"Spotlight" ha sido la gran revelación del año, cuando Thomas McCarthy anunció un nuevo proyecto muchos pudieron creer que se enfrentaban a una comedia más de Adam Sandler, que ya ha perdido hasta la magia de los zapatos. Cuál sería la sorpresa de productores y, más tarde, de críticos cuando se encontraron frente a una joya del cine periodístico, que no tiene nada que envidiar a "Network, un mundo implacable" (Sidney Lumet, 1976) o "Todos los hombres del presidente" (Alan J. Pakula, 1976), de las que se sirve para organizar un esquema narrativo similar, lleno de guiños a un cine de género que a través del aire de la redacción, el periodismo, la entrevistas y un thriller más intenso que el de terror, logra involucrarnos en una de las historias que elevó al séptimo cielo al equipo "Spotlight" del "Boston Globe", y que hoy en día es uno de los principales focos de podredumbre de la Iglesia Católica, pues desde entonces se han detectado miles de casos similares. Sobre un tema tan escabroso situado sobre una línea muy peligrosa de la sociedad, McCarthy y Josh Singer manejan con sumo cuidado todo lo que afecta al tema, y a través de encuentros perfectamente medidos y diálogos estructurados sobre el magnífico reparto escogido, se pone en pie un metraje atrevido, pulcro y limpio, la mejor herramienta para combatir historias basadas en el más repugnante de los deseos humanos, de los que no se insinúa ni lo más mínimo en las escenas de la película. Es difícil luchar contra focos internos, y pese a todo el film busca una equidad bastante justa entre los periodistas, los afectados y la propia Iglesia, se limita a convertirse en un medio de comunicación más capaz de tratar la historia desde la objetividad que le permite crear personajes con sus propias ideas y opiniones. Aunque el espectador se sitúe instintivamente desde el primer momento del lado de las víctimas.
Hubiese sido el film idóneo para rescatar el celuloide que rodaba sobre Dustin Hoffman, Robert Redford, Robert Duvall o Faye Dunaway, sin embargo el digital logra alcanzar la limpieza y perfección visual justa para enfrentarse a este tema, mucho más truculento que los thrillers políticos en los que se convirtieron sus antecesoras. Pese a todo, "Spotlight" es la voz en grito que pedía el propio Papa Francisco, es la crítica constructiva que busca ayudar y no destruir a la institución de la Iglesia. Respecto a la la narrativa de la historia existe un gran fallo que sus predecesoras lograron superar con una leve secuencia de acción aumentada que invita al público a continuar la carrera periodística de los principales protagonistas, "Spotlight" acentúa esos momentos con una banda sonora algo sencilla para un doble ganador del Oscar como lo es Howard Shore. En todo momento se sirve de una exquisita labor periodística que encadena un reto tras otro, hasta que finalmente se obtiene la noticia que no sólo abrió las puertas para comenzar una investigación policial de los casos de abusos en la Iglesia, sino que devolvió la fama perdida al "Boston Globe", otro de los aspectos destacables de la historia ganadora del Oscar al Mejor Guión Original. El historial comercial del film ha mantenido una gráfica inestable llegando a sus máximos gracias a un boca a boca que por suerte ha logrado llegar hasta los académicos de Hollywood, que no dudaron en reconocerle su labor a un guión perfectamente elaborado, y que dieron la sorpresa otorgándole el máximo reconocimiento a la Mejor Película del año, que acogió con un reparto emocionado, que logró hacer la cinta perfecta para el complicado fin que buscaba.
