La radicalidad del film más personal del bilbaíno fue uno de los motores que impulsó este pequeño homenaje a la gran figura de Álex de la Iglesia, el mundo se dividía en dos: los amantes de "Balada triste de trompeta" y los desertores, me preguntaba el porqué no habría calado en algunos individuos, el argumento no es, ni debe ser, gusto de todos, pero la película está realizada con una técnica arriesgada, de ritmo superpuesto y acelerón constante, Quentin Tarantino no pudo dejar de aplaudir durante la proyección de la cinta en el Festival de Venecia, e hizo todo lo posible para que se alzase con los premios de Mejor Director y Mejor Guión, a lo que nuestro homenajeado respondió con atronador "Thank You" de rodillas ante el otro genio, el hombre que inició su carrera a la par con la suya y cuyo caché le ha permitido ser él mismo en todos y cada uno de sus filmes, los dos amantes del salvajismo, y la crudeza del cine español de los 60' se reunieron para celebrar la obra más bestial hasta el momento del español. Carlos Areces, como buen mitómano, se acercó a Tarantino y fue recibido entre halagos del estadounidense, cuando averiguó que era el Sad Clown. Con "Balada triste de trompeta" vuelve el puro Álex de la Iglesia, logra unir las situaciones que se agolpan en la cabeza de un guionista que se enfrenta solo a la idea de un payaso asesino. Kiko de la Rica se convierte en el mejor aliado del director durante todo el film que logra, junto a Edou Hydallgo en la dirección artística, llevarnos a la España oscura del tardo-franquismo, una nación que se desmorona, y que se recoge en la película como gris, vemos correr sangre en el breve preámbulo con un salvaje Santiago Segura, sin embargo estamos ante una película en color que vemos como blanco y negro, vemos el rosa, el azul, y el oscuro rojo muy lejano al almodovariano, sin embargo estamos frente a una obra teñida de blanco y negro.
La historia como situación argumental es todo un atractivo, más aún tratándose de la historia reciente que muchos han vivido, Sancho Gracia recrea un general que, con parche incluido, se muestra como la imagen de una época, decorada con importantes sucesos que han quedado por siempre en nuestra retina, ya sea la decadente vida en los últimos años del General Franco, o el impactante asesinato de Carrero Blanco. Antonio de la Torre se aferra a sus más crueles sentimientos para intimidar con una interpretación magistral, un hombre destinado a vivir la terrorífica vida circense que se recoge con negritud por Álex de la Iglesia. Carlos Areces y Carolina Bang son por su parte dos niños que se divierten y juegan con la interpretación, que bajo la dirección del bilbaíno nos regalan momentos deliciosos y puramente visuales, que van desde la sensual lengua de Bang limpiándose la sangre, a un Areces demacrado por la locura que huye desnudo por el bosque. Cuando nos enfrentamos a tanta potencia visual queda claro que se trata de algo más de una película, se trata de vivencias del director, de la dorada mirada al pasado donde fusilaban en las calles, y donde encontrábamos barrios fantasma dentro de un rico Bilbao. Por otro lado el circo y todo lo que lo rodea, comenzando por los siniestros payasos que intenta resaltar desde "Acción Mutante", es algo más que un componente de la historia, está presente en ella, ha calado en su interior, y todos los personajes son parte de él, se mueven con comicidad, y no pueden evitar el humor en sus diálogos (quizás lo más forzado de la película, pues se presta principalmente a la acción). Si Berlanga hacía con sus filmes frescos costumbristas de nuestra sociedad, la referencia pictórica (declarada) del vizcaíno, es mucho más rococó y flamenca, desde la enorme carga visual de El Bosco, a la sacra oscuridad de Matthias Grünewald.
