viernes, 25 de diciembre de 2015

El camino que lleva a Belén

La Navidad española está repleta de tradiciones que completan nuestro ciclo social, turrones, fiestas, champán, y ojos de besugo que ensombrecen a los suculentos platos que reposan sobre la mesa. Es la época de los suicidios, también de la reconciliación, y el engaño de una falsa felicidad que últimamente encontramos más presente durante el resto del año. "España va bien" volvía a repetir Mariano Rajoy elogiando la mítica campaña de Aznar, en esta época crítica del año, unas elecciones pueden conllevar terribles consecuencias, nunca vistas desde el fallecimiento del caudillo a un mes de las mismas fechas. Por aquel entonces la mitad de España lloraba al generalísimo, mientras la otra mitad celebraba como no había podido hacerlo en casi cuarenta años. La sociedad española se alimenta de las épocas de regocijo y alegría para llenar el buche y afrontar el resto del año, el espíritu de la Navidad es un falso mito impuesto para llevar a cabo el verdadero sentido navideño. La religión fue la promotora de esta festividad que a lo largo de los años ha sido consumida por la ambición humana, y es que ya en "Plácido" (Luis García Berlanga, 1961) algunos de los protagonistas llegaban tarde a la misa del Gallo. El cine se ha alimentado de esta época para lanzar sus grandes estrenos anuales, las fiestas son propicias a las salas de cine, y la fecha es la perfecta para aproximarse a los premios que se fallarán en los siguientes meses de Enero y Febrero. Así pues este año toda la expectación es para Quentin Tarantino y su navideña "The Hateful Eight", que nuestro país a vuelto ha maxilar con otra de sus tradiciones, cambiar el título a "Los ocho odiosos". Michel Piccoli cumplió todas y cada una de nuestras fases del fin de año en "París-Tombuctú" (Berlanga, 1999), mientras Luis Buñuel destrozaba el árbol de navidad de Charles Chaplin, como muestra del odio al planteamiento burgués de la Navidad. El director de Teruel ya se vengó propiamente años después con "Él ángel exterminador", angustioso retrato de una burguesía en declive estrenada el 16 de diciembre de 1962. Aunque todo aquel que perviva en el clásico sabrá que la verdadera esencia de la Navidad se halla en el reencuentro con Chencho.


Este año ha sido también el gran año de Raphael, con sus imparables giras por todo el mundo, encontró un hueco para rodar "Mi gran noche" con Álex de la Iglesia, y además seguir levantando el cartel de "sold out" en sus conciertos con la Sinphónica de Radio Televisión Española. Y cómo no volverá para ofrecernos en Especial de Nochebuena, donde frente al televisor se forma una simbiosis donde el espectador y el cantante encuentran juntos el camino que lleva a Belén a ritmo de un viejo tambor. Esta inmensa unión entre el cine y la música, que sólo Raphael es capaz de erguir, no se repetía desde el estreno de "El Golfo" (Vicente Escrivá), el 20 de diciembre de 1969. Los grandes directores no han podido evitar encontrar en la Navidad una época cumbre para situar sus historias, y aprovechar su mágico reflejo globalizado para levantar sus films. La primera película en solitario de Juan Antonio Bardem se trató de un divertido cuentecito navideño consumido por las grandes productoras que se tituló "Felices Pascuas" (1954). Berlanga no dudó en recordarnos el terrible pesadumbre de estas fiestas, desde el mítico "Plácido" a aquella esperpéntica familia de "Moros y cristianos" (1987) que buscaba la venta de sus turrones a nivel nacional, aunque sin duda el mayor reflejo de esa angustia navideña se vio en "Tamaño Natural" (1973), donde utilizó su alma fallera como perfecto recurso para redimir la culpa de un abandonado Michel Piccoli. Álex de la Iglesia utilizó el fondo de un Madrid lleno de luces de colores para su gran obra maestras, "El día de la bestia" (1995), que a día de hoy se ha convertido en visualizado obligatorio junto a "El tamborilero" de Raphael. Incluso Pedro Almodóvar, declarado enemigo de la Navidad, afirmó que su "Carne Trémula" (1997) podía tratarse de un cuento de Navidad, mientras José Luis Borau terminaba de escribir "Navidad, horrible Navidad" (novela publicada en 2003), donde la anticipada celebración de la Navidad partió como el centro de todas las entrevistas al director. Este año, con casi un 20% menos de deuda en Madrid, puede que podamos permitirnos dejar las luces navideñas todo el año, como una de las geniales carmenadas. Este año las navidades comienzan con las elecciones, esperemos que terminen antes de cuatro años.

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