sábado, 22 de noviembre de 2014

¿Quién teme a Mike Nichols?

Mike Nichols es uno de los directores más versátiles de Hollywood, por supuesto que he disfrutado con las grandes películas que nos ha regalado el cine como son, en este caso, "El graduado" (1967) o "Closer" (2004), sin embargo no había caído en que Mike Nichols había sido el director de estas dos magníficas cintas, como de muchas otras. Películas tan separadas en el tiempo, y que sin embargo si que tienen características comunes como ese rasgo en el que una persona se descubre, y avanza hacia alcanzar su plenitud humana. Los films nombrados son dos de los que han alcanzado mayor relevancia, por "El graduado", Nichols, fue galardonado con el Oscar al Mejor Director, y "Closer" nos mostró cuatro magníficas interpretaciones protagonistas, las de Natalie Portman, Jude Law, Clive Owen y Julia Roberts. Fue un director enorme, digo fue, porque tristemente ha fallecido el pasado día 19 de noviembre, nos trajo una de las obras maestras del cine mundial que además fue su Ópera Prima: "¿Quién teme a Virginia Woolf?" (1966) es una película grande por su dirección, y por la inolvidable, cruda, interpretación de Elizabeth Taylor que fue elogiada por el público y la crítica, y reconocida con el Oscar a la Mejor Actriz.


Lo cierto es que hay algunas películas que muestran la función por la que surgió el cine a finales del siglo XIX, el entretenimiento. En la filmografía de Mike Nichols encontramos desde regalos para la persona como son las citadas, en ellas encontramos no solo el entretenimiento sino las grandes interpretaciones, los fantásticos guiones, y algunas de las escenas más recordadas (como es aquella en la que Dustin Hoffman quedaba asombrado ante las piernas de Anne Bancroft en"El Graduado"). Pero entre la lista de cintas dirigidas por Nichols encontramos las obras maestras del entretenimiento, películas que no son recordadas por un guión único, o unos contrapicados como los de Orson Welles, y es que Mike Nichols fue el encargado de comedias como "Trampa 22" (1970) o "Armas de Mujer" (1988). Otra de sus cintas es "Primary Colors" (1998) recordada parodia de la política actual de entonces, nueve años después daba por finalizada su carrera como director con "La guerra de Charlie Wilson" (2007), protagonizada por su última actriz fetiche, Julia Roberts. En sus últimos años dedicó su carrera al teatro, convirtiéndose en uno de los directores más reputados de Broadway, que hoy apaga sus luces en su recuerdo...

jueves, 20 de noviembre de 2014

Recuerdo a nuestra Duquesa

Nos despedimos de nuestra Duquesa, Doña Cayetana Fitz-James Stuart, Duquesa de Alba entre otros muchos títulos, y es que no nos cansamos de decir que: "la Duquesa tiene más títulos que la Reina de Inglaterra" o "que es la única católica que no tendría que arrodillarse ante el Papa". Era una figura de nuestra sociedad, ha estado presente en nuestras vidas desde hace ochenta y ocho años, se había convertido en un símbolo de España, sus vivencias nos han llegado a través de los medios de comunicación desde hace tiempo. Una mujer que nos ha regalado momentos de indiscutible recuerdo histórico, desde sus apariciones en el NO-DO como: "Dieciocho veces Grande de España" hasta sus posados en bikini con su último marido, Alfonso Díez, en la playa de San Sebastián. Siempre cercana, en sus últimos años no comprendía porqué su nombre siempre estaba acompañado de tanta expectación, vivió como quiso, favoreciendo como muy pocos a la cultura española, conservando algunos de los cuadros, y escritos más importantes de la historia de España: entre ellos los archivos de Cristóbal Colón, o el cuadro de la XIII Duquesa de Alba, a la que se le atribuyó un romance con el pintor.


