Con más de dos millones y medio de espectadores en su primer episodio, la nueva serie de Televisión Española se ha consagrado con uno de los mejores comienzos, que demuestran que la creatividad de Fernando Guillén Cuervo continúa en pleno funcionamiento después de entregarnos guiones únicos como el de "Airbag" (Juanma Bajo Ulloa, 1997) o "Los mánagers" (Fernando Guillén Cuervo, 2006). De un capítulo piloto no se puede más que extraer algunas ideas o clichés que probablemente se repitan a lo largo de la temporada, en él aún existe una búsqueda de un género narrativo e incluso de una estética reconocible, pues de momento se tambalea en una comedia básica y muestras del mejor cine negro televisivo. Antonio Mercero revolucionó la televisión con series como "Verano Azul" (1981-82) o metrajes exclusivos para la pequeña pantalla como "La cabina" (1972), ahora es su hijo Iñaki Mercero quien se enfrenta a nuevos retos televisivos como lo es "El Caso. Crónica de sucesos", que promete convertirse en la gran revelación en un año donde Televisión Española se sitúa en lo más alto en el ámbito de entretenimiento, obteniendo las más altas audiencias con la gran mayoría de su programación en su horario prime time. Un placer poder contemplar la liberación de una España a la que siempre hemos visto sumida en programas morbosos, repugnantes y dispuestos a acabar con la última esperanza cultural de las generaciones más recientes.
El secreto del posible éxito de la serie reside en unos antecedentes gloriosos que convirtieron la ficción española en algo más que la visita obligatoria de todos los españoles antes de que sonara el himno de la nación. A mediados de 1955, el maestro Alfred Hitchcock convirtió el televisor en algo más que un mero invento, consiguió darle vida con "Alfred Hitchcock presenta" (1955-1965) llevando el género negro a una adaptación de gloriosos treinta minutos cargados de suspense y una estética definitiva que crearía escuela. En España no fue hasta 1985 cuando Pedro Costa decidió ponerse al frente de una producción de gran escala, "La huella del crimen" fue todo un hito respecto al género de televisión, cada uno de sus episodios resultaban una pequeña joya cinematográfica más de los magníficos directores que se ponían al frente de ellos, entre los que destacaban Vicente Aranda, Juan Antonio Bardem, Pedro Olea, Ricardo Franco o Imanol Uribe. Si algo tenían en común todos ellos es que creían en el cine, un gran cine adaptado a cualquier formato, pero siempre de calidad y cumpliendo con las reglas del séptimo arte. ¿La primera? Hacer cine por y para el mundo, no para uno mismo, pues para ello ya tenemos nuestras películas favoritas. Fernando Guillén Cuervo ha logrado entablar una inteligente relación con los seguidores de la serie, construyendo la enorme liberación de su personaje en un solo episodio de casi hora y veinte de metraje.
Otra de las grandes apuestas de "El Caso. Crónica de sucesos" consiste en su visión periodística de los crímenes, esa unión entre la información pública y la judicial permite contrastar cada uno de los capítulos con el humor justo y la seriedad adecuada para no convertir la serie en un desmadre a la deriva de una comedia más para la noche del martes. Para todo ello afronta la historia con un reparto verdaderamente adecuado, con experiencia en el cine, pero muy acostumbrado a la televisión como la gran protagonista Verónica Sánchez, esa periodista ávida de ciertos privilegios capaz de revolucionar una redacción que bien podría tratarse de los pasajeros de un Orient Express conducido por Agatha Christie. Los diálogos del piloto resultan algo enclaustrados en la esencia de un "Amar en tiempos revueltos" o similar a "La gran reserva", sin embargo probablemente se trate de una base pasajera, hasta que la serie se asiente en el lugar adecuado. Por lo demás se ha demostrado una gloriosa inspiración para levantar un escenario sensacional, una tía actriz que todos recordamos como la azafata María Casal del "Un, dos, tres... responda otra vez" o un padre que pervive como los últimos coletazos del franquismo, interpretado por Carlos Manuel Díaz, que nos tiene acostumbrado a desfilar por las grandes producciones de época de TVE. Como gran fichaje se encuentra Fernando Cayo al frente de la redacción del periódico "El Caso", que venido del set de Ridley Scott ya puede enfrentarse con cualquier cuadrilla. Además de míticos intérpretes de nuestro panorama que se darán una vuelta por la serie como Enrique Villén o Natalia Verbeke.
El secreto del posible éxito de la serie reside en unos antecedentes gloriosos que convirtieron la ficción española en algo más que la visita obligatoria de todos los españoles antes de que sonara el himno de la nación. A mediados de 1955, el maestro Alfred Hitchcock convirtió el televisor en algo más que un mero invento, consiguió darle vida con "Alfred Hitchcock presenta" (1955-1965) llevando el género negro a una adaptación de gloriosos treinta minutos cargados de suspense y una estética definitiva que crearía escuela. En España no fue hasta 1985 cuando Pedro Costa decidió ponerse al frente de una producción de gran escala, "La huella del crimen" fue todo un hito respecto al género de televisión, cada uno de sus episodios resultaban una pequeña joya cinematográfica más de los magníficos directores que se ponían al frente de ellos, entre los que destacaban Vicente Aranda, Juan Antonio Bardem, Pedro Olea, Ricardo Franco o Imanol Uribe. Si algo tenían en común todos ellos es que creían en el cine, un gran cine adaptado a cualquier formato, pero siempre de calidad y cumpliendo con las reglas del séptimo arte. ¿La primera? Hacer cine por y para el mundo, no para uno mismo, pues para ello ya tenemos nuestras películas favoritas. Fernando Guillén Cuervo ha logrado entablar una inteligente relación con los seguidores de la serie, construyendo la enorme liberación de su personaje en un solo episodio de casi hora y veinte de metraje.
Otra de las grandes apuestas de "El Caso. Crónica de sucesos" consiste en su visión periodística de los crímenes, esa unión entre la información pública y la judicial permite contrastar cada uno de los capítulos con el humor justo y la seriedad adecuada para no convertir la serie en un desmadre a la deriva de una comedia más para la noche del martes. Para todo ello afronta la historia con un reparto verdaderamente adecuado, con experiencia en el cine, pero muy acostumbrado a la televisión como la gran protagonista Verónica Sánchez, esa periodista ávida de ciertos privilegios capaz de revolucionar una redacción que bien podría tratarse de los pasajeros de un Orient Express conducido por Agatha Christie. Los diálogos del piloto resultan algo enclaustrados en la esencia de un "Amar en tiempos revueltos" o similar a "La gran reserva", sin embargo probablemente se trate de una base pasajera, hasta que la serie se asiente en el lugar adecuado. Por lo demás se ha demostrado una gloriosa inspiración para levantar un escenario sensacional, una tía actriz que todos recordamos como la azafata María Casal del "Un, dos, tres... responda otra vez" o un padre que pervive como los últimos coletazos del franquismo, interpretado por Carlos Manuel Díaz, que nos tiene acostumbrado a desfilar por las grandes producciones de época de TVE. Como gran fichaje se encuentra Fernando Cayo al frente de la redacción del periódico "El Caso", que venido del set de Ridley Scott ya puede enfrentarse con cualquier cuadrilla. Además de míticos intérpretes de nuestro panorama que se darán una vuelta por la serie como Enrique Villén o Natalia Verbeke.
Una falta de respeto al televidente que la sigue. Falta saber quien es el asesino y donde está
ResponderEliminarUna falta de respeto al televidente que la sigue. Falta saber quien es el asesino y donde está
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