La
Plataforma del Voluntariado de España celebró la muestra de cortometrajes con un fin social uniendo así sensibilidad y compromiso con la calidad cinematográfica. Tuve la suerte de asistir a la proyección en la
Sala Berlanga de los cinco cortos seleccionados para este evento, que presentó la actriz y directora
Mabel Lozano, implicada en varios proyectos sociales y principal responsable del documental
"Chicas nuevas 24 horas" (Mabel Lozano, 2015). Parece que a la gente le cuesta implicarse en estos propósitos sociales, actuamos con cierto rechazo por creernos lejos de esas situaciones, dejamos de reciclar porque creemos que no va a ninguna parte. Por ello el cine es uno de los mejores caminos para la concienciación colectiva, si Hitler y Kim Jon-il lo utilizaron para sus dictatoriales planes propagandísticos, por qué no vamos a hacerlo nosotros. Así pues, esta
Muestra de Corto Social se consolida en su quinta edición llevando a gente a las salas de cine (ese lugar en peligro de extinción) y ofreciéndonos cinco obras delicadas y cuidadas, donde el aspecto social se abstrae del propio argumento, es decir, no se encamina directamente a ello. De forma colateral se refleja también así la buena salud del cortometraje español, festivales como el
Jameson Notodofilmfest (que hoy ha dado la lista de cortos nominados) fomentan la producción, y otros como el recién terminado Festival de Cannes nos premian a la calidad, como ha ocurrido con el apetecible
"Los desheredados" (Laura Ferrés, 2017).
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Fotografiados por Leo Cobo en la 5ª Muestra de Corto Social |
En un cortometraje todo sucede más rápido que en cualquier otro medio de expresión audiovisual, los sentimientos corren, las historias vuelan, los personajes se están despidiendo con su presentación, y pese a todo consiguen provocar grandes reacciones, algunas incluso difíciles de olvidar. "The app" (Julián Merino, 2016) fue el primero de los cortos proyectados, Carlos Areces se ve conducido a una dramática situación por una aplicación que toma las decisiones para la felicidad de su usuario, en la época en la que coches se despeñan por barrancos siguiendo el TomTom esto no es futuro, es presente. Un tema que ya exploró Dave Eggers en su novela "El círculo" (2013), con reciente adaptación cinemaotgráfica, y que nos lleva a mirar con otros ojos los anuncios de las famosas cookies. "Yerbabuena" (Estefanía Cortés, 2016) trabaja con una estética más discreta y hogareña frente al aspecto técnico e informático del anterior, Olivia Delcán e Ingrid Rubio resultan brillantes en sus papeles, asumiendo distintos roles que van in crescendo, mientras juegan con la mirada, siempre virgen, del espectador. "La llamada" (Alberto Rodríguez de la Fuente, 2016) brilla por volver a nuestra naturalismo, a esa madre, ese padre, esas albóndigas, todo teñido de un trabajado blanco y negro (no como el filtro de "The artist", Michel Hazanavicius, 2011), y esa Asturias que aflora en todos los detalles, desde el diálogo al cuadro con la iglesia de San Pedro. El romanticismo del cine se empaña en un metraje mucho más importante que el contenido, todo lo contrario a "Pequeños" (Román Reyes, 2016), el corto fugaz de esta edición, cuyo único defecto es no saber cómo se bañan realmente las señoras mayores. Para finalizar llegó "17 años juntos" (Javier Fesser, 2016), avalado por una larga carrera en el corto y una inmensa capacidad para crear personajes inolvidables en el largo, Fesser nos trajo la obra más cuidada de la tarde, una deliciosa reflexión sobre la frivolidad y la solidaridad (que en este caso van de la mano). Un genial final para una tarde que nos hizo soñar con volver a vernos un año más.
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Junto a Alberto Rodríguez de la Fuente |
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