martes, 27 de marzo de 2018

Y... Tamara desfalcó al "media"

"Es demasiado sincera y exagera las cosas"
Isabel Preysler, madre


La entrevista que Tamara Falcó concedió a Bertín Osborne en su programa, "Mi casa es la tuya", ha originado todo tipo de opiniones, portadas y tertulias, mostrando así una de las grandes dotes periodísticas que se debe detentar hoy en día, la capacidad de hablar e informar tanto del crimen del joven Gabriel como del fondo de armario de la hija de Isabel Preysler, con la misma efusividad y naturaleza indagadora. Todo el mundo parece tener una opinión sobre la socialité española que más ha dado que hablar en sus últimos años y, cual toro publicitario de la España más castiza, Osborne se encargó de compilar algunas de sus mayores hazañas, desde su accidente en el Starbucks a su iluminada llamada religiosa de los últimos años. En mi opinión un presentador algo iluso y simple que fue devorado por la personalidad arrolladora de Tamara. ¿Qué si es pija? Obviamente, y a mucha honra. ¿Qué no sabe pelar una cebolla? Uno no lo necesita si tiene a alguien que lo haga por él. El programa en sí intentó dar una imagen de una niña consentida y tonta que la propia Tamara desmontó con su enorme naturalidad, sin dejar de obviar de dónde viene y a dónde va. Ofreció un espectáculo divertido, morboso y genial, toreando desde la inopia a un astado que se revolvía furioso como si estuviese en un rancho en vez de en una plaza de toros. Se ha anunciado, no de manera oficial, que Mario Vargas Llosa se sentará en el programa de Bertín, puede entonces que lo de Tamara haya sido un requisito, pero la hija del Marqués de Griñón se ha adelantado a todos. Ha presentado Villa Meona —como Alfonso Ussía bautizó al palacio de la Preysler— a toda España, ha entrevistado al novio de su madre para Vanity Fair e incluso metió por primera vez un Nobel en casa (pues esa es la marca de uno de los implantes dentales que lleva).

Bertín señala la talla de Isabel Preysler

Con todo ello Tamara se ha hecho a los medios, se han vuelto locos, ya no son sólo los periodistas del corazón los que persiguen a la Preysler para obtener una exclusiva, la sección de cultura también se moviliza para ver como Vargas Llosa hace "una especie de taichí o arte oriental" en su rutina diaria, mientras los de Política confirman que Albert Rivera "lo hizo fenomenal" en la presentación del último libro del Nobel peruano, perseguido también por las feministas después de afirmar que "el feminismo es actualmente el más resuelto enemigo de la literatura". En definitiva, toda España está pendiente de lo que ocurre en casa de Isabel Preysler, esa mujer que no es que pelee es que "consigue todo lo que quiere a la fuerza". En su entrevista, Tamara Falcó, dejó entrever el poder del matriarcado filipino en la alta sociedad española y quién sabe en qué otro Estado, después de aquella cena con Kuczynski a la que hacía referencia Tamara en su entrevista con Mario, la imaginación corre a cargo de cada cual. Si entramos en su maravilloso mundo de frivolidad y exceso, donde uno debe confesarse todas las semanas aunque crea que no ha pecado, todo funciona como una especie de parque de atracciones en el que cada día se presenta como una nueva montaña rusa. Después de la exquisita y deliciosa entrevista que Tamara hizo a Mario Vargas Llosa para Vanity Fair, se ha anunciado que es el comienzo de una larga tanda de encuentros con distintas personalidades, un proyecto que se torna en una suerte de diálogos surrealistas y reacciones geniales, que esperamos con toda la emoción del mundo. Tamara no sólo se ha apropiado del share de Bertín, también se ha hecho con su programa, con los medios y ha fascinado a España después de mostrarse como un ejemplo de sinceridad e ingenuidad —que no ignorancia—. Además de traer a la orden del día adjetivos de nuestra lengua tan geniales como "peluqueada", probablemente influencia del taichí. 



En su momento, cuando sucedió el accidente del Starbucks, los medios recogían sus palabras: "Por favor, por favor, que no se entere mi madre", poco después tuvo que ser atendida por un ataque de ansiedad. La escena se tornaba en algo cómico en el programa de Bertín, Tamara relaciona el asunto a una etapa de su vida en la que reconoce que era una malcriada, la etapa pre-iluminación, antes de recorrerse varios conventos de Madrid en busca de la llamada de la que tantos confesores y religiosos cercanos hablaban. Todo parece girar alrededor de Tamara cuando ella habla, no lo hace por egolatría o narcisismo, es natural, "es la hija de la Preysler", como alguna acalorada fan le recordaba en las calles sevillanas. Pero el programa es de Bertín y cada cierto tiempo, cuando ella está al borde de ofrecer la exclusiva más jugosa, es cortada por su tosco humor de parra, "era sólo para demostrar que conducías mal", sentenciaba. Luego siguió el "¿sabes cortar unas patatas?", o la sorpresa: "¡Qué maravilla! ¡Hasta diez has pelado!". El señorito andaluz que esperaba a una pija de manual se encontró a una pija de Biblia y media, osea, a Tamara Falcó. Todo parecía evidenciar que la comedia provenía de otro lado, el programa no nos contó nada nuevo, tal vez el número de cuartos de baños (un total de catorce, creo recordar) que poseía la mansión, pero si algo quedó claro es que a Tamara no se la entrevista, se la deja hablar y distraerse, ser ella misma. Al final toda España esperaba las deliciosas tartas de Ramona y las desquiciantes intervenciones de la perra Jacinta. Cada frase de Tamara se imprimía como un nuevo versículo en el Nuevo Testamento del "Corazón". Desde el ya mítico "a Mami le gusta Mario" a la frase que ella misma recordaba de Julio Iglesias: "¡Qué poco te faltó para ser hija mía!", ya sólo queda consolarnos en las futuras entrevistas que la propia Tamara realizará para Vanity Fair. Y así, damas y caballeros, es como sin comerlo ni beberlo —tal vez esto último un poco sí— Tamara desfalcó al media español.

Tamara y Mario bajo la atenta mirada de la gran matriarca

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