El pasado 17 de octubre se celebró el estreno mundial del musical El Médico, en el Apolo de Tirso de Molina. Se trataba del primer musical original español que se abría a todo el mundo, ya que los grandes éxitos de los teatros de Gran Vía no son más que licencias de los éxitos de Broadway. Al evento asistiría el mismísimo Noah Gordon, autor del bestseller que da nombre al musical. Entonces me llamaron para que llevara a distintas personalidades, conozco a uno de los productores y él me hizo el encargo. Yo, que nunca había ejercido como relaciones publicas, me vi tirando de agenda, pidiendo teléfonos y discutiendo con secretarios perdidos en las apretadas agendas de sus celebrities. La serie de Netflix, Paquita Salas, retrata por encima la intensidad que suponen los estrenos. Incluso llegamos a ver a Piti Alonso en uno de los capítulos, junto con David Sánchez, forma una de las parejas profesionales más fuertes del sector. No hay programa de Corazón en que no vea a David dirigiendo el photocall. Pero lo que vemos en Paquita… no es más que la punta del iceberg.
Un servidor, con Noah Gordon |
La convocatoria era complicada, el mismo día se celebraban los premios de Harper’s Bazaar, evento que organizaban David y Piti. Afloró en mi el alma competitiva. Llegado el día del estreno me enfrenté a anulaciones en el último momento, que no son más que sitios vacíos que se deben cubrir con algún famosillo del montón. Por suerte el equipo del musical tenía una gran organización. Una vez allí sólo había que dejarse llevar por los flashes y los Gin-Tonics. “Están sirviendo copas desde que llegamos, esto parece una discoteca”, me decía el actor Guillermo Montesinos. Cuando tantos conocidos se reúnen en un espacio tan pequeño las anécdotas se suceden y los comentarios cargados de ironía empiezan a aflorar. “Qué cantidad de ejecutivos”. “Poniendo la barra tan temprano se arriesgan a que algunos no vean la obra”. “Está el ministro ese tan gracioso”. “Los toreros estos están en todas partes, menos en la plaza”. “Ésta se ha operado tanto que no la he reconocido”. Y demás joyas que nuestros queridos famosos dicen de sí mismos. Eugenia Martínez de Irujo, Francisco Rivera, Óscar Higares, Cristina Piaget, Lydia Bosch y un largo etcétera. Los rostros se sucedían ante la atenta mirada del gran autor: Noah Gordon, con el que tuve la suerte de hablar en el intermedio de la obra: “Me fascina la música”, al fin y al cabo era lo único que podía entender. Por otro lado, la puesta en escena es una maravilla, un desfile técnico exquisito, números musicales deliciosos perfectamente armonizados con los trucos de Jorge Blass y el vestuario de Lorenzo Caprile, que sobre las tablas parece volver a sus orígenes. Por no hablar del inmenso elenco, que cuenta, entre un larguísimo reparto, con la grandísima Sofía Escobar, venida directamente desde el West End de Londres.
El gran Guillermo Montesinos |
Los musicales son largos y las celebrities tienen la vejiga pequeña, el intermedio colapsó los cuartos de baño. Santiago Segura, reconocido amante de los musicales, apostó por tomarse un helado mientras atendía a ese grueso de pequeños nicolases que todavía logran colarse en los eventos, y que se dirigen a uno como “Santi, amiguete”sin conocerlo de nada. Lo digo yo, que cada vez que me encuentro con Santiago me tengo que presentar. Al final del segundo acto, los ministros empiezan a revolverse, no quieren ser atropellados por la marabunta por lo que ven la última actuación desde el pasillo. Allí estaban, Juan Ignacio Zoido y Fátima Bañez acompañados de su comitiva, pegados a la puerta y deshaciéndose en aplausos. Carmen Lomana fue la primera —cuando hay clase, hay clase— en coger buen sitio junto a la salida, con el Cabify esperando en la puerta del teatro, no olvidemos que se ha postulado como candidata a las próximas elecciones por la alcaldía de Madrid. Todo salió dentro de lo convenido, al final pude hablar con Massiel. “Parece una ópera, es espectacular”, había visto la obra. Le recordé cuando nos conocimos en los Goya, junto a Julita Salmerón, la protagonista del exquisito documental Muchos hijos, un mono y un castillo, que se hizo con el premio. “Sí, claro, este mismo domingo ceno con Julita en familia”, me dijo Massiel entusiasmada y divísima enfundada en unanimal print de leopardo. Cuando la ganadora de Eurovisión abandona la barra el estreno se puede dar por concluido, permítanme el chiste para concluir el artículo y un sonoro “olé”, como el que soltó Willy Montesinos cuando terminó su escueto discurso Noah Gordon. Los estrenos mejor dejárselos a David y Piti.
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