La última película de Icíar Bollaín es todo un canto al positivismo, como la gran mayoría de su cine que apuesta por historias que hacen sentir al hombre, le convierten en objeto de reflexión y pese a la fuerza del drama humano que cabe en ellas siempre tienen lugar para la luz. Para componer "El Olivo" existen dos cintas fundamentales en la filmografía de Bollaín como actriz, su primera etapa en la que nos mostró una frescura desbordante que ya se hacía con los planos de directores como José Luis Borau o Manuel Gutiérrez Aragón, que vieron en ella un rostro joven y diferente, una mirada que atravesaba de lleno la historia "sin comprender del todo lo que hacía", como ella misma ha declarado, absorbiendo un cine limpio que tiene una gran capacidad de crítica. Las dos películas que laten inconscientemente en "El Olivo" son dos obras diferentes, e incluso ajenas al cine de la directora como tal. La primera, "El Sur" (Víctor Erice, 1983), se trata del primer papel de Bollaín, una joven que admite con total naturalidad un personaje que se alimenta de su propia naturaleza, naturaleza que se filtra por todos los costados de la cinta de Erice, y que yergue la trama principal de "El Olivo". La otra película podría denominarse como el antónimo del film que hoy nos ocupa, sin embargo "Tierra y libertad" (Ken Loach, 1995) es más que la puesta en escena del homenaje de Orwell a España, es un film compuesto por una tierra española que es también la del olivo de Bollaín, una fuerza natural que nos une a ella y nos implica, de ahí nace el sentimiento, que no sentimentalismo, que Bollaín deja en cada uno de sus trabajos. Además fue durante el rodaje del film de Loach, cuando la actriz conoció a su actual pareja, el guionista Paul Laverty de quien no se ha separado en sus últimos films, y con quien compone en "El Olivo" una historia muy cerrada y característica, que como paradoja se abre a la vida, comedia y drama se dan las veces en un film diferente que profundiza en un guión completamente original, fruto de un Laverty en el auge de su carrera, tras recibir el BAFTA al Mejor Guión por "The Angels' Share" (Ken Loach) en 2012.
Después de todo "El Olivo" es un film diferente en el cine de Bollaín, se trata de una historia arraigada a la tierra, a la costumbre y a las generaciones que se dan la vez para conformar nuevas tradiciones, recuerdos de un pasado que se disuelven ahora en la memoria de un anciano y que deberán convertirse en noticia de primera orden a través de la añoranza de una infancia feliz. La película es también una historia de esperanza y fe que nos abre nuevas vías a una comedia, que no es una road movie, ni cine de arte y ensayo, pero que cuenta con la ligereza del primero y la carga emocional y reflexiva del segundo. Ante todo se trata de una película joven y moderna, Anna Castillo es más que el "Alma" del film, llega a compartir actitudes con el metraje y a medida que la historia avanza se funde con toda la técnica de cámara, luz y escena, dando ligereza a una película que carga sobre ella cientos de historias como la vida misma. Javier Gutiérrez, también en estado de gracia, aporta el carácter más maduro entre los personajes, o al menos el más dramático, hasta que termina por convertirse el contrapunto cómico en escenas como el robo de la Estatua de la Libertad, muy pobre como metáfora, pero sensacional como escena cómica, disparatada, y a su vez fruto del derroche y la opulencia que se contraponen a la esencia de la película. Completan el reparto Pep Ambròs, Paula Usero y Manuel Cucala, actor no profesional que Bollaín eligió por su muestra de trabajo con la naturaleza, una simbiosis que intenta transmitir la película y que en manos de un actor no hubiese estado a la altura, pero que sin embargo se refleja en cada una de las arrugas de las manos de Cucala, manos curtidas por la tierra, tierra de olivos, tierra de añoranza. "El Olivo" es también una película repleta de sorpresas, cuando uno espera encontrarse con una película documental sobre la importancia o concienciación con la naturaleza, descubre que que todo ello se funde en la comedia que arranca con el viaje, y que termina por fundirse en la Alemania del futuro, un futuro gris, del que sólo se puede huir volviendo a España, volviendo a la tierra...
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