lunes, 5 de marzo de 2018

La forma del Oscar

La pasada noche se celebró la nonagésima ceremonia de los premios Oscar y Hollywood hizo desfilar a sus estrellas más veteranas por la alfombra roja llegando a causar embotellamientos entre vestidos, diademas y tacones que más tarde tendrían su propia presencia en la gala. "Me he dado cuenta de una cosa, soy mayor que la Academia" decía con una enorme sonrisa Eva Marie Saint al presentar el Premio al Mejor Vestuario, pero no fue la única, por el escenario pasaron grandes estrellas como Rita Moreno o Jane Fonda, espléndidas para la edad que marcan sus tarjetas de identidad, claro que tampoco el nombre es el mismo. Entre los asistentes también estaban Christopher Plummer, quien podría haberse convertido en el actor de más edad en ganar un Oscar —"Él ya estaba aquí en la primera gala, podría haber sido el más joven en ganarlo", bromeaba el maestro de ceremonias— y James Ivory que terminó por convertirse en el hombre de mayor edad en ganar un Oscar-No-Honorífico (se alzó con el de Mejor Guión Adaptado). Los Oscar tienen un estilo y una clase innegable, son auténticos profesionales que saben como tratar a los medios y ocultar sus defectos, en un año lleno de polémicas reivindicaciones y escándalos sexuales, optaron por una ceremonia clásica. Desde el comienzo de voz en off y blanco y negro, elogiando a la primera retransmisión de estos premios, se vio el tono de una gala discreta, seria y bastante conservadora. Jimmy Kimmel volvió a conducir los premios correctamente, con un monólogo más reivindicativo que hiriente, un par de gracias sobre la dinámica de la noche y pasando de forma discreta por "el tema", que al ser evitado estaba más presente que nunca, como el corazón delator de Poe.


Fue cuanto menos una noche aburrida, y muy americana, ese aspecto de los estadounidenses con el que nunca conectaremos el resto del mundo. Ese sentido del espectáculo tan particular que sólo nos llega cuando es en forma de parodia. El pique de Kimmel con Matt Damon, Guillermo el vigilante (personaje del show televisivo del propio Kimmel), o esos episodios de telebasura dónde las estrellas dan una sorpresa a los espectadores de un cine cercano. Es casi caer tan bajo como "El hormiguero". Lo sucedido en el Dolby Theatre fue gris, incómodo y previsible. No sólo por los premios —de los que acerté hasta los cortometrajes ganadores simplemente por el nombre— también por la manía televisiva americana de repetir todo cien veces, una estupidez teniendo en cuenta que acaban yendo mal de tiempo, hasta el punto de cortar el discurso de los productores de "La forma del agua" (Guillermo del Toro, 2017) al recoger el premios de Mejor Película para terminar con la coletilla publicitaria de Kimmel y la moto de agua, obsequio que había sido entregado al ganador con el discurso más breve: Mark Bridges por el vestuario de "El hilo invisible". Uno de mis deseos es que mis predicciones se equivocaran hacia el final de la noche, pero permaneció igual menos la sorpresa del Oscar al Mejor Guión Original, todo parecía indicar que "Tres anuncios en las afueras" del reputado dramaturgo Martin McDonagh era la favorita, pero olvidamos que estamos en América y una película sobre una comunidad de blancos conservadores que tienen una relación particular con la raza negra era la mejor opción para darle al presidente Trump en las narices. Aunque el pobre Donald ya tuvo suficiente con una noche en la que "Coco" (Lee Unkrich y Adrián Molina, 2017) —la mejor película que ha hecho Hollywood este año, en todos los sentidos, debía de haber estado en la categoría principal— fue reconocida como Mejor Película de Animación y su "Remember Me!" como Mejor Canción Original, "Una mujer fantástica" (Sebastián Lelio, 2017) fue la Mejor Película Extranjera, y el mexicano Guillermo del Toro se alzó con la estatuilla de Mejor Director. Vamos, que llega a ganar Rachel Morrison el Oscar a Mejor Fotografía —era la primera mujer de la historia nominada en esta categoría— y al presidente le da un ataque. Finalmente fue "Blade Runner 2049" (Denis Villeneuve, 2017) la que se hizo con el premio, después de ganar también el de Mejores Efectos Especiales.

El equipo de "Una mujer fantástica"

Todo seguía dentro de lo previsible, el In Memorian con música en directo y sin aplausos, aunque cuando aparece un actor famoso le ponen vídeo en vez de foto. La moto de agua se cuela hasta en el discurso de Gary Oldman, Mejor Actor para los académicos, después de que su "Darkest Hour" (Joe Wright, 2017) se alzase con el premios a Mejor Maquillaje y Peluquería, muy merecido si tenemos en cuenta que Oldman acabaría ganando gracias a ellos. La Academia se pone más americana que nunca y realiza un homenaje a sus soldados y sus guerras, un vídeo que habré emocionado al mismísimo Donald Trump. Y mientras tanto el corazón de Poe sigue latiendo, está apunto del paro cardíaco, el papel de entregador del Oscar a la Mejor Actriz corresponde al ganador del Oscar al Mejor Actor del pasado año, como Casey Affleck fue también acusado de comportamiento inapropiado con actrices, cede su puesto a Jodie Foster y Jennifer Lawrence. Allí están, espléndidas, con dos cabezas de diferencia, mi esperanza sigue depositada en Margot Robbie —sublime, frívola, cardíaca y deslumbrante en "Yo, Tonya" (Craig Gillespie, 2017)— y de pronto el pronóstico vuelve a cumplirse, Frances McDormand sube al escenario. Pero con ella el corazón para, la brisa de los primeros agradecimiento corta el aire y por fin explota lo que todo el mundo estaba esperando, todas las mujeres nominadas se ponen en pie a petición de McDormand, Meryl la primera, a todos se nos ponen los pelos de punta y la emoción recorre el auditorio. Por un momento se nos había olvidado que estamos en Hollywood. Ya antes una humilde cortometrajista había intentado llegar a nuestros corazones dando su discurso en lenguaje de signos, pero la McDormand es mucha McDormand. Kimmel sigue adelante, lo malo de estos americanos es que les cuesta seguir las improvisaciones, Faye Dunaway y Warren Beauty vuelven a salir este año, como si nada, presentan las nominadas y dicen la ganadora. El Hollywood más clásico no quiere meterse en camisa de once varas y ofrece una ceremonia por correspondencia.

Mark Bridges con su Oscar y Helen Mirren, chica anuncio

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