sábado, 19 de marzo de 2016

Sobre "Room" y su skylight

El tema de este pequeño film irlandés es realmente estremecedor, la adaptación para la pantalla de la propia autora Emma Donoghue encuentra un inteligente foco en los planos de Lenny Abrahamson, el director de una cinta que, no siendo muy amable con los espectadores, logra encontrar la emotividad e incluso pequeños ápices de comedia en un horror compartido por todos, y que al verlo habitualmente en telediarios, periódicos y distintos medios parecemos estar inmunizados, pero cuando uno logra verlo a través de los ojos de una madre y su hijo de cinco años, resulta realmente duro, una situación insostenible que se ha convertido en el mundo de un chico que sólo logra ver el mundo a través de una claraboya ("skylight"), y que como la Alicia del País de las Maravillas sólo puede vivir de sueños imposibles para la razón, sólo que en su caso su sueño es la vida, como afirmaba Calderón. Abrahamson nos tiene acostumbrados a films que respiran un cierto aire indie, libre y ávidos de una comedia particular, como en "Frank" (2014) donde logró ocultar el rostro de Michael Fassbender bajo una enorme máscara de papel maché. Como en su anterior trabajo, Jack, el niño de "Room" también está oculto tras una máscara, algo más sólida que la de papel maché, que nos permite ver claridad en toda la primera parte del film, intensificándola cuando él mismo la intensifica biológicamente. Se trata sin duda de una película sensacional, medida en todas sus secuencias, y perfectamente elaborado sobre una obra literaria que se ha convertido en un best seller indudable. 


Brie Larson ha ido de la mano de Leonardo DiCaprio en toda la carrera de premios que continúa aún después de los mitificados premios Oscar que ambos también recogieron, cuando resonó el nombre de Larson en el Dolby Theather la actriz nacida en Sacramento, California, no dudó en abrazar fuertemente a Jacob Tremblay, de quién dijo que era la otra mitad del Oscar, y quien sin duda lleva sobre sus espaldas a esa madre protectora y luchadora, recordándole en todo momento por qué debe vivir. Resulta algo confuso que Tremblay no recibiese si quiera una nominación al Mejor Actor, tal vez porque tenía la fuerza suficiente para arrebatárselo a DiCaprio, y era una posibilidad bastante desgraciada para la relación de la Academia y el mítico actor, sin duda alejada de la verdadera justicia, como hubiese sido que Tremblay recogiese un gran palmarés de premios, y/o al menos nominaciones. Los primeros planos del comienzo resultan agobiantes, enfermizos y opacos, sin embargo se rompen ante la primera sonrisa de Jack, un chico divertido valiente, y listo, tan listo como para comprender todo el suspense que envuelve la cinta en apenas unas horas. Unos minutos de metraje en los que el espectador clava sus uñas en la butaca y no puede soltarla hasta el desenlace de la agobiante secuencia, en mi sala de cine una pareja de amigos que no había parado de comentar todo tipo de absurdeces quedó completamente enmudecida ante tal imponente aventura. Nadie debería dejar de  sufrir, amar, llorar y vivir este último film de Abrahamson, que gracias al reconocido efecto Oscar logra colgar el cartel de "entradas agotadas", al menos tres veces por semana... 

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