jueves, 14 de septiembre de 2017

Kattegat, donde el tiempo vuela

El inminente estreno de su quinta temporada y con la reciente renovación para una sexta, "Vikingos" (creada por Michael Hirst en 2013) se ha convertido en otro fenómeno dentro del mundo seriéfilo. Las bárbaras incursiones de estos nórdicos en tierras conocidas por todos —incluida España— y sus variados y abundantes líos sentimentales han enganchado a millones de espectadores que, gracias a la Tierra Media de Peter Jackson y a "Juego de tronos" (creada a partir de las novelas de George R. R. Martin en 2011), han adquirido una ferviente devoción por la Edad Media y el salvajismo que la época concede. "Vikingos" cuenta además con el certificado de rigor del canal Historia, suficiente para que la mayoría crea que lo que sucede en la serie es completamente cierto, si a ello añadimos que Ragnar Lothbrok aparece en la Wikipedia como un "dios semilegendario", irremediablemente debemos tomar el serial cual dogma de fe. Como todas las series actuales, "Vikingos", ha optado por tomar un tono cada vez más oscuro y se ha decantado por ir barriendo los halos de bondad que nos unía a ciertos personajes para ir quitándoselos de en medio —corriente filosófica arraigada en Poniente—. Los últimos, el propio Ragnar y la dulce Helga. Pero que sus intérpretes, Travis Fimmel y Maude Hirst, no se asusten aún, pues mientras Floki (Gustaf Skarsgård) siga adelante pervivirá la esperanza de que sigan apareciendo en alucinaciones o incluso como retransmisión en directo desde el Valhalla. La serie está mudando la piel y fichajes como el de Jonathan Rhys-Meyers en el papel de un misterioso obispo, prometen un futuro igual de salvaje y adictivo.

Un momento del rodaje de la primera temporada

Floki
Hecho ya el daño, es curioso observar como corre el tiempo en el norte. Kattegat no era más que una granja hace tres temporadas y ahora se ha convertido en uno de los reinos más grandes de Noruega, por no hablar de la rapidez con la que crecen los infantes vikingos. Obviamente es una exigencia de guión, pero ahora que Ragnar yace embalsamado en veneno de serpiente no nos queda otra que imaginar todos esos años y horas perdidas, destruidas en favor al propio recorrido de la historia. Parece que fue ayer cuando Ivar (Alex Høgh Andersen) clavó su primer hacha a su compañero de juegos y ya ha matado a su hermano y tiene pretensiones de liderar el ejército. Resulta aterrador el poder que un guionista puede ejercer con un teclado, claro que aquí contamos con el salvoconducto del canal Historia, que nos libra de dragones y seres fantásticos pero no de leyendas y dioses nórdicos. "Vikingos" es un tono, una época y un motivo. Circunstancia clave que han hecho que nos maravillemos por un mundo en el que clamar por la independencia era carta blanca para arrancarte la cabeza de un hachazo, ¿quién no lo desearía hoy en día? Aunque las batallas sean cada vez más coreografiadas y estéticas, hay sangre, deformaciones y honor, todo lo que parece que hoy se busca en una serie. Kattegat sigue evolucionando a un ritmo vertiginoso, y no se preocupen si empiezan a faltar hijos de Ragnar, sus nietos esperan en la sombra. No se descuiden, tal vez en un par de temporadas los vikingos nos alcancen.

Cara que se te queda cuando vuelves a ver a Ragnar en el primer capítulo

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