En 1956 Gabriel Pascal lleva a Broadway la comedia musical que llevaba tiempo en mente, "My Fair Lady", la obra fue protagonizada por una joven y prometedora actriz, Julie Andrews y un reputado Rex Harrison que tuvieron tal éxito que después de dos años en Broadway consiguieron ir al West End de Londres. Sin embargo en 1964 Warner Bros decidió llevarla al cine, queriendo hacer el mejor montaje: un prestigioso director, George Cukor, el actor que interpretó la obra en el teatro, Rex Harrison, e incluso el vestuario fue diseñado por Cecil Beaton que rescató algunos trajes de los que se habían utilizado en el teatro, ya que el propio Beaton fue el que lo diseñó, en el film Cecil Beaton también se encargó de la Dirección Artística y de la Dirección de Producción. Todo perfecto hasta aquí, pero llegó el momento de escoger una actriz y los productores rechazaban a Julie Andrews por su poca experiencia en cine. Después de largos castings para encontrar a Eliza Doolittle apareció la ya reputada y gran actriz Audrey Hepburn, una maravillosa actriz que los productores acogieron sin dudar. Julie Andrews debutó ese año en cine, y lo hizo en la película "Mary Poppins", prestigioso film que le valió un Oscar a la Mejor Actriz sin que a Audrey la nominasen quisiera, esto fue debido a que después de que la misma Hepburn cantase las canciones su voz fue sustituida por la de la cantante Marni Nixon, reconocida por haber hecho lo mismo con Natalie Wood en "West Side Story" y con la de Deborah Kerr en "El rey y yo". Audrey no se enteró hasta el final, aunque aún así su actuación fue recordada y de la película se dijo que era las más esperada desde "Lo que el viento se llevó" de 1939.
La cinta nos sitúa en el Londres de 1912, una joven florista ejerce su oficio en la calle. Una noche lluviosa se acerca a la Ópera de donde caballeros y damas salen en busca de un coche, un doctor la ve y a él y a su compañero les llama la atención el habla de la florista, una mezcla entre un inglés basto y el acento cockney, propio de los barrios bajos londinenses. El doctor hace una apuesta con su amigo y propone que convertirá a esa joven en una dama de la Alta Sociedad británica. Dificilmente y con su padre en contra Eliza acepta la propuesta a duras penas y sus pocas ganas convertirán en una tarea complicada el hacer hablar, caminar, mirar y lucir como una dama. Como todos sabemos acabará consiguiéndolo con sus males y sus bienes, sus amores y sus peleas, sus enfados y sus riñas. La prueba principal es pasar desapercibida en las carreras de Ascot, donde Cecil Beaton se luce pero bien. Y es allí, en Ascot donde pronuncia esa reconocida frase que todos conocemos en España: "La lluvia en Sevilla es una pura maravilla", eso nosotros, pero el resto del mundo recuerda: "The rain in Spain stays mainly in the plain". Como siempre en Hollywood una historia de amor se mete de por medio, al final la película era tan esperada que incluso llegó a defraudar a algunos críticos, respuesta por parte de la Academia = ocho premios de la Academia, incluyendo Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor y Mejor Vestuario para Cecil, que también se llevó el de Mejor Dirección Artística.
Yo mantengo que es una gran película que hay que ver, felices cincuenta años y qué cumplas muchos más. Siempre Audrey.
La cinta nos sitúa en el Londres de 1912, una joven florista ejerce su oficio en la calle. Una noche lluviosa se acerca a la Ópera de donde caballeros y damas salen en busca de un coche, un doctor la ve y a él y a su compañero les llama la atención el habla de la florista, una mezcla entre un inglés basto y el acento cockney, propio de los barrios bajos londinenses. El doctor hace una apuesta con su amigo y propone que convertirá a esa joven en una dama de la Alta Sociedad británica. Dificilmente y con su padre en contra Eliza acepta la propuesta a duras penas y sus pocas ganas convertirán en una tarea complicada el hacer hablar, caminar, mirar y lucir como una dama. Como todos sabemos acabará consiguiéndolo con sus males y sus bienes, sus amores y sus peleas, sus enfados y sus riñas. La prueba principal es pasar desapercibida en las carreras de Ascot, donde Cecil Beaton se luce pero bien. Y es allí, en Ascot donde pronuncia esa reconocida frase que todos conocemos en España: "La lluvia en Sevilla es una pura maravilla", eso nosotros, pero el resto del mundo recuerda: "The rain in Spain stays mainly in the plain". Como siempre en Hollywood una historia de amor se mete de por medio, al final la película era tan esperada que incluso llegó a defraudar a algunos críticos, respuesta por parte de la Academia = ocho premios de la Academia, incluyendo Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor y Mejor Vestuario para Cecil, que también se llevó el de Mejor Dirección Artística.
Yo mantengo que es una gran película que hay que ver, felices cincuenta años y qué cumplas muchos más. Siempre Audrey.
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