Pía Tedesco vuelve hasta el próximo domingo al Teatro Fernán Gómez con
"La Reina del Swing", un espectáculo sensacional, elegante y sofisticado (hasta aquí nada nuevo en lo que respecta a la señorita Tedesco), sin embargo da una vuelta a la idea preconcebida que el espectador pueda tener de "la reina del Cabaret", dotando a esta función de un aire clásico embriagado por el ritmo del jazz y el
swing, que aprovecha para ofrecernos una nostálgica mirada a la historia de esta música en la España de la década de 1940. Toma la figura de
Rina Celi como una constante que guía la preciosa historia de amor que poco a poco se va convirtiendo en el centro de esta exhibición musical, dejando el resto
como música de fondo. Esta historia se ve embellecida por la dulce narración de Pía Tedesco, que nos conduce con amor y melancolía (también con medidas dosis de humor) hacia cada una de las interpretaciones que el espectador espera ansioso. En un momento viajamos completamente al barco de
"Deliciosamente tontos" (Juan de Orduña, 1943) y nos vemos mirando el mar, como ella misma hará más tarde en su viaje a la Argentina, escuchando la emblemática voz de Pía y una banda única que rompe por completo el mito de que en España no hubo -no hay- jazz. Rina Celi hacía una pequeña aparición en el film de Juan de Orduña, y se escuchaba una de sus canciones, sin embargo la función que estamos viviendo se aleja del inmutable aire de ingenuidad que pervive en este tipo de
screwball comedies, nos encontramos más bien en la pura delicadeza de
"Del rosa... al amarillo" (Manuel Summers, 1963) o en esas películas que afrontan los golpes de la vida con ingeniosos comentarios como
"El inquilino" (José Antonio Nieves Conde, 1957).
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Rina Celi |
Cuando Pía Tedesco canta todo se olvida, entramos en otro universo, nuestra piernas comienzan a cabriolar al ritmo del swing y entramos en un estado único, una melodía que muchos de nosotros sólo conocemos por películas como
"Días de radio" (Woody Allen, 1987). Un aire nostálgico que nos transporta por completo a una época, si uno cierra los ojos cuando Pía canta puede sentirse en el mismísimo
"Café Society" (Woody Allen, 2016) e incluso es capaz de notar los kilos de colonia que el joven Bobby Dorfman lleva para recuperar algún amor perdido (o el pesado perfume de la señora del al lado). Cuando uno acaba siente prácticamente ganas de llorar al darse cuenta de que no está en los años 40' y que en el
carrusel deportivo no está Rina Celi, sino una serie de comentaristas que imitan burlones a
"Mi vaca lechera" esa pegadiza cancioncilla que compuso Fernando García Morcillo, quien por otra parte ofreció grandes obras de jazz en nuestro país y canciones para Carmen Sevilla, Sara Montiel o María Dolores Pradera. Pía Tedesco nos devuelve por completo a una época que añoramos incluso sin haberla conocido, que sufrimos con ese
desorden pero que queda deliciosamente tonta con el swing de fondo. La orquesta es indispensable en el jazz, improvisa, se ríe y dota de vida a las partituras.
Joshua Díaz al clarinete y el saxo alto,
Pedro Esparza a los saxos soprano y tenor (y qué maravilla cuando conduce la travesera),
Alejandro Ollero al contrabajo,
Jimmi Castro a la batería y
Néstor Ballesteros al piano. Todos ellos nos conducen hasta tal estado de trance apesadumbrado que llegamos a sentirnos como el Alec Guinness de
"El Cisne" (Charles Vidor, 1956), deseando arrancarle el contrabajo al señor Ollero y participar de ello. El atrezzo es irresistible, ese genial micrófono
on the air de la época, y el genial abrigo desplegable con noticias de la época o artículos de la sección femenina. No se pierdan este espectáculo que les transportará por completo a otro tiempo, que les sacudirá en el asiento y del que querrán participar en cada una de sus canciones.
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Diane Keaton en "Días de Radio" |
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