La historia de la Casa de Alba forma parte de de nuestra historia, desde que aquel Duque de Alba que
atemorizó a los "flamencos" de Holanda hasta sus colecciones de arte que, desde 1472, lleva engrandeciéndose con nombres como los de Rubens, El Greco, Velázquez, Sorolla o Zuloaga, que retrató a una pequeña Cayetana en un precioso cuadro, en la que la joven Duquesa monta sobre un poni a cuyos pies se encuentran sus juguetes. La misma Cayetana fue la que incorporó grandes nombres como los de Salvador Dalí, Pablo Picasso, Pierre-Auguste Renoir o Marc Chagall, volviendo así a recordar que en la jerarquía de la aristocracia española, la Casa de Alba de Tormes, continuaba siendo la más poderosa. Desde niña, la Duquesa de Alba, marcha por toda Europa cultivando y completando su educación, su familia se exilia durante la Guerra Cilvil Española en Inglaterra. A su vuelta a España se casa con Luis Martínez de Irujo en 1947, un matrimonio anunciado del que resultaron seis hijos. Durante esta época forma grandes amistades que le dudarían, como la de Jackie Kennedy o Grace Kelly, cuando Tom Cruise rodó en Sevilla alguna de sus cintas de acción se supo de la amistad entre el actor y la aristócrata.


A lo largo de su vida, la figura de Cayetana Fitz-James, ha sido víctima de numerosos escándalos, como cuando Pablo Picasso le propuso un desnudo que elogiaría a "La maja desnuda" de Francisco de Goya, su marido se negó y el proyecto no se llevó a cabo. En 1972 enviuda y su luto recorre todo el país, pocos años después volvería el escándalo con su matrimonio con Jesús Aguirre, que había sido sacerdote, y tenía una gran reputación como teólogo e intelectual, llegó a convertirse en miembro de la Real Academia de la Bellas Artes de San Fernando. En el año 2001 fallecía Jesús Aguirre dejando destrozada a la Duquesa, a partir de entonces comienza su deterioro físico, el párkinson, la silla de ruedas... Pero diez años después se casa con Alfonso Díez, otra gran polémica por la diferencia de edad, sus hijos le "aconsejan" firmar la herencia, y antes de la boda se reparte la herencia entre los seis descendientes. Hemos seguido viéndola en la Concha de San Sebastián, en la Feria de su adorada Sevilla y en sus Palacios de las Dueñas y de Liria (su residencia oficial).


Es una noticia triste la de su fallecimiento, treinta y nueve años después de aquella noche en la que Francisco Franco Bahamonde agonizaba, que desembocó en la muerte del caudillo, volvía a sucedernos con la Duquesa de Alba. Su carisma y su simpática sonrisa nos han acompañado todos estos años, es por eso que realmente sentimos la expresión"¡Qué pena!", pues era una de las personas a la que estamos acostumbrados, una persona que nos gusta que esté ahí divirtiéndose como siempre ha querido.  Sus vestidos veraniegos, junto con sus sandalias, las gafas de sol, sus muchas pulseras, y sus rizos que han ido evolucionando de pelirrojos, a rubio derivando en blanco, han sido protagonistas de numerosos artículos de las revistas del corazón, divirtiéndonos con sus muchas anécdotas, algunas reunidas en sus exitosas memorias: "Yo, Cayetana". Fue uno de los últimos miembros de la aristocracia fijada a la antigua, de aquella de la que se burlaba Berlanga en la Trilogía Nacional, por el contrario supo adaptarse adecuadamente a los nuevos tiempos, que también le acogieron con respeto y cariño hacia lo que representaba. Un adiós a nuestra Duquesa, a Cayetana, a la aristócrata, a la modelo, a la mecenas, al personaje social, a la mujer, a la viuda, a la fiel, nos despedimos de la Duquesa de Alba.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Hitch, genio del suspense

La figura del genial Alfred Hitchcock ha ido creciendo hasta nuestros tiempos, sus películas han perdurado hasta la actualidad, por eso no es extraño revisar los canales de televisión y encontrarte con "Atrapa a un ladrón" (Hitchcock, 1955) o "Frenesí" (Hitchcock, 1972). Ese hombre simpático que aparecía en el anuncio publicitario de su próxima película, que iba a ser estrenada en los días cercanos, y que nos comentaba, con su particular manera de expresarse, porqué era un acierto acudir a la cita que nos había organizado en el cine. O aquel personaje siempre sonriente ante la proyección de un capítulo sobre un asesinato, en su propia serie televisiva, "Alfred Hitchcock presenta" (Varios directores, años 50' y 60'). Para el público su nombre era sinónimo de misterio y calidad, sin embargo cuando uno ve una película diferente del director, no sabe con lo que se va a encontrar, siempre diferente en sus argumentos, pero con un amigo común: el crimen. Una rectificación, sí es verdad que sabemos que, pase lo que pase, nos encontraremos con Alfred Hitchcock en alguna escena de sus filmes.



