jueves, 9 de junio de 2016

La huida del fin

Cada día nos enfrentamos a una lucha insaciable contra nuestro destino, consciente o inconscientemente, no hacemos otra cosa que resistir todo lo que se nos viene encima. Pero contra todo ello existe un presente que nos distrae, la única arma capaz de enfrentarse al pasado y al futuro dejando un rastro de nostalgia, convirtiéndose a cada segundo en el futuro de hace un rato. Así, tontamente, pasa el tiempo, y ya son cinco años sin Jorge, un lastre de lustro sin un ilustre, cinco años que nos separan de su último recuerdo que, lejos de irse desvaneciendo, se ha ido convirtiendo en la imagen figurada de un caballero contemporáneo, cuyas historias son ahora leyendas defendidas a punta de lanza. El primer proyecto con vistas a futuro de Luis, padre de Jorge, fue un guión titulado "La Huida" (co-escrito con Juan Antonio Bardem hacia 1950), en él se retrataba la escapada del robo a una joyería, con pretensiones a convertirse en una referencia del noir en España, sin duda el primer género que alcanza a todo cinéfilo: sombras, femmes fatales, gabardinas y humo. Por suerte para todos terminaría por decantarse por el humor noir, satírico y mordaz en épocas de represión, y destartalado y efusivo una vez fue levantada la censura, de éste el mejor ejemplo sería "Todos a la cárcel" (Luis García Berlanga, 1993), guionizada junto a Jorge. Parecía entonces que tras una amplia carrera habían logrado capturar en su imaginario a todos aquellos personajes que llevaban en una constante huida desde el comienzo de sus días, pero tanto orden no encaja con el mundo berlanguiano, por ello fue el propio Jorge quien hizo rescatar la idea que años antes habían formado su padre y Michel Piccoli, se juntó un equipo de guión y ofrecieron la última gran huida de Berlanga: "París-Tombuctú" (1999).


En ese vaivén de huidas y encerronas, me encuentro más cerca que nunca de Jorge, sus cinco años de ausencia son también el aniversario de este blog, y por lo tanto un amplio reguero de conocimiento que le debo por completo. Aún con todo ello existen matices del presente que no se completan con el recuerdo, los comentarios, las miradas cómplices, o sencillamente el llegar a casa y ver la figura de un escritor con su pluma e ingenio. "Los comentarios" son la clave, tan reconocibles en Jorge, habidos de una rapidez extrema que unida al habitual gracejo, siempre lograban encontrar la más sofisticada de las sonrisas. Ahora son sus guiones los que vuelan impresos en la pantalla, este año he podido disfrutar de una obra inédita hasta ahora, "Blasco Ibáñez, la novela de su vida" (Luis García Berlanga, 1997), donde perfectamente se puede jugar a vislumbrar las lúcidas frases que de vez en cuando afloran en esta fallera, esperpéntica y berlanguiana mirada a la vida del célebre autor valenciano. "El fin esta cerca" clamaba Ezequiel en las Sagaradas Escrituras, hace unos meses la Iglesia se reafirmaba en ello, y antes lo hizo Homer Simpson, esas palabras acompañan ha todo desesperado por vivir, así como también al que está deseoso de encontrar la paz. No se puede huir del fin, ni del pasado, ni del futuro, sólo podemos perdernos en el presente, que siempre es mejor con una película de fondo, y puestos a pedir, mejor que sea una con Humphrey Bogar y Lauren Bacall. Precisamente uno de los primeros artículos de Jorge, publicado en El País en Mayo de 1979, se titulaba "No hay camino al paraíso", donde repasaba la reciente obra publicada de Bukowski que había sido traducida por él.


En uno de los artículos que Jorge escribió tras el fallecimiento de su padre, clamaba así:
"Nuestra historia se rodea de los cráneos de nuestros muertos como testigos, con esa naturaleza perdurable que tienen los huesos para seguir presentes denunciando las grandes estupideces viscerales. Por eso, cuando alguien piensa en matar, sólo hace un ejercicio para ejecutarse a sí mismo, mientras la  sociedad trata de tapar su vergüenza echando tierra encima." [Jorge Berlanga para La Razón, noviembre de 2010].

1 comentario:

  1. Precioso recuerdo, muy bonitas letras. Escribes genial, un placer leerte.

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