jueves, 31 de agosto de 2017

Sofia Coppola viene a seducirnos

Hija de directores de cine —su madre estrenó el pasado año año su ópera prima "París puede esperar" (Eleanor Coppola, 2016)— lo cierto es que en Sofia Coppola existe una atracción cinematográfica única. Sus películas son delicadas en su imagen pero retratan el dolor de forma más tácita que las célebres e historias cintas de su progenitor. Sofia Coppola seduce con la cámara, sus enormes ojos y su fuerte raza italiana —por mucho que ella se considere "californiana de corazón"— se cuelan a través de una mirada mágica y sensual que solo puede pertenecer al cine. Porque Sofia Coppola es cine desde su bautizo en "El Padrino" (Francis Ford Coppola, 1972) hasta el especial de Navidad más tacky de la historia de Netflix. Por ello sorprende que "La seducción" (Sofia Coppola, 2017), por la que recibió el premio a la Mejor Directora en Cannes, sea una de las películas más formales de su filmografía. Impoluta en realización y en el retrato de unos personajes tan perversos como pervertidos, pero poco arriesgada, tal vez una medida de precaución con respecto a su predecesora: "El seductor" (Don Siegel, 1971). Aún así el film resulta un exquisito retrato de una época inalterable, una etapa vital recogida por los formalismos de la época —quizás sea este el motivo de la convencional narrativa— que terminan por estallar en una final tan eficaz como apresurado. Nos cerraría la garganta a cualquiera. He aquí un genial mensaje feminista que huye de la predicación, se aleja de la actual moda y clama por el empoderamiento femenino desde los hechos. No sale de la historia para hacer un comentario jocoso sobre el comprometido tema, como les ha dado por hacer en Hollywood.


El propio film es más cercano a la estructura europea que a la americana, la sombra alargada de la vieja Europa pervive en todo el metraje, en las clases de francés, en los vestido y en la educación de las señoritas. Nicole Kidman asume con valentía el papel de juez, la escribidora de todos los juegos de seducción que se van a llevar a cabo, desde la admiración de una niña a el profundo deseo carnal de una antigua señora de ciudad, brillantemente reprimida Kristen Dunst —aunque durante todo el metraje esperamos que se vista unas "converse" y baile al ritmo de un hit pop—. Kidman es una especie de Glenn Close superada por las peligrosas amistades que aflorarán al rededor de un soldado enemigo y herido, claro que para el Vizconde de Valmont la posición de Colin Farrell iría en contra de su reputación, "sería demasiado sencillo". Todos juegan con inteligencia sus papeles, incluida una Sofia Coppola que se deja seducir por una época y una historia que termina por narrarse como una fábula, una especie de cuento medieval con bosque y castillo inclusive. "La seducción" es la típica película que funciona para reconocer el talento de una mujer como Coppola, rebelde creadora imparable, inventora de un tipo de historia de amor perdida en la traducción, autora italiana de corazón californiano, seductora seducida por su película, una auténtica amante del cine que parece exhalar en cada plano. También soy muy fan de su ex. Así pues vean y disfruten "La seducción" como cualquier otro film de su directora, la mejor crítica feminista lo es porque no pretende serlo.

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