Bienvenidos al mayor espectáculo bursátil del mundo, George Clooney presenta con Julia Roberts como aliada en la dirección del programa, ambos envueltos en el atentado televisivo que Jodie Foster propone en su último film como directora, "Money Monster" (2016). Un thriller económico que maneja con fluidez la narración del género, una historia que nos atrapa, sin necesidad de participar del mercado de La Bolsa, tan popular en Nueva York e incluso desvelándonos algunas claves del funcionamiento de nuestra economía actual. Todo ello concentrado en una frase clave: "Así es como se hacen los negocios... ¿Dime qué ley e incumplido?", pronunciada por el villano del film, interpretado por Dominic West, al que Lee Gates (Clooney) le espeta un divertido "Todo el mundo te odia, Walt". Hitchcock se convirtió en el maestro del suspense creando un universo único repleto de situaciones imposibles, manejando nuestra psicología con imágenes y planteamientos realmente complejos explicados en sus películas con la mayor simpleza. Jodie Foster crea un suspense a la americana, planteando un atentado durante la emisión en directo de un popular programa basura, donde un joven irrumpe a golpe de pistola en el plató. La delicadeza es distinta pero el efecto de la pistola en la sien de Clooney es similar a descubrir que nuestro cómplice durante todo el metraje es el asesino. Por muy despótico o subido que pretenda ser Lee Gates tiene un problema de base, es interpretado por George Clooney, sufridor de la misma maldición que Cary Grant (fetiche de Hitchcock), y es que aunque sea el asesino más sanguinario del planeta nos va a caer bien. Entre el despilfarro de interpretación de Clooney y la contenida profesionalidad de Roberts, llega un potente Jack O`Connel capaz de romper nuestros esquemas.
Si repasamos la historia reciente de Nueva York en el cine, veremos que se convierte en el centro del mundo, como una pequeña maqueta del mismo, cuyo sistema se resquebraja cuando un psicópata coge una pistola y toma como rehén al presentador más reconocido de la ciudad. En este punto llega una articulación sensacional en el guión, el espectador avanza desde el punto de vista de Clooney llegando a cerrarnos el punto de vista -coherente- que se nos devuelve en un inevitable final. En todo ello se incorpora un factor repetido en la producciones americanas, la introducción del humor, "Money Monster" tiene su pequeña dosis, sus chistes, con los que nos reímos y aliviamos el alto voltaje al que nos vemos sometidos en todo momento. Sin embargo el humor vuelve a estar colocado con parches, y cuando parece surgir de una situación circunstancial toda la escena se vuelve hacia el chiste, cuando Julia Roberts indica al cámara de plató que se acerca a O'Connel porque "tiene una sombra", toda la situación se vuelca en ese chiste o comentario. Después de todo la película no es una cinta de humor, por lo que no es necesario recrearnos en sus pequeños guiños. Estas pequeña dosis de humor que dan un respiro al espectador, forman parte de un puzzle maquinado por los guionista (Jamie Linden, Alan DiFiore y Jim Kouf), tiene la historia cogida con pinzas, ante una sobriedad natural que tomamos dentro de esta frenética aventura se nos ofrecen marcados puntos de tensión que incrementan el ritmo natural de la trama. Cuando vi el tráiler del film me imaginé que todo estaba contado, que esa idea tan genial de interrumpir un programa en directo ya no iba a causarnos la sorpresa en el patio de butacas, por lo contrario eso no es más que el comienzo. Una excusa para debatir sobre las relaciones humanas (Clooney-Roberts; O'Connel-Emily Meade), los métodos de acción de la policía estadounidense, la crisis, la corrupción y por encima de todo, los medios de comunicación.
