sábado, 16 de abril de 2016

Brisa clásica con comedia de Azcona

Desde hace tiempo el cine español está huérfano de una serie de creadores que lograban hacer de la comedia un estilo de vida, lograban utilizar la sátira para todo tipo de situaciones, y para ello, tanto en el cine como en la literatura, Rafael Azcona era el sumo sacerdote. Cuando Berlanga, Ferreri y Saura entraron en una etapa nueva de su propio cine, desde el homenaje familiar de Berlanga a la etapa folclórica-musical de Saura. Azcona supo continuar con su aguda visión de la sociedad, reinventándose así mismo para adaptar su ardiente sátira que buscaba esquivar una fulminante censura, para conocer los nuevos tiempos y a los nuevos creadores, asumiendo su arte en guiones verdaderamente dispares. "Moros y cristianos" (Luis García Berlanga, 1987) y la adaptación de "Ay, Carmela" (Carlos Saura, 1990) sobre la obra de Sanchis Sinisterra, fueron sus dos piezas de despedida, mientras que "El año de las luces" (Fernando Trueba, 1986) fue su primer contacto con ese nuevo cine que, rescatando intérpretes y personajes, era un auténtico homenaje a la comedia clásica española, con el añadido de miradas frescas e innovadoras que llegaban rompiendo moldes. Con "Belle Époque" (Trueba, 1992) llegó el reconocimiento internacional a un cine en espacial, a una manera de ser, propia de nuestro país, que no se había recogido en "Volver a empezar" (José Luis Garci, 1984), por lo que se puede decir que fue el primer Oscar que reconocía al cine español clásico, una comedia deliciosa que absorbe todo tipo influencias, desde la screwball comedy a la coralidad berlanguina.


Dentro de esta nueva época, donde García Sánchez o Cuerda fueron también algunos de sus mejores cómplices, sería Fernando Trueba el único capaz de elevar su auténtica dramaturgia, unida a los distintos géneros de los que el director era un gran conocedor. En 1998 llegó una de esas piezas únicas e inolvidables, nuevos personajes encarnados por una nueva generación de cine que despuntaba, y que a día de hoy continúa llevando en sus venas aquel guión de Azcona que co-escribió junto a David Trueba, Carlos López y Manuel Ángel Egea, así nacía "La niña de tus ojos". Se trataba de un viaje de otra época, todavía anterior a la de Azcona, un cine español que luchaba por sobrevivir dejándose impregnar por la propaganda alemana, y en medio de todo ello un grupo de artistas que sólo busca realizar su película. Entre ellos estaban Penélope Cruz, Rosa María Sardá, Santiago Segura, Jorge Sanz, Neus Asensi, Loles León, Jesús Bonilla o un excelente Antonio Resines que navegaba por las distintas etapas de la comedia clásica, fundiéndose en un personaje excepcional. La fuerza que la historia emanaba era demasiado fuerte, esa nueva vida tras el campo de concentración del personaje de Sanz, o la huída general en el avión al más puro estilo "Casablanca" (Michael Curtiz, 1942). Todo ello estaba sin cerrar, el propio Fernando Trueba aseguraba que los personajes "se me aparecían en sueños, era una idea que rondaba la cabeza", así fue uniendo escenas hasta encontrar un argumento lo suficientemente sólido como para sostener a "La Reina de España", el nuevo film que Blas Fontiveros (Resines) planea rodar con Macarena Granada (Penélope).


Esa brisa clásica con la comedia de Azcona vuelve, y era algo necesario, el propio recuerdo de una narrativa única que dio vida al cine español que hoy conocemos. Para el nuevo film, además de volver a contar con los actores ya mencionados, habrá nuevas incorporaciones que hacen respirar una gran comedia, como a participación de Carlos Areces, Javier Cámara o Ana Belén, o el matiz de film internacional que darán Mandy Patinkin o Cary Elwes, quienes ya habían participado en "La princesa prometida" (Rob Reiner, 1987). Ahora, con esa princesa convertida en reina, y convertida la promesa del cuento de hadas en un rodaje de súper-producción, una de esas gloriosas cintas míticas que encontraban en España su escenario ideal. Otra muestra de amor al cine, ese amor, homenaje, añoranza o necesidad, según se va, que alimenta este film, que también ha tenido un rodaje complicado, primero en Budapest y ahora en Madrid. Un desplazamiento que impidió la participación de Chus Lampreave, quien al parecer tenía un personaje verdaderamente magnífico, escrito a su talla, en el film, pero que su retiro le impidió representar. Sea pues este su último recuerdo, o su primer homenaje. Sedientos de conocer más de este maravilloso proyecto, durante las últimas semanas, las redes sociales han sido el medio de los propios intérpretes para exponer imágenes del rodaje, escenas deliciosas que nos creaban un flashback instantáneo, y que pronto se convertirá en la propia historia del presente.

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