"Sobre la arena teñida de rojo por el sol se despertaba feliz una serpiente, había pasado frío, pero no recordaba esa sensación, solo el hambre le atormentaba día y noche. El calor del desierto le convertía en un reptil activo, sin embargo no encontraba ratón que llevarse a la boca. Un día, cuando la serpiente había mudado y se encontraba más débil que nunca, se le apareció un ser divino; tenía alas, pero no era un ángel, estaba herido, tostando su costra a San Lorenzo, era de la familia de los columbiformes, de un color blanco, pálido, suave. La serpiente era incapaz de creer en tal regalo, se acercó con un reptar desbarajustado y cuando quiso echar el diente, la estrella del desierto brilló con más fuerza que nunca, secando la costra del divino ser y sumiendo en un dolor insoportable a la débil serpiente.
- El eterno también tienta al maligno- concluyó el cómplice del sol, que voló hasta que la serpiente dejó de respirar su aroma asquerosamente celestial. Poco después, el ofidio, encontró un roedor castorimorfo, que intentó huir con su peculiar salto de canguro, pero que terminó en las fauces de su depredador. Y así, la serpiente una vez más, esperó, a que se le presentase alguna criatura fácil de tentar."
"Las tentaciones" es uno de los temas que han acompañado al ser humano desde que éste tiene memoria, la religión ha sabido utilizarlas como ejemplos, el diablo (ser que tiene casi tantos nombres como Dios) es el encargado de proporcionárnoslas, algunas de las más comunes son las relacionadas con el triunfo, el amor, o el dinero. Todas ellas han ideado distintas maneras de llegar a nosotros, y la humanidad ha reaccionado representándolas en sus expresiones artísticas. Marco Ferreri es uno de los grandes cineastas que nos las han presentado, muy sutilmente en la época de censura ("Los chicos", 1959 o "El cochecito", 1960), a través de obras maestras en su etapa francesa ("La grande Bouffe", 1973, "No tocar a la mujer blanca", 1974) y de una manera desmesurada en sus últimas cintas: "Ordinaria locura" (1981), "La Carne" (1991) o "Diario de un vicio" (1993).
Uno de los santos que se ha representado en el tiempo (en ocasiones olvidando su pasión por los animales, en otra exagerándola) por las tentaciones que halló en el desierto, según Atanasio, es el ermitaño y amante de la naturaleza, San Antonio Abad. "Las tentaciones de San Antonio" es un título que sirve para multitud de obras, sobre todo óleos sobre lienzo, pero el maestro del realismo, Gustave Flaubert, fue otro de los que quiso recordar "La Tentación de San Antonio" (1874) dedicándole una de sus últimas novelas publicadas en vida. Volviendo a la pintura, El Bosco, realiza un cuadro sencillo, más alejado de aquellos trípticos hipnotizantes (recuérdese en este momento "El jardín de las delicias") en él, San Antonio, se reguarda de la tentación bajo un tronco. Es, también, uno de sus últimos cuadros. Parece ser que el pobre San Antonio no había tenido suficiente, faltaba que se convirtiese en una figura del surrealismo, y a mediados de los años 40', siglo XX, se hace un gran concurso, el mejor cuadro sobre dichas tentaciones sería la imagen publicitaria de "La vida privada de Bel Ami" (Albert Lewin, 1947), película basada en la novela de Guy de Maupassant y protagonizada por Angela Lansbury y George Sanders. El concurso nos permitió que grandes idealistas como Salvador Dalí ofrecieran reconocidas obras, finalmente fue Max Ernst quién ganó con su propia visión de "Las tentaciones de San Antonio".
Federico Fellini, al igual que Luis García Berlanga, se encarga de retratar a la sociedad italiana a través de toda su carrera profesional como director y guionista, desde 1950 a 1990. Fellini busca y encuentra el escenario más cercano entre el público y los personajes, facilitando así su acercamiento a la sátira. Entre dos de sus películas más reconocidas, y de indudable perfección, como son"La Dolce Vita" (Fellini, 1960) y "Otto e mezzo" (Fellini, 1963), al director italiano le proponen hacer una película de episodios, este tipo de films suelen reunir a grandes directores para contar cuatro historias diferentes con un tema común. Berlanga participó en "Las cuatro verdades" (Blasetti, Bromberger, René Clair y Berlanga, 1962), Quentin Tarantino participó en la defectuosa "Four Rooms" (Allison Anders, Alexandre Rockwell, Robert Rodriguez y Tarantino, 1995) con un magnífico recuerdo a Alfred Hitchcock. "Simón del desierto" (Luis Buñuel, 1965) nació como un proyecto de este calibre, aunque por distintos motivos se quedó en un mediometraje del gran Buñuel, la película también recuerda "Las tentaciones de San Antonio". El caso es que Fellini realiza "Boccaccio 70", juntos con tres grandes del cine italiano, Monicelli, Visconti y De Sica, el episodio dirigido por Federico Fellini lleva el nombre de "Las tentaciones del doctor Antonio", desde el título a la historia hace alusión a las tentaciones desérticas del santo Antonio, cerrándose un poco más en el tema amoroso que es lo que vence en un proyecto con música de Nino Rota y con actores como Peppino De Filippo o Anita Ekberg... Por siempre tendremos que convivir con distintas tentaciones, y según avancemos crearemos más, pues es a lo que nos lleva la naturaleza humana, y siempre habrá un Fellini, Ferreri, Berlanga, Dalí o Buñuel para recordárnoslo...
En la primera imagen podemos ver un fotograma de "Simón del desierto" (Luis Buñuel, 1965).
La segunda es una imagen del cuadro "La tentación de San Antonio" (Salvador Dalí, 1946).
El tercero es el cartel promocional de "La grande bouffe" (Marco Ferreri, 1973).