John Slattery ejerce como el perfecto maestro de ceremonias para presentarnos la llegada de un nuevo redactor jefe al periódico, un Liev Schreiber algo sobrio para venir de la misma sangre que Lobezno, aún logrando la perfecta actitud para enfrentarse a un frenético Michael Keaton que continúa en su racha de magníficas interpretaciones, rompiendo con la maldición de Bird... de Batman. Rachel McAdams, Mark Ruffalo y Brian d'Arcy James conforman el resto del equipo "Spotlight", capaz de diseccionar la redacción de un periódico medianamente organizado. Sin lugar a dudas la gran aportación al reparto es un genial Stanley Tucci glorioso en su excentricidad, su inaccesibilidad, y un misterio de bufete que permite enganchar con la historia principal, sensacional. McCarthy ha demostrado que es capaz de levantar un film magnífico, perfecto en el sentido técnico, y con una historia capaz de poner los pelos de punta. Siendo libre de su destino, y siendo la comedia su género más habitual, ¿podemos estar frente a uno de los nuevos genios de la comedia contemporánea al estilo del neoyorquino? Todo se verá, de momento ha dejado un referente para la historia del cine, y uno de los efectos Oscar más fuertes desde la española "Volver a empezar" (José Luis Garci, 1984), incluyéndome a mí mismo en él. Sólo queda felicitar a un equipo que ha demostrado que el arte es también un altavoz para llamar a todos los problemas que a día de hoy afectan a todo el planeta, quede también la canción que ofreció Lay Gaga en el momento más emotivo de los Oscar, o el discurso ecológico de DiCaprio al recogerlo, el cine es mucho más que ocio o entretenimiento, el cine puede ser la salvación a través de la concienciación...
Hubiese sido el film idóneo para rescatar el celuloide que rodaba sobre Dustin Hoffman, Robert Redford, Robert Duvall o Faye Dunaway, sin embargo el digital logra alcanzar la limpieza y perfección visual justa para enfrentarse a este tema, mucho más truculento que los thrillers políticos en los que se convirtieron sus antecesoras. Pese a todo, "Spotlight" es la voz en grito que pedía el propio Papa Francisco, es la crítica constructiva que busca ayudar y no destruir a la institución de la Iglesia. Respecto a la la narrativa de la historia existe un gran fallo que sus predecesoras lograron superar con una leve secuencia de acción aumentada que invita al público a continuar la carrera periodística de los principales protagonistas, "Spotlight" acentúa esos momentos con una banda sonora algo sencilla para un doble ganador del Oscar como lo es Howard Shore. En todo momento se sirve de una exquisita labor periodística que encadena un reto tras otro, hasta que finalmente se obtiene la noticia que no sólo abrió las puertas para comenzar una investigación policial de los casos de abusos en la Iglesia, sino que devolvió la fama perdida al "Boston Globe", otro de los aspectos destacables de la historia ganadora del Oscar al Mejor Guión Original. El historial comercial del film ha mantenido una gráfica inestable llegando a sus máximos gracias a un boca a boca que por suerte ha logrado llegar hasta los académicos de Hollywood, que no dudaron en reconocerle su labor a un guión perfectamente elaborado, y que dieron la sorpresa otorgándole el máximo reconocimiento a la Mejor Película del año, que acogió con un reparto emocionado, que logró hacer la cinta perfecta para el complicado fin que buscaba.
John Slattery ejerce como el perfecto maestro de ceremonias para presentarnos la llegada de un nuevo redactor jefe al periódico, un Liev Schreiber algo sobrio para venir de la misma sangre que Lobezno, aún logrando la perfecta actitud para enfrentarse a un frenético Michael Keaton que continúa en su racha de magníficas interpretaciones, rompiendo con la maldición de Bird... de Batman. Rachel McAdams, Mark Ruffalo y Brian d'Arcy James conforman el resto del equipo "Spotlight", capaz de diseccionar la redacción de un periódico medianamente organizado. Sin lugar a dudas la gran aportación al reparto es un genial Stanley Tucci glorioso en su excentricidad, su inaccesibilidad, y un misterio de bufete que permite enganchar con la historia principal, sensacional. McCarthy ha demostrado que es capaz de levantar un film magnífico, perfecto en el sentido técnico, y con una historia capaz de poner los pelos de punta. Siendo libre de su destino, y siendo la comedia su género más habitual, ¿podemos estar frente a uno de los nuevos genios de la comedia contemporánea al estilo del neoyorquino? Todo se verá, de momento ha dejado un referente para la historia del cine, y uno de los efectos Oscar más fuertes desde la española "Volver a empezar" (José Luis Garci, 1984), incluyéndome a mí mismo en él. Sólo queda felicitar a un equipo que ha demostrado que el arte es también un altavoz para llamar a todos los problemas que a día de hoy afectan a todo el planeta, quede también la canción que ofreció Lay Gaga en el momento más emotivo de los Oscar, o el discurso ecológico de DiCaprio al recogerlo, el cine es mucho más que ocio o entretenimiento, el cine puede ser la salvación a través de la concienciación...
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