Pero para las personas que trabajaban día a día con el "genio" todo resultaba muy complicado, desde su mujer, Alma Reville (figura esencial en la rutina del maestro del suspense, sin duda uno de los pilares que evitó que el gran director de cine por excelencia, se derrumbase ante la tentación de "sus" rubias, o ante el estrés que él mismo causaba en sus rodajes) hasta el sencillo chico que le traía el café. La única manera de que todas sus obras fuesen únicas y maravillosas, era exigir y exigirse al máximo, lo que creaba situaciones violentas durante sus rodajes, como el comentado acoso a Tippi Hedren durante la grabación de  "Los pájaros" (1963), o el estrés que causó a la actriz, Janet Leigh, en la de "Psicosis" (1960). Como la mayoría de sus grandes éxitos, los rodajes finalizaban con un giro de guión al final, felicidad, y falsas sonrisas el día de fin de rodaje, y emoción el día del estreno.


En la etapa inglesa de Sir Alfred Joseph Hitchcock ya podíamos visualizar sus futuros éxitos, algunos mantuvieron el mismo título, como "El hombre que sabía demasiado" (1956) película homónima de una misma del director rodada en 1934, aunque sinceramente el argumento del primer filme es incomparable con el de los años 50', claro que en este tenemos el recordado "Que Sera Sera" de Doris Day, así que hallemos un punto medio en el que digamos que se complementan. En esta época es un hombre joven, con mucho futuro y gracioso, pero los americanos supieron corromperle (gracias a Dios) y en 1940, David O. Selznick, le contrató para que dirigiese la mítica "Rebecca", que claramente dividió su carrera, primera nominación al Oscar. El director solo responde ante el nombre de "Hitch" y se empieza a crear su reconocida obsesión por las rubias, para que interpretasen los roles principales en sus cintas. Hubo cuatro nominaciones más al ese preciado premio al Mejor Director, son Leo McCarey,  Billy Wilder, Elia Kazan, y otra vez Billy Wilder, los que le arrebatan el título en las diferentes ocasiones, McCarey es el perfecto ejemplo de amor hacia una persona por parte de los académicos, capaces de cegarse ante su amistad. Con razón el gran Alfred Hitchcock recogió el premio en Memoria de Irving Thalberg, que se entrega en la gala de los Oscar, con un simple y sonoro: "Thank You". Magnífico. Dentro de todas sus rarezas, está ese simpático Hitchcock, tan grande como ningún otro, que con una simple sonrisa suya, temblaba todo Hollywood. Les animo a que pongan música a estos simples caracteres: "Tanananana nana, plof, tanananana nana, plof, tana na na, tana, na, na, tanananana nana, plof..." Y es que con Mr. Hitch, nunca se sabe lo que puede pasar...


jueves, 13 de noviembre de 2014

Luis Antonio de Villena recuerda a Berlanga

Hoy, 13 de noviembre, se cumplen cuatro años de la desaparición de Luis García Berlanga, y es una de las fechas que se quedan marcadas, incluso más que la de su nacimiento (12 de junio de 1921), aunque cuando llegue el momento del centenario podremos disfrutar de aquella "sorpresa" que nos dejó él mismo en el Instituto Cervantes. En una fecha tan especial, esta vez será el poeta y escritor, Luis Antonio de Villena, una de las figuras indispensables para comprender la poesía contemporánea española. La pluma de Villena desembocó en numerosos relatos eróticos, con lo cual Berlanga, fetichista y erotómano confeso, no tardó en caer en la lectura del que por aquellos tiempos era el joven escritor que comenzaba una larga carrera que le ha convertido en un prestigioso autor. Por aquella época en la que comenzaba Villena, los años setenta, la editorial Tusquets, de mano de la editora Beatriz de Moura y de Luis Berlanga, saca adelante la colección "La Sonrisa Vertical". En ella hemos encontrado a grandes autores como Camilo José Cela, Georges Bataille, Francisco Umbral, Henry Miller, Almudena Grandes, Antonio Gómez-Rufo, o el mismo Luis Antonio de Villena, que en 1999 recibió el Premio La Sonrisa Vertical por su obra "El mal mundo"... 

