Las historias persiguen vidas a las que les es difícil escapar de la presión social. Morbosas situaciones que tienden a romperse en gritos clamorosos como el de Alberto Romea al final de
"Historias de la radio" (José Luis Sáenz de Heredia, 1955):
"¡Yo, Anselmo Oñate "Pichirri", en 1915 y de penalti!". Esta declaración que aún pone los pelos de punta oída en primera mano de la voz de Romea, fue el desencadenante de un gran éxito cinematográfico, además de convertirse en el punto de inspiración de la multipremiada
"Slumdog Millonaire" (Danny Boyle, 2008), en la que un joven acertaba las preguntas de un concurso por su propia experiencia personal. El film de Sáenz de Heredia se ha convertido hoy en uno de los clásicos indiscutibles del cine español, y su comienzo llegó a
llamar la atención de Woody Allen, pero esa esa ya otra historia. Un año después del estreno se inauguraba en nuestro país Televisión Española, lo que supondría un cambio en nuestra forma de recibir esas vidas perseguidas por historias, el propio Sáenz de Heredia lo vio claro y en 1965 estrenó
"Historias de la Televisión", de la que hoy sólo recordamos a una escultural Concha Velasco y su
"chica yé-yé". Pero todo va cambiando con el rodaje de los años y los jóvenes de los noventa narraban sus desventuras en cervecerías como la de
"Historias del Kronen" (Montxo Armendáriz, 1995), otro éxito que volvía a retratar a una sociedad, la misma que se había cultivado con las
"Historias de la cripta" (William Gaines, 1989-1996), donde la mayoría de las vidas habían sido perseguidas hasta la tumba.
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Lolita y Macarena "en las estrellas" |
Hoy todo se traduce en las
"Instagram Stories", vidas en directo que se nos presentan como un culebrón ininterrumpido. Nuestros famosos preferidos nos cuelan en sus fiestas exclusivas, nos narran sus gustos y nos dicen el nombre de sus mascotas, una extraña relación con la privacidad que vuela sobre una fina línea que es fácil de pasar. Podemos saber que Leticia Dolera tiene un gato llamado "Leonor", que Espido Freire adora estos felinos casi tanto como María Zurita a sus perros, así como la ferviente pasión que siente Natalia de Molina por Marilyn Monroe, mientras asistimos a los Goya de la mano de Brays Efe, quien hizo un programa especial desde las "Historias de Instagram". Pero no vamos más allá, la privacidad está rota pero no sirve de nada. Las revistas del corazón se sirven de las redes para cubrir sus "exclusivas", tales como Paula Echevarría bailando al son del último
single de Bustamante, vemos lo que ellos quieren que veamos, por lo que no deja de ser un material de ficción, una especie de
docudrama como el de
"Selfie" (Víctor García León, 2017) sobre variados y selectivos temas. Hoy uno puede seguir el viaje de Eduardo Casanova por Seúl, la recepción de los reyes en Reino Unido o descubrir que Macarena Gómez ya se ha incorporado al rodaje de
"En las estrellas" (Zoe Berriatúa, con entreno previsto para 2018). Todo a golpe de pantalla táctil. Se ha convertido en algo usual, el problema es que nos ocurra como al Pepón Nieto de
"Mi gran noche" (Álex de la Iglesia, 2015) y nos convirtamos en "figurantes de nuestra propia vida".
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