El cuarto son "Las tentaciones de San Antonio" (El Bosco, entre 1500-1525).
Seguido por "Tentación de San Antonio" (Max Ernst, 1945).
El sexto es el cartel publicitario de la cinta "Boccaccio 70" (V.D., 1962)
Junto a estas líneas "La tentación de San Antonio" (Paul Cézanne, 1875-1877).
- El eterno también tienta al maligno- concluyó el cómplice del sol, que voló hasta que la serpiente dejó de respirar su aroma asquerosamente celestial. Poco después, el ofidio, encontró un roedor castorimorfo, que intentó huir con su peculiar salto de canguro, pero que terminó en las fauces de su depredador. Y así, la serpiente una vez más, esperó, a que se le presentase alguna criatura fácil de tentar."
"Las tentaciones" es uno de los temas que han acompañado al ser humano desde que éste tiene memoria, la religión ha sabido utilizarlas como ejemplos, el diablo (ser que tiene casi tantos nombres como Dios) es el encargado de proporcionárnoslas, algunas de las más comunes son las relacionadas con el triunfo, el amor, o el dinero. Todas ellas han ideado distintas maneras de llegar a nosotros, y la humanidad ha reaccionado representándolas en sus expresiones artísticas. Marco Ferreri es uno de los grandes cineastas que nos las han presentado, muy sutilmente en la época de censura ("Los chicos", 1959 o "El cochecito", 1960), a través de obras maestras en su etapa francesa ("La grande Bouffe", 1973, "No tocar a la mujer blanca", 1974) y de una manera desmesurada en sus últimas cintas: "Ordinaria locura" (1981), "La Carne" (1991) o "Diario de un vicio" (1993).
Uno de los santos que se ha representado en el tiempo (en ocasiones olvidando su pasión por los animales, en otra exagerándola) por las tentaciones que halló en el desierto, según Atanasio, es el ermitaño y amante de la naturaleza, San Antonio Abad. "Las tentaciones de San Antonio" es un título que sirve para multitud de obras, sobre todo óleos sobre lienzo, pero el maestro del realismo, Gustave Flaubert, fue otro de los que quiso recordar "La Tentación de San Antonio" (1874) dedicándole una de sus últimas novelas publicadas en vida. Volviendo a la pintura, El Bosco, realiza un cuadro sencillo, más alejado de aquellos trípticos hipnotizantes (recuérdese en este momento "El jardín de las delicias") en él, San Antonio, se reguarda de la tentación bajo un tronco. Es, también, uno de sus últimos cuadros. Parece ser que el pobre San Antonio no había tenido suficiente, faltaba que se convirtiese en una figura del surrealismo, y a mediados de los años 40', siglo XX, se hace un gran concurso, el mejor cuadro sobre dichas tentaciones sería la imagen publicitaria de "La vida privada de Bel Ami" (Albert Lewin, 1947), película basada en la novela de Guy de Maupassant y protagonizada por Angela Lansbury y George Sanders. El concurso nos permitió que grandes idealistas como Salvador Dalí ofrecieran reconocidas obras, finalmente fue Max Ernst quién ganó con su propia visión de "Las tentaciones de San Antonio".
Federico Fellini, al igual que Luis García Berlanga, se encarga de retratar a la sociedad italiana a través de toda su carrera profesional como director y guionista, desde 1950 a 1990. Fellini busca y encuentra el escenario más cercano entre el público y los personajes, facilitando así su acercamiento a la sátira. Entre dos de sus películas más reconocidas, y de indudable perfección, como son"La Dolce Vita" (Fellini, 1960) y "Otto e mezzo" (Fellini, 1963), al director italiano le proponen hacer una película de episodios, este tipo de films suelen reunir a grandes directores para contar cuatro historias diferentes con un tema común. Berlanga participó en "Las cuatro verdades" (Blasetti, Bromberger, René Clair y Berlanga, 1962), Quentin Tarantino participó en la defectuosa "Four Rooms" (Allison Anders, Alexandre Rockwell, Robert Rodriguez y Tarantino, 1995) con un magnífico recuerdo a Alfred Hitchcock. "Simón del desierto" (Luis Buñuel, 1965) nació como un proyecto de este calibre, aunque por distintos motivos se quedó en un mediometraje del gran Buñuel, la película también recuerda "Las tentaciones de San Antonio". El caso es que Fellini realiza "Boccaccio 70", juntos con tres grandes del cine italiano, Monicelli, Visconti y De Sica, el episodio dirigido por Federico Fellini lleva el nombre de "Las tentaciones del doctor Antonio", desde el título a la historia hace alusión a las tentaciones desérticas del santo Antonio, cerrándose un poco más en el tema amoroso que es lo que vence en un proyecto con música de Nino Rota y con actores como Peppino De Filippo o Anita Ekberg... Por siempre tendremos que convivir con distintas tentaciones, y según avancemos crearemos más, pues es a lo que nos lleva la naturaleza humana, y siempre habrá un Fellini, Ferreri, Berlanga, Dalí o Buñuel para recordárnoslo...
En la primera imagen podemos ver un fotograma de "Simón del desierto" (Luis Buñuel, 1965).
La segunda es una imagen del cuadro "La tentación de San Antonio" (Salvador Dalí, 1946).
El tercero es el cartel promocional de "La grande bouffe" (Marco Ferreri, 1973).
El cuarto son "Las tentaciones de San Antonio" (El Bosco, entre 1500-1525).
Seguido por "Tentación de San Antonio" (Max Ernst, 1945).
El sexto es el cartel publicitario de la cinta "Boccaccio 70" (V.D., 1962)
Junto a estas líneas "La tentación de San Antonio" (Paul Cézanne, 1875-1877).
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