Recuerdo a Luis Berlanga:


Vi cine de Berlanga desde que era niño. Supongo que entonces no
lo entendía bien. Y en la adolescencia, pluralmente cosmopolita, “Bienvenido Mr. Marshall” me parecía en exceso española… Entendí que Luis G. Berlanga era uno de nuestros grandes hacedores de cine, pero demasiado “nuestro”. Creo que fue con “Grandeur nature” cuando empecé a ver a Belanga de otro modo: transgresor, irónico, burlón, rebelde. Disfruté enormemente esa delicia que es “La escopeta nacional”, porque además conocía ya a Luis Escobar. A los Berlanga los conocí por turnos: A Jorge, el periodista, en las sempiternas noches de las barras de aquellos bares. Luego a Carlitos (hablé bastante con él) en aquellos mundos marginales y excelsos que fueron “la movida”. Carlitos hizo las letras mejores. Todavía hay quien vive de ellas.  En una comida literaria coincidí con el gran Luis. Me saludó muy efusivo: “Me dicen mis hijos que sois buenos amigos”…



Supongo que, en ocasiones, lo personal aclara e ilumina. Yo admiraba ya a Berlanga pero lo seguí entendiendo mejor, siempre en su rebelión radical. “La vaquilla” no es una comedia aunque vista ese traje. Es una espléndida película trágica sobre la obtusez española. “Todos a la cárcel” es un puro grito con el que Luis se adelantó a tantas miserias actuales. Y “París-Tombuctú” (entre otras muchas cosas) sobrecoge por ese cartel final: “¡Tengo miedo!” Excelente Luis. Grande de verdad. Me echo en cara no haberte entendido bien cuando yo era joven. Lo compensé con entusiasmo. Y tú me dijiste una noche en Barcelona -1999- que lo entendías. Eras parte del jurado del premio de narrativa erótica “La sonrisa vertical” que aquel año se otorgó a mi doble novela “El mal mundo”. Fuiste el primero en felicitarme, cenamos juntos, reímos, comentamos y apostillaste: “Me ha gustado mucho tu libro y a mi hijo Carlos le va a encantar”. Éramos amigos. Lo fuimos más. Coincidimos en almuerzos y cenas. Eso ya da igual. Yo había aprendido y refrendado que fuiste un director de cine y un personaje genial. Pusiste humor para tapar la sordidez, y con sonrisas hablaste del daño radical… Eso. Genial.


miércoles, 12 de noviembre de 2014

Bueno... es de Givenchy

Recuerdo que hace ya más de tres años quedé fascinado con la figura del diseñador Hubert de Givenchy, tras ver el diseño de vestuario de Audrey Hepburn en sus más reconocidas cintas, descubrí dos nombres, uno el de Givenchy, y otro el de Edith Head, la gran diseñadora de Hollywood que recibió ochos premios de la Academia estadounidense por su magnífico trabajo, uno de los más merecidos el que consiguió por "Roman Holiday" (William Wyler, 1953), al año siguiente volvió a recoger estatuilla por "Sabrina" (Billy Wilder, 1954), premio que debería haber compartido con el diseñador, pues aunque el diseño de vestuario de los actores era de Head, fue Givenchy quien se encargo del diseño y elaboración de los vestidos y trajes de la protagonista, la ya citada Audrey Hepburn. A lo largo de los años, desde 1952 (cuando fundó su primera "Casa de Modas") el modisto francés nos ha sorprendido, maravillado, asustado, y en algunas ocasiones la sorpresa fue la caída de su prestigiosa elegancia en los años ochenta, hasta 1995, cuando cerró su taller, y decidió dejar de hacer Moda, por la simple razón de la globalización de este comercio que desde hace tanto nos acompaña. Decisión que ha reiterado en numerosas entrevistas posteriores.


Cuando me enteré de que Hubert de Givenchy había llegado a la capital española para exponer algunos de sus mejores diseños de toda una vida, en el Museo de arte Thyssen-Bornemisza, decidí que tenía que ver algunos de los vestidos que había llevado mi idolatrada Audrey Hepburn, por otra parte también estaba la curiosidad de ver a personalidades como Jackie Kennedy Onassis, Greta Garbo o la polémica Wallis Simpson, que vistió de Givenchy para el funeral de su marido (el rey por un año, Edward VIII), conviviendo en alma de moda en un mismo recinto, la ampliación del Thyssen, inaugurada en 2004. Sin embargo me decepcionó que de más de un centenar de vestidos seleccionados, solamente dos pertenecieron realmente a Audrey Hepburn, aunque la verdad es que... ¡qué dos! Entre ellos un precioso traje de noche rojo con plumas y cinturón o fajín de lentejuelas, que creo recordar alguna fotografía de la actriz portándolo, y que sin embargo ahora no encuentro. Tristemente, el prestigioso vestido de satén negro, que tanto éxito adquirió cuando la actriz se paseó con el por la Quinta Avenida con él en"Breakfast at Tiffany's" (Blake Edwards, 1961), no era el de la afamada película, sino una reproducción del auténtico que se subastó por Christie's, y que alcanzó una elevada cifra cercana al medio millón de libras esterlinas, y que antes perteneció al escritor que nos conmovió con "La Ciudad de la Alegría", a Dominique Lapierre, y su esposa (supongo).


