martes, 13 de octubre de 2015

"Los crímenes de Oxford" (2008)

Álex de la Iglesia tenía muchas ganas de rodar una película de misterio, un Agatha Christie donde se resuelva un misterio al estilo De la Iglesia, basándose en la novela "Crímenes imperceptibles" de Guillermo Martínez, elabora un guión, junto a su colaborador habitual, que consigue extraer la gran historia que escondía la novela detrás de fórmulas algebraicas y difíciles problemas matemáticos de los que consigue hallar la solución, hasta tal punto que convierte una adaptación en su propia película. La música vuelve a tener un papel clave, y Roque Baños lo supera con creces, a él le vemos haciendo un pequeño cameo como director de orquesta, le fue concedido el Goya a la Mejor Música Original, que se sumó a los Goya de Mejor Montaje y Mejor Dirección de Producción. Desde el punto de vista de la dirección no es el que nos tiene acostumbrados Álex, mantiene un posicionamiento de cámara plano y un movimiento de la misma sensacional, que nos muestra la estudiada fotografía de Kiko de la Rica, el cineasta se olvida de sus trabajos pasados y decide enfrentarse a una película nueva, interpreta el papel de un director de acción y misterio que rueda al estilo de Ron Howard, salvando por supuesto toda relación con "El código Da Vinci" (2006), por supuesto sale victorioso en este tipo de papel que abandona tras el éxito, en el momento adecuado. Este cambio afecta a los afiliados del director vasco, en pleno estreno nadie se espera esta cinta de Álex de la Iglesia y se respira un aire de incertidumbre que, como naturaleza humana, rechaza lo nuevo, con el paso del tiempo y viéndose los posteriores filmes del bilbaíno considero la película como un enorme paso hacia la profesionalización, con "Los crímenes de Oxford" nace una fórmula cinematográfica que aporta elegancia, técnica, y cuidado al director. Si nos olvidamos que Álex dirige es una película estupenda, un hito dentro de nuestro cine (siendo una co-producción), en una película muy, muy, muy bien realizada.


Los personajes no parecen del todo desarrollados, existe una mínima historia del pasado entre Seldom y Lorna, pero no son esos seres llenos de recobecos e imperfecciones a los que estamos acostumbrados, los actores que los interpretan son fantásticos, Elijah Wood, John Hurt y Leonor Watling forman un trío muy bien enlazado que nos desenvuelve la historia añadiendo distintos tonos de misterio supliendo esa falta de interiorización de los personajes, que terminamos por olvidar, por lo que no es del todo necesaria, funcionan como piezas clave para desarrollar la gran historia principal. Dominique Pinon es todo lo contrario, un personaje breve pero clave, del que sí podemos averiguar todo un pasado, tristemente teñido de gris, lo esencial es que resulta un intérprete conocido, su rostro nos es simpático y cercano, era el villano de "La gran aventura de Mortadelo y Filemón" (Javier Fesser, 2003), todo un acierto que debemos agradecer a Camilla-Valentine Isola y Gaby Kester, directoras de casting de la cinta. En España no tardó en ponerse primera en taquilla, con casi 2,4 millones recaudados la primera semana, la confirmación internacional del director vasco fue todo un éxito reconocido por la buena crítica. Tiene el perfecto ritmo y voracidad para convertirse en un "Profundo carmesí" (Arturo Ripstein, 1996) o "A sangre fría" (Richard Brooks, 1967) formando parte del género por siempre, sin embargo le falta cierta veracidad (que los dos ejemplos suplantan al estar basados en hechos reales) y sobre todo el toque de autor. Es su película, pero él no es él del todo (ya volverá y se superará)... "Los crímenes de Oxford" no hace más que sumar al director, una buena película a su mochila en la que recoge el mejor cine comercial y comprende el de autor, la unión de los mismos darán lugar a sus últimas películas, que resultan un reto para el espectador pues nunca antes se ha enfrentado a nada igual.



"Repulsión" (Roman Polanski, 1965) es una obra peculiar, Catherine Deneuve se confirme en su belleza y nos sorprende con una interpretación paranoica dentro de un papel que parece de su adorado Luis Buñuel. El director reconoció hace tiempo en una entrevista que la obra de Polanski podría haber influido inconscientemente en "La Comunidad", pregunta que venía cuento por el plano de los brazos de los vecinos intentando entrar en el interior, puede que el papel de Deneuve halla influido también en el comportamiento del personaje de Elijah Wood, no se acaba de encontrar, el "poder matemático" termina por separarle definitivamente de su relación con las mujeres, como a Catherine le pasará con los hombres. "Los crímenes de Oxford", desde el planteamiento de la novela, sigue los pasos de una obra de Agatha Christie modificando los sinónimos y dando unos caracteres diferentes a los personajes, Hércule Poirot continua presente en el film de Álex de la Iglesia, con un papel cercano al espectador, el policía que interpreta un sensacional Jim Carter y que nos trae los breves guiños de comedia que sobreviven en la intensidad del suspense. El baile de disfraces es una escena como Dios manda, tal vez una de las grandes del cine moderno junto el monólogo de Christoph Waltz en "Malditos Bastardos" (Quentin Tarantino, 2009), vestuario, interpretación, cámara y dirección se unen para formar un pequeña película en cinco o seis minutos de metraje, rodada al estilo intercontinental y elegante. Hacía años había entregado la propuesta de hacer una serie televisiva de humor en el espacio, le había sido denegada, sin embargo con el cambio de dirección en TVE le vuelven a llamar, el gran Álex se enfrentará a una serie para televisión donde recuperará su locura compartida de "Acción Mutante"...

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