Aprovecho el anterior post en el que hablaba de la importancia del cine comercial para hablar de "Campeones" (Javier Fesser, 2018), la que ha sido sin duda una de las revelaciones de la temporada con más de un millón de espectadores, siete millones de euros recaudados y un gran apoyo de la crítica. Una película hecha desde el corazón, pero ante todo una comedia de un autor muy personal y reconocible, la historia de un grupo de chavales con discapacidad que participan en un torneo de baloncesto y salvan a su entrenador de su terrible episodio vital. Suena un poco a fábula y cuento de hadas, en cierto modo lo es, pero el surrealista sentido del humor de Fesser no deja que el metraje caiga en el sentimentalismo, metiendo así situaciones absurdas o sosteniendo un plano emotivo hasta que no puedes evitar la carcajada. Protagoniza el film Javier Gutiérrez, no hay producción española en la que su rostro no haya pasado por el casting, sobre el que se suceden los clichés, porque en ese punto el film no pretende ser innovador, como en una comedia romántica todos sabemos que los protagonista van a acabar juntos, pero sí en cómo llegan hasta ese punto. Luisa Gavasa está deslumbrante en un papel demasiado breve, aunque con una ingeniosa sorpresa final. Es el tipo de personajes que nos llevan al Fesser más divertido: la madre castrante sin pelos en la lengua, el autobusero salvaje o el dependiente pringado. Personajes geniales que salan el dulzor y que resultan algo desaprovechados, casi anecdóticos, el humor más negro sobrevuela en todo momento la película, pero no llega a atacar nunca. Es cierto que no es el estilo de Fesser, pero tampoco están esos personajes estrambóticos, sacados de lo más profundo de su imaginario y que crearon su propio universo en "El milagro de P.Tinto" (Javier Fesser, 1998) con su enorme salvajismo sacado de su propia naturalidad.
"Campeones" cuenta con un reparto central brillante, todos y cada uno de los actores con discapacidad han sido escogidos con lupa para sacar el mayor partido posible a su lado cómico, especialmente divertido es el personaje de Jesús Vidal, el hipocondríaco más risible desde los buenos tiempos de Woody Allen. Fesser se atreve también con un humor físico y fonal que no defrauda a lo largo de toda la cinta, algunas escenas deberían llevar subtítulos para entender los diálogos. Todo este reparto central tiene la naturalidad y el desacostumbrado humor propio del cine de Fesser, el mismo que le falta al grueso de la película, el desarrollo argumental es demasiado sencillo y desaprovechado. Echamos de menos esos negros adoptados que caían del cielo o las ancianas que hacían cruzar a sus cegatos acompañantes cuando el semáforo estaba en rojo. "Campeones" ha tenido un éxito irrefutable, sin embargo, he observado como alrededor de toda la promoción y de la propia exhibición, el film, se ha convertido en una paradoja del miedo. Cuando vi con mi padre por primera vez el trailer en una sala de cine nuestras carcajadas pronunciaron más aún el silencio de la sala, nadie reía, miraban las mismas imágenes que yo y decían: "¡qué bonita, habrá que ir a verla". Semanas más tarde, con mi primo, en unos multicines, no podíamos evitar reírnos ante el silencio de la sala, no sabían si reírse, ni siquiera sabían si lo que habían dicho era gracioso, porque no se le entendía, en mi opinión ese era el auténtico gag. Con el desarrollo de la trama empezaron a levantarse las risas, siempre moderadas, y luego llegó el final, que juega con el propio cliché que antes comentaba, en el que todos sabemos lo que va a ocurrir. La sorpresa levantó en mi y en mi primo una enorme carcajada, miré hacia atrás y vi a gente emocionada. Me aburren mucho las películas bonitas, por suerte "Campeones" admite varias lecturas, por ello se han convertido en los campeones de taquilla esta temporada, y en un divertido experimento sobre el miedo. ¡Bravo Fesser!
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