Desde hace tiempo no cometíamos un crimen de traducción tan duro como el sucedido con la última película de Tarantino, como guinda del pastel, de varios incidentes que han traído de cabeza al director estadounidense estos últimos meses, hemos decidido distribuir su cinta como "Los odiosos ocho", que pierde claramente la fuerza de la versión original. Todos y cada de uno de los trabajos de Quentin Tarantino se han convertido en una cita para todos ellos que siguen el cine actual, nunca defrauda y por lo tanto se convierte en uno de los más deseados por la crítica y el público, ambos incapaces de desatar sus sentimientos ante un metraje excepcional. Sin embargo esta expectación en ocasiones lleva a los spoilers, la filtración de guiones, o incluso de la propia película (antes de su estreno comercial), terribles acciones que Tarantino a afrontado de la mejor manera posible, incluso después de saber que el único cine de California que podía proyectar el film en 70mm (formato en el que ha sido rodada originalmente), había reservado todas sus salas para "Star Wars: El despertar de la fuerza" (J.J. Abrams, 2015). Muchos temblamos cuando, hace cerca de un año, el particular temperamento de Quentin Tarantino hacia la prensa le hizo decir que abandonaría el proyecto de "The Hateful Eight", aunque unas semanas después afrontó la filtración de su guión de la mejor manera posible: una lectura dramatizada del borrador final abierta al público.
Tarantino vuelve a salir por la puerta grande con su última película, desde el comienzo una puesta en escena embriagadora, nos introduce en un helador western donde el guión comienza a florecer desde su primera secuencia en medio de una carretera nevada. Indaga en este género, prácticamente en desuso en los últimos años, para redescubrirlo y encontrar en él un nuevo escenario donde transportar sus apetitosas historias, enriquecidas por sus eternos diálogos, que siempre encuentran una crítica mordaz y satírica a los principales problemas que afectan a nuestra sociedad, por los que el propio Tarantino se ha movilizado en más de una ocasión. Esa magnífica sátira que maneja con discreción desde "Reservoir Dogs" (1992) desde sus sangrientas escenas, con un magnífico humor negro, le ha llevado a tener algún que otro problema, incluso ha tenido que cortar un diálogo en su último film por ello. Para levantar este proyecto de una fuerza actoral incomparable con ninguna de sus anteriores películas, se ha hecho con pesos pesados de su carrera, o como él mismo los llama "estrellas de Tarantino", todos ellos al máximo en sus rudas interpretaciones, cargadas de una fuerza terriblemente impuesta por una violencia explícita, obviamente necesaria para la resolución visceral del film. Con "The Hateful Eight", Tarantino, vuelve a sus orígenes, apuesta por un escenario único y sencillo, casi teatral, con un incomparable trabajo en los diálogos para crear la verdadera puesta en escena, la fuerza vital que aporta la intensidad de la conversación entre personajes, como ya comprobamos en "Reservoir Dogs" o "Pulp Fiction" (1994).
Kurt Russell, Walton Goggins, Demián Bichir, James Parks, Michael Madsen, Tim Roth y Bruce Dern forman una pandilla terriblemente colosal, con mención especial para Samuel L. Jackson, completamente lúcido en todo su repertorio de flamantes ideas tarantinianas acompañadas por un carta del puño y letra de Abraham Lincoln, sumado al carácter detectivesco que adquiere cuando comienza a vislumbrarse un leve atisbo de la mejor de las novelas de Agatha Christie, sin apenas darnos cuenta en un rápidos e intensos segundos. Además de la fémina que pervive entre ellos, una magnífica Jennifer Jason Leigh en uno de los papeles más despreciables escritos por Tarantino, junto quizás el Monsieur Candie de "Django: desencadenado" (2012), lo que aumenta el interés por el terrible pasado que arrastra, una magnífica interpretación que le ha valido una nominación al Oscar a la Mejor Actriz de Reparto. Tarantino llama la atención en su último trabajo por su montaje de la escena, mucho más cuidado y limpio que en sus trabajos anteriores, la nominación al Oscar a la Mejor Fotografía conlleva esa limpieza fílmica marcada por unos colores muy llamativos por su contraste con el blanco de la nieve, y por supuesto el rojo Tarantino. Si nosotros presumimos de nuestro rojo Almodóvar, el genial director estadounidense no se queda corto con su propio rojo, siempre en tonos anaranjados y acompañado de una buena ristra de vísceras.
Si algo a sorprendido, incluso al propio Tarantino, ha sido la banda sonora, la primera original compuesta para el director por Ennio Morricone, el genuino compositor del spaghetti western cuyas bandas sonoras han dejado una importante huella en la historia del cine. Tanto que el propio Tarantino no se resistió en utilizar algunos de sus temas para "Django..." o incluso temas de otros films para "The Hateful Eight" que aportan una subtrama genial, a partir de piezas como "Regan's Theme" del film "The Exorcist II: The Heretic" (John Boorman, 1977) que encaja perfectamente con uno de los momentos épicos de la historia. Obviamente el trabajo de Morricone ha sido reconocido con la nominación al Oscar a la Mejor Banda Sonora, el mayor descubrimiento de este genial trabajo, la octava película de Quentin Tarantino. Guarda su caligrafía y escribe con buena letra uno de los mayores trabajos de su carrera que, como siempre, se engrandece cuando comienza a romper la barrera de lo permitido, y él mismo interviene en forma de narrador para ordenar la trama. Sin comprender del todo como aún no ha sido reconocido su labor en la dirección por la Academia, continuamos asombrados por su ausencia como nominado en el Mejor Guión Original, con la que ha tenido más suerte en otras ocasiones. Con premios o sin ellos que lo reconozcan, Tarantino, sigue siendo el mejor, no se lo pierdan este viernes. Aviso para barceloneses, pues la Sala Phenomena Experience de Barcelona será la única que proyectará el film en España en los 70mm originales...