"Money Monster", la película, la trama, la espectacularidad de ponerse a pegar tiros en medio de Wall Street, no es más que la disculpa perfecta -y entretenida- de Foster para levantar una punzante sátira contra los medios de comunicación, y la propia información que se nos da a través de ellos. La burla es clara, "la tecnología no falla, esto apesta a una huella humana", pero también la debate con seriedad, como el fondo de corrupción política en Sudáfrica, así se mueve el mundo. La película no pretende ser el nuevo "Network" (Sidney Lumet, 1976), ahora sería imposible levantar cualquier proyecto con un gran guión, innovador, original y cómico como los de antes, por ello Jodie Foster actúa con astucia, utilizando toda la crítica social-política-económica, como el skyline de un thriller de acción, con mucho diálogo y perfectamente construido. La película fue presentada en el último Festival de Cannes, donde fue acogida con importantes alabanzas, viniendo de una alfombra crítica tan relevante como la del certamen, probablemente por su uso de las unidades aristotélicas que intensifican la relación entre la obra y el espectador. Otro buen augurio es la rapidez con la que ha llegado a España la comercialización del film, contra los temores que plantean en el número de Junio de "Caimán. Cuadernos de Cine", y que se corrobora con el estreno en agosto de "Café Society" (Woody Allen, 2016) y de "Elle" (Paul Verhoeven, 2016) en septiembre. Esperemos que las apetecibles "Paterson" (Jim Jarmusch, 2016) y "Sieranevada" (Cristi Puiu, 2016). Hasta entonces disfrutemos de esta alabada cinta que confirma la calidad de Foster en la dirección (¿nominación al Oscar?), después de habernos abrumado con su capacidad interpretativa.
Si repasamos la historia reciente de Nueva York en el cine, veremos que se convierte en el centro del mundo, como una pequeña maqueta del mismo, cuyo sistema se resquebraja cuando un psicópata coge una pistola y toma como rehén al presentador más reconocido de la ciudad. En este punto llega una articulación sensacional en el guión, el espectador avanza desde el punto de vista de Clooney llegando a cerrarnos el punto de vista -coherente- que se nos devuelve en un inevitable final. En todo ello se incorpora un factor repetido en la producciones americanas, la introducción del humor, "Money Monster" tiene su pequeña dosis, sus chistes, con los que nos reímos y aliviamos el alto voltaje al que nos vemos sometidos en todo momento. Sin embargo el humor vuelve a estar colocado con parches, y cuando parece surgir de una situación circunstancial toda la escena se vuelve hacia el chiste, cuando Julia Roberts indica al cámara de plató que se acerca a O'Connel porque "tiene una sombra", toda la situación se vuelca en ese chiste o comentario. Después de todo la película no es una cinta de humor, por lo que no es necesario recrearnos en sus pequeños guiños. Estas pequeña dosis de humor que dan un respiro al espectador, forman parte de un puzzle maquinado por los guionista (Jamie Linden, Alan DiFiore y Jim Kouf), tiene la historia cogida con pinzas, ante una sobriedad natural que tomamos dentro de esta frenética aventura se nos ofrecen marcados puntos de tensión que incrementan el ritmo natural de la trama. Cuando vi el tráiler del film me imaginé que todo estaba contado, que esa idea tan genial de interrumpir un programa en directo ya no iba a causarnos la sorpresa en el patio de butacas, por lo contrario eso no es más que el comienzo. Una excusa para debatir sobre las relaciones humanas (Clooney-Roberts; O'Connel-Emily Meade), los métodos de acción de la policía estadounidense, la crisis, la corrupción y por encima de todo, los medios de comunicación.
"Money Monster", la película, la trama, la espectacularidad de ponerse a pegar tiros en medio de Wall Street, no es más que la disculpa perfecta -y entretenida- de Foster para levantar una punzante sátira contra los medios de comunicación, y la propia información que se nos da a través de ellos. La burla es clara, "la tecnología no falla, esto apesta a una huella humana", pero también la debate con seriedad, como el fondo de corrupción política en Sudáfrica, así se mueve el mundo. La película no pretende ser el nuevo "Network" (Sidney Lumet, 1976), ahora sería imposible levantar cualquier proyecto con un gran guión, innovador, original y cómico como los de antes, por ello Jodie Foster actúa con astucia, utilizando toda la crítica social-política-económica, como el skyline de un thriller de acción, con mucho diálogo y perfectamente construido. La película fue presentada en el último Festival de Cannes, donde fue acogida con importantes alabanzas, viniendo de una alfombra crítica tan relevante como la del certamen, probablemente por su uso de las unidades aristotélicas que intensifican la relación entre la obra y el espectador. Otro buen augurio es la rapidez con la que ha llegado a España la comercialización del film, contra los temores que plantean en el número de Junio de "Caimán. Cuadernos de Cine", y que se corrobora con el estreno en agosto de "Café Society" (Woody Allen, 2016) y de "Elle" (Paul Verhoeven, 2016) en septiembre. Esperemos que las apetecibles "Paterson" (Jim Jarmusch, 2016) y "Sieranevada" (Cristi Puiu, 2016). Hasta entonces disfrutemos de esta alabada cinta que confirma la calidad de Foster en la dirección (¿nominación al Oscar?), después de habernos abrumado con su capacidad interpretativa.
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