lunes, 26 de enero de 2015

"La Puta Enamorada" del Barroco falaz

Llega al teatro un "Barroco" idealizado con una historia sencilla y rápida de la mano de la Compañía Salvador Collado. "La puta enamorada" es el clásico-moderno de Chema Cardeña, que bajo la dirección de Jesús Castejón se nos presenta con una complicada escenografía que domina magistralmente la posición del público. Luces, espejos, telas, copas y cuadros, se unifican sobre las tablas para recordarnos las diferencias entre cine y teatro, la cercanía y asombro que este último conllevan son más presentes, si cabe, en esta representación. El teatro Fernán-Gómez acoge este fantástico proyecto que protagonizan Eva Marciel, Javier Collado y Federico Aguado, quizás demasiado acostumbrado a la televisión. Como pretendía en su momento el Barroco, la obra huye del clasicismo, en este caso teatral, un argumento capaz de llevarnos a otra época que sabe manejar perfectamente un escenario, que los actores han sabido manejar con astucia y humor. Eva Marciel se atreve con un personaje atrevido y simpático, que funciona como centro del triángulo que forman los actores, el Diego Velázquez de Federico Aguado es un personaje indudablemente necesario, no del todo bien acogido, tal vez por la falta de los leves comentarios satíricos de la época que sí vemos en los personajes de Marciel y Collado. Introducidos en el Barroco de Maese Diego se nos presenta Lucio, interpretado por Javier Collado, a simple vista una sencilla muestra del pícaro de la época, por algunas descripciones con las que se habla de Lucio puede venírsenos a la cabeza el cuadro "Francisco Lezcano, el Niño de Vallecas" (Diego Velázquez, 1636-1645). El actor realiza una fantástica interpretación, ágil y divertida, capaz de transformar a este joven en un auténtico Trotaconventos sacado del "Libro de buen amor". Collado pone a prueba al espectador con su actuación, pues ha de desarrollar su imaginación, fantásticas historias narradas que Chema Cardeña supo manejar con gran dominio.


"El rey pasmado" (Imanol Uribe, 1991) mostraba la poca gracia que Felipe IV mostró hacia todo, obsesionado con la idea de la mujer desnuda que hasta entonces sólo podía encontrar en los prostíbulos. Gabino Diego, que cuenta con un gran parecido con el rey, hace una gran interpretación que no debió de costarle mucho, pues muchos de sus papeles fueron dirigidos en la dirección del "parado", el "lento"... el pasmado. "La puta enamorada" narra una posible versión de la realidad, la vida de La Calderona, últimamente alterada, pues el rey ha mandado ser retratada por su pintor de cámara, y su "criado", Lucio. Maese Diego se mostrará arrogante de entrada, saliendo como un manso por la salida de emergencia. Como he dicho alguna que otra vez somos uno de los países cotillas por excelencia, con lo que los diálogos entre La Calderona y Velázquez intercambiando información del alcoba de los reyes, cuando las malas lenguas decían que ni ellos mismos se habían encontrado, resulta morboso y un atractivo más para la obra.

Lucio es el punto cómico, sin él nada tendría sentido, no sería más que una aburrida narración de las aventuras extra-matrimoniales de Felipe IV, que después de tantas como tuvo no resultaría original. Todo encaja desde el principio. Dentro del argumento se introducen hechos de la época como el paso de la Santa Inquisición, que también utilizará Lucio, o los vaciados del cubo de orina por la ventana. Al final de la obra a uno no le parece haber estado sobre su butaca cerca de noventa minutos, como comentó Sido al finalizar la obra: "Ha sido un entremés". Para mí, y hablando de comida, se asemejaba más a un tentempié, pues tras saborearle uno tiene ganas de más, podría seguir otra hora y media más en el Barroco falaz, embustero, que se nos presenta. Espero puedan disfrutarla, divertirse una tarde... Información de localización y entradas en la siguiente página web: http://teatrofernangomez.esmadrid.com/espectaculo/924/la-puta-enamorada

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