domingo, 3 de enero de 2016

"Incidencias" pasajeras

José Corbacho y Juan Cruz se vuelven a unir en esta astuta comedia, dispuesta para todos los públicos, que guarda la esencia televisiva que sus directores han sabido utilizar con tacto en sus cuatro proyectos cinematográficos en común, y que por supuesto dio lugar a una serie como "Pelotas" (2009). Sin embargo "Incidencias" logra mantener los matices cinematográficos, los que la convierten en película, incide en el desarrollo de una historia que lleva a la comedia, que últimamente se ha disuelto entre gags de la talla de "Ocho apellidos vascos" (Emilio Martínez Lázaro, 2014) o "Perdiendo el norte" (Nacho G. Velilla, 2015). Corbacho y Cruz, presentes como buenos maestros de ceremonias en un cameo inicial, dan pie a una comedia que sorbe mucho éxito de la comedia actual pero logra darle forma y levantar distintas historias unidas por un mismo fin, como ya manejaron con éxito en su ópera prima, "Tapas" (2005). Se agradece además la vuelta a la comedia de dos directores a los que se les ve mucho más resueltos en ella, capaces de inspirar pequeños guiños con cautela y hacerlos suyo, es por ello por lo que la travesía argumental continúa sin problemas y no se queda parada en mitad de la vía, como sucede en la trama. Existe también una evolución magnífica de una comedia socarrona y facilona hacia una comedia de estructura más trabajada, hilada con un suspense magnífico donde introduce nuestras marcas de la casa telediarias como son la corrupción o el terrorismo.


Es inevitable su comparación con "Los amantes pasajeros" (Pedro Almodóvar, 2013), más aún compartiendo actores como Carlos Areces o Lola Dueñas, ambas se levantan sobre un mismo planteamientos, siendo el tándem Corbacho y Cruz (estudiosos de la comedia de éxito) capaz de desarrollar y manejar la historia con un filtro más blanco, que la explosión de colores ochentera que propone el director manchego. Los personajes tienen unas situaciones muy marcadas por una clara estructura del guión propuesto de Jaime Bartolomé, que encuentra sus momentos de brillantez cuando los fantásticos intérpretes que conforma el reparto hacen suyos los personajes. El ejemplo de Toni Acosta es el más claro, su personaje está por encima del bien y del mal, y unas cuantas copas (por cuenta de la casa) la sitúan en la posición perfecta para reírse de todo y tomar una agradable relación con el espectador. Es cierto que en el ámbito técnico encontramos cierta dejadez, lo que puede implicar una mayor insistencia en el trabajo de los actores, que durante todo el metraje nos demuestran que España continúa siendo la mejor cantera de cómicos del panorama cinematográfico. Una lástima que no se haya guardado más detalle en algunos gags, o en el entramado real de la historia, tal vez motivado por la tensión de producción, o por la necesidad de estrenar en Nochevieja, cuando se desarrolla la cinta. Guarda una esencia esperanzadora que nos hace agradecer la vuelta a la comedia de Corbacho y Cruz, ya demostrada en pequeños puntos dentro de su carrera en cine. Resulta en ocasiones desconcertante su posición de mirar más por el espectador que por el objetivo de la cámara, pero nada de ello es menor para enfrentarse a una comedia genial, dispuesta a arrancar alguna risa, y a disfrutar del cine, aún comenzando ahora la carrera para los Oscar...

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