El miércoles pasado el programa "Historia de nuestro cine" de Televisión Española, ofrecía "El nido" (Jaime de Armiñán, 1980) en su especial del cine español en los premios Oscar, y es que esta pequeña producción de Armiñán logró llamar la atención de los Académicos de Hollywood, como también lo hizo su film "Mi querida señorita" (1972), sin duda dos ejemplos de un cine falto de nacionalidad, capaz de codearse con la mejor remesa europea y que vistos ahora a distancia parecen una gran utopía (para el cine en general), pues sería verdaderamente difícil que hoy se apostase por un cine arriesgado, elegante y claro, un cine que apostaba más por narrar su historia que por buscar el cliché adecuado para triunfar en taquilla. En también el tiempo en el que Hollywood nomina el legado de Buñuel ("Ese oscuro objeto de deseo", 1977), la obra maestra de Saura ("Mamá cumple 100 años", 1979), y que poco más tarde llevaría a España a lo más alto con el Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa para "Volver a empezar" (José Luis Garci, 1982), que posteriormente mantuvo una enriquecedora relación con estos premios. "El Nido" es sin duda la máxima representación del cine de esta época, se trata de una película preciosista de por sí, ver a Héctor Alterio dirigiendo al bosque treinta y cinco años antes de que Michael Caine lo haga en "La juventud" (Paolo Sorrentino, 2015) resulta estremecedor y conmovedor, contrastado con el terror que inspira ver los primeros pasos de Ana Torrent sobre nuestro cine, sin duda era una actriz especial, de una mirada penetrante que resulta reveladora en esta particular metamorfosis de Lady Macbeth.
Cuando se anunciaron las nominadas a los Oscar, "El último metro" (François Truffaut, 1980) sonó como la principal contrincante de "El nido" sin descartar la posibilidad de alzarnos con la preciada estatuilla, pues Truffaut ya lo había logrado con "La noche americana" (Truffaut, 1973). Finalmente el premio recayó sobre una Rusia que aún andaba lejos de terminar con la URSS, bajo el poder de Leonid Brézhnev uno de los mayores líderes socialistas del país, y que probablemente buscaba un acercamiento a su gran enemigo, Estados Unidos. A día de hoy no creo que haga falta analizar la calidad argumental de "Moscú no cree en las lágrimas" (Vladímir Menshov, 1979), al menos en comparación con la obra de Armiñán, que a día de hoy se yergue como un film verdaderamente único, con una estructura básica que sirvió para proyectos futuros de su director. El gran logro de Armiñán consiste en lograr que el espectador no rechace en ningún momento lo truculento de la historia, y probablemente se debe a la gran baza del cine español: un reparto sensacional para apoyar en todo momento el metraje. Para ello nos encontramos a un Agustín González como el perfecto representante de la benemérita, a una dominanta Amparo Baró como el guardia civil de Torrent, una María Luisa Ponte que intercede como la España de siempre en una historia completamente ausente en ella, y un sensacional Luis Politti que resulta algo más que el gran amigo de nuestro divertido protagonista, y que ya se había estrenado como miembro de nuestro reparto nacional en "La escopeta..." de Berlanga en 1978. "El nido" huye del género, sólo busca contar una historia, y lo hace empleando el cine en su máxima potencia. Disponen del film en RTVE hasta esta noche, disfrútenla.
Cuando se anunciaron las nominadas a los Oscar, "El último metro" (François Truffaut, 1980) sonó como la principal contrincante de "El nido" sin descartar la posibilidad de alzarnos con la preciada estatuilla, pues Truffaut ya lo había logrado con "La noche americana" (Truffaut, 1973). Finalmente el premio recayó sobre una Rusia que aún andaba lejos de terminar con la URSS, bajo el poder de Leonid Brézhnev uno de los mayores líderes socialistas del país, y que probablemente buscaba un acercamiento a su gran enemigo, Estados Unidos. A día de hoy no creo que haga falta analizar la calidad argumental de "Moscú no cree en las lágrimas" (Vladímir Menshov, 1979), al menos en comparación con la obra de Armiñán, que a día de hoy se yergue como un film verdaderamente único, con una estructura básica que sirvió para proyectos futuros de su director. El gran logro de Armiñán consiste en lograr que el espectador no rechace en ningún momento lo truculento de la historia, y probablemente se debe a la gran baza del cine español: un reparto sensacional para apoyar en todo momento el metraje. Para ello nos encontramos a un Agustín González como el perfecto representante de la benemérita, a una dominanta Amparo Baró como el guardia civil de Torrent, una María Luisa Ponte que intercede como la España de siempre en una historia completamente ausente en ella, y un sensacional Luis Politti que resulta algo más que el gran amigo de nuestro divertido protagonista, y que ya se había estrenado como miembro de nuestro reparto nacional en "La escopeta..." de Berlanga en 1978. "El nido" huye del género, sólo busca contar una historia, y lo hace empleando el cine en su máxima potencia. Disponen del film en RTVE hasta esta noche, disfrútenla.
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