El resto de la obra, en mi opinión, tendría el título de: "Bueno... es de Givenchy", y es que en algunas ocasiones parece pitorreo al público, pues ve la fotografía del diseño original, y ve el expuesto, y las diferencias son monumentales. El ejemplo más claro es al comienzo de la obra, cuando nos muestra la famosa blusa Bettina, una de las primeras prendas que dio a conocer la "Casa de Modas Givenchy", y la que muestra la exposición, aunque haya sido supervisada por el propio Hubert de Givenchy, no aporta ni por asomo la suma elegancia que muestra la de la fotografía de al lado, el detalle de los puntos negros del final de la manga de la blusa es lo que muestra principalmente esa gran diferencia. Como estas hay varias. El nombre de Givenchy ha adquirido una enorme fama mundial, y actualmente la mayoría de los que visten de prêt-à-porter, sobre todo femenino, debe de estar agradecida al diseñador Givenchy, pues fue una de las figuras que luchó por poner la alta costura a disposición de la gente de a pie, es decir, de la mayoría de los ciudadanos.


Como ya he dicho la exposición ha sido ordenada, diseñada y supervisada por el propio Hubert, que con ochenta y siete años, y diecinueve años después de abandonar la moda y negarse a aceptar la actual, consigue mostrarnos su propia visión de su obra,  con un verdadero sentido artístico impresionante que componen un magnífico homenaje al diseñador, desde las fotografías que acompañan los diseños, comenzando por lablusa Bettina, que pasa a un momento de oscuridad, para dar a luz a finales de los cincuenta vistiendo a las ya citadas damas, grandes figuras universales, lo que deriva en algún vestido infantil para Carolina de Mónaco, para pasar a un rincón que da luz a toda la exposición, y que por defecto se hace pequeño, que es donde se muestran algunos de los diseños, de la mano de Givenchy, y que a continuación podemos ver en directo. Finalizando el recorrido en una montaña de pamelas y sombreros, me corrijo, es de los últimos diseños que vemos, pero todo termina con una preciosa fotografía de Audrey Hepburn en la que tiene la mirada perdida, y viste un modelo del homenajeado... es lo que antecede a la tienda de regalos.


Digno amante del estilo de Cristóbal Balenciaga, Hubert de Givenchy nos ha regalado momentos únicos del cine, así pues tuvo una película que le sirvió como revista para mostrar sus trajes, y que además tiene un magnífico guión que funciona como comedia ligera, estoy haciendo referencia a "Una cara con ángel" (Stanley Donen, 1957) donde el baile de Fred Astaire y la alegre interpretación de Audrey, nos mostró algunos de sus diseños más reconocidos, como aquel rojo que vestía la actriz mientras bajaba por unas escaleras haciéndolo bailar con el aire. Una vez más el Museo Thyssen-Bornemisza, que nos ha regalado fantásticas exposiciones, vuelve a sorprender, esta vez con un bonito homenaje a un diseñador, en el que mezcla algunos de los cuadros de la colección privada (de autores como el gran Max Ernst, aquel pintor dadá/surrealista, que siendo nacido en Alemania quiso ser francés) con aquellos diseños que ya fueron inmortalizados por las cámaras y que hoy podemos disfrutar hasta el 18 de enero de 2015. Todo acompañado de un emotivo vídeo que recorre algunos de lo momentos más importantes de Hubert de Givenchy, desde su infancia, hasta su amistad con algunas de las mujeres más importantes del siglo XX.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Tarjetas opacas y el pequeño Nicolás...

