domingo, 1 de noviembre de 2015

Propaganda y juego de Álvaro Longoria

La narrativa firme, elegante, llamativa y delicada de Álvaro Longoria ya la asumimos con su primer documental como director –"Hijos de las nubes" (Álvaro Longoria, 2012)– por el que recibió un merecido Goya al Mejor Documental, importante reconocimiento para el que fue uno de los productores y promotor de la idea de "Comandante" (Oliver Stone, 2003) una de las piezas documentales esenciales de los últimos años, donde el prestigioso director estadounidense asombró al mundo con una de las entrevistas más personales a Fidel Castro. "The Propaganda Game" toma una gran iniciativa y se convierte en una auténtica explosión de información a un ciudadano que apenas sabe nada sobre Corea del Norte y que, como demuestra el documental, no todo lo que cree saber resulta cierto. Álvaro Longoria y el equipo de Morena Films logró un permiso para rodar cinco días en Corea, con una serie de requisitos que finalmente no han sido más que una interesante visión de lo quieren mostrar, formando así una de las claves por la que este documental tiene un gran atractivo: la auto-parodia o los entremeses de Kim Jong-un. Su propia visión del material que nos están enseñando, y la admiración hacia su líder que se mueve entre una ferviente devoción y un respeto basado en un medio de un origen muy presente. Longoria rueda con discreción y en un punto medio de indiferencia, donde el espectador no debe más que recibir la información y aceptarla como tal, se trata de una guerra sin bandos donde todos buscan una cómoda estabilidad internacional. El director conoce la mentalidad occidental y sabe utilizarla con aires de comicidad que hacen que el espectador respire, para asumir de golpe una información que pulula sin cesar.


Por las calles donostiarras, en pleno Festival, se paseaba un hombre de rostro simpático y con un divertido disfraz, poco después todos descubrimos que se trataba de Alejandro Cao de Benós, el representante de Corea del Norte en Occidente, una parte sustancial del film, el eje central que vio en este documental una buena salida para Europa como la mejor propaganda de una "buena Corea", que Álvaro Longoria ha utilizado para sacar uno de los documentos más completos e interesantes, de este extraño país del que apenas conocemos más que las barbaridades que se transmiten desde la fuerte fuerza dictatorial. Se trata de un país consumido por un enorme mentira, millones de personas que desde su nacimiento aprenden a rendir tributo al Líder, ellos forman contradicciones que creen con firmeza, y que adquieren un divertido sentido en el montaje de "The Propaganda Game". Se logra abarcar los pequeños resquicios que conocemos y que más nos llaman la atención con interesantes aportaciones, desde la prohibición y toda la distribución de "The Interview" (Evan Goldberg y Seth Rogen, 2014) hasta las distintas polémicas con los cortes de pelo, y aspectos fundamentales de la historia de Corea en la Segunda Guerra Mundial, o el fuerte régimen que se afianzó con Kim Il-sung y posteriormente con su hijo Kim Jong-il, éste último tuvo una importante implicación en la propaganda cinematográfica, que también se puede analizar como un interesante punto en común entre el comunismo coreano y el fascismo alemán, pues bien ha sido reconocida la propaganda cinematográfica del Tercer Reich, así pues "The Flower Girl" (Choe Ik Kyu y Pak Hak, 1972) se enfrentaría en la guerra ideológica a La Trilogía de Núremberg de Leni Riefenstahl.


"The Propaganda Game" cuenta también con una riquísima fotografía, unas imágenes emblemáticas que nos llevan de paseo entre las faraónicas construcciones dedicas al Líder, museos vacíos, y la coincidencia con numerosas fiestas nacionales que nos llevan a ese punto de inverosimilitud que en todo momento transmiten los miembros del gobierno norcoreano, y controlados por ellos el resto del país. El documental despierta con cierto aire bucólico, parte del poco verde que se nos muestra y que no se trata más que de un parque, de ahí se nos presenta a una Corea del Norte armada hasta los dientes, cuyos enormes edificios de estructura-colmena recogen un ambiente industrializado y militar que nos muestran esa "sequedad" con la que miran al resto del mundo. Álvaro Longoria no impone en ningún momento ninguna base, sin embargo cuando nos muestra sus dudas, o sus cuestiones a las que nadie quiere responder nos hace sentir completamente identificados. Al documental "Comandante" le precedió un interesante documento también dirigido por Oliver Stone sobre el conflicto en Oriente Medio, "Persona non grata" (2002), y le precedió un tercero sobre casos puntuales de la toma de leyes por el sistema comunista en la Cuba de "Looking for Fidel" (2004), también implicado en ámbito nacional en 2009, Morena Films, produjo "Últimos testigos" (Manuel Martín Cuenca y José Luis López Linares), convirtiéndose así en uno de los grandes mecenas del documental a nivel internacional.

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