El Festival
Internacional de Cine de San Sebastián es uno de los focos más importantes
del cine internacional, perteneciente a uno de esos prestigiosos festivales
europeos donde se presentan algunas de las películas más esperadas. El viaje
rumbo a la cuna cinematográfica de España fue todo un recorrido turístico a lo
largo del cine de Álex de la Iglesia
y algunas de las canciones más reconocibles de Raphael, aunque sobre todas (en ambos casos) relució “Mi
gran noche”, ese clásico que se mantiene en las mejores fiestas, y que
ficcionado nos propone una de las fiestas más alocadas del director vasco, por
si nos pareció poco el gran akelarre de “Las
Brujas de Zugarramurdi”. Donosti resulta una de las ciudades más
emblemáticas de España, su elegante clasicismo dota al Festival de un aire
estrellado, pues por sus calles pasean algunas de las estrellas más grandes del
planeta, desde Benicio del Toro o Emily Blunt (que presenta “Sicario”, Denis Villeneuve, 2015) a
Ricardo Darín y Javier Cámara (protagonistas de la enternecedora “Truman”, Cesc Gay, 2015), todos ellos
sobreprotegidos por la organización del Festival que les dota de un carácter
divino, aumentado por los agudos gritos de los fans que esperan desde la
escalera del María Cristina. El cine puro y duro recorre las calles en espíritu y carne y
hueso, cientos de acreditados se pasean con sus tarjetitas colgadas del cuello,
moviéndose a ritmo de pato a la naranja. Examinado el terreno, y lejos de
encontrar minas en “Un día perfecto”,
ponemos en marcha nuestra misión: el visionado de “Mi gran noche” de Álex de la Iglesia. Por suerte existe gente
maravillosa, Leire, Rafael, Marta, Juan,
Antonio, son algunas de esas personas que hacen del cine y de San Sebastián
un Gran Festival, que permite pequeñas perlas en su Sección Oficial como “Amama”
(Asier Altuna, 2015), calificada de poesía visual que se ha convertido
en el primer film de Amparo Badiola,
a la que Asier Altuna contrató en
una cafetería tras quedar cautivado por los rasgos de elegante arruga que
persisten en esta fantástica nueva veterana. Gracias a todos ellos conseguí ver
el gran film de Álex de la Iglesia, la magnífica comedia que llevamos
alimentando desde Enero y de la que hablaremos más adelante, como plato
estrella de este Festival que está resultando uno de los más completos de los
últimos años, gracias al magnífico trabajo de José Luis Rebordinos como director.
Se ha conseguido que una ciudad se dedique completamente al
cine, que disfrute de él, y que teniendo más cerca que nunca a sus
protagonistas los vivan con mayor interés que el que se puede tener en una sala
de cine frente a los nuevo de Woody
Allen, “Irrational Man” presentado en la sección de “Perlas”.
Si hay un premio asegurado desde el primer momento es el Donostia, esa
fantástica farola plateada que funciona como atracción mediática que durante
los últimos años ha sido entregada a imborrables del cine internacional como
Carmen Maura, Dustin Hoffman, Sean Penn, Michael Caine, Robert de Niro o
Francis Ford Coppola, aunque el mítico director del Festival, Diego Galán, soñó
en dárselo a Jack Lemmon todo comenzó con la acogida de Gregory Peck que desde
entonces marcó los estándares de este emblemático premio que reconoce algunas
de las mejores carreras cinematográficas. Este año es Emily Watson quien lo recoge, después de dos nominaciones al Óscar
y presentando el film “Everest” (Baltasar Kormákur, 2015).
Todo en San Sebastián durante sus días de Festival parece una película de
Truffaut, elegante y entregada al séptimo arte con un color tan puro que se
tiñe de blanco y negro, metiéndonos en el papel de Antoine Doinel en unos días
mágicos rodeados de celuloide.
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