martes, 13 de junio de 2017

Ministéricos perdidos

"El Ministerio del Tiempo" es la serie que mejor trata a sus seguidores y eso se nota, y se agradece. La nueva temporada ha comenzado con más referencias cinematográficas que nunca, sin perder sus historias —cada vez más rebuscadas, todo hay que decirlo— y sus pequeñas dosis de humor, marca de la casa. Hugo Silva se convierte así en el fichaje definitivo de la temporada tras la marcha de Rodolfo Sancho, su personaje supone un chute de nostalgia ochentera y conocimiento cinéfilo que completa un trío protagonista que hasta ahora parecía demasiado anclado en los fantasmas del personaje de Sancho. Cada capítulo supone un acercamiento más hacia un futuro televisivo que parecía existir solamente en la HBO, aunque ahora la serie cuente con el apoyo en la producción de Netflix, el desarrollo de la buena ficción en el sector privado parece un futuro irremediable que debemos asumir. Entre las novedades de la nueva temporada se verá una menor participación del personaje de Aura Garrido, pues durante la grabación estuvo completando sus estudios de interpretación en Estados Unidos, no sin cierta polémica hasta que ella misma la desmintió. La grandeza de la serie está en un sólido reparto que puede prescindir de sus protagonistas, con secundarios como Francesca Piñón o Cayetana Guillén Cuervo (que podrá escribir todo lo que quiera sobre "Los abandonos", pero si lo hiciera nunca se lo perdonaríamos), seguiremos siendo fieles ministéricos hasta el fin de sus días. Cabe destacar también la incorporación de Macarena García, juventud y frescura innecesaria pero bien acogida, todo parece plantear una buena cosecha.


El primer capítulo de esta tercera temporada, "Con el tiempo en los talones", nos hace vislumbrar un equipo que sabe narrar y divertirse al mismo tiempo, no dejaron una sola película de la época dorada de Hitchcock sin referencia. El único vicio que rechina es su tendencia a los idiomas, no va a convertirse en una serie más internacional porque se escuche el alemán, el francés o el inglés en cada capítulo. Miren a los americanos que no dudan en hacer hablar un perfecto inglés a Goya ("Los fantasmas de Goya", Milos Forman, 2006) o incluso a "Manolete" (Menno Meyjes, 2008). El Ministerio del Tiempo se ha definido como una institución que sólo existe en España, por lo que encarguémonos de lo que nos incumbe, como en los primeros capítulos, naveguemos en nuestra fecunda y curiosa historia y dejémonos de conflictos europeos o americanos. Esta pequeña riña deviene del disfrute que aún así me proporciona la serie, encumbrada por el naturalismo del bajo presupuesto. "El Ministerio del Tiempo" no sería lo mismo con más dinero. La serie seguirá desarrollando el fenómeno fan que la mantiene con vida, con personajes como el de Lope de Vega (Víctor Clavijo) y directores invitados como el que dirige el capítulo de este jueves, Koldo Serra, quien volverá adentrarse en la historia de la literatura española, que resultan los episodios mejor acogidos de la serie. Recuerden a Cervantes, a Lope o incluso a Lorca, esta vez irán detrás de las leyendas de Bécquer, aunque con Pacino todo termine por parecerse siempre a un enredo. Se da así el dispara de salida para una temporada que emitirá la mayoría de sus episodios en pleno verano, apuesta arriesgada, pero ahí estaremos los ministéricos para secundarla. 

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