viernes, 10 de junio de 2016

Monarquía con "un destino singular"

La sociedad actual parece negarse a reconocer una ideología política neutral, o al menos con la capacidad de socorrer distintos matices, sin la necesidad de ser identificada con una derecha, una izquierda o una dictadura. Hoy son los extremismos los que componen la mentalidad política de un país, el populismo o el abuso de la propia democracia para los propios intereses, todos ellos -de izquierdas, de derechas- comparten los mismos puntos discursivos que se estudian respecto a los totalitarismos, para quien no desee leer un libro de historia tiene a su disposición "El gran dictador" (Charles Chaplin, 1940), como su máxima sátira fílmica (compartido con "Ser o no ser" de Ernst Lubitsch, 1942). Entre todo ello aflora una muestra diferente de gobierno; la monarquía se abre paso entre gritos de "¡Viva el Rey!", mientras unos kilómetros más allá queman la imagen del monarca. Ayer mismo en la presentación de la autobiografía de Simeón II, último zar de Bulgaria, se recordaron las palabras del monarca búlgaro defendiendo la monarquía parlamentaria, como el perfecto ejercicio político entre "patria y democracia". El título de las memorias, "Un destino singular", no es más que la perfecta definición, no sólo de la interesante y completa vida del zar, sino de toda la monarquía europea, porque lo que muchos ven como un desfile de momias que se divierten levantando el meñique mientras brindan en las bodas de su saga, no es más que la pervivencia de la historia, una historia que necesitamos recordar y que debe ser aceptada como el perfecto equilibrio en la balanza de la democracia que cientos de analfabetos reclaman con pancartas. A esa "historia" hizo alusión el rey Simeón en la presentación, aclarando que "se debe mirar con tiempo para poder aplicar sobre ella total objetividad, y así lo he hecho en este libro".


Libro que son también las primeras memorias de un rey contemporáneo, lo que nos permite analizar con total parcialidad detalles clave de nuestra historia reciente, desde un punto de vista único, desde los ojos de un Zar que se ha visto como un inmigrante en una Europa grisácea en la que aún permanecía el calor de las bombas de la II Guerra Mundial, un rey que se ha visto como ciudadano, como hombre de negocios y finalmente como presidente de la República de Bulgaria. Publicada en francés hace dos años, la autobiografía de Simeón II ha recorrido un largo trecho hasta la presentación de ayer, tal vez por intereses privados derivados en un desinterés público, sin embargo, tras superar todo ello, el libro ya luce en los escaparates de las mejores librerías. El evento celebrado ayer en la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando, congregó a gran parte de la aristocracia española, pues la presentación fue arropada por los reyes eméritos Don Juan Carlos y Doña Sofía, grandes amigos personales de Simeón y Margarita Gómez-Acebo. Todos ellos fueron recibidos con un caluroso aplauso, que se repitió tras las emotivas palabras de agradecimiento que pronunció el rey Juan Carlos al comienzo de la ceremonia, y que no cesaron -incluso aumentaron- hasta que, en un esfuerzo, Don Juan Carlos se levantó, demostrando una vez más la pasión y el fervor con el que pervive nuestra monarquía, entre los que aún creemos en ella. Casualmente esta autobiografía llega 20 años después de que el rey Simeón fuese recibido en Bulgaria entre vítores, tras cerca de cinco décadas de ausencia, un momento clave que el autor definió como "el momento más emotivo de mi vida".


Probablemente fue recordando ese momento, y la ayuda que le procesó el entonces rey Juan Carlos I para que regresase a su país de origen, cuando al final de la presentación, Simeón II de Bulgaria, "se saltó el protocolo" para dirigirse al monarca emérito con un sonoro "Gracias Majestad" que terminó por quebrarse ante la emoción del rey de los búlgaros, apaciguada finalmente por un afectivo -y significativo- abrazo entre ambos monarcas. El evento fue presentado por Ramón Pérez-Maura, autor de la primera biografía del rey Simeón, que bromeo asegurando que "esta [la autobiografía] tiene mejores fuentes". Fue Pérez-Maura quien introdujo los interesantes y auspiciadores discursos de Javier Solana, indispensable en la política internacional de nuestro país, y Eduardo Serra, ex-ministro de Defensa, brillante en su mención a Goethe. Como broche final se presentó una inteligente e innovadora forma de completar la presentación, con una entrevista pública entre el propio rey Simeón y el director del canal 24h, Sergio Martín, ambos ágiles y con alguna broma periodística que nos hizo recordar el matiz auténtico de esa entrevista. "Me está examinando" clamaba el autor, quien a su vez nos realizaba una astuta prueba de público, uno de los momentos clave fue cuando, en lo referente a la nacionalidad española de su familia, el rey Simeón aclaró que se logró "no solo por residir una serie de años en España, sino por declarar sus impuestos en el propio país", una frase clave que escuchó con atención la Infanta Pilar desde la primera fila. Todo salió como se esperaba, ante los emblemáticos ojos de los retratos que cuelgan de la Academia de las Bellas Artes, algunos antepasados de los presentes, en definitiva una presentación redonda, dentro del protocolo, que concluyó con un abrazo para la historia. Desde aquí no queda más que decir que "Un destino singular", editado por Ediciones Nobel (caseta 267 en la Feria del Libro), es una pieza imprescindible para todo conocedor de la historia, que además se ilustra con interesantes anécdotas.

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