostiene sobre la comedia romántica. No importa que sepamos lo que va a ocurrir, la pareja sobrevivirá al metraje, siempre acaban juntos, pero tenemos que verlo, y esta cinta es una ingeniosa forma de hacerlo. La clave de esta propuesta está en el personaje de Jennifer Lawrence, que continúa demostrando su inteligente forma de seleccionar proyectos, ha sabido mostrar las relaciones humanas en un futuro desproporcionado que se le escapa al propio Tyldum, para mostrar una ambigua reflexión sobre la soledad y el hombre, a la altura del mismísimo Gabriel Axel.


"Passengers" podría haberse titulado "Pasajeros: el octavo e-mail" y haber sido dirigida por Ridley Scott con guión de Nora Ephron, donde se muestra el alcance de esta peliculita que muestra racimos de sospecha. Hay algo extraño en la nave que se resiente, pretende que el Avalon sea un navío con pasajeros del olvido, teniendo una interesantísima propuesta entre sus manos, perviven ecos que rechinan, giros de guión inverosímiles a costa de salir de un lío argumental, personajes comodín como el de Laurence Fishburne y la incomprensible aparición final de Andy García. ¿Será este un caso para Iker Jiménez? Tyldum tilda a sus personajes de un resentimiento a la empatía, que resulta genial por un lado, son seres que están aceptando el desperdicio de su vida, por ello quizás el espectador se sienta más acorde con las divertida gestualidad robótica de Michael Sheen. Sin duda todo un portento ante la panificadora que supone el rostro de Chris Pratt, al que aceptamos con lamento, al fin y al cabo es uno de esos rostros que Hollywood ha ido incorporando sobre un molde imaginario que sostiene sus productos "del montón". "Passengers" lucha por algo más, es una historia más que brillante, una odisea espacial con toque de antaño y estructura de comedia romántica de los noventa, con una Lawrence que, como nosotros, quiere ver más allá y pretende mostrárnoslo. Es sin duda el film perfecto para aquellos que disfrutábamos de cinco semanas en globo sin salir del salón, sin embargo la vuelta al mundo durará más de ochenta días, mientras algunos pasajeros se perderán en un dimensión que intentará explicar a Andy García.

2 comentarios:

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    1. No sé a qué se refiere ;)... Aún así le recomiendo la pastelería, aunque si va al cine es preferible la de Scorsese a esta comedia romántica que en vez de verse bajo las estrellas está en ellas.
      Un saludo geográfico.

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