Los primeros pasos que nunca cesaron, aprovechando el decorado de un film (una lúgubre barra de bar vigilada por los ojos de un mecánico Olentzero) y con un guión al limón con su amigo Jorge Guerricaechevarría comienza a caminar esta bestia del cine que supo controlarse para sacar lo mejor de toda una historia de cine que le susurraba a sus espaldas. "Mirindas Asesinas" narra la desdicha de un hombre que ve el mundo como es, y no bajo la fina capa social acostumbrada, las frases hechas y la lógica no entran dentro de su visión global, ¿tan difícil es tomar una simple Mirinda bien fría? El simple hecho de escoger esta gaseosa como móvil para la sucesión de los hechos es magnífico, nadie se acordaría de ellas si no fuese porque Álex Angulo las quiso, tanto que llegó a asesinar tarantinamente a un camarero por ellas, en este caso se demuestra que el blanco y negro no es un obstáculo si no una ventana que se abre a la imaginación de algunos, y que permite (desde unos planos sacados del cine europeo de los 60') embadurnar de clasicismo esta moderna y siniestra historia, psico-verdadera para muchos y aterradora desde esa criticada visón social. Álex de la Iglesia logra con su primer cortometraje marcar muchas de las tendencias que repasará a lo largo de su carrera, aunque la calidad salvaje y bestial que adquiere su demanda sea sólo permitida por la duración del corto.
Mati de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría "producen" el cortometraje, y es el propio Álex quien se encarga de distribuirlo por los Festivales, como el Cinema Jove de Valencia donde coincidirá con Santiago Segura, finalmente acabará frente a Pedro Almodóvar, quien decide producir el próximo proyecto de estos dos jóvenes de indudable futuro cinematográfico. Este primer proyecto del cineasta bilbaíno funciona como una pequeña escuela en la que se reúnen una serie de amigos de enorme potencial, así encontramos a Arri (José Luis Arrizabalaga) y Biaffra (Arturo García) en la dirección de arte, indispensables en el resto de la filmografía del vizcaíno, terminarían en producciones internacionales como "Frida" (Julie Taymor, 2002) o "Arritmia" (Vicente Peñarrocha, 2007). Fascinante es también encontrar a Kiko de la Rica, inmenso director de fotografía que nos ha dado su particular visión en cintas como "Lucía y el sexo" (Julio Medem, 2001), o "Blancanieves" (Pablo Berger, 2012) cuyo magnífico trabajo (la película fue rodada en color pensando en transformarla al blanco y negro) le valió el Goya a la Mejor Fotografía. Por supuesto destaca Álex Angulo, un actor al que todos estimamos como hombre agradable y sonriente, y que sin embargo brilla en el papel de este ácrata poco convencional, con arrebatos de cordialidad y admirador de la Mirinda, y casualmente dos de los supervivientes (Saturnino García y Ramón Barea), son algunos de los grandes representante de esta generación adulta de actores que surge en el País Vasco y que aún hoy nos continúa convenciendo en los cines. Actores muy admirados por Álex de la Iglesia, que tanto a los nuevo-viejos como a los clásicos rescata en sus películas.
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