Todo tipo que casos se levantan ante nuestros ojos, últimamente son todo casos de corrupción, resulta increíble ver por la televisión a todas aquellas personas que se han aprovechado de nosotros durante todo este tiempo. Sin embargo no es nada nuevo, cuando una persona pasa a manejar tanto dinero, o descubre que por hacer algo que tiene al alcance de su mano puede recibir unos honorarios "extra", pues lo hace. Y es un método del funcionamiento de nuestra sociedad que difícilmente desaparecerá. El mes pasado salieron a la luz algunos de los escándalos a los que nos tiene acostumbrados nuestro gobierno, entre ellos el de las tarjetas opacas de de Caja Madrid, caso que me recuerda a "La cuadrilla de los once" (Lewis Milestone, 1960), una película con once protagonistas ya es difícil de coordinar, pero en el caso no hubo menos que ochenta y seis protagonistas que hicieron uso de las tarjetas en productos de lujo, como son las mejores joyas o relojes de conocidas marcas, aunque detalles como el euro y pico en un peaje, o el gasto en lencería fina y clubes de alterne es lo que más ha llamado la atención, lo que me recuerda más a "Ocean's Eleven" (Steven Soderbergh, 2001), el remake de la anteriormente citada.


Otro de los escándalos que se destaparon fue el de "el pequeño Nicolás" el joven que ha sabido tomar el pelo, no solo a sus clientes, sino a toda la cúpula del gobierno y demás políticos. Algo que nos ha confirmado que estamos en manos de incompetentes, por si quedaba alguna duda. Sin duda su mote, pues su verdadero nombre es Francisco Nicolás Gómez Iglesias, nos recuerda a uno de los personajes más conocidos de Francia, me estoy refiriendo a "El pequeño Nicolás" creado por una de las mentes más fantásticas de la historia del "cómic universal", (aquellas historietas que han traspasado, con un éxito reconocido, las fronteras del país natal) René Goscinny, autor de obras como "Astérix y Obélix" o el vaquero "Lucky Luke". La figura del Nicolás literario no se distancia mucho del Nicolás de las fotografías con políticos, ambos hacen travesuras, y estas son relatadas, ya sea en libros o en prensa. La primera vez que escuché su mote, me pregunté dónde lo había oído antes, y es que en el año 2009 se había estrenado la cinta: "Le petit Nicolas" (Laurent Tirard) dónde se relatan las historias del travieso chiquillo. Nuestra política es de película, pero no entretenidas o comedias, como lo son las citadas, sino un drama insoportable, que no puedes terminar de ver...

Y para colmo hoy hay referéndum, o algo así...

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Un lustro de López Vázquez

José Luis López Vázquez es sin duda el más grande de los actores españoles de todos los tiempos, es el ejemplo perfecto para definir al español medio, no muy alto, sin una figura muy esbelta, y con poco pelo, lo que sin duda nos acerca más a él. Supo poner el listón de la cultura española muy alto, el elogiado director, George Cukor, quedó cautivado con la corta, aunque sensacional, interpretación de López Vázquez en su película "Viajes con mi tía" (Cukor, 1972). Una película peculiar, con un humor bastante negro para ser una "americana" de los setenta. Pero sin duda su don de la interpretación comienza con un rechazo hacia ella, ya que su verdadera pasión fue la pintura, y llegó a realizar numerosos cuadros de gran calidad, lo que nos descubre una faceta nueva del gran actor que supo cautivar también con sus pinturas... Hasta que el gran ilustrador, escritor, director, y pintor, Enrique Herreros (descubridor de rostros tan conocidos como el de Sara Montiel o Nati Mistral) encontró al José Luis López Vázquez actor en 1946, dónde contó con un papel secundario en el filme "María Fernanda, la Jerezana", protagonizada por La Mistral.


A partir de entonces comenzaría a ascender en posiciones hacia el éxito que consiguió encontrar, sobre
todo a mediados de los años setenta, dónde hacía numerosos trabajos interpretativos al año, convirtiéndose en uno de los actores más prolíficos de nuestro cine con más de doscientos trabajos protagonistas, sumando cine y televisión. El pasado 2 de noviembre se hicieron cinco años del fallecimiento del mítico hijo, en la ficción, del marqués de Leguineche. Cinco años dónde hemos podido volver a contemplar algunos de sus mejores papeles, que recorren desde un triste oficinista que planea un atraco, pasando por un vendedor ambulante de bromas, y un hombre de negro, hasta llegó a ser un viejo verde y un hombre que se creía mujer. Y es que José Luis López Vázquez tiene algo en su mirada, que no se ha vuelto a repetir...