Hacía tiempo que no disfrutaba de una comedia tan independiente, innovadora, atrevida y libre de prejuicios como
"Selfie" (Víctor García León, 2017), una deliciosa caricatura de un tipo muy determinado de persona —el hijo de ministro imputado— presentado en forma de
falso documental que sitúa al espectador en el ojo crítico, un estilo incómodo de romper la cuarta pared que deja al público completamente solo ante el metraje, que no es más que una exquisita y deformada visión de nuestra sociedad. Es difícil mantener en todo momento el ritmo de comedia ácida que lleva la cinta desde el primer fotograma, sin embargo el guionista y director tiene una capacidad única para encaminar a este joven pijo a situaciones insospechadas, resueltas con un agudo humor negro. La negrura que pueda habitar ciertas imágenes solo está en nuestra cabeza, el protagonista no ve que haya maldad en ello, es en este punto donde se muestra el enorme conocimiento sobre una educación determinada, una forma de pensar que destaca por cierta indiferencia a lo que se sale de su círculo habitual, y a lo que este joven hijo de ministro habrá de enfrentarse. La cinta no decae en ningún momento, mantiene una comedia constante que desborda la carcajada cuando llega al clímax de la misma circunstancia.
"Selfie" podría resumirse en dos escenas clave que resumen con total fidelidad el estereotipo que defiende, el autorretrato lejano —que da nombre al largometraje— con el equipo de Podemos y el saludo robado a Esperanza Aguirre que ella recibe como si fuese un conocido de toda la vida; al fin y al cabo es del partido.
Santiago Alverú se sitúa durante todo el film en frente de la cámara, una labor excepcional que resuelve con magníficas improvisaciones y una interpretación que no se aprende en ningún
Actors Studio.
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Javier Carramiñana, Macarena Sanz y Alverú, protagonistas del film |
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Víctor García León |
Ahora que se han puesto de moda los documentales políticos de izquierdas como
"Alcaldesa" (Pau Faus, 2016) o
"Política, manual de instrucciones" (Fernando León de Aranoa, 2016) y los medios nos bombardean con una imparable campaña de concienciación de programas especiales sobre refugiados —alguno dirá todavía que no hay suficientes— y mujeres maltratadas, podemos decir que quien no se conciencia es porque no quiere.
"Selfie" es todo ello pero sin compromiso, un crítica a todo por todos lados, una astuta herramienta de defensa que debería mostrarse a todos los españoles, para hacer que todos nos sintamos incómodos en algunos puntos. Ayer, durante la proyección de
"La escopeta nacional" (Luis García Berlanga, 1978) en Caixa Forum, salió a relucir el tema catalanista en el film y alguno dijo que esta película sería imposible de distribuirse hoy.
"Selfie" no es que meta el dedo en la yaga, es que lo retuerce con sadismo. Como espectador uno solo puede estar agradecido al atrevimiento, tanto de su director como de productoras como
Apache Films (con
Enrique López Lavigne al frente) por apostar y arriesgarse con este tipo de productos. Es asombroso como el propio López Lavigne es capaz de producir
"Un monstruo viene a verme" y
"Selfie", una película pequeña que se estrenará mañana en el Festival de Málaga y que da luz a un gran futuro de cine español. Los mejores productos siempre han salido con la censura, en el intento de esquivarla, hoy no existe una desaprobación por ley como tal, sin embargo la crítica de hoy es aún más afilada, cortante y restrictiva. Se han empeñado en encerrarnos en un círculo vicioso que se retroalimenta,
"Selfie" sale y rompe este círculo, ahora solo queda ver la acogida que la
masa media da a esta pequeña genialidad. ¡Y que no nos den Borja por Bosco!
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