viernes, 13 de noviembre de 2020

Diez años sin Berlanga

Diez años en los que ha pasado de todo, aunque nada nuevo. Si recortásemos distintos fragmentos de las películas en las que tan bien retrató nuestra sociedad Berlanga, podríamos componer fácilmente un fresco de lo que han supuesto estos últimos años. Podríamos ayudarnos de algún contemporáneo suyo como Mariano Ozores y su ¡Qué vienen los socialistas! (1982), que al fin y al cabo contaba con su querido Marqués de las Marismas del Guadalquivir, Don Luis Escobar. ¿Qué habrían elaborado Berlanga y Azcona a raíz de esta pandemia mundial? Probablemente nada, su mirada era más incisiva, más "individualista", la sociedad era el obstáculo, aunque tampoco cuesta imaginarnos al eficiente empresario Canivell tratando de implantar sus "nuevas mascarillas automáticas" a nivel nacional. No era sobre un virus, pero su argumento Conejo de indias (que incluso tradujeron al inglés como Guinea Pig en busca de presupuesto) recupera a un protagonista llamado Plácido y lo enfrenta –tras estar años encerrado– a una nueva sociedad que ha sufrido una especie de cataclismo nuclear. Una de las ideas más bizarras de Berlanga, que sin duda cada vez está más cerca de una posible realidad. Con clara influencia azconiana, lo divertido de aquel relato es que toda esa modernidad futurista se torna en contra del pobre Plácido, incapaz de buscarse la vida como los vagabundos de toda la vida. Como dijo una vez el gran Chumy Chúmez, "todo está prohibido, salvo lo que es obligatorio" y entonces todavía se podía fumar en los hospitales. Cada minuto que vivimos sin Berlanga es una mala noticia, una pérdida de tiempo. El único miedo que tengo al recordarle es que lo descubra algún agente de lo políticamente correcto y censure a un pobre marqués al que le gusta coleccionar sus conquistas en frascos de cristal. El despliegue de las televisiones (públicas y privadas) para con el gran cineasta ha sido impresionante, esta noche se emiten La escopeta nacional y El Verdugo en La 2 de TVE y otras tantas en TCM, que además le ha dedicado cada sábado de noviembre a su figura. Si lo saben las televisiones, ¿por qué no se enteran los televidentes? Se cierra un año pandémico donde cabe, más que nunca, revisitar las grandes obras de Berlanga para conocernos mejor a nosotros mismos. Esperamos ansiosos el 2021 del que, siendo calificado por la Academia de Cine como "año berlanguiano", podemos esperar cualquier cosa. 

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