A juzgar por el cartel, el tráiler y el propio título de
"Baby Driver" (Edgar Wright, 2017) diríamos que nos encontramos ante otra de esas películas veraniegas de coches, romances y acción, cuál sería nuestra sorpresa al encontrarnos con eso mismo pero ligado a una excelente realización, una buena historia de amor, brillante desenvoltura en el guión y guiños de humor brillantes como esos juegos de palabras que suelta
Kevin Spacey. Y por encima de todo una espléndida banda sonora que juega un papel determinante en la propia trama, ¡ríete tú de
"La La Land" (Damien Chazelle, 2016)! Una historia mucho más solvente y activa que no pierde el romanticismo por sorprendernos con una excelente persecución, innovadora, que dejaría atrás al propio Steve McQueen de
"Bullit" (Peter Yates, 1968). El trucado plano secuencia inicial con el que se nos presenta al joven
Ansel Elgort es una delicia, muestra de que estamos ante un film con ritmo, incesante y ligero —no deja de ser cartelera veraniega— con un magnífico trabajo de realización. Se unen de forma excepcional el amor por la música y el cine, de una forma menos plástica que en el reconocido musical de Chazelle, con temas que van desde el
"I Got the Feelin'" de James Brown a una versión de
"Tequila" por la Button Down Brass, y unos personajes que cumplen con la función de brillar como estereotipos muy marcados por sus perfiles: el jefe, el loco, el loco de verdad, el traficante de la policía, la chica guapa mala, la chica guapa buena y el protagonista atrapado entre dos mundos.
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Lily James y Elgort preparan una escena con Wright |
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Este es más 70's |
"Baby Driver" es una grata sorpresa, con el peligro de que quizás me haya entrado mejor por lo que es que por lo que esperaba que fuera. Es en sí misma un homenaje al gran cine de acción que va más allá de explosiones y persecuciones sin sentido, es triste que tengamos que sorprendernos pero hay en este film una auténtica historia que engancha, conmueve y entretiene, no se puede pedir más a un film con ese cartel de aspecto retro noventero. El gesto de Wright al escribir un final como el de
"Baby Driver", se debe tener en cuenta y agradecerse, por mucho que los consejos del
boss Spacey indiquen lo contrario, se muestra aquí la lucha interna entre el Hollywood más comercial y ese que trata de convivir con directores
indie-commercials como Edgar Wright, autor de la desquiciante
"Bienvenidos al fin del mundo" (2013). Después de todo
"Baby Driver" sigue teniendo la banderita del Reino Unido en FilmAffinity, aunque no se pueda ser más americano que ese
Jamie Foxx —natural de Texas— que continúa con el estilo "paleto" de
"Django desencadenado" (Quentin Tarantino, 2012) fielmente respetado por Juan Antonio Bernal en el doblaje. Les invito a compartir la furia de este Baby desencadenado, un niño bonito de las grandes producciones con ganas de quemar llanta y enamorar a la taquilla.
Lily James rescata algunos de los momentos más pasteleros de
"La Cenicienta" (Kenneth Branagh, 2015) para teñirlos de niña buena con ganas de pelea, mientras
Eiza González protagoniza uno de esos momentos de oro, totalmente peliculero, que resulta ser el desencadenante del acto final del film.
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Los ascensores son un escenario fundamental en "Baby Driver" |
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