Aunque sin duda Berlanga y Buñuel, los dos directores más grandes de nuestra historia, son las grandes influencias de Álex de la Iglesia en la mayoría de su cine, claro que en la pureza que nos demuestra "Balada triste de trompeta" les vemos más afincados, adopta la crueldad desde la crudeza de Buñuel y la sátira de Berlanga con la sangre de Tarantino. Pese a la amplitud de la trama que nos lleva desde la Guerra Civil al mordisco de Franco en una cacería como las que inspiró "La escopeta nacional" (Luis García Berlanga, 1978), no hay mucha divergencia de opiniones, lo que convierte el film en una gran película de los seguidores de Álex, y una película básica y extremadamente violenta, que lo es, para los espectadores que buscan en el cine una distracción de nuestra realidad. Con la llegada de Carolina Bang al mundo De la Iglesia, se despierta un tono erótico que no había despertado antes, quede como ejemplo la desnudez de la actriz bajo la cinta roja al más puro estilo "American Beauty" (Sam Mendes, 1999), con ello nos hace recordar la gran pasión de Berlanga y Buñuel, el cruel retrato de le necesidad de una mujer de "Tamaño Natural" (Luis García Berlanga, 1973) sin olvidar su planteamiento erótico al estilo de "Susana (Demonio y carne)" (Luis Buñuel, 1950) o el recatamiento de "Tristana" (Luis Buñuel, 1970), capaz de inspirar mayores deseos a un ser inocente como es el personaje de Carlos Areces, que termina consumido por ello. Y del éxito personal, Álex de la Iglesia viajará al análisis del verdadero éxito laboral en su próxima película...
La historia como situación argumental es todo un atractivo, más aún tratándose de la historia reciente que muchos han vivido, Sancho Gracia recrea un general que, con parche incluido, se muestra como la imagen de una época, decorada con importantes sucesos que han quedado por siempre en nuestra retina, ya sea la decadente vida en los últimos años del General Franco, o el impactante asesinato de Carrero Blanco. Antonio de la Torre se aferra a sus más crueles sentimientos para intimidar con una interpretación magistral, un hombre destinado a vivir la terrorífica vida circense que se recoge con negritud por Álex de la Iglesia. Carlos Areces y Carolina Bang son por su parte dos niños que se divierten y juegan con la interpretación, que bajo la dirección del bilbaíno nos regalan momentos deliciosos y puramente visuales, que van desde la sensual lengua de Bang limpiándose la sangre, a un Areces demacrado por la locura que huye desnudo por el bosque. Cuando nos enfrentamos a tanta potencia visual queda claro que se trata de algo más de una película, se trata de vivencias del director, de la dorada mirada al pasado donde fusilaban en las calles, y donde encontrábamos barrios fantasma dentro de un rico Bilbao. Por otro lado el circo y todo lo que lo rodea, comenzando por los siniestros payasos que intenta resaltar desde "Acción Mutante", es algo más que un componente de la historia, está presente en ella, ha calado en su interior, y todos los personajes son parte de él, se mueven con comicidad, y no pueden evitar el humor en sus diálogos (quizás lo más forzado de la película, pues se presta principalmente a la acción). Si Berlanga hacía con sus filmes frescos costumbristas de nuestra sociedad, la referencia pictórica (declarada) del vizcaíno, es mucho más rococó y flamenca, desde la enorme carga visual de El Bosco, a la sacra oscuridad de Matthias Grünewald.
Aunque sin duda Berlanga y Buñuel, los dos directores más grandes de nuestra historia, son las grandes influencias de Álex de la Iglesia en la mayoría de su cine, claro que en la pureza que nos demuestra "Balada triste de trompeta" les vemos más afincados, adopta la crueldad desde la crudeza de Buñuel y la sátira de Berlanga con la sangre de Tarantino. Pese a la amplitud de la trama que nos lleva desde la Guerra Civil al mordisco de Franco en una cacería como las que inspiró "La escopeta nacional" (Luis García Berlanga, 1978), no hay mucha divergencia de opiniones, lo que convierte el film en una gran película de los seguidores de Álex, y una película básica y extremadamente violenta, que lo es, para los espectadores que buscan en el cine una distracción de nuestra realidad. Con la llegada de Carolina Bang al mundo De la Iglesia, se despierta un tono erótico que no había despertado antes, quede como ejemplo la desnudez de la actriz bajo la cinta roja al más puro estilo "American Beauty" (Sam Mendes, 1999), con ello nos hace recordar la gran pasión de Berlanga y Buñuel, el cruel retrato de le necesidad de una mujer de "Tamaño Natural" (Luis García Berlanga, 1973) sin olvidar su planteamiento erótico al estilo de "Susana (Demonio y carne)" (Luis Buñuel, 1950) o el recatamiento de "Tristana" (Luis Buñuel, 1970), capaz de inspirar mayores deseos a un ser inocente como es el personaje de Carlos Areces, que termina consumido por ello. Y del éxito personal, Álex de la Iglesia viajará al análisis del verdadero éxito laboral en su próxima película...
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