lunes, 13 de julio de 2015

"La fiesta de despedida", Cines Centro

El pasado domingo tuvo lugar la última proyección de films en los Cines Centro de Gijón, pertenecientes a la Cadena Clarín que desde 1978 disfrutaba como la única institución asturiana con salas cinematográficas en el Principado, poco a poco fueron cerrando todas sus sedes, los cines Marta de Avilés fueron los últimos el verano pasado, y tras 17 años de cine independiente y versiones originales los Cines Centro se despidieron de su público, que aunque reducido allí estuvo en su última sesión. Desde hacía tiempo estaba informado de una película israelí que había triunfado en Venecia y Seminci, una "conmovedora comedia" que recuperaba el tema de la eutanasia, el título era inmejorable para el acontecimiento: "La fiesta de despedida" (Tal Granit y Sharon Maymon, 2014). El resultado es un proyecto muy ambicioso y excesivamente emocional, cuyos golpes de humor negro compensan la lágrima, magistrales y certeros, dan en el blanco y en el momento adecuado, pequeños detalles como el de la multa se convierten en escenas de una comedia pura, para recordar. Uno debe dejar todas las condiciones que le impone la sociedad en la puerta de la sala, reírse y enfrentarse sin ningún prejuicio a este intenso drama manejado con una comedia discreta y muy eficaz que agiliza la historia, desembocando en grandes clímax de humor como la particular "fiesta" que desarrollan en el invernadero. Parece mentira que haya tenido que ser esta co-producción germano-israelí la que recupere un tema que nunca pasa de moda, ¿es asesinato? La ley sin duda lo recoge como tal, todos recordamos el caso del ya desaparecido Jack Kevorkian, recogido con dramatismo y fidelidad en "You Don't Know Jack" (Barry Levinson para la HBO, 2010). La escenificación final de "La fiesta de despedida", deja que pensar...


Después de "Mi vida es mía" (John Badham, 1981) y "Mar adentro" (Alejandro Amenábar, 2004), era necesario tratar un tema tan delicado con humor, para intentar comprenderlo desde otro punto de vista, siendo muy difícil no caer en el drama. Los Cines Centro han tenido su propia eutanasia, la Cadena Clarín ha sido la encargada de ir suministrando el sedante, los espectadores hemos sido desapareciendo, acercándonos a los grandes cines Ocimax de las afueras, donde se recogen las grandes producciones de Hollywood, que en realidad (yendo lunes y miércoles) se pueden entender perfectamente con este cine pequeño, mucho más cuidado, y generalmente de mayor calidad visual y argumental. El cierre de estos cines deja la ciudad sin una sola sala en el centro, como esta son ya muchas en España, poco a poco sucumbimos antes las grandes multinacionales, asentadas en enormes centros comerciales en los que uno puede vivir perfectamente (sino que pregunten a Charlie Chaplin), no es necesario salir, su puede comer, comprar, comprar y comer, e incluso alcanza el mayor realismo cuando (y sólo en algunas ocasiones) te resfrías por el aire acondicionado. José Luis Garci recorrió esta villa asturiana, y nos presentó los míticos cines Robledo, ahora sólo existentes en unos pocos fotogramas de "Volver a empezar" (Garci, 1982). Si no se distribuye, si no existen salas para este tipo de cine lo más probable es que termine desapareciendo, y debemos recordar que Woody Allen, Michael Haneke, François Truffaut, e incluso (antes de "Rebeca", 1940) Alfred Hitchcock, fueron genios del cine de autor e independiente, y en mi opinión muchos siguen siéndolo, ¿queremos perdernos al próximo Truffaut?

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