sábado, 31 de marzo de 2018

Ready Spielberg One

Es el gran creador del cine, el hombre que inventó una generación, uno de los pocos cineastas que ha logrado averiguar cuál es el material del que están hechos los sueños. Steven Spielberg vuelve a la gran pantalla mientras su anterior film, "Los archivos del Pentágono" (2017), aún continúa en cartelera. Poco o nada tiene que ver ese excelente e intenso thriller periodístico con "Ready Player One", la película que me lleva a escribir este artículo, un sueño de cinta nostálgica que navega ente los recónditos mundos del futuro virtual. Forjando así una de las bases del cine de Spielberg, la heterogeneidad, siempre con una filmación sobresaliente, un ritmo frenético y una calidad que película tras película nos recuerda que por algo Hollywood es la meca del cine. Es imposible no admirar al viejo Spielberg porque él es el cine, sin él no entenderíamos el Séptimo Arte tal y como hoy lo entendemos, forjó nuestra infancia, la de nuestros padres, crecimos con él, le debemos todo nuestro imaginario cinematográfico. Últimamente no escribo sobre films de Hollywood, no porque no me gusten o no vaya a verlos, disfruté mucho con la última de "Star Wars" y "Gorrión rojo" (Francis Lawrence, 2018) —de la que tal vez escriba más adelante— me ha parecido una de las grandes genialidades del último cine comercial, "La forma del agua" (Guillermo del Toro, 2017), undécima adaptación de la Bella y la bestia, sencillamente no me dijo nada nuevo, aunque he de reconocer que es estéticamente impecable. Escribo sobre cine porque me gusta llegar a los creadores, que compartan mis artículos —obviamente cuando están de acuerdo— e incluso que me respondan de alguna manera, establecer un diálogo cinéfilo a través de las redes, y eso a nivel Hollywood es más complicado. A veces hay suerte, siempre quedará en mi memoria el retuit de Carrie Fisher de una de mis críticas sobre "Star Wars" donde hablaba de su polémico peinado, pero hablar de Spielberg es hablar de cine, y eso traspasa redes, críticas o retuits.


Si hablo de todo ello no es por pura vanidad, también es porque viene al caso con "Ready Player One", experiencia de cine metalingüístico que reflexiona sobre un mundo en el que todos estemos conectados en un juego de realidad virtual llamado OASIS. Spielberg dirige con maestría un guión frenético y ágil que trata con un brillante sentido del humor una realidad triste y gris, identificamos rápidamente a nuestro héroe y a nuestro villano, poco a poco vamos entrando en un juego que no tiene marcha atrás —excepto para superar algunas pruebas— y nos sumergimos en la magia del cine, Spielberg ha necesitado mucha de esa para hacer creíble esta distopía. La acción transcurre como una conversación continua entre la realidad y el juego, donde todo son referencias, homenajes y nostalgia, el propio Spielberg llama a algunas de sus más queridas criaturas como "El gigante de hierro" (Brad Bird, 1999) o el DeLorean de "Regreso al futuro" (Robert Zemeckis, 1985), para conformar un imaginario referencial al que todos acudimos con asiduidad en nuestra ordinaria vida de ocio. El reconocido crítico Carlos Boyero decía no haber conectado pues "nada de eso [juegos de ordenador, consolas] forma parte de mis distracciones ni de mis adicciones". Personalmente tampoco soy un gran consumidor de videojuegos, tuve mi época pero terminó en el baúl de los recuerdos —probablemente por saturación—, cuando jugaba tampoco era un gran maestro de la consola, solía aburrirme de los juegos complicados, es decir, todos aquellos a los que no encontraba el fallo algorítmico que me permitía ganar sin esfuerzo. Lo que siempre he disfrutado es ver cómo jugaban otros a los que sí se les daba bien el mundo cibernético, primos y amigos se enfrentaban a guerras brutales y lograban combos que para mi eran inimaginables, siempre con la tensión de que podían morir en cualquier momento. Spielberg logra esta sensación a la que aporta todo un mundo de valores cinematográficos que, tratándose de él, absorbemos y nos tragamos como esponjas.


Al ver "Ready Player One" viajo directamente a una de esas películas de la infancia que te da vergüenza reconocer que te encantaba, es más, que incluso te afrenta haber visto. Pero hay demasiados testigos para no reconocer ahora que fui uno de los grandes fans de "Spy Kids 3D: Game Over" (Robert Rodríguez, 2003), con aquel magnífico Sylvester Stallone como el malvado Juguetero. No es decir ninguna tontería que ambos films están directamente conectados, la idea de Rodríguez llegó con más de una década de antelación, aunque el trabajo de Spielberg es indudablemente más atractivo. La sensación de sentar al espectador como público de un protagonista que es también espectador de su propia suerte es deliciosa, también sirvió como principal "objeto científico" de "Avatar" (James Cameron, 2009). Spielberg logra elevarlo al máximo y jugar con su delicioso y arquetípico juego de Hollywood, no nos engañemos, a todos nos gustan esas películas con buenos y malos enmascarados donde siempre triunfa el bien, y en eso Spielberg es un maestro. Es el director de cine por excelencia, cuando dices que te quieres dedicar al cine nadie dice: "¡Anda el Hitchcock!" o "¡Carmen, mira con lo que nos sale el Álex de la Iglesia este!". Siempre se oye un sonoro "¡Mira el Spielberg!". Mark Rylance realiza un trabajo excepcional, para su papel el director juega con aquello a lo que apeló Billy Wilder en su "Sunset Boulevard" y deja que el mundo (virtual) entero esté narrado por un personaje que lleva años muerto. Brillante también Simon Pegg del que no puedo decir más que el punto que sigue a continuación."Ready Player One" nos habla del futuro, del cine, de los videojuegos y nos trae lo mejor de Spielberg y Hollywood, siéntense y disfruten de cómo juega el maestro.

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