Tarantino vuelve a salir por la puerta grande con su última película, desde el comienzo una puesta en escena embriagadora, nos introduce en un helador western donde el guión comienza a florecer desde su primera secuencia en medio de una carretera nevada. Indaga en este género, prácticamente en desuso en los últimos años, para redescubrirlo y encontrar en él un nuevo escenario donde transportar sus apetitosas historias, enriquecidas por sus eternos diálogos, que siempre encuentran una crítica mordaz y satírica a los principales problemas que afectan a nuestra sociedad, por los que el propio Tarantino se ha movilizado en más de una ocasión. Esa magnífica sátira que maneja con discreción desde "Reservoir Dogs" (1992) desde sus sangrientas escenas, con un magnífico humor negro, le ha llevado a tener algún que otro problema, incluso ha tenido que cortar un diálogo en su último film por ello. Para levantar este proyecto de una fuerza actoral incomparable con ninguna de sus anteriores películas, se ha hecho con pesos pesados de su carrera, o como él mismo los llama "estrellas de Tarantino", todos ellos al máximo en sus rudas interpretaciones, cargadas de una fuerza terriblemente impuesta por una violencia explícita, obviamente necesaria para la resolución visceral del film. Con "The Hateful Eight", Tarantino, vuelve a sus orígenes, apuesta por un escenario único y sencillo, casi teatral, con un incomparable trabajo en los diálogos para crear la verdadera puesta en escena, la fuerza vital que aporta la intensidad de la conversación entre personajes, como ya comprobamos en "Reservoir Dogs" o "Pulp Fiction" (1994).
Kurt Russell, Walton Goggins, Demián Bichir, James Parks, Michael Madsen, Tim Roth y Bruce Dern forman una pandilla terriblemente colosal, con mención especial para Samuel L. Jackson, completamente lúcido en todo su repertorio de flamantes ideas tarantinianas acompañadas por un carta del puño y letra de Abraham Lincoln, sumado al carácter detectivesco que adquiere cuando comienza a vislumbrarse un leve atisbo de la mejor de las novelas de Agatha Christie, sin apenas darnos cuenta en un rápidos e intensos segundos. Además de la fémina que pervive entre ellos, una magnífica Jennifer Jason Leigh en uno de los papeles más despreciables escritos por Tarantino, junto quizás el Monsieur Candie de "Django: desencadenado" (2012), lo que aumenta el interés por el terrible pasado que arrastra, una magnífica interpretación que le ha valido una nominación al Oscar a la Mejor Actriz de Reparto. Tarantino llama la atención en su último trabajo por su montaje de la escena, mucho más cuidado y limpio que en sus trabajos anteriores, la nominación al Oscar a la Mejor Fotografía conlleva esa limpieza fílmica marcada por unos colores muy llamativos por su contraste con el blanco de la nieve, y por supuesto el rojo Tarantino. Si nosotros presumimos de nuestro rojo Almodóvar, el genial director estadounidense no se queda corto con su propio rojo, siempre en tonos anaranjados y acompañado de una buena ristra de vísceras.
Si algo a sorprendido, incluso al propio Tarantino, ha sido la banda sonora, la primera original compuesta para el director por Ennio Morricone, el genuino compositor del spaghetti western cuyas bandas sonoras han dejado una importante huella en la historia del cine. Tanto que el propio Tarantino no se resistió en utilizar algunos de sus temas para "Django..." o incluso temas de otros films para "The Hateful Eight" que aportan una subtrama genial, a partir de piezas como "Regan's Theme" del film "The Exorcist II: The Heretic" (John Boorman, 1977) que encaja perfectamente con uno de los momentos épicos de la historia. Obviamente el trabajo de Morricone ha sido reconocido con la nominación al Oscar a la Mejor Banda Sonora, el mayor descubrimiento de este genial trabajo, la octava película de Quentin Tarantino. Guarda su caligrafía y escribe con buena letra uno de los mayores trabajos de su carrera que, como siempre, se engrandece cuando comienza a romper la barrera de lo permitido, y él mismo interviene en forma de narrador para ordenar la trama. Sin comprender del todo como aún no ha sido reconocido su labor en la dirección por la Academia, continuamos asombrados por su ausencia como nominado en el Mejor Guión Original, con la que ha tenido más suerte en otras ocasiones. Con premios o sin ellos que lo reconozcan, Tarantino, sigue siendo el mejor, no se lo pierdan este viernes. Aviso para barceloneses, pues la Sala Phenomena Experience de Barcelona será la única que proyectará el film en España en los 